ÁMSTERDAM. Cuando el canal suena

ÁMSTERDAM. Cuando el canal suena

MIRIAM GONZÁLEZ

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En Ámsterdam la tradición de hacer negocios viene de lejos y, gracias a su espíritu emprendedor, se ha convertido en uno de los destinos más cosmopolitas del mundo. Es la ciudad de los canales, de Ana Frank y de Rembrandt. También es la ciudad de mente abierta a la innovación y a lo que venga de fuera. En la capital de los Países Bajos todo encaja. Por eso es tan fácil llegar y sentirse como en casa.

De pescadores a comerciantes. Muy resumido, así es como un pequeño pueblo de marineros se convirtió en una de las ciudades más ricas del mundo y en la capital de una de las locomotoras de Europa. Con el tiempo, también en el epicentro de tendencias y, por qué no decirlo, de un poco de postureo.

Decir «voy a Ámsterdam» le suena bien a cualquiera. De alguna forma se ha convertido en el símbolo de todo lo moderno. Y esa imagen empieza en el aeropuerto de Schiphol, el más bajo del mundo —está a tres metros por debajo del nivel del mar— y uno de los principales hubs del continente. Tiene tantas rutas que el que más y el que menos ha hecho escala en alguna ocasión para viajar a algún destino de Asia o Norteamérica.

Los neerlandeses tienen la costumbre desde hace tiempo de echarse al mar —o al cielo— a buscarse la vida y comerciar con todo el mundo y con todo lo que sea susceptible de convertirse en mercancía. Al fin y al cabo, su territorio se les quedaba muy pequeño y siempre han estado con el agua, no al cuello, pero sí jugando la partida de ver quién gana más espacio a quién. De momento van ganando al mar con extraordinarias obras de ingeniería.

Desde hace mucho tiempo, en concreto desde el siglo XV, en Ámsterdam también tienen esa particular relación de amor-odio con el agua. En cierto modo, gracias al líquido elemento, Ámsterdam es tan singular. Por eso, una de las mejores formas de descubrirla es desde un barco. Más que una ciudad con canales, es una red de 75 km de canales sobre la que creció una ciudad entre más de 1.000 puentes.

Eso supone algunas complicaciones en el día a día, como los miles de bicicletas —otro de los símbolos de la ciudad— que terminan cada año en el fondo del río, se calcula que unas 10.000. O que sus habitantes tengan que aprender a nadar por ley. También debido a los canales, las casas del centro de Ámsterdam tienen esa arquitectura tan particular, casi inclinadas sobre la calle para hacer más fácil la subida de mercancías desde los barcos con el sistema de poleas.

Porque el crecimiento de la ciudad se debe, en gran parte, a lo que llegaba de ultramar. La edad de oro de este ir y venir de barcos se vivió en los siglos XVII y XVIII. En eso tuvo bastante que ver la Compañía de las Indias Occidentales, cuya sede, Het West-Indisch Huis, se encuentra en el centro de la capital.

El edificio se conserva casi tal cual estaba hace algo más de trescientos años, cuando se utilizaba para reuniones sobre cuestiones comerciales por medio mundo. De hecho, aquí se decidió construir New Amsterdam, la actual Nueva York, fundada por un grupo de emigrantes neerlandeses que llegaron a la isla de Manhattan en 1626. Het West-Indisch Huis ofrece la posibilidad de organizar eventos en sus cinco salas, todas diferentes y todavía con ese aire de los grandes momentos que se allí se vivieron. La instalación puede dar cabida hasta 700 personas.

EVENTOS EN LOS ALTARES

No muy lejos de allí se levanta desde 1860 Posthoornkerk, el primer edificio construido por Pierre Cuypers, quien años después firmaría los planos del Rijksmuseum y la Estación Central de Ámsterdam. Lo peculiar de este recinto es que es una iglesia, o al menos durante unos cuantos años se usó para dar cabida a servicios religiosos. Las dos torres con agujas siguen estando en su sitio, pero dentro ya no se leen salmos ; ahora se celebran eventos de todo tipo.

