Gandía es, desde hace décadas, el lugar de peregrinación ideal para quienes buscan un destino en el que no falta de nada para disfrutar, empezando por la playa y siguiendo por su legado artístico y cultural, el entorno natural y la gastronomía. Una combinación ganadora que merece ser (re)descubierta, más allá de cualquier cliché y plantearse la posibilidad de que en ocasiones, no hace falta irse tan lejos para tenerlo todo. También para celebrar organizar reuniones y eventos o plantearse un incentivo.
«Velas y vientos cumplirán mi anhelo abriendo inciertas sendas por el mar». Así comienza uno de los poemas más conocidos de Ausiàs March, uno de los poetas más relevantes de las letras valencianas y, allá por el siglo XV, ilustre vecino de Gandía. En esa época el castillo de Bairén, que vigila Gandía desde los tiempos romanos, y que según la leyenda fue testigo de alguna que otra batalla del Cid, ya había perdido su esplendor de antaño. Pero en otro recinto, el Palacio Ducal de los Borja —o Borgia, en versión italianizada— se cocían todos los asuntos relevantes de los gandienses. El ducado de los Borja puso a Gandía en el mapa durante varios siglos a ambos lados del Mediterráneo, ya que entre sus descendientes se cuentan santos y papas. Después, con el siglo XX, llegaría la revolución del bikini y el turismo puso a Gandía en el top of mind de los que sueñan con el mar Mediterráneo para sus vacaciones.
Y sí, la capital de la comarca valenciana de la Safor ofrece a los de secano incontables días de sol, un clima de los de poner los dientes largos y una playa de arena fina y dorada para olvidarse de la rutina. Pero también una larga oferta de propuestas para perderse una y otra vez por sus calles. Porque Gandía está abierta durante todo el año, no solo en verano o en los picos de temporada alta. Y sin duda, que esté tan cerca de todo, con conexiones directas en tren y avión a menos de una hora, lo pone más fácil y cómodo para los que elijan alojarse en alguna de sus más de 5.000 plazas hoteleras. De hecho, después la capital, es el destino con más habitaciones de Valencia. Además, desde hace años está haciendo una importante apuesta por la calidad. De hecho, en 2014 se unió al programa SICTED.
Obviamente, la playa y su entorno son la joya de la corona de Gandía y razones no faltan. Al fin y al cabo, los más de siete kilómetros de fina arena son uno de los principales motores económicos de una ciudad que se reinventó con la llegada del turismo. Con casi 3 kilómetros de largo, Nord es la más extensa y la mayoría de hoteles se reparten a su vera. Y hace realidad eso de que, si en algún momento hay que tirar la toalla, que sea en esta playa, porque está tan mimada que no le falta nada para olvidarse de todo y simplemente disfrutar. Chiringuitos incluidos, donde darse un respiro de tanta perfección. Quienes prefieran algo más asilvestrado la opción es l´Ahuir, una de las pocas playas vírgenes que quedan en la costa valenciana, con dunas y palmeras, pero sin apenas servicios, ideal para perderse y desconectar.
CONGRESOS FRENTE AL MAR
Para quienes quieran organizar un congreso o evento frente al mar, Gandía es una opción siempre ganadora por sus ganas de innovar y emprender. La ciudad es una de las sedes de la Universidad Politécnica de Valencia. El campus es también uno de los venues para celebrar eventos, ya que en el edificio del Aula Magna hay salas que pueden acoger hasta 600 personas, incluyendo un auditorio. El recinto es bastante versátil, con espacios abiertos, como el claustro o el Ágora, para cócteles al aire libre, así como numerosas dependencias que pueden facilitar reuniones de menor tamaño.
También cerca de la playa y rodeado de una gran área verde de más de 12.000 m2 se encuentra uno de los recintos de referencia para la actividad MICE: el auditorio Baladre. Con una superficie de 750 m2, es un lugar diáfano que ofrece todo tipo de facilidades en función de la imaginación y el presupuesto del meeting planner, ya que si algo le define es la flexibilidad para adaptarse a cualquier circunstancia. Incluso al aire libre se pueden organizar eventos en el graderío exterior de la zona verde.
Aunque en Gandía hay vida —y mucha— más allá de la playa. También la posibilidad de vivir alguna de las tradiciones más arraigadas de Valencia, como la de las Fallas, y no solo en el mes de marzo. Es parte de la magia del Museo Fallero de la ciudad, que supone una completa inmersión en esta tradición, desde la indumentaria, hasta la música o la pirotecnia. Incluso con la posibilidad de convertirse en artista fallero por un día. En este ambiente festivo y, sobre todo, tradicional, se pueden organizar eventos, tanto en dos salas del recinto, con capacidad para 160 personas, como en el salón de actos, ideal para un formato de gala, que puede dar cabida a más de 500 asistentes.
