En un mundo global se necesitan soluciones globales y la protección del viajero no es una excepción. Los retrasos aéreos, la inestabilidad política y económica, el terrorismo, el control administrativo en las fronteras, las enfermedades, las catástrofes naturales… Algunas de estas amenazas pueden ser meros contratiempos y otras llegan a costar la vida. Las grandes aseguradoras han afinado sus servicios de cobertura y asistencia, sobre todo los dirigidos a empresas con intereses fuera de España, porque cada vez se van más lejos y a destinos que menos convalidan con los estándares occidentales. Viajar, sí, pero seguro…
Por muy preparado que esté un viaje, por muy eficaces que sean los proveedores o por muy rutinario que sea el trayecto, siempre hay un porcentaje de imprevistos que puede suponer un auténtico trastorno. No hay que pensar en sangrientos atentados en grandes ciudades ni en erupciones volcánicas que cierran el espacio aéreo de media Europa. Basta con perder un vuelo por unos minutos, que la maleta no llegue o tropezar de la manera más tonta y hacerse un esguince. Además, está el «factor miedo» o, más bien, el «factor preocupación». Pura psicología: el estudio Ipsos-Europ Assistance arroja que la principal preocupación de los españoles a la hora de viajar es el terrorismo. Hay que tomar nota de todo.
DUTY OF CARE
La seguridad no es un lujo, es una obligación. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales es clara en este sentido: las empresas son responsables de la seguridad de sus empleados desde que salen de su domicilio hasta que regresan a él. Es lo que se denomina Duty of care, el deber de cuidar a los empleados. Pero no solo se trata de una cuestión legal, sino también moral, así como de acción corporativa, que transmite a los empleados que su empresa hace el máximo esfuerzo por velar por su seguridad en el viaje.
Con la paulatina internacionalización de las empresas, su importancia ha ido creciendo para los travel managers. Y ya no se trata de tener la cobertura necesaria para actuar en caso de que suceda algo, sino de prevenirlos en la medida de lo posible. Y esto pasa por efectuar informes de riesgo de los destinos a los que se va a viajar, y que realizan bajo demanda algunas compañías. Más vale prevenir que curar y no solo por el necesario componente ético y moral. No hay que olvidar la vertiente económica: un incidente puede generar unos costes astronómicos —por ejemplo, en una difícil repatriación— y suponer una pérdida ingente de horas de trabajo.
MÚLTIPLES OPCIONES
Aseguradoras especializadas o las divisiones específicas de las generalistas están permanentemente ideando nuevas soluciones, adaptándose a una realidad cambiante. Los tres grandes campos de batalla actuales son la atención médica, la seguridad y la asistencia en viaje. En todos ellos, hoy por hoy, la tecnología se ha convertido en la clave, esencialmente por la evolución estratosférica de las comunicaciones —que permite, por ejemplo, asistencia médica de urgencia vía Internet—, así como por la geolocalización, vital para conocer dónde se encuentra el asegurado en cualquier punto del planeta.
«Actualmente tenemos una web específica, donde puedes encontrar toda la información necesaria del destino dónde vas a viajar. Todo tipo de detalles médicos, medidas de seguridad, riesgos sociales y alertas en tiempo real de tu destino», explica Raquel Sánchez, directora de Canales de Distribución de Europ Assistance, una de las compañías de referencia. Las plataformas web, y por extensión las aplicaciones móviles, son una herramienta básica para todas las compañías.
No en vano, el seguro de viaje es un sector en el que se refleja el dinamismo del business travel. «En los últimos 15 años ha habido muchos cambios en el mundo, por lo que los retos para la seguridad de los viajeros son constantes. Lo realmente importante, además de saber qué sitios son seguros y qué sitios no tanto, es cómo reaccionamos ante una incidencia», asegura Dave White, director de Ventas y Marketing de Healix International. Esta compañía es uno de los referentes internacionales del sector, con una red de 22.000 hospitales y clínicas en 190 países.
