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PEKÍN. La poética del poder

TEXTO Y FOTOS FERNANDO SAGASETA

Literalmente la “capital del norte”, Pekín va mejorando con la edad. Hace apenas 20 años, una niebla tóxica provocada por la contaminación cubría el cielo con frecuencia. Ahora la ciudad se muestra más limpia, gracias en parte a la deslocalización de muchas fábricas que la poblaban. También es más alegre, dinámica y colorida. Los Juegos Olímpicos de 2008 impulsaron además nuevas infraestructuras que hoy aprovecha el sector MICE, una actividad muy potente en el corazón del poder político de China, una superpotencia en franco ascenso.

 

Con 21 millones de habitantes, gobernar tamaña megaurbe se antoja extremadamente complicado. Sin embargo, sobre el terreno parece reinar un peculiar orden propio en medio de semejante vorágine. Quizá porque Pekín es una ciudad trazada con tiralíneas desde tiempos inmemoriales, con los ejes norte-sur y este-oeste muy definidos, reflejo de una filosofía ancestral. Con 5 anillos de circunvalación, 30 líneas de metro, un tráfico más que intenso y cientos de miles de bicicletas, moverse es más fácil de lo que parece.

En cualquier caso, la pandemia sigue mostrando aquí sus efectos, en contraste con la mayor parte de los destinos turísticos de todo el mundo, recuperados completamente. De hecho, resulta llamativa la mínima proporción de visitantes occidentales que se dejan ver por los principales monumentos. Por aventurar una cifra, uno de cada mil. En el aeropuerto internacional de Pekín todavía siguen realizando controles de temperatura automáticos a todos los que llegan, al menos hasta la fecha de elaboración de este reportaje.

Los accesos han mejorado enormemente desde que está en funcionamiento el segundo aeropuerto, inaugurado hace cuatro años, quizá el más moderno y grande del mundo, hoy por hoy. El 70º aniversario de la proclamación de la República Popular, en plena carrera por el liderazgo mundial, merecía una celebración fastuosa, más allá del tradicional desfile militar. Y lo tuvo: la inauguración de Pekín-Daxing, un diseño de la célebre arquitecta Zaha Hadid en forma de estrella de mar, alternativa al aeropuerto de Pekín-Capital, claramente sobreexplotado. El nuevo espera recibir nada menos que 100 millones de pasajeros al año cuando se encuentre a pleno rendimiento.

ACTIVIDAD MICE

Aunque la actividad MICE en Pekín es intensa, tampoco hay que engañarse: la gran mayoría de los eventos son del ámbito asiático, lógicamente. En cualquier caso, el país ha puesto mucho de su parte para salir de esa confrontación oriente-occidente que contamina las relaciones políticas, sobre todo con Estados Unidos, y ofrece todo tipo de facilidades a los extranjeros para que lo visiten. Por no pedir, no hace falta ni visado para estancias inferiores a 30 días.

Sería prolijo detallar las sedes que alberga una ciudad de tales proporciones, porque las hay de todos los tamaños y características imaginables, muchas de ellas en grandes hoteles de cadenas internacionales. Según el último ranking ICCA, correspondiente a 2023, la capital china ocupa el puesto 16 de la región Asia-Pacífico. La asociación destaca, sin embargo, que en los últimos años ha sufrido un retroceso, en buena parte por el efecto de la covid-19.

Sin ánimo de ser exhaustivos, ni mucho menos, ahí van unas cuantas opciones para los organizadores. Entre los más recientes se encuentra China National Convention Center (CNCC), en el distrito de Chaoyang, junto al Parque Olímpico y el famoso Estadio Nacional, o ‘nido de pájaro’, como se le conoce en todo el mundo. Sus cifras son absolutamente desmesuradas: más de 100 salas de reuniones, salón plenario principal para 6.000 asistentes, espacio expositivo de 50.000 m2. Una barbaridad. ¿Alguien da más?

