La fama del aeropuerto de Helsinki, ubicado en la vecina localidad de Vantaa, se ha expandido en los mercados internacionales tanto como lo están haciendo sus terminales, aparcamientos y servicios en general desde mediados de la pasada década. Su privilegiada ubicación, junto a la actividad de una aerolínea de bandera, Finnair, cada vez mejor considerada, lo han convertido en toda una referencia intercontinental. Y a eso se añade, cómo no, la singularidad de su estilo nórdico.
A pesar del reducido tamaño de la capital finlandesa, con algo más de 600.000 habitantes, su aeropuerto se ha erigido en un potente hub a nivel europeo. Y esto ha sido posible por dos razones. En primer lugar, gracias al desarrollo experimentado por su compañía de referencia, Finnair; y en segundo, fundamental, debido al esfuerzo de autoridades y empresas gestoras por ofrecer unas instalaciones de primer orden.
Hoy por hoy, la infraestructura tiene capacidad para 30 millones de pasajeros al año, y está inmersa en un enorme proyecto de remodelación y ampliación que concluirá en breve, tras casi una década de trabajo y una inversión milmillonaria. El proyecto está concebido en torno a dos terminales (T1, para vuelos regionales y Schengen, y T2, para el resto) para nutrir las tres pistas del complejo de la manera más avanzada, sostenible, eficaz y confortable posible.
Por lo pronto, en la actualidad ambas terminales ya muchas comodidades. Para los viajeros de negocios, Finnair cuenta con tres salas business: una en la T1, en la zona Schengen, la sala Ejecutiva (cerrada temporalmente) y la Finnair Platinum Wing, en la T2. Esta última está dotada con todas las ventajas de los servicios premium en tierra de las principales compañías.
Además, está el Congress Helsinki Airport, para conferencias y reuniones hasta un centenar de asistentes, así como el salón Plaza Premium, que incluye espacios para descansar, comer o reunirse. Por otra parte, el alojamiento está garantizado con el GLO Hotel Aeropuerto, en la planta baja de la T2, el Hilton o el Scandic, ubicado en las cercanías de esta terminal, entre otros.
Desde 2014, el complejo está inmerso en un ambicioso proyecto de mejora integral, que supondrá la ampliación de los servicios en todas sus instalaciones. Este programa emprendido por Finavia, la gestora aeroportuaria, tiene un coste de cerca de 1.000 millones de euros, se mueve en torno al concepto de ‘techo único’ y gira sobre tres ejes.
En primer lugar, la ampliación del tramo terminal de largo radio (no Schengen) y renovación de sus instalaciones. La ampliación consta de cuatro nuevos cuerpos: ala sur, ala oeste, plaza y el control fronterizo. Además, se completarán una serie de nuevos puestos de estacionamiento de aeronaves. En segundo lugar, se ampliará la zona de transporte de corta distancia (Schengen y nacional) al final de la Terminal 1. Finalmente, se ampliará la Terminal 2, que incluye un acceso completamente nuevo con vestíbulos de entrada y salida, conexión con el transporte público y una puerta ampliada al tráfico Schengen.
Tras estas obras, la Terminal 2 aumentará su superficie en un 45 %, hasta los 250.000 m2. Además, se incrementará un 50 % el área de control y la de facturación. También crecerán las plazas en los aparcamientos existentes y se construirá uno nuevo. En total, habrá espacio para 4.000 vehículos más. En definitiva, una evolución acorde con la demanda y la importancia que este auténtico hub del norte está cobrando en los últimos años. Y todo a la finlandesa, es decir, con especial atención al diseño, la tecnología y la sostenibilidad. Poco tendrá que ver con aquel aeropuerto inaugurado en 1952, con motivo de los Juegos Olímpicos de Helsinki.
Comunicación
El acceso puede realizarse en vehículo privado, taxi, tren, autobús y bicicleta. En lo que se refiere a los automóviles, la llegada es sencilla por la carretera nacional 45 y la E18. Una vez en el aeropuerto, hay paradas de taxis debidamente señalizadas y los coches tienen a su disposición varios aparcamientos convencionales y premiun gestionados por Finavia.
Por otro lado, desde 2015 se puede utilizar el tren, con una estructura circular que se puede tomar por el este (P-train) o por el oeste (I-train). El primero tarda unos 28 minutos en llegar a Helsinki y el segundo, unos 32. Pasan cada diez minutos y el coste de un billete sencillo es de algo más de 4 €. En lo que respecta al autobús, el 615 de HSL traslada desde el aeropuerto hasta Rautatientori Square, la principal estación de tren de la ciudad, en unos 45 minutos. Otra opción es la compañía de largo recorrido Matkahuolto. Asimismo, tampoco faltan los aparcamientos para bicicletas, que son gratuitos y necesarios en un país con una gran tradición de uso de este ecológico medio de transporte. Más opciones, imposible.