Pero, al contrario de lo que pudiera parecer, la contratación de este tipo de seguros no está tan extendida. Según una encuesta realizada recientemente entre viajeros de negocios británicos y estadounidenses, el 38% no se informa sobre la seguridad de un destino antes de visitarlo. Además, el 67% de las empresas no cuentan con una política de seguridad clara. Y lo más llamativo: el 78% de los empleados no lleva apuntado un número de teléfono de emergencia cuando se desplaza fuera de su país por motivos de trabajo. En España, a excepción de las grandes corporaciones del Ibex 35, “no son muchas las empresas que cuentan con una política de seguridad y gestión del riesgo adecuada”, según explicó Álvaro Muñoz, CEO de Healix Spain, en una reciente edición específica de Forum Business Travel dedicada a la seguridad del viajero.
Y esta es una opinión extendida en el sector, que para los profesionales se conforma con un nivel muy bajo de protección: «Lamentablemente, en nuestro país todavía hay mucho desconocimiento respecto a los seguros de viaje y son muchas las empresas que confían en que el incluye la tarjeta de crédito es suficiente. Sin embargo, tienen unas coberturas muy básicas, ya que solo se plantean como un complemento y no como un servicio ad hoc», explica Javier Selma, responsable de Corporate, la división especializada en business travel de Intermundial Seguros.
«Casi la totalidad de los seguros de las tarjetas excluyen los siniestros producidos como consecuencia de la actividad profesional; o limitan la cobertura a 60-90 días, mientras que la opción Traveler Más de nuestro seguro Business Star extiende su cobertura hasta un año completo…», explica por su parte ERV-Europea de Seguros en su web corporativa. Eso sí, desde varios agentes, como Europ Assistance, se constata «un repunte en la demanda, motivado por la gran expansión de la empresa española y los diferentes cambios en el entorno global».
PRODUCTOS ESPECÍFICOS
El seguro del viajero de negocios no puede (o debe) ser el mismo que el de una familia de vacaciones. Desde hace años en el mercado se impone la especialización para dar respuesta al viajero corporativo. Según los expertos, este valora especialmente la cobertura médica, pero también la asistencia por incidencias como los inevitables retrasos o el temido overbooking. Otras necesidades son la cobertura total de accidente y la asistencia profesional. En definitiva, no dejar ningún cabo suelto.
Salvo en el caso de situaciones excepcionales —provocadas o no por la acción del hombre—, los viajes de negocios suelen tener más o menos las mismas incidencias. La que se lleva la palma, según las propias aseguradoras, es la pérdida de conexiones o los cambios de última hora que afectan al desarrollo del vuelo. Un ejemplo: casos de pérdida de conexiones en países no miembros de la Unión Europea que requieren visado; en caso de que el viajero tenga que hacer noche tendría que solicitarlo y pagar por él. Ahí, determinados seguros se encargarían de reembolsarle esa cantidad.
Como la publicidad de Allianz con la tortuga que busca caparazón, no hay que optar por un seguro muy barato —que no proteja— ni por el más caro del catálogo —porque no es necesario—: hay que decidirse por un producto adaptado a las necesidades específicas. Por esta razón, las aseguradoras se vuelcan en escuchar al cliente, en ver qué necesita, y ofrecerle un producto a medida.
Un viajero que se traslada semanalmente a Londres o Fráncfort, para el que resulta vital no perder su vuelo, no necesita la misma cobertura que aquel que viaja a países emergentes, como Filipinas, Malasia o Nigeria, incluso a países occidentales en los que la asistencia sanitaria es muy cara, como Estados Unidos. En ambos casos es recomendable la cobertura, pero de distinta naturaleza.
Las posibilidades son múltiples y las especificaciones, todavía más. Existen pólizas, como la comercializada por ERV-Europea de Seguros, que ofrecen la posibilidad de enviar un trabajador sustituto al punto de destino en el caso de que el anterior haya sido repatriado, y ello sin costes adicionales y sin que la actividad de la empresa sufra paros o demoras. Otras compañías, como International SOS o Healix, ofrecen la elaboración de informes de riesgo del destino y la creación de planes de evacuación pertinentes. Ambas dan respuesta también a evacuaciones internacionales complicadas o contratan personal de seguridad en zonas de riesgo. También existen pólizas que incluyen indemnización por secuestro o ayuda psicológica posterior a un suceso traumático.
