
España es el tercer país del mundo en actividad MICE, pero esto no debería apalancarnos en la zona de confort, sino todo lo contrario. Es más fácil mejorar desde el éxito que desde el fracaso y por eso tenemos que aprovechar la ocasión que tenemos delante. No podemos continuar como un sector disperso, poco armónico y atomizado. Si repensamos el futuro, podremos dejar un legado mejor a través de un propósito claro y un liderazgo fuerte.
Afortunadamente, la demanda del mercado es muy alta, pero cuidado: el árbol nos puede impedir ver el bosque. Tenemos muchos asuntos que son importantes y que debemos trabajar paralelamente en el día a día para que esta industria, que supone aproximadamente el 14% del PIB del Turismo, sea reconocida como tal y reforzada como un pilar estratégico en el crecimiento económico del país y de la Marca España. Somos un activo desaprovechado.
Debemos de reconsiderar algunos aspectos fundamentales, empezando por una mayor profesionalización desde la base, y esto pasa por regularizar el sector, conseguir convenios acordes a nuestra actividad o impulsar una formación reglada en sintonía con la realidad del mercado. Nuestras empresas también requieren de más tamaño para abordar proyectos de mayor envergadura, si no con la concentración de pymes, al menos con la colaboración. La internacionalización es otra de las asignaturas pendientes.
Desde el punto de vista laboral es importante trabajar aspectos que mejoren nuestra débil estructura con liderazgo y, sobre todo, con humanismo. O colocamos a la persona en el centro y empezamos por lo básico, o tendremos un problema. Estamos en una industria eminentemente de personas. Junto a perfiles más tradicionales, como los relacionados con el marketing, el protocolo, la producción audiovisual, la comunicación, la administración, la logística o la acción comercial, cada vez son más necesarios los psicólogos, los sociólogos y los creativos en un momento en el que parece que la tecnología lo es todo. Y no es así.
La tecnología es un medio para conseguir fines, entre ellos efecto wow. La llegada de soluciones a través de la inteligencia artificial abre nuevas oportunidades que a su vez son gestionadas por perfiles profesionales diferentes de los que conocemos hasta ahora. Hay que aprovechar todo este potencial sin miedo y con voluntad de adaptación, porque los beneficios serán seguramente mayores que los inconvenientes.
Tampoco hay que olvidar la sostenibilidad, pero no solo desde el punto de vista medioambiental. Siendo muy importante, por supuesto, hay que dar cabida también a la buena gobernanza de las empresas, en línea con los ODS, que serán exigidos por nuestros clientes. Debemos ser proactivos en esta implantación y no reactivos. Quién no entienda esto se quedará atrás y tendrá un problema a la hora de optar a concursos públicos o contratar con grandes clientes.
Por todo esto y por muchas más consideraciones, debemos estar más unidos que nunca. Y eso pasa por una colaboración en el sector privado para alcanzar un compromiso, desde el entendimiento y la inspiración, para poner en marcha un plan estratégico durante los próximos años que nos mantenga como referencia del sector a nivel mundial.
La clave está en el asociacionismo, con un cambio de mentalidad que nos ayude a generar consensos de una forma generosa. Las discrepancias son normales, y hasta sanas e higiénicas, pero el debate no debe enfrascarse en quién manda, sino en la construcción de un espacio común en el que todos nos encontremos a gusto.
Foro MICE, como patronal del sector, representa ahora a más de 900 empresas de segmentos diversos que integran nuestra industria, pero el espectro es más amplio y nuestro propósito es contar con una federación fuerte donde quepan todas las asociaciones, porque juntos construimos sector, cada uno desde su posición, en beneficio de todos. Y eso significa una voz única en la industria para formar parte del diálogo social y el desarrollo estratégico del MICE en nuestro país.