En la misma zona construida para las Olimpiadas de 2008 se encuentra Beijing International Convention Center (BICC). Tampoco está mal de proporciones, con cerca de 50 salas y capacidad para acoger eventos de hasta 2.500 invitados. El distrito de Chaoyang acoge asimismo el National Agriculture Exhibition Center (NAEC), uno de los venues más antiguos de Pekín, con larga historia y buena reputación, que ocupa más de 50.000 m2 de superficie.

Por su parte, Beijing Exhibition Center, en el distrito de Xicheng, cuenta con un área total de 26.000 m2. Se trata de un centro de arquitectura tradicional china combinada con espacios modernos, ideal para ferias comerciales y exposiciones culturales. Mencionar además Yanqi Lake International Convention & Exhibition Center, al noroeste de la capital, para reuniones de tamaño mediano, aunque ha llegado a acoger importantes eventos internacionales, como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

Más especializado en convocatorias de carácter tecnológico o formativo es Tsinghua University Science Park (TusPark), en el distrito de Haidian, con sus modernas infraestructuras en un entorno académico. El flamante aeropuerto al sur de la ciudad cuenta también con un vanguardista centro de convenciones: Beijing Daxing International Airport Conference Center, muy apreciado por su ubicación estratégica en un gran hub de comunicaciones. Cerca del otro aeropuerto, el que se ubica al noreste, se alza New China International Exhibition Center (NCIEC), más orientado exposiciones industriales y ferias comerciales.

Algunos hoteles hacen sombra a estos auténticos gigantes del MICE. Es el caso de China World Summit Wing & China World Hotel, en el Central Business District (CBD), con salas de reuniones para acoger eventos de hasta 2.000 personas. Otro de los grandes es Beijing Marriott Hotel Northeast, en la zona de las embajadas, cuyo mayor salón tiene un aforo de 800 personas. Hay más opciones gestionadas por cadenas internacionales, como The St. Regis Beijing, JW Marriott Beijing, Crowne Plaza Hotel Sun Palace, Shangri-La Beijing o The Great Wall Sheraton.

CAPITAL IMPERIAL

A pesar de los grandes rascacielos que han proliferado, sobre todo en la última década, el encanto de la ciudad imperial no ha decaído. Es cierto que cada vez quedan menos hutong, esos barrios tradicionales de casas bajas y grises, muchos de los cuales han sido colonizados por alojamientos, restaurantes y teterías para turistas, pero los tesoros arquitectónicos y artísticos de la Capital de Norte — el significado de su nombre en mandarín, para distinguirla de Nanking, la antigua Capital del Sur— no tienen parangón. El que quiera conocer la historia de China debe visitar Pekín irremediablemente.

En contraste con la ciudad vertical que hace brotar sus nuevas construcciones casi cada día, la Ciudad Prohibida, o Palacio Imperial, sigue siendo un remanso de paz —si se hace abstracción de la algarabía de turistas en busca del mejor ángulo para la foto—, una sensación que se hace especialmente patente desde fuera, al contemplar las aguas del ancho foso que rodean todo el recinto. Ojo, para no dar muchas vueltas, la entrada principal se efectúa por el sur, tras pasar la Puerta de la Paz Celestial y la Puerta del Mediodía. Todo muy poético. En todo caso, funciona un servicio de coches eléctricos para llegar hasta aquí desde las puertas Este y Oeste.

Los cinéfilos recordarán muchos planos de la película El Último Emperador, que Bernardo Bertolucci rodó en este mismo escenario para recrear la vida del último representante de la dinastía Qing y de su familia. Durante cinco siglos, la entrada estuvo restringida a los emperadores, sus concubinas y sus séquitos. Hoy en día, es la mayor atracción turística de Pekín a la que muchos jóvenes, sobre todo mujeres, acuden con ropas tradicionales, en parte como un acto reivindicación del pasado esplendor del país, pero también porque las fotos lucen mucho más pintorescas. Además de los selfies, no son pocas las chicas que contratan a fotógrafos profesionales para ser inmortalizadas con toda la pompa del entorno.

