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Barceló convertirá la histórica estación de Canfranc en un hotel de gran lujo

Barceló Hotel Group prepara uno de sus proyectos más relevantes del año: la apertura de un nuevo hotel de 5* GL que operará con la marca de lujo Royal Hideaway Luxury Hotels & Resorts en la histórica estación de trenes de Canfranc, ubicada en Huesca. El grupo hotelero ha colaborado con el Gobierno de Aragón.

 

El establecimiento, que abrirá sus puertas en diciembre de 2022, aspira a convertirse en el referente del Pirineo Aragonés, un importante punto de atracción de turismo de lujo para la región.

Propiedad del Gobierno de Aragón, conservará el valioso patrimonio cultural de un edificio emblemático con más de 90 años de historia, a la vez que apostará por el talento local con la creación de 150 empleos directos.

Inaugurada en 1928 y declarada Bien de Interés Cultural en 2002, la Estación Internacional de Canfranc es uno de los complejos ferroviarios más importante de los construidos en Europa en el primer tercio del siglo XX.

Estación Canfranc, a Royal Hideaway Hotel contará con 104 habitaciones, de las cuales 4 serán suites de lujo, distribuidas en la primera y segunda planta.

La planta baja estará destinada a la zona wellness con una piscina climatizada, además de la biblioteca y el restaurante principal del hotel, para el cual se rehabilitarán dos vagones siguiendo el estilo clásico del siglo XX. El histórico vestíbulo de la estación albergará la recepción del hotel.

El estudio de interiorismo Ilmio Design, fundado por el arquitecto Michele Corbani y el diseñador industrial Andrea Spada, será el encargado de la decoración, que se ha inspirado en la estética de las antiguas estaciones y de los lujosos trenes de largo recorrido de principios del siglo XX.

El estudio ha proyectado espacios cálidos y elegantes que se fusionan con sutiles elementos art déco para crear ambientes contemporáneos y nostálgicos, donde resaltan materiales nobles como la madera y el latón, tejidos ricos como el terciopelo y una gama cromática inspirada en los años ‘20 en tonos beiges, verdes y petróleos.

Destaca también la integración de la cultura popular aragonesa en determinados elementos textiles y con juegos de colores inspirados en los ricos y variados trajes regionales de la zona.