Una compañía australiana obliga a sus clientes a certificar los kilos declarados durante la reserva y antes de la facturación.
La aerolínea australiana Samoa Air obliga a sus pasajeros a declarar su peso corporal en el momento de hacer la reserva. Con esa información se calcula el precio del billete. Una vez en el aeropuerto, el cliente no debe pesar solo su equipaje: también debe demostrar que su masa corporal corresponde a la descrita en la reserva.
El director comercial de la compañía justifica esta decisión en base a que los pasajeros más pesados conllevan mayor gasto en combustible. Por eso han fijado unas tarifas de 0,57 dólares por kilo para vuelos nacionales y de 1,03 dólares para los trayectos internacionales.
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