No es algo exclusivo de Ámsterdam: muchos templos de los Países Bajos, sobre todo protestantes, han seguido el mismo camino , como una forma de mantenerlos en pie en tiempos de secularización. O incluso han ido más allá y se han transformado en hoteles o discotecas. La iglesia de Posthoornkerk se construyó en estilo neogótico, con una doble galería de arcos y vidrieras que aportan una luz muy especial. En sus más de 600 m2 se pueden organizar cócteles o presentaciones para 300 personas o banquetes para unos 200 asistentes.

En uno de los canales más extensos y bonitos de Ámsterdam, el de Prinsengracht, se encuentra la iglesia De Duif. Cuando se construyó sobre las ruinas de una antigua fábrica, a finales del siglo XIX, se convirtió en la primera iglesia católica de los Países Bajos en salir de la clandestinidad gracias a una ley de apertura religiosa. Tras una intensa remodelación en 2002 volvió a abrir sus puertas para dar cabida a eventos.

Como peculiaridad, cuenta con un techo móvil para optimizar al máximo la acústica del recinto. Dispone además de varias salas anexas a la principal para pequeñas reuniones. En sus 850 m2 puede albergar hasta 550 personas, que además tienen la posibilidad de llegar en barco hasta el embarcadero de Amstelved.

TRADICIÓN E INNOVACIÓN

Otro de los edificios más icónicos en Ámsterdam es De Bazel, también uno de los mejores ejemplos del expresionismo del ladrillo. La fachada, puro art déco de los años 20, envuelve el Archivo Municipal de Ámsterdam y, en su día, la Compañía Holandesa de Comercio. Para reuniones entre candelabros y pinturas de uno de los períodos más brillantes de la historia neerlandesa, el recinto ofrece una decena de salas con capacidad hasta 500 personas en su hall central.

También en el centro, a pocos metros de la plaza del Dam, se levanta uno de los recintos emblemáticos de la ciudad para reuniones y eventos: el centro de convenciones Beurs Van Verlage. Más que un edificio es un monumento histórico, y desde 1903 ha sido testigo de todo lo importante que ha pasado por Ámsterdam, empezando por la Bolsa.

Y, cómo no, también tiene que ver con el comercio. En sus orígenes era el lugar de networking más importante de la ciudad, ya que sus instalaciones se usaron como feria y punto de encuentro de agricultores y comerciantes de grano, lo que da una idea de las dimensiones de sus espacios.

En sus más de 5.500 m2 se pueden organizar desde presentaciones de producto, seminarios, conferencias o ferias hasta reuniones de menor tamaño. De hecho, es uno de los recintos más demandados por la versatilidad de sus instalaciones. Puede dar cabida a convocatorias de hasta 2.500 personas en 25 salas.

Sin alejarse del centro aparece otra de las imágenes más instagrameadas de Ámsterdam. O, mejor dicho, uno de los lugares desde los que se puede conseguir una mejor panorámica de la capital: la terraza del Museo de la Ciencia NEMO. Merece la pena acercarse hasta el icónico edificio diseñado por Renzo Piano, una especie de barco verdoso a punto de zarpar, y hacerse un selfie con la ciudad de fondo desde su terraza de suelo inclinado.

Para los que quieran aprender un poco más sobre fósiles y ADN, el museo cuenta con cinco plantas repletas de actividades sobre ciencia y tecnología donde está prohibido no tocar: aquí la clave es la interacción. También permite la posibilidad de organizar eventos en sus instalaciones, alquilando el museo entero fuera de los horarios de apertura, con capacidad para 2.000 personas.

Además, se puede contratar solo la terraza, con aforo para 200 invitados, o alguno de los espacios exclusivos para reuniones, como el teatro o la sala de eventos, con un aforo de 600 personas. Esta última tiene las paredes de cristal para no perderse ni un detalle de la panorámica del río Ij.

RAI

Según el último ranking ICCA (International Congress and Convention Association), Ámsterdam se encuentra entre las 20 ciudades top para la organización de eventos, con un total de 120 congresos celebrados en 2019. Parte del mérito se lo debe a RAI Ámsterdam, el centro de congresos más grande de Países Bajos y uno de los de mayor capacidad de Europa.

