Finnair, en colaboración con la empresa Kuusakoski Recycling, ha desmantelado y reciclado uno de los Airbus A319 más antiguos de su flota tras 21 años de vida útil del avión. Tan solo 290 kilos de las 4 toneladas de su peso total han acabado como desecho no apto para reutilización.
La iniciativa surgió durante los meses más duros de la pandemia, cuando los aviones de Finnair estaban en tierra y muchos trabajadores vieron suspendidas sus funciones habituales.
Timo Rossi, director del proyecto y de operaciones técnicas de Finnair, lo explica así: ”En la época más dura de la pandemia pudimos emplear a más personal trabajando por la sostenibilidad y, a la vez, adquiriendo nuevas habilidades y experiencia”.
Se trata del primer avión comercial de pasajeros reciclado en Finlandia y aunque la estimación inicial era reciclar y recuperar un 90%-95% de la aeronave. Finalmente, se superaron las expectativas con un 99,2%.
Durante la primera fase, el equipo de mantenimiento de Finnair retiró hasta 2.000 piezas y componentes del avión, que tras una exhaustiva revisión se utilizarán en otras aeronaves de la flota de Finnair o serán vendidos a proveedores externos. Esto representado el 38,5% del avión.
”Desde los motores o los trenes de aterrizaje a otros elementos más pequeños, como las fundas de los asientos o las cortinas de cabina. Una gran parte del avión puede ser reutilizada, con la consiguiente ventaja económica al no tener que adquirir determinados repuestos de proveedores externos o el ahorro que puede significar no dejar un avión en tierra, por ejemplo, mientras se espera una pieza de repuesto”, comenta Rossi.
Gracias al trabajo conjunto con Kuusakoski Recycling, prácticamente la mitad del avión ha sido reciclada, especialmente el aluminio, que constituía la mayor parte de la aeronave y que será utilizado en su mayor parte en la construcción de automóviles automáticos Mercedes-Benz.
El uso de aluminio reciclado ahorra una cantidad muy importante de energía, y por lo tanto, de emisiones de dióxido de carbono, en comparación con la producción de aluminio a partir de materiales vírgenes.
El 7,4% del avión se ha recuperado como energía, destinándose al combustible que Kusakoski fabrica a partir de residuos que no pueden ser reciclados. El 4,2% será utilizado para investigación en la misma empresa, involucrada en un proyecto que explora la utilización de materiales compuestos.
”Estamos valorando la posibilidad de hacerlo con otros aviones a medida que se descarten de nuestra flota, lo que no es algo que vaya a ocurrir de forma inminente. Pero ahora sabemos que tenemos la capacidad y las habilidades para hacerlo cuando sea necesario”, concluye Timo Rossi.