El Aerfort Bhaile Átha Cliath o, lo que es lo mismo, el Aeropuerto de Dublín, para los que no dominan el gaélico, el más importante de Irlanda, sorprende tanto como este verde país. Su pequeño tamaño esconde uno de los aeródromos con más tráfico del continente, gracias sobre todo a dos singularidades: es el campamento base de la amada-odiada pero rentable Ryanair y tiene una privilegiada relación administrativa con Estados Unidos, país de destino de millones de irlandeses en los últimos siglos.
Que el principal aeropuerto de un país con 5 millones de habitantes tenga 30 millones de pasajeros anuales —datos prepandemia— no es cualquier cosa. Ninguna instalación como esta refleja el poder de las compañías low cost. No en vano, Dublín es la base principal de Ryanair, uno de los grandes nombres de los vuelos baratos. Además, hace poco ha inaugurado una nueva pista y una torre de control con la última tecnología. Eso sí, el verde no le falta. Cualquiera que haya aterrizado o despegado de él habrá podido comprobar que el frondoso césped, colmado de tréboles, casi invade las pistas formando un paisaje realmente bucólico.
Oficialmente, el aeropuerto de Dublín, antiguamente denominado Collinstown, se inauguró en enero de 1940, pero para los que gustan del romanticismo de la historia, sus orígenes se ubican en la Primera Guerra Mundial, cuando fue una base de la mítica Royal Air Force (RAF), por entonces Royal Flying Corps. En 1922 pasaría a manos del recién independizado Estado irlandés tras su independencia del Reino Unido. Cuando vio la luz daba servicio a unos 100.000 pasajeros al año. La única compañía que operaba era Aer Lingus, la aerolínea de bandera de Irlanda, que ahora forma parte del grupo IAG. Ofrecía el trayecto Dublín-Liverpool dos veces por semana.
Infraestructuras
En la actualidad, el Aeropuerto de Dublín cuenta con dos terminales. En 1972 se inauguró el actual edificio de la Terminal 1, en principio diseñado para 5 millones de viajeros al año. Sus instalaciones han ido mejorando con el tiempo hasta que en 2007 se abrió el muelle norte, que acoge la mayoría de los vuelos de Ryanair.
La Terminal 2 y su muelle, el Pier E, se inauguró en 2010, con un coste de 600 millones de euros. Con sus 19 puertas de embarque es la joya de la corona. Destaca por su moderno diseño exterior y por sus servicios, en consonancia con las dimensiones del país. De aquí salen los vuelos a Estados Unidos, así como la mayoría de los operados por Aer Lingus.
Puerta del Nuevo Mundo
La Gran Hambruna Irlandesa, entre 1845 y 1849, amén de la emigración convencional soportada desde el descubrimiento del Nuevo Mundo, hizo que millones de irlandeses, una cifra desproporcionada en relación a sus habitantes, buscarán una nueva vida en territorio norteamericano. Esa relación entre ambos países que forjaron los flujos migratorios tuvo en 2008 una fecha importante para este aeropuerto.
Los servicios de preautorización fronteriza están disponibles en sus instalaciones para pasajeros con destino a EE.UU., una vez que se eliminó el requisito que existía de pasar por el aeropuerto de Shannon. Esto quiere decir que un pasajero que vuele, por ejemplo, de Madrid a Boston y lo haga vía Dublín, puede efectuar los trámites de entrada en unos controles atendidos por agentes estadounidenses.
Y para los que aterrizan, este aeropuerto se halla a solo 25-30 minutos de autobús de la capital irlandesa, a unos 12 kilómetros. Desde la ciudad llega la N1 y a través de la salida 2 de la autopista M1. En bus hay dos opciones. El Aircoach es muy rápido, con solo tres paradas, funciona las 24 horas y cuesta unos 7 € o 12 € ida y vuelta. Airlink 747 ofrece un servicio directo por 6 € trayecto o 10 ida y vuelta. Además, hay tres líneas urbanas (16, 41 y 102) y, por supuesto, taxi, que suele costar unos 35-40 €.