Por el paseo de las Germanías pasa casi todo lo importante de Gandía, ya que enlaza las principales calles del centro y en su entorno se encuentran algunos de los edificios más representativos de la ciudad. A los pudientes y burgueses de antaño ya les gustaba rondar y dejarse ver por el paseo. Por ejemplo, la familia Vallier Lapeyre, de origen francés, que a finales del siglo XIX construyó su residencia aquí, una villa que todo gandiense conoce como la Casa de la Marquesa. Actualmente es la Casa de la Cultura de Gandía y como tal, es el punto de encuentro para una intensa agenda durante todo el año.
En el salón de actos se pueden organizar eventos y presentaciones para más de 180 personas, aunque lo realmente llamativo del recinto es el jardín de aire romántico, en el que los expertos en botánica disfrutarán como niños con sus especies de árboles peculiares. También quienes quieran organizar un evento singular al aire libre, ya que el jardín tiene una capacidad para 600 personas. Y la ventaja de Gandía es que la temporada ‘sin frío’ da para mucho.
Otro de los edificios más relevantes de la ciudad y que también se asoma al paseo de las Germanías es el teatro Serrano. Construido a principios del siglo XX, lleva el nombre del compositor del himno de la Comunidad Valenciana. Y respira arquitectura local, inspirada en el modernismo valenciano, por los cuatro costados, especialmente en la fachada, decorada con azulejos y adornos de flores. Su interior suena a música, danza, ópera y teatro, con una intensa programación escénica anual que tiene su eje en el auditorio, con capacidad para 600 espectadores. Lo mejor es que se puede privatizar para eventos. También cuenta con otra sala, con 170 butacas para organizar algo más coqueto.
EL LEGADO BORJA
No muy lejos, en el centro histórico, el Palacio Ducal de los Borja siete siglos de historia de la ciudad. Al atravesar el arco de la entrada es inevitable imaginar las intrigas palaciegas y los secretos que guardan los muros de la residencia de la familia más célebre de Gandía. Y hasta cierto punto, este edifico es la sede de la primera gran empresa de la ciudad. O lo que es lo mismo, el entramado de herencias, conspiraciones y lazos de sangre que sustentaron la pujante bonanza de actividad comercial, sobre todo en el siglo VXI, al amparo de intereses familiares y sobre todo económicos.
La suerte del palacio ha estado en gran medida ligada a la de la familia de origen aragonés, los Borja, y después de pasar a las manos de otro ducado, los Osuna, comenzó el declive hasta que la Compañía de Jesús lo adquirió y restauró. Al fin y al cabo, uno de los suyos, san Francisco de Borja —el fundador de la primera universidad de Gandía— nació en una de sus estancias. Hoy en día se sigue manteniendo el doble uso, el turístico-monumental y el de la residencia de los jesuitas. Así se han podido conservar y llegar hasta nuestros días alguna de las estancias por las que pisaron los Borja casi en su estado original. La capilla, el Salón de Coronas, el de las Águilas o la impresionante y muy barroca Galería Dorada ayudan a hacerse a la idea del gusto de los Borja por la buena vida.
Para meterse más en el papel, se puede hacer la visita con los Duques de Borja, en un recorrido teatralizado o bien, organizar un evento exclusivo en alguna de sus salas más emblemáticas, con todo el boato de antaño. Los patios pueden asimismo ser el valor añadido para un coctel al aire libre, en un entorno que por derecho forma parte imprescindible tanto de la historia valenciana como de su arte y cultura.
El legado del Ducado de Gandía se extiende a una decena de kilómetros de la ciudad, en concreto hasta el monasterio de san Jerónimo de Cotalba. En su fundación tuvo bastante que ver Alfonso de Aragón, también llamado ‘el Viejo’ y que, casualmente, también fue el primer promotor del Palacio Ducal. Cuenta la leyenda, además, que el padre de Ausiàs March diseñó los planos del edificio por el que, según la tradición, pasó san Vicente Ferrer predicando.
Entrar en el monasterio supone un viaje en el tiempo a través de los estilos arquitectónicos de los distintos espacios, desde el gótico de la torre, hasta el estilo mudéjar del claustro, la capilla barroca o los jardines románticos. Lo que convierte a este monumento, que se levanta sobre un antiguo poblado morisco del que todavía quedan algunos restos, en un imprescindible del patrimonio artístico valenciano. Y que además conserva en muy buen estado las estancias de los monjes, como la sala capitular, el refectorio o la biblioteca, así como lugares de faena, entre otros, el silo y el lagar o las caballerizas.
Seiscientos años dan para mucho, entre otras cosas, para haber albergado eventos de casi cualquier índole, tal y como sigue haciéndose en la actualidad, ya que se puede privatizar prácticamente todo el monasterio, con capacidades que van desde las 50 a las 450 personas en espacios con mucha historia. Los 14.000 m2 de los jardines también son magníficos para eventos de 800 personas en formato cóctel o 300 en banquete. Un oasis enclavado en el valle de Vernissa, a los pies de la sierra Falconera, y a tiro de piedra de las sendas del mar del poema de March.