Junto al Palacio Antiguo, que los chinos conocen como Gu Gong, se encuentra el Parque Jingshan, o Colina del Carbón, en el centro geográfico exacto de la ciudad. No en vano, de aquí se extrajeron los materiales para construir el antiguo Pekín. Aunque los senderos que rodean la colina son deliciosos, lo más apreciado por los visitantes es el magnífico mirador, con vistas 360º, al que se accede subiendo unas cuantas escaleras. Desde aquí se contempla todo el esplendor de la Ciudad Prohibida en su conjunto como en ningún otro lugar, con sus tejados de colores en función de las jerarquías, los de doble cornisa representando las más importantes.

Así es posible comprender mejor toda la filosofía que hay detrás del imponente recinto, concebido como una representación del espacio celeste. El emperador estaba asociado con la Estrella Polar y los pabellones de gobierno se encuentran rodeados a su vez de otros edificios a modo de satélites. En total, hay casi 800 construcciones de estilo Ming, alineadas en torno a un eje norte-sur. Al bajar por uno de los caminos del parque se pasa por el árbol donde se colgó el emperador Chongzhen en 1644, dando fin a la dinastía Ming.

DESCUBRIENDO EL CENTRO

A pesar de la extensión, hay muchas zonas y monumentos de interés que se pueden descubrir paseando. Por ejemplo, el Gran Canal, construido hace 700 millones de años por la dinastía Yuan como vía de abastecimiento a lo largo de 2.000 km, desde Pekín hasta Hangzhou. Es el más largo del mundo, una monumental obra declarada Patrimonio de la Humanidad. La parte que recorre la capital estaba cubierta de tierra por puro abandono, pero recientemente ha sido recuperada con puentes y miradores, entre sauces y nenúfares. Un buen lugar para relajarse. Muy cerca se encuentran las históricas Torre del Tambor, con buenas vistas desde arriba, y la Torre de la Campana, en el lado opuesto de la plaza, otro de los puntos calientes para el selfie.

Un poco más allá, en el subdistrito de Andingmen, se alzan dos lugares de peregrinación religiosa imprescindibles, a los que apenas les separa una calle. Uno de ellos es el Templo de los Lamas, que algunos días congrega colas que llegan hasta la boca del metro. Menos mal que van rápidas. El olor a sándalo se percibe desde la calle. Al margen de los extraordinarios edificios que forman el complejo, la gracia está en la gente haciendo reverencias aquí y allá con un fervor francamente llamativo. Desde luego, hay mucha más devoción que interés turístico. No hay que perderse el espectacular Buda de madera de 26m, que ocupa tres de los pisos del Pabellón de las Diez Mil Felicidades.

El Templo de Confucio, mucho menos concurrido y más austero, es el principal referente de esta comunidad en el país y destaca por las más de 50.000 inscripciones de los funcionarios que aprobaron los exámenes imperiales en la época Yuan. Ya desde las dinastías Sui y Tang, a partir del s. VI, los que entraban en la administración lo hacían por méritos y conocimientos. Un sistema ciertamente avanzado para la época. Tiene 1.300 años y aún sigue en vigor. En una de las salas se sugiere que los políticos de hoy deberían buscar respuestas en los pensadores del pasado. Al salir es obligado darse una vuelta por la peatonal Guozijian Street, muy agradable y popular, que atraviesa un barrio hutong bajo la sombra de imponentes árboles.

Quizá el más importante de los templos que se pueden visitar en Pekín es el del Cielo, destacado en la lista de la Unesco desde 1998 y profundamente restaurado en 2006. Era aquí donde el emperador celebraba dos veces al año el Rito de las Cuatro Periferias, en el solsticio de invierno, y el Rito de la Buena Cosecha, en el equinoccio de primavera. Concebido como una representación del universo, hay que prepararse para caminar un poco entre lugares tan sugerentes como el Palacio de la Abstinencia, el Altar Circular, la Bóveda Celeste Imperial y, especialmente, el Templo de la Plegaria por la Buena Cosecha, el lugar de culto más famoso de China.

