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BRUSELAS. Dulce capital

TEXTO MIRIAM GONZÁLEZ
FOTOS VISIT BRUSSELS

Galeries Royales Sant Hubert.
Galeries Royales Sant Hubert.

Bruselas, además de ser la capital de los belgas, de Europa y de otros tantos organismos internacionales, es la ciudad donde muchos de sus rincones saben y, sobre todo huelen, a dulce y a chocolate. También es la capital de las aventuras de Tintín, Lucky Luke, los Pitufos y de muchos más personajes de cómic. Para los nostálgicos, también es la ciudad donde se pueden encontrar maravillosas reliquias vintage. Y todo, eso sí, regado por una buena cerveza.

 

En una ciudad tan cosmopolita como Bruselas, las marcas internacionales, las tiendas de lujo donde se hace temblar la tarjeta o, las de antigüedades, donde encontrar tesoros de antaño, son la mejor tarjeta