
Cartagineses y romanos la pusieron en el mapa como enclave estratégico indispensable, disimulada en un rincón del Mediterráneo, con el ojo puesto en África y rodeada de minas de plata. Cartagena puede y debe presumir de albergar venues con milenios de historia, descubiertas, eso sí, casi antes de ayer. Tanta historia y civilizaciones han dejado un importante poso cultural que se abre paso entre nuevos espacios, y últimamente, más que nunca, de cara al mar.
Casi podría decirse que la casualidad está unida a la historia de Cartagena, en su pasado y en su presente. Y si no cómo, así de escondida, pudo encontrarla el cartaginés Asdrúbal cuando trataba de mantener el control del Mare Nostrum romano en el 229 a.C. Pues buscando un lugar estratégico que le permitiera reorganizarse tras perder la I Guerra Púnica halló la plaza ideal para cualquier general. Y así, a refugio de un puerto natural inescrutable, fundó Qart Hadast.
Las cinco colinas que entonces y ahora amparan la ciudad parecen querer protegerla de las inclemencias meteorológicas. Porque Cálida, el nombre de la costa en la que está situada la ciudad, no es por azar. Calidez de clima —raro raro es que llueva, para desesperación de los que viven del campo y alegría de foráneos— y, probablemente en consecuencia de esta benévola climatología, la calurosa bienvenida que se da al visitante.
Llegar a Cartagena y sentirse como en casa es todo uno, aunque precisamente sea éste —de momento— uno de los hándicaps de la ciudad, la logística para llegar. Se espera que en 2016 el AVE llegue a Murcia, a 50 km por autovía, y se está estudiando la posibilidad de que haya un ramal a Cartagena. Es casi más sencillo llegar en avión, ya que a 10 minutos se encuentra la base aérea de San Javier, donde operan sobre todo compañías de bajo coste, tanto españolas como europeas. O bien, para una mayor oferta aérea, combinar vuelo al aeropuerto de Alicante-Elche y una hora de coche hasta Cartagena.
HISTORIA SOBRE HISTORIA
Si a los cartagineses les fue o no difícil llegar, con o sin elefantes, no lo sabemos con exactitud, pero sí que les encantó el asentamiento. Así que decidieron quedarse para largo y por ello construyeron una fortificación de la que aún se conserva una parte en el Centro de Interpretación de la Muralla Púnica. Lo curioso de este cercado es que se erigieron dos muros paralelos entre los que dividieron compartimientos para usarlos como alojamiento y almacén, lo que vienen a ser las “soluciones habitacionales” de la época.
Como en el resto de la ciudad, donde los restos y las épocas constructivas se van sobreponiendo unos sobre otros, en el siglo XVI se construyó anexa la ermita de San José. De la misma aún se conserva en este lugar parte de la cripta con sus nichos llenos de huesos centenarios. El recinto dispone de una sala de proyecciones en la que se cuenta la fundación de Qart Hadast y que se puede utilizar para reuniones literalmente intramuros.
La tranquilidad para Asdrúbal y compañía no duró mucho y veinte años después de su llegada, Escipión y sus cohortes hicieron acto de presencia. Una nueva conquista, cambio de nombre a Cartago Nova y el inicio de una de las mayores épocas de esplendor para la ciudad.
Sin embargo, mucho del boato romano cayó en el olvido, por cosas de la historia o del afán incomprensible de destruir lo cimentado por civilizaciones anteriores. Hasta 1990, momento clave para redescubrir una ciudad, su historia y su pasado. Entre sorpresa y casualidad describen el hallazgo del Teatro Romano —al lado del actual Ayuntamiento de la ciudad— cuya construcción data alrededor del año 5 a.C., y que estaba dedicado nada menos que a los nietos del gran Augusto. Con capacidad para 7.000 personas, aún se conservan restos de la ornamentación del mismo y también de la antigua catedral que se construyó sobre parte del graderío tras la Reconquista.
En 2008, Rafael Moneo se hizo cargo de la rehabilitación del Teatro y de un museo dedicado al mismo, que cuenta además con un salón de actos, con capacidad hasta 85 personas para la celebración de pequeños eventos en un ambiente muy histórico. El arquitecto ha conseguido en este museo integrar, de forma muy didáctica, todos los estratos arquitectónicos que se han superpuesto a lo largo de los siglos sobre la estructura del teatro. En dos salas de exposición se pueden ver algunos restos ornamentales del mismo —la mayor parte de lo encontrado está en el Museo de Arqueología municipal— y, tras pasar un corredor excavado bajo la vieja catedral de Santa María, se llega a la panorámica del Teatro Romano, la última gran “sala” del museo.
MICE CON SOLERA
Y es que en Cartagena, la industria de los eventos y las reuniones se puso en marcha hace ya más de 2.000 años. ¿O no era ésa la principal función de los foros de la época romana, lugar de encuentro por antonomasia? El de Cartago Nova también se ha descubierto antes de ayer, y hoy en día, después de que la casualidad interviniera de nuevo en su hallazgo, hay un parte de la ciudad con denominación propia de Barrio del Foro Romano, en la colina del Molinete.