RECOMENDADOS
Una de las ventajas de organizar un evento en una ciudad con playa es el que el mar da mucho juego para actividades de incentivo entre las olas, como la navegación a bordo de un catamarán, los paseos en kayak o las competiciones de paddle surf. Si además se trata de una ciudad como Gandía, enclavada en una de las regiones donde el cultivo de la naranja ha sido tradicionalmente un importante pilar de la economía, las opciones se multiplican, mirando a las raíces de la tierra. Que no son otras que disfrutar de la experiencia de la recogida de la naranja en un huerto, aprendiendo todo lo que hay que saber del proceso, o bien, la visita a un museo vivo de cítricos. Como el que decidió poner en marcha Vicente Todolí, un valenciano experto en arte que llegó a ser director de la Tate Modern de Londres. Desde 2012, la Fundación Todolí Citrus, en la localidad de Palmera, a menos de cinco kilómetros de Gandía, que en sus orígenes contó con el asesoramiento de Ferrán Adriá, cultiva una colección de más de 400 variedades de todo el mundo. Además de la huerta, la fundación también alberga un aula de cítricos, una biblioteca y un laboratorio dedicado a la investigación gastronómica. La visita es imprescindible para entender la riqueza del campo valenciano y además incluye cata a pie de campo.
RH BAYREN & SPA ****
Situado en primera línea de la playa de Gandía, llama la atención desde el paseo marítimo por la arquitectura moderna sin estridencias y con mucho estilo. El hotel es en sí mismo uno de los venues más aptos para la organización de eventos, ya que dispone de cinco salones de reuniones, con capacidad total para 900 personas. El rooftop también se presenta como el chill out ideal para un encuentro de bienvenida al congreso o bien, en el chiringuito propiedad del hotel en la playa. Los que quieran descansar del mar, pueden darse un chapuzón tanto en la piscina del jardín como en la infinity pool de la terraza.
Avenida Neptuno, 62
Tel. 962 840 300
www.hotelrhbayren.com
SENATOR GANDÍA SPA HOTEL ****
Con un diseño moderno y vistas al mar, el hotel ofrece habitaciones amplias y espaciosas habitaciones que tienen todas las cartas para ganar el efecto wow, con la bañera estratégicamente pensada para perder la vista en la playa. En temporada alta, se puede disfrutar del buen hacer del chef Paco Pérez, con cinco estrellas Michelin, en el restaurante Marao del hotel.
Atlantic, 79
Tel. 960 654 551
www.senatorgandiaspahotel.com
PRINCIPAL ****
A escasos 150 metros de la primera línea de mar, es un hotel de líneas más clásicas. Ofrece 179 habitaciones de estilo funcional, piscina exterior con hidromasaje y, para los que quieran hacerse unos largos incluso en invierno, una interior climatizada. Cuenta además con 5 salones con capacidad hasta 400 personas.
Clot de la Mota, 38
Tel. 962 846 566
www.principalhoteles.com
La gastronomía en Gandía tiene un nombre propio que ha traspasado fronteras: la fideuá. Un ‘invento’ de un pescador gandiense quien, en un día de trabajo en alta mar, sustituyó el arroz de la tradicional paella por lo que tenía más a mano, unos fideos. El resultado tuvo tanto éxito que se extendió rápidamente. Incluso da para concurso internacional que ya va por su 48 edición.
KAYUKO
Ponerse hasta arriba de marisco del bueno, frente al mar y sin hacer temblar a la tarjeta en exceso, es posible en este restaurante que lleva abierto desde 1958 en la playa de Gandía. Pescado fresco, marisco, brisa marina y espacio suficiente para eventos de empresa. No se puede pedir más. Quizá que el tiempo pase más lento para poder detenerse un poco más en cada bocado.
Asturias, 23
Tel. 962 840 137
www.restaurantekayuko.com
CHEF AMADEO
Una arrocería de las de toda la vida, regentada por Amadeo Faus, quien tiene una larga lista de premios en diferentes concursos gastronómicos a nivel nacional. De hecho, en varias ocasiones se ha hecho con el primer premio del Concurso Internacional de Fideuá de Gandía. Los pescados, mariscos, la huerta valenciana y sobre todo los arroces y fideuás en sus distintas versiones son el eje de la carta.
Mallorca, 17
Tel. 962 842 176
www.chefamadeo.com
EL PARPALLÓ
En un entorno de sierras y cerros, el restaurante toma su nombre de la cercana cueva del Parpalló, una de las más importantes del mundo del Paleolítico Superior e incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. En los fogones se preparan buenas raciones de productos de la mesa valenciana, con una carta en la que no faltan arroces a la leña y productos de temporada. Imprescindible probar las empanadillas, emblema de la casa.
Avenida Luis Pericot, 50. Barx
Tel. 962 807 229
www.restauranteparpallo.es