EN LA VANGUARDIA

El Pekín más moderno es el que representa la Villa Olímpica, desarrollada en la parte norte, a la altura del 4º Ring, junto al gigantesco Parque de la Selva, el mayor pulmón verde de la ciudad. Por sus avenidas hay centros comerciales y un ambiente muy animado, sobre todo al atardecer, con karaokes callejeros, danzarines, voladores de cometas o aficionados al taichi. Convertida en barrio residencial después de los juegos de 2008, alberga edificios muy singulares, sobre el estadio conocido como ‘Nido de Pájaro’ por la forma de sus vigas de acero entrelazadas. Tiene capacidad para 100.000 espectadores y de noche es muy vistoso, al igual que la cercana Torre de Comunicaciones, con su espectacular decoración de luces. El Cubo de Agua es un venue de lo más peculiar por el material de construcción de la fachada, unas bolas sintéticas que regulan el paso de los rayos solares y la temperatura interior. Su aforo es de 17.000 personas.

Otros edificios construidos con motivo del gran certamen deportivo mundial se han convertido también en puntos de referencia del paisaje urbano. Es el caso del Teatro Nacional, que los chinos llaman ‘Cáscara de Huevo’. Según las guías, es el edificio más grande del mundo con forma de cúpula. Desde luego, cuando uno se planta enfrente no puede por menos que contemplarlo con la boca abierta. Cuenta en su interior con tres enormes salas con capacidad para 2.500, 2.000 y 1.100 espectadores, un coloso que va cambiando de color en la oscuridad.

A una manzana se encuentra la no menos descomunal plaza de Tiananmen, todo un símbolo del país. La pena es que ya no se puede transitar libremente, como antes. Ahora hay un sistema online de reserva gratuito, pero que asigna un horario concreto. A veces es necesario realizar el trámite días antes. Un engorro. Lo que ofrece es mucho edificio oficial, el Monumentos a los Héroes del Pueblo, el Palacio de los Museos y el Mausoleo de Mao, que también requiere de solicitud previa en la web.

Actualmente, la zona de mayor desarrollo es el Central Business District (CBD), al este de la ciudad, junto al 3º Ring. Aquí sí que se nota el smog de la contaminación en la garganta, con un cielo permanentemente grisáceo. Los rascacielos en construcción son numerosos, como demanda la economía de inspiración capitalista, sedienta de espacio para más y más oficinas. El edificio más original es el de la televisión (CCTV). Debido a su forma se le conoce popularmente como el ‘Gran Calzoncillo’. El récord de altura lo ostenta China Zun Tower, el décimo del planeta, con sus 528 metros y 104 plantas.

Y MÁS

Lo normal para un viaje profesional es que no dé tiempo a mucho más, pero siempre hay quien puede permitirse una extensión, si la política de bleisure de su empresa u organización lo permite. En ese caso hay más visitas que siguen siendo esenciales para conocer mínimamente la capital china.

Algo más alejado del centro, aunque accesible en metro, se encuentra el Palacio de Verano, donde hay que echar el bocadillo para pasar el día. El gentío es abrumador, a pesar de ocupar unas cuantas hectáreas junto al lago Xi. Por una parte está el antiguo, casi todo en ruinas, que pocos visitan, y, por otra, el nuevo, a unos 5 km, toda una atracción turística, otra más para el portfolio del Patrimonio Mundial.