En torno a la actual plaza de San Francisco, los romanos construyeron este espacio en el que, desde 2013, se puede visitar el complejo termal del siglo I d.C. y el atrio, edificio destinado a banquetes de la jet romana. Lo interesante de la visita es el estado de conservación y rehabilitación de los restos así como ver in situ cómo continúan los trabajos de recuperación de restos arqueológicos.
Porque en esta ciudad, picar un poco más allá de la cuenta en las calles aledañas al centro puede suponer encontrarse con un tesoro arqueológico. En los bajos de una céntrica entidad bancaria, por ejemplo, se hallaron en buen estado de conservación los restos de una domus de clase media, la Casa Fortuna. Y no lejos de allí, el Augusteum, lugar de encuentro de los sacerdotes que rendían culto a Augusto, ofrece la posibilidad de explorar los usos y costumbres durante los siglos de Pax Romana, además de ser un espacio para eventos de hasta 40 personas.
MIRANDO AL MAR
Hasta hace relativamente poco tiempo, muchos seguramente asociaban Cartagena a los meses de instrucción del servicio militar. De hecho, cerca del puerto hay un par de esculturas que recuerdan este pasado no tan remoto y, aún hoy la ciudad sigue siendo sede de la Capitanía General de la Armada y de la Escuela de Infantería de Marina. Puerto industrial de referencia —dicen que el cuarto en volumen de mercancías descargadas en España— en sus astilleros se han construido y reparado buques cargueros que llegan de todos los océanos.
Como no podía ser de otra forma, en este enclave de tradición tan marina y marinera nació Isaac Peral, el padre del submarino. Desde 2013, el prototipo que diseñó el ilustre cartaginés —y que se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad— descansa en una sala del Museo Naval, un espacio muy singular para celebrar un evento entre cartas de navegación históricas.
Desde aquí, trazando una línea imaginaria cruzando el querido mar de Peral, se llega en barco turístico, o tardando un poco más por carretera, al Fuerte de Navidad. Esta construcción del siglo XIX, en la bocana de Cartagena, forma parte del conjunto defensivo que, junto a las baterías de Santa Ana, Trincabotijas y Podadera, defendían la bahía. Un espacio peculiar para albergar pequeñas reuniones de grupos de hasta 40 personas, desde que el que se divisa las vistas incomparables del puerto de la ciudad y con el horizonte del mar de frente.
Porque desde hace unos años, con la remodelación del puerto y sus alrededores, Cartagena ha vuelto sus ojos a la mar que tanta fama le ha dado. Dicen los de por allí, que el cambio experimentado en diez años, con la recuperación del casco histórico y sobre todo, de la zona del puerto, ha dejado la ciudad irreconocible para quienes la descubrieran en los tiempos de la mili.
EL AUDITORIO
Un cambio que se percibe especialmente recorriendo el paseo Alfonso XII, paralelo al mar y por el que se llega a uno de los espacios que mejor representan esta evolución. Con nombre de barco —por supuesto— El Batel es desde hace tres años el auditorio y palacio de congresos de la ciudad.
Lo que más llama la atención es su innovador diseño, tanto por dentro como por fuera, en el que se subraya la horizontalidad. La perspectiva desde la entrada del puerto es la de unos contenedores esperando a ser cargados. En total 17.000 m² que, en contra de lo que pueda parecer por sus dimensiones, lo que evocan es ligereza.
Es un espacio pensado tanto para reuniones de tamaño medio, ya que dispone de siete salas a tal efecto, como grandes congresos y convenciones, con una capacidad total de 2.500 personas. Y se escapa bastante de la idea convencional de palacio de congresos por su estructura y por los colores que se han utilizado en su interior, una paleta de tonos vivos y cálidos que, definitivamente, da “buen rollo”. La sala B del recinto, en la que caben 444 personas, es el mejor ejemplo de ello.
Lo más singular de celebrar un gran evento en una ciudad que vive de cara al mar es hacerlo debajo del mismo. Sin necesidad de ponerse el traje de buceo, el auditorio principal —con capacidad para 1.401 espectadores— tiene una ubicación privilegiada bajo el nivel del agua, una sensación única que se apuntala en los tonos azules de sus paredes.
Bien para un congreso o para reuniones con mucho encanto en localizaciones para sentirse un conquistador, Cartagena ofrece un escenario único con mucho sabor Mediterráneo. Y para relajarse de tantas emociones, un paseo por el centro, donde descubrir unos cuantos ejemplos de arquitectura modernista, que también tiene unos cuantos, y que dejan al descubierto otra de las grandes épocas de la ciudad: la fiebre minera. En una de esas casas se compusieron los primeros acordes de Suspiros de España, dedicada, entre otros, a los que tenían que dejar la ciudad, cómo no, por el mar.