En sus 87.000 m2, distribuidos en tres recintos conectados entre sí, se celebran los mayores eventos del país, ya que dispone de 13 pabellones multifuncionales. Las enormes dimensiones no terminan aquí, pues ofrece 22 salas adicionales para congresos con capacidad para 1.750 personas. La misma capacidad que tiene el teatro RAI. El complejo cuenta desde febrero de este año con el hotel nhow Amsterdam RAI, el primero de esta marca de NH Hotel Group en el país de los diques.

Si algo caracteriza a Ámsterdam es su intensa actividad cultural. Y una visita a la ciudad no se completa sin haber pasado por el Mercado de las Flores —para llevarse los bulbos de tulipán que rara vez florecen en casa— y por Museumplein, la explanada de los museos. Imprescindible acompañar a Rembrandt en su Ronda de Noche del Rijksmuseum o meterse en la cabeza de Van Gogh a través de sus cuadros.

¿Y  por qué no organizar un evento entre los girasoles más famosos del mundo ? El Museo Van Gogh ofrece sus espacios, desde el moderno hall de cristal hasta las salas de exposiciones, para cenas o cócteles corporativos. Con la posibilidad, además, de disfrutar de un tour guiado en exclusiva por la colección permanente o alguna de las muchas exposiciones que acoge el museo. Una experiencia casi tan impresionista como el artista neerlandés. •

RECOMENDADOS

ENTRE MOLINOS, ZUECOS Y QUESOS

Uno de los imanes más populares que cae en cualquier viaje a Ámsterdam es el del par de zuecos. Junto a los molinos y los quesos, son las primeras imágenes que nos vienen a la cabeza cuando nos hablan de los Países Bajos. Y saliendo un poco de la capital, unos 30 kilómetros, emergen como setas pueblos que parecen sacados de un museo y con todo lo más « made in Netherlands » al natural.

Es casi imposible abstraerse de la sensación de estar cayendo en la turistada, pero también es imprescindible reservar un día para la excursión más típica de los Países Bajos.

Zaanse Schans es el pueblo de los molinos de viento, tal cual eran en los siglos XVII y XVIII. Se pueden visitar, porque están reconstruidos con ese objetivo, aunque alguno de ellos todavía funciona en la actualidad ajeno a las visitas. El entorno es tan bucólico que dan ganas de quedarse a vivir allí una temporada para olvidarse de todo.

Lo que es inolvidable son los quesos holandeses y más en concreto el edam. La localidad que le da nombre, a tan solo 22 kilómetros de Ámsterdam, es de esos pueblos a los que les va que ni pintado el adjetivo cuqui.

Paseando por sus calles se puede intuir cómo era la vida en los Países Bajos del siglo XVII. Todavía se conservan las casas del té, una especie de casetas junto al canal en las que las señoras recibían a sus amistades para no tener que mostrar la casa principal.

Marken es uno de esos milagros de la ingeniería holandesa, ya que está unida al continente mediante un dique. Desde la Edad Media le gana la partida al mar construyendo sobre plataformas. El resultado es un pueblo entre canales, de casas bajas y tantos rincones donde hacerse una foto que resulta complicado elegir.

Por último, Volendam es la típica ciudad de puerto con las casas a dos aguas y todo lo peculiar de un pueblo pesquero. Es la más grande de esta ruta y posiblemente la más visitada, por lo que también pierde un poco de autenticidad. En cualquier caso, si todavía queda sitio en la maleta, hay que llevarse un par de zuecos de los de verdad.

En una de las muchas tiendas de souvenirs han montado como una especie de museo en el que se puede aprender cómo es el proceso de elaboración de este calzado tan típico holandés.

 

HEINEKEN EXPERIENCE

Una de las embajadoras más conocidas de los Países Bajos es Heineken. Los muy cerveceros no se pueden ir de Ámsterdam sin visitar la primera destilería, construida en 1867, en pleno corazón de la capital. En la actualidad es un museo en el que se explica de forma interactiva en un recorrido 4d todo el proceso desde el grano de cebada hasta que podemos disfrutar de una Heineken bien fresquita. El premio por llegar hasta el final no podía ser otro que la degustación de la cerveza más famosa del país y una de las más conocidas en el mundo.

