Carlos Abella, secretario general de la Mesa de Turismo, señala a la descoordinación y falta de planificación por parte de las distintas administraciones como las causas de las dificultades que atraviesa el segmento MICE. La Mesa del Turismo estima que, después de un verano “desastroso”, las pérdidas para el sector turístico alcanzarán los 90.000 millones de euros.
A falta de conocer los datos oficiales de ocupación y llegadas de turistas internacionales del mes de agosto Carlos Abella, el secretario general de la Mesa del Turismo, ha hecho balance de una situación que califica como “desastrosa”. Con una buena respuesta por parte del turismo nacional pero no la suficiente para salvar la temporada. De hecho, desde la Mesa del Turismo, calculan que las pérdidas para el sector turístico desde que comenzara la crisis ascienden a 5.000 millones de euros a la semana.
Carlos Abella señala que han echado de menos medidas que han reclamado desde el inicio de la pandemia: establecimiento de corredores seguros con determinados países o con determinadas zonas o una mayor actividad diplomática para evitar que países como Reino Unido o Alemania tomaran la decisión de restringir la llegada de sus nacionales a España. Abella añade además que ha faltado comunicación a la hora de transmitir las medidas de seguridad que ha adoptado y aplicado el sector turístico.
Asimismo, como consecuencia de la falta de planificación, Carlos Abella señala que desde la Mesa del Turismo dan por muerto el otoño y el invierno: “entramos en una época en la que lo que empieza a funcionar es el entorno urbano, viajes de negocio, reuniones, congresos y convenciones. Y lamentablemente, el MICE es un segmento que ni está, ni se le espera”.
Añade que en el último trimestre del año suele haber un importante volumen de eventos, pero considera complicado que el segmento de negocios se reactive por el miedo y la incertidumbre. Otras causas que señala es la decisión del Gobierno de trasladar a las comunidades autónomas muchas decisiones y la consecuente descoordinación. Lo que hace muy difícil la planificación y que “nadie se atreva a organizar eventos de unas ciertas características”, por la planificación implícita que conllevan: “en el mercado de negocios no funcionan las reservas de última hora como en el vacacional”.
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