El interés de este impresionante complejo con numerosos edificios, pagodas, puertas y salones, es conocer la historia de su impulsora, Ci Xi, la emperatriz viuda, con una historia novelesca. Fue concubina del último gobernante de la dinastía Qing, que murió prematuramente, dejándola con un crío de cinco años. Las crónicas señalan que se libró de su rival, la primera mujer del emperador, y ejerció el poder en solitario de una forma despótica. Cuando su hijo cumplió la mayoría de edad y pudo haber tomado el relevo, murió misteriosamente. No fue el único. La misma suerte corrieron ministros, cuñados y hasta nietos. En 1889 se retiró al extraordinario Palacio de Verano, reconstruido sin escatimar en gastos. Murió en 1908, dejando en el trono a un niño de 3 años: Puyi. Sí, el último emperador de la película homónima.

Más planes. Entre las decenas de parques para explorar, el más bonito de todos es el de Beihai, junto a la Ciudad Prohibida. Con tres lagos imponentes, fue zona de recreo imperial durante las dinastías Ming y Qing. Si hay ganas de andar, la recompensa es grande al pasar por la Ciudad Redonda, el Palacio de la Luna, el Puente de la Paz Eterna o la Isla de las Flores de Jade. En la colina se alza el santuario llamado el Disco del Cielo y la Tierra, con vistas espléndidas. Entre las muchas actividades que se pueden realizar aquí está el alquiler de barcas, que forman una estampa realmente sugestiva.

Los amantes de las compras encontrarán mil oportunidades de satisfacer su afición. Por citar un clásico, se puede decir que Wangfujing es la calle comercial por excelencia. Permanentemente atestada, sobre todo en la parte peatonal, es una sucesión de flagships de marcas básicamente occidentales, como Adidas, Estée Lauder, Rolex, Lancôme, Chanel, Omega, Cartier, Tiffany & Co y un pedazo de Apple Store en todo el esquinazo con Jinyu Hu Tong, enfrente de Huawei o Nike, que no se quedan a la zaga. Gigantes en el país gigante.

RECOMENDADOS

798 ART DISTRICT

El penúltimo grito para los modernos y adictos a nuevas tendencias se ubica en un distrito de fábricas, saliendo hacia el noreste, por la carretera que lleva al Aeropuerto Internacional de Pekín. En una veintena de calles, aquí se han recuperado antiguos talleres, naves y todo tipo de instalaciones industriales para transformarlas en galerías de arte, tiendas de artesanía, restaurantes con encanto, estudios de arquitectura, museos o espacios para eventos. El ambiente, generado poco a poco, ha llegado a tal punto que uno de los festivales que se organizan en sus dominios, Dashanzi Art, es hoy unos de los más importantes del país. El certamen nació como un movimiento de protesta contra los planes del gobierno municipal de demoler toda la zona para construir pisos y apartamentos. Hoy en día, hasta el prestigioso Instituto Goethe tiene sede en el 798.

LA GRAN MURALLA

El monumento más característico de China se puede visitar en varios de sus puntos mejor conservados a menos de hora y media de la capital. El más frecuentado es el tramo de Badaling, de la época Ming, a 60 km al noroeste, debido a la cercanía y a sus grandiosas vistas. El tramo Muntianyu, también del periodo Ming, se encuentra a 80 km al noreste. La excursión sale del pueblo de Jiankou y asciende por un sendero de bosques y colinas durante un par de horas hasta alcanzar las murallas, blanquecinas por efecto de la erosión sobre la piedra. Las vistas también son espectaculares. A 85 km al norte de Pekín está Huanghuacheng, una parte rodeada de bosques y próxima a un lago natural. Algo más lejos se sitúa Simatai, a 160 km al noreste, menos restaurado que los anteriores y más difícil de recorrer, pero con más de un centenar de torres de vigía y sin mucha gente. Aunque cualquiera de estos recorridos es un poco rompepiernas, con esas subidas y bajadas tan pronunciadas, la experiencia es sensacional.

