El aeropuerto de Johannesburgo es el de mayor tráfico de África y da servicio a una de las capitales más dinámicas del continente. Su nombre, Oliver Reginald Tambo, es un homenaje al que fuera presidente del Congreso Nacional Africano, fallecido en 1993. La infraestructura, que sustituyó a la antigua de carácter militar y colonial, muestra con orgullo la identidad del país e incluso alberga un museo dedicado a South African Airlines.
El gigante africano se llama Aeropuerto Internacional Johannesburgo – O. R. Tambo, el más grande y transitado del continente. Se encuentra en el municipio de Ekurhuleni, a tan solo 22 kilómetros de Johannesburgo, la capital de la provincia de Gauteng, el motor económico de Sudáfrica. En los últimos premios Skytrax quedó tercero en la categoría de Mejor Aeropuerto de África, solo superado por el de Ciudad del Cabo y el de Durban, ambos sudafricanos también, y por delante de Casablanca y Mauricio.
Este enorme complejo se inauguró en 1952 con el nombre de Jan Smuts, exprimer ministro blanco de la entonces llamada Unión Sudafricana, fallecido dos años antes. A su vez venía a sustituir al del anterior aeródromo de la zona, el Aeropuerto Internacional de Palmietfontein. La cita racial viene al caso porque en 2006, desaparecido ya el apartheid, fue renombrado en homenaje a Oliver Reginald Tambo, expresidente del partido Congreso Nacional Africano y compañero de lucha de Nelson Mandela.
La historia de este aeropuerto es apasionante, con dos hitos de la historia de la aviación. Marcó el comienzo de la Era del Jet: el primer vuelo comercial de un De Havilland Comet —el primer avión de pasajeros a chorro— despegó desde de Heathrow con destino a sus pistas. En los años 70 sus pistas sirvieron para probar el despegue y aterrizaje del mítico Concorde. Además, aquí aterrizó el primer A380 en suelo africano.
Pero no todo es positivo. Según sus especificaciones orográficas, es un aeropuerto complejo que afecta al comportamiento de los aviones, y esto tiene que ver con la altura. Se encuentra a unos 1.680 metros sobre el nivel del mar, lo que hace que el aire sea poco denso y provoque, por ejemplo, que los aviones necesiten más longitud de pista. En lo que respeta a su configuración, cuenta con un total de seis terminales que dividen el complejo en tres grandes áreas: internacional, doméstica y de tránsito. Ofrece dos pistas de gran longitud que discurren paralelas y están cruzadas por otra que actualmente está en desuso.
Es el aeropuerto de referencia de South African Airways, pero no solo por el tráfico de sus aviones, sino porque alberga el museo del mismo nombre, dedicado a la compañía nacional de bandera y a las aerolíneas más significativas de la historia de la aviación, sobre todo en el ámbito de la Commonwealth.
Para los viajeros de negocios, el aeropuerto cuenta con un business center totalmente equipado. Por otra parte, el centro de conferencias Premier cuenta con cinco salas de reuniones con diferentes capacidades, además de un salón para seminarios y un vestíbulo donde celebrar eventos. Además, en la zona de vuelos domésticos hay otras cuatro salas más. El alojamiento dentro del aeropuerto está garantizado con el Airport Sun Intercontinental y el Holiday Inn, este último muy cercano, además de otros establecimientos de las inmediaciones.
En cuanto a las comunicaciones con Johannesburgo, una buena opción es el tren. El Gautrain es bastante moderno y uno de los medios más rápidos y seguros. De media suele costar entre 4 y 6 euros. Los que prefieran el autobús pueden tomarlo en la Terminal B. También hay minibuses, pero es recomendable que sean de servicios oficiales, al igual que los taxis.