NH Hotel Group lleva apostando por Ámsterdam desde hace tiempo. En la actualidad, la compañía cuenta con un total de 13 establecimientos en la ciudad de los canales, de los cuales 7 han sido renovados en los últimos cinco años. El último en unirse al portfolio ha sido el nhow Amsterdam RAI, junto al Centro de Congresos y Exposiciones más grande de la ciudad.
www.nh-hotels.com

NH COLLECTION FLOWER MARKET  ****
Después de la renovación del anterior NH Carlton Amsterdam, en 2019 reabrió sus puertas reconvertido en uno de los hoteles con más encanto de la compañía bajo la marca NH Collection. Está a dos pasos del famoso Mercado de las Flores, y eso se nota en su decoración. Con 233 habitaciones en pleno corazón de Ámsterdam, al lado de la plaza Rembrandt y con vistas a la Torre de la Moneda, constituye toda una experiencia de lujo que empieza en el desayuno, que es simplemente impresionante.
Vijzelstraat, 4
Tel. +31 20 622 2266

NH COLLECTION AMSTERDAM GRAND HOTEL KRASNAPOLSKY *****
Un cinco estrellas en un magnífico edificio del siglo XIX con la mejor ubicación : en la plaza Dam, con vistas al Palacio Real. Se le puede pedir poco más a un establecimiento que cuenta con 451 habitaciones de estilo moderno y tan confortables que dan ganas de no salir del hotel ni para dar un paseo en barco. En la terraza, con techo de cristal, se puede disfrutar del desayuno en cualquier época del año. Y, por si fuera poco, ofrece 20 salas de reuniones. El Grand Café Krasnapolsky es el lugar donde sí o sí hay que ir a tomar el té y dejarse tentar por alguna variedad de su sala de tartas. Un imprescindible.
Dam, 9
Tel. +31 20 499 0163

NH COLLECTION AMSTERDAM BARBIZON PALACE *****
Ubicado en un edificio del siglo XVIII, frente a la Estación Central, este hotel es una atracción en sí mismo, ya que cuenta con la capilla más antigua de la ciudad, del siglo XV, la cual, al igual que las 12 salas de reuniones, se puede utilizar para eventos. Dispone de 274 habitaciones decoradas con estilo clásico, además de suites y apartamentos. Y para abrir el apetito, las delicias vienen servidas con estrella Michelin en el restaurante Vermeer.
Prins Hendrikkade, 59-72
Tel. +31 20 556 4564

NH AMSTERDAM CENTRE  ****
Un coqueto establecimiento que se encuentra en el barrio de los museos de la capital neerlandesa, a un paseo del museo Van Gogh. Ofrece el descanso ideal después de una jornada de trabajo en la ciudad, ya que cuenta con un patio ajardinado donde relajarse antes de ir a dormir a las habitaciones decoradas con un estilo cálido y natural.
Stadhouderskade, 7
Tel. +31 20 685 1351

NHOW RAI AMSTERDAM ****
El último de los hoteles en sumarse al portfolio de NH Hotel Group en Ámsterdam es un homenaje a la vanguardia y al diseño, firmado por Reinier de Graaf. Un hotel con muchas vistas, a todos los puntos cardinales y panorámicas desde su planta 17. Si hay algo que le caracteriza es su colorido, desde el hall hasta cada una de sus 650 habitaciones. Situado en el distrito de negocios, es la elección ideal para asistir a una feria o encuentro en el Centro de Congresos y Convenciones RAI, a un minuto andando.
Europaboulevard, 2b
Tel. +31 20 800 3200

RIJKS
El Rijksmuseum alberga joyas pictóricas con fama mundial y también culinarias, como esta brasserie de lujo. El chef Bijdendijk firma con creatividad una carta que se basa en productos holandeses con pinceladas exóticas de los tiempos coloniales. Muy recomendable tras un atracón de cultura en el museo.Museumstraat, 2
Tel. +31 20 674 7555
www.rijksrestaurant.nl

THE WHITE ROOM
Es uno de los grandes atractivos del NH Collection Amsterdam Grand Hotel Krasnapolsky, un restaurante que también forma parte de la constelación Michelin y cuya carta firma el chef Jacob Jan Boerma. Su menú está ideado con ingredientes locales que se mezclan en recetas de todo el mundo, con protagonismo de las especias y sabores ácidos. Y lo mejor : precio asequible.
Dam, 9
Tel. +31 20 554 9454
www.restaurantthewhiteroom.com