GRAND HOTEL BEIJING *****

Con su privilegiada ubicación, al lado de Tiananmen y a un costado del Wangfujiang, se erige como un campeón del MICE. Consta de tres edificios de factura muy diferente unidos entre sí para atender todo tipo de necesidades. El más moderno es el A, de acero y cristal, con un enorme atrio en forma de barco y un business center. El B resulta muy vistoso y tradicional, con un histórico ballroom de columnas doradas, todo muy solemne. El C es un poco más clásico, con muchas piezas que podrían estar en museos. Desde la azotea se puede disfrutar de excelentes vistas de la Ciudad Prohibida.
35, E Chang’an St. Dongcheng
Tel. +86 10 6513 7788
www.grandhotelbeijing.com

GRAND HYATT BEIJING *****

Un establecimiento colosal, con su fachada en curva de efecto espejo. Se encuentra a pocos metros de Wangfujing, en medio de un complejo de oficinas y apartamentos de lujo llamado Oriental Plaza. Combina tradiciones orientales y occidentales envueltas en un diseño contemporáneo y estándares clásicos de servicio y excelencia. Ofrece un total de 518 habitaciones, 114 de ellas suites, y su restaurante Made in China es uno de los referentes gastronómicos de la capital.

1, E Chang’an St. Dongcheng
Tel. +86 10 8518 1234
www.hyatt.com/grand-hyatt

BAMBOO GARDEN HOTEL ***

En medio de un hutong tradicional, representa una experiencia diferente. Con pinta de templo tradicional, fue la antigua residencia privada de un alto funcionario durante el periodo Qing, conocido como el Padre de la Industria China y ministro de Correos y Comunicaciones. El edificio está protegido y cuenta con un magnífico jardín de bambú y otras especies. Ofrece 59 habitaciones en dos construcciones entre varios patios y un restaurante con terraza. Un oasis muy céntrico y genuinamente chino.
24, Xiaoshiqiao Jiugulou St. Xicheng
Tel. 86 10 5852 0088
www.bamboogarden-hotel.com

YUXIANDU ROYAL GASTRONOMY MUSEUM

Lo más de lo más para cenas de gala. Construido a imagen y semejanza de un palacio de la dinastía Qing, sorprende a la entrada con su museo sobre la cocina ancestral china, que exhibe piezas verdaderamente antiguas. El salón principal ofrece espectáculos con gran despliegue audiovisual, incluso con proyecciones led en el suelo, entre dos gradas de mesas. El servicio es impresionante, con legiones de camareras vestidas a la manera tradicional, mientras en un lateral los cocineros trabajan a la vista de todos. El edificio consta de 4 plantas con innumerables salones y privados de distintas capacidades. Toda una experiencia inmersiva. La única pega es que pilla un poco lejos del centro.

117, W 4th Ring N Rd. Haidian
Tel. +86 10 8849 5181

QUANJUDE ROAST DUCK

Un clásico desde 1864, en la 4ª planta de un edificio junto a Wangfujing, la calle comercial por excelencia del centro. Es especialista en pato laqueado pekinés, que trocea delante del cliente. En su carta también se incluyen otras partes del animal, como los hígados o el corazón, así como preparaciones en albóndigas, ensaladas o sopas. También ofrecen otros muchos platos de carne, verduras o pescado. Sus amplios salones lo convierten en una buena opción para grupos. Cuenta con unas cuantas ubicaciones más en otras partes de la ciudad.

9, Shuaifuyuan Hu Tong. Dongcheng
Tel. +86 10 6525 3310

MR SHI’S DUMPLINGS

Un sitio muy auténtico, en pleno hutong de Baochao, para comer una de las especialidades chinas más populares, los dumplings, esa especie de empanadillas rellenas, tanto fritas como hervidas. Aquí las hacen con menos aceite, poca sal y sin aditivos como el glutamato MSG. Cuentan con un pequeño patio, así como otro establecimiento de la misma marca en el hutong de Cheniandian.