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NH CARTAGENA ****
Por su situación, es posible que nada más despertar se vea el mar desde alguna de sus 100 habitaciones. Y, al salir por la puerta de este cuatro estrellas, toparse con el monumental edificio del Ayuntamiento. Es decir, en pleno centro de la ciudad y con vistas al puerto. De estilo funcional, el hotel dispone de tres salas de reunión para eventos. Para los que quieran cargar pilas desde por la mañana, nada como un estupendo desayuno en un gastrobar colonial.
Real, 2. Plaza Héroes de Cavite
Tel. 913 984 661
www.nh-hoteles.es/NH-Cartagena
LA MANGA CLUB RESORT *****/****
A tan sólo 15 minutos en coche de Cartagena, este resort se planta como un auténtico oasis en el camino. Sus dimensiones hablan por sí mismas: un hotel de cinco estrellas, con 192 habitaciones, todas ellas con vistas a alguno de los tres campos de golf —el recinto es un destino top para los amantes de este deporte—, otro establecimiento de cuatro estrellas y 112 apartamentos. Además, salas de reuniones para eventos de hasta 400 personas y múltiples actividades de incentivo en sus numerosas instalaciones: 28 pistas de tenis, 8 campos de fútbol, spa de 2.000 m², más de 15 restaurantes y hasta playa privada. El mejor sitio para olvidarse del mundanal ruido en una jornada de trabajo.
La Manga Club, Cartagena
Tel. 968 331 234
www.lamangaclub.es
LOS HABANEROS ***
Este establecimiento de tres estrellas se encuentra situado no muy lejos del centro de Cartagena, justo enfrente del Centro de Interpretación de la Muralla Púnica y a dos minutos de las estaciones de tren y autobús. Para los que quieran relajarse después de una sesión de negocios, el hotel alquila bicicletas para conocer la ciudad de forma diferente. Y también puede dejarse la tablet en casa, en el vestíbulo del hotel la puede pedir prestada.
San Diego, 60
Tel. 968 505 250
www.hotelhabaneroscartagena.com
LA CATEDRAL
Por ubicación, gastronomía y ambientación, una de las mejores opciones en Cartagena. En pleno casco histórico, a los pies del Teatro Romano y de la iglesia de Santa María la Vieja, de la que recibe el nombre. Una carta que sorprende, con propuestas que dejan el regustillo de una velada perfecta, más aún si se termina con copa en la terraza del local. Y mucho más, si se dedica un rato a explorar la decoración del local, toda una oda al reciclaje de restos de aquí y de allá —desde adoquines del viejo puerto a ladrillos de canteras romanas— impregnados por la temática del agua y del Modernismo. Bonus track: el aljibe, que se ha recuperado y decorado con mimo para ofrecer un espacio idóneo donde degustar un festín para el paladar.
Plaza Condesa de Peralta, 7
Tel. 968 066 558
www.lacatedralcartagena.com
ESCENZIA
Hay quien define este restaurante, emplazado en el Auditorio El Batel, como una experiencia “gastrovisual”. Cocina creativa, con unos buenos toques de chispa divertida y original, que se marida con las vistas de la impresionante terraza que da al puerto deportivo de Cartagena. Por sus dimensiones y capacidad, es el espacio ideal para grupos numerosos. También dispone de servicio de catering para los eventos que tengan lugar en El Batel.
Paseo Muelle de Alfonso XII, s/n (Auditorio El Batel)
Tel. 968 523 959
www.auditorioelbatel.es/servicios/restauracion
PARQUE MINERO DE LA UNIÓN
La actividad de la Sierra Minera de La Unión-Cartagena comenzó hace más de 2.000 años y contribuyó a la querencia por esta tierra tanto de cartagineses como de romanos. A finales del siglo XIX y principios del XX las minas vivieron su época dorada y hoy, en los 50.000 m² del Parque Minero de La Unión, se puede volver a vivir todo el proceso, desde la extracción a la fundición. No falta el tren para recorrer los antiguos yacimientos y la visita a la mina Agrupa Vicenta. Y para grupos que quieran algo de magia adicional, el recinto ofrece la posibilidad de vivir el cante (flamenco) de las minas en directo.
Camino del 33, s/n La Unión
Tel. 968 002 140
www.parqueminerodelaunion.es
EXPERIENCIA LICOR 43
El nombre de este licor deriva de los 43 ingredientes que inicialmente le daban cuerpo, sobre todo hierbas, cítricos y otras frutas de la cuenca mediterránea. Desde finales de los años 40, la familia Zamora se ocupa de la elaboración en la fábrica de Cartagena y de dar a conocer las virtudes de esta bebida color dorado que, según cuenta la leyenda, ya conocían los romanos. La Experiencia Licor 43 permite conocer la plataforma de producción de todo el proceso, con la consiguiente cata al final de la misma. Eso sí, que nadie espere conocer el secreto del éxito, es decir, la receta, porque esa la tiene bien guardada la familia.
Polígono Industrial Los Camachos
Silicio, 10 Cartagena
Tel. 968 510 200
www.licor43.es