Bancos, empresas, paisajes montañosos, nieve, idiomas variados, alto poder adquisitivo… La imagen de la pequeña gran Suiza que tenemos en la mente no se aleja mucho de la realidad, como nos comenta este SAP Development Lead que trabaja en la multinacional sueca Novel Biocare. Extremeño de nacimiento, Luis Enrique incide en las buenas condiciones laborales y en la alta retribución que impera en este país. Desarrolla su trabajo en Zúrich, en la parte alemana, «una ciudad muy pequeña en la que tienes todo al alcance».
De Plasencia (Cáceres) a Zúrich, pasando por Madrid y Estocolmo. Este es el cuaderno de ruta de Luis Enrique Ramos, responsable de desarrollo SAP de Nobel Biocare. Amante del deporte, reconoce que cuando llegó a Suiza en 2013 tenía la idea de que en el país «había mucho negocio, que era bastante importante internacionalmente, pero también un sitio muy cerrado y celoso de su identidad». Hubo sorpresa. «Después de trabajar en Madrid y Estocolmo, lo que más me llamó la atención fue que Zúrich es una ciudad muy pequeña, con apenas 600.000 habitantes. Por ejemplo, desde mi silla de la oficina a la puerta de embarque del aeropuerto hay 40 minutos; del aeropuerto a mi casa son 15 minutos; del aeropuerto al centro son 20…». Y en cuanto corres un poco acabas en el campo…
Eso sí, el aterrizaje fue fácil: su compañía contrató una empresa que se encargó de tramitar sus permisos de trabajo, cuentas bancarias, alojamiento… «Esa facilidad fue una de las cuestiones que me sedujo para aceptar la oferta laboral», reconoce. También es cierto que esa facilidad tiene que ver con que está soltero y llegó solo al país. «La principal dificultad que se encuentran los trabajadores que llegan con familia es, por ejemplo, el idioma. Aunque estamos en la parte alemana, aquí se habla suizo, una variante del alemán, pero tan diferente que alguien oriundo de Alemania no lo entiende». Y otra es el frío, «porque la nieve abunda, y si uno no es capaz de adaptarse, lo pasa realmente mal».
No obstante, las familias se dan cuenta rápidamente de las ventajas que ofrece un país con una gran cultura de conciliación laboral, donde se respeta mucho la vida personal y hay facilidades para estar con la familia… «Aquí no existen esas largas jornadas laborales como en España, comenta. El trabajador suizo, asegura Luis Enrique, tiene claro cuándo termina su jornada laboral. Ahora bien, «mientras trabaja está todo el tiempo al cien por cien». En algunas empresas, como la suya, si alguien sobrepasa el horario genera una bolsa de tiempo que luego puede disfrutar.
En cuanto a la sociedad, «Zúrich es quizás la ciudad más internacional de Suiza», porque tiene una gran población de expatriados y trabajadores de origen extranjero. «En mi departamento, de la treintena de personas que lo formamos, solo uno o dos son suizos», destaca. La razón es, según él, que Suiza no tiene potencial humano y profesional para hacer frente a su desarrollo económico. Precisamente Luis Enrique está allí porque su empresa, que se deslocalizó de Estocolmo a Zúrich, no encontró un trabajador suizo con su perfil.
La presencia de trabajadores internacionales está haciendo que incluso cambien las costumbres. «Antes, los domingos aquí estaba todo absolutamente cerrado, pero ya empiezas a ver establecimientos que abren, cafeterías, supermercados… La sociedad asume una mayor flexibilidad», asegura.
Suspiros de España
Obviamente, lo que más echa de menos de España es el clásico « familia y amigos». Es precisamente cuando habla con ellos cuando más ganas le dan de regresar… También se acuerda mucho del ambiente, de la familiaridad de la gente que nada más conocerte te invita a tomar un café. Por el contrario, «los suizos son más cerrados, viven más hacia dentro, cada uno sigue su camino», algo que se nota —asegura— incluso en el trabajo.
¿Y qué es lo que no le gusta de nuestro país? «La imposibilidad de gestionar el tiempo de trabajo. En España no lo controlas», afirma. En su opinión, el modelo laboral español, con sus enormes pausas y el exceso de presentismo, acaba afectando a la productividad: «aquí tú controlas tu tiempo, puedes organizar tu jornada a medida si cumples con tus funciones ». Además, la conciliación y la flexibilidad laborales están a la orden del día, con una gran facilidad para reducir jornadas, obtener permisos… «Incluso hay empresas que en sus ofertas de trabajo indican la posibilidad de cogerse años sabáticos», afirma. Si a eso se le une una alta remuneración («Aquí el sueldo no es un problema»), pues todo perfecto.
Normalmente vuela con Swiss, aunque no usa las millas y ni siquiera conoce su saldo. Si de repente le surge un viaje con poca antelación, le resulta más fácil volar con compañías como Iberia o Air Europa. «Una de las cosas buenas de Suiza es que está a prácticamente dos horas de casi todos los países de Europa», comenta. Para planificar sus viajes utiliza desde aplicaciones de viaje —como TrypAdvisor, Kayak o Google Trips—, hasta conversores de moneda como XE Currency, por ejemplo.
En definitiva, más allá de las gigantescas y nevadas montañas, los verdes prados y las pintorescas casitas y vacas, Suiza es un gran lugar para trabajar y Zúrich, una capital internacional con grandes posibilidades profesionales… si uno está preparado, habla idiomas y soporta el frío y la nieve.