74 Baochao Hu Tong, Dongcheng
Tel. +86 10 8405 0399

ACCESO

Air China está operando 12 vuelos directos semanales entre Madrid y Pekín.

VISADO

Desde el 30 de noviembre de 2024 hasta el 31 de diciembre de 2025, los ciudadanos españoles están exentos de visado para estancias en China de hasta 30 días con fines de turismo, negocios, visitas familiares, intercambios culturales y académicos, o tránsito.

CLIMA

La situación geográfica, a 44 m sobre el nivel del mar, entre las montañas de Yanshan y Taihang, así como la estepa mogol y la gran llanura agrícola del sur, determina un clima con grandes oscilaciones térmicas en invierno (0-10ºC y 30% de humedad) y verano (30-37ºC y 60% de humedad). La primavera y el otoño son templados y moderadamente húmedos.

FIESTAS

Además de las principales, el Año Nuevo Lunar y la Fiesta de Mid-Autumn, entre las más importantes se encuentran el Festival de las Flores de Melocotonero (abril-mayo), en los parques del Palacio de Verano y el Jardín Botánico; el Festival de los Crisantemos (septiembre-octubre), en las zonas verdes de la ciudad; o la Fiesta de las Hojas de Otoño (octubre-noviembre), en las Colinas Perfumadas. Otras celebraciones tradicionales son el Qingming Jie, o Día de los Muertos (abril), y la Fiesta de las Linternas.

PAGOS

Los chinos pagan casi todo con Alipay, Weixin Pay (WeChat) o UnionPay. Apenas utilizan el efectivo. Conviene bajarse estas aplicaciones, porque son muy útiles para los pequeños pagos, que no exigen identificación hasta cierto importe. Los códigos QR que generan funcionan en ambas direcciones, para cobrar y para pagar. La Tour Card es una tarjeta de prepago que se puede solicitar y recargar con Union Pay. También son ampliamente aceptadas las tradicionales Visa, Master Card, American Express o Diners.

CONECTIVIDAD

El Gobierno tiene bloqueado el acceso a Internet de algunas webs, así como aplicaciones y redes sociales occidentales, entre ellas Whatsapp, Google, Linkedin, X, Instagram o Facebook. Los que quieran colgar sus selfies o disfrutar de conectividad plena tienen que instalar en el móvil o en el ordenador una red privada virtual (VPN), programa que enruta la conexión desde servidores fuera de China. Algunos proveedores de eSIM integran esta funcionalidad en sus paquetes de datos. De esta manera solo hay que instalar la tarjeta virtual mediante un QR y todo solucionado. Ojo, los dispositivos más antiguos, los que solo funcionan con tarjetas físicas de telefonía, no admiten esta posibilidad.

METRO

El metro es relativamente fácil de utilizar. El nombre de las estaciones está transcrito en pinyin. Las líneas, más de 30, tienen un numero o un nombre y un color. Curiosamente, la megafonía en los vagones es en inglés. Las conexiones y las salidas están muy bien indicadas. Hay escáner de bolsos en la entrada de todas las estaciones. Desde hace poco se puede acceder directamente con una tarjera de crédito —no de débito— por los lectores de los tornos, sin necesidad de Alipay. No olvidar pasar la tarjeta al salir para cerrar el itinerario, porque los precios varían según la estación de destino.

BICIS Y TAXIS

Las bicis y las motos eléctricas conviven con los peatones de una forma muy natural. Los coches son en general bastante respetuosos y pacientes. Hay cientos de miles de bicis de distintos colores, correspondientes a diferentes operadores. Las azules se pueden desbloquear mediante un QR con AliPay. Pedalear es sano y práctico, da sensación de libertad, permite mayor integración con la cultura local y resulta baratísimo. Y más seguro de los que parece, a pesar del intenso tráfico, porque en todas las calles y avenidas hay carriles exclusivos. Para el taxi existen aplicaciones como Didi, el equivalente chino de Uber o FreeNow.