
Un restaurante con mucho encanto dentro de una fábrica de cervezas. Así es este establecimiento que, desde hace más de un año, ofrece en la Ciudad Condal una amplia oferta gastronómica basada en la nouvelle cousine con toques mediterráneos.
El nombre de Louis 1856 viene de la fecha en la que Louis Moritz fabricó su primera cerveza en Barcelona. El restaurante ocupa las antiguas instalaciones de la cerveza Moritz y se ha convertido en un referente en la ciudad, con un ambiente acogedor entre paredes de piedra y luz tenue, con las premisas de que un restaurante clásico también puede ser moderno.
En los fogones están Jordi Vilà y Germán Franco, que han conseguido elaborar una carta en la que se mezclan los sabores de la gastronomía francesa con toques mediterráneos. El gaufre de hojaldre con setas y butifarra negra y la Galantina de pollo de escudella son algunas de las exquisiteces del menú.
Con tan sólo un año desde su apertura, el restaurante ha conseguido un segundo lugar en los premios Macarfi Rookie 2016, unos galardones que otorga la guía de locales de restauración Macarfi.
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