O algo más mundano: en InterMundial cuentan con un seguro «de libre desistimiento» con el que el cliente puede anular el viaje sin dar explicaciones. Esto se añade a coberturas como pólizas de asistencia en viajes, de asistencia a eventos y de cancelación de congresos, así como seguros específicos para pérdida de conexiones… Y no nos olvidemos de los equipos informáticos que normalmente porta el asegurado. Estos dispositivos y —muchas veces más importante— la información que contienen pueden asegurarse.
OPCIONES DE CONTRATACIÓN
Pero, al final, muchas veces lo que marca la diferencia es el coste. Existen viajeros de negocios con un alto porcentaje de trayectos que suponen un enorme desembolso para sus compañías. Para ellos están muy recomendamos los seguros colectivos. Se trata de productos que cubren un gran número de viajes para un determinado grupo de trabajadores y que incluso pueden ser específicos por sectores profesionales. Es una manera de hacer más rentable la protección con el máximo de coberturas.
No obstante, hay que tener en cuenta que para los destinos más peligrosos no basta con un seguro. En numerosas ocasiones, cuando se trata de catástrofes naturales, conflictos armados, secuestros y otras situaciones de verdadero peligro, el aseguramiento convencional no es suficiente, también porque en algunos destinos no existen servicios asistenciales. «Muchas empresas no son conscientes de ello y tampoco ofrecen un protocolo claro y unificado para que el viajero sepa a quién llamar y cómo actuar en caso de necesidad», explican desde Healix Spain.
BANDERITAS EN EL MAPA
¿Y cómo está la situación? Antes de viajar, especialmente a países emergentes, hay que analizar la realidad para adoptar precauciones si es necesario. Según los expertos, parece que la cosa mejora. «Por primera vez en los últimos tres años hay más países con reducción de su nivel de riesgo que con incremento, un signo alentador sobre los efectos de las reformas económicas», explicaba hace poco Fernando Villarrubia, executive director de Riesgo Político & Surety de Aon Risk Solutions para España y Portugal. Según él, pese al aumento de riesgo económico por la caída del precio de las materias primas, se han experimentado mejoras políticas.
AON hace especial hincapié en los cambios que se están produciendo en cuatro grandes focos y que merece la pena que el viajero de negocios conozca:
– China. Según el estudio, «las medidas anticorrupción han contribuido al descenso del riesgo político». Sin embargo, los recientes problemas de implantación y la incertidumbre política, unidos a la lentitud de las reformas y a la desaceleración han provocado un empañamiento de la visión general.
– Irán. El fin de las sanciones ha disminuido el riesgo político pero, según los promotores del estudio, este país necesita un seguimiento. Hoy por hoy, la apertura ha supuesto un desembarco importante de empresas occidentales en un mercado que apuesta por recibirlos con los brazos abiertos tras décadas de ostracismo.
– Brasil. El gigante carioca acoge unos Juegos Olímpicos justo en el momento de mayor recesión en el país, que se ve agravada por los grandes casos de corrupción y por el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rouseff. Por tanto, la inestabilidad política coloca este país entre los señalados para tomar precaución.
– Países productores de petróleo. La gran crisis de precios del crudo, que por su virulencia y duración está hundiendo la economía de los petrodólares, empeora las economías ya golpeadas como las de Rusia, Venezuela o Libia, estas dos últimas con graves problemas políticos.
De forma específica, dentro del particular ranking que realiza su compañía, ocho países han mejorado, reduciendo significativamente su nivel de riesgo político: China, Irán, Paquistán, Etiopía, Serbia, Jamaica, Nepal y Haití. Por el contrario, ha aumentado —tome nota— en Cabo Verde, Micronesia, Filipinas y Surinam. ¿De verdad va a viajar a ellos sin un seguro?