Como no podía ser de otra manera, el aeropuerto neerlandés de Schiphol se ubicó originariamente en una lengua de tierra frente al mar. Tras su completa destrucción en la II Guerra Mundial, resurgió para convertirse en la actualidad en el tercero con más tráfico internacional del viejo continente. Pero esta ventana al mundo para Países Bajos es mucho más que un aeródromo, una infraestructura que apuesta por el concepto de ciudad.
Schiphol, que significa algo así como «cementerio de barcos» —cosas de los Países Bajos y de su naturaleza acuática—, comenzó como aeródromo militar en tiempos de la Gran Guerra. Terminada la contienda, el nacimiento de la Royal KLM en 1919, con su primera ruta Ámsterdam-Londres, fue el origen de una infraestructura que hoy en día atiende a 71 millones de pasajeros al año. Por méritos propios, el aeropuerto de Ámsterdam, a tan solo 15 kilómetros de la ciudad, se encuentra en el podio europeo por volumen de usuarios, tras la estela de Londres-Heathrow y París-Charles De Gaulle, así como en el tráfico de mercancías, junto con este último y el de Fráncfort.
No obstante, la idiosincrasia neerlandesa pesa, y mucho. No es un aeropuerto al uso, por muchas razones. La primera de ellas es que se basa en una terminal única. Eso sí, cuenta con siete muelles. Este mismo año contará con otro más, pero la idea es mantener un núcleo unitario. Es más, en 2027 está prevista la inauguración de una terminal nueva, pero estará adosada a la actual para que en ningún momento se pierda esta ordenación.
En segundo lugar, la preocupación por el entorno es casi religiosa. Sus promotores y gestores han velado durante décadas para que el aeropuerto no afecte a las poblaciones colindantes por su crecimiento y el ruido. De hecho, en su momento se estableció un acuerdo para limitar a 580.000 los movimientos aéreos en Holanda, de los cuales hasta 70.000 han de realizarse en aeródromos regionales, como Eindhoven, Róterdam o Lelystad. En definitiva, limitar y repartir la «carga» para no congestionar la zona. Y no es para menos, ya que este aeropuerto es base de operaciones de KLM, Transavia y Martinair, entre otras, y es uno de los referentes de conexión internacional con Estados Unidos y Canadá.
Finalmente, si algo hace peculiar a este icónico aeródromo es su concepto ciudad-aeropuerto. Schiphol Group, la compañía matriz que lo gestiona, ha elaborado un plan para que suponga mucho más que un espacio para pasajeros y vuelos. La idea es que sea un destino en sí mismo para que el viajero tenga todas las comodidades durante su estancia, con casi tantas opciones como las del núcleo urbano, lo que supone no solo una importante oferta de hoteles, tiendas o restaurantes, sino también de bancos, museos dotados con fondos excepcionales, centros de conferencias y librerías.
Comunicación y alojamiento
Schiphol es todo un ejemplo de conectividad. Bajo el aeropuerto se extiende una gran estación ferroviaria con servicio de trenes las 24 horas con Ámsterdam y el resto de ciudades neerlandesas, así como otros destinos en Bélgica, Alemania y Francia. En lo que respecta a autobús, el 397 de Conexxion (Amsterdam Airport Express) sale cada pocos minutos. También está el autobús convencional, el B17-B19, que tarda unos 35 minutos y que pasa por algunos sitios emblemáticos de la ciudad. Ahí no queda eso. También están el metro y el tranvía, ya que la estación de trenes enlaza con estos transportes (líneas M51, M52, M53 y M54). Por supuesto, además hay servicio de taxis por unos 55 € hasta Ámsterdam y alquiler de coches.
Y si no hay tiempo, lo mejor es disfrutar de un buen alojamiento. Dentro del aeropuerto hay hasta cinco hoteles: Mercure Hotel Schiphol, de tres estrellas; Yotelair, en la terminal principal, con el concepto hotel cápsula; Sheraton Amsterdam Airport Schiphol, a dos minutos a pie de la terminal; CitizenM Schiphol Airport, a cinco minutos a pie, con 230 habitaciones; y Hilton Amsterdam Airport Schiphol, conectado a la terminal principal por una pasarela, que ofrece 433 habitaciones y 23 salas de reuniones.
Si se trata de un breve tránsito, abundan las salas vip: KLM Crown Lounges, Aspira Lounges, British Airways Lounge, Star Alliance Lounge, Privium ClubLounge, Privium Express Lounge, Privium ClubLounge West y Sala Internacional NS. Todo un lujo, perfecto para disfrutar con comodidad y cercanía… como todo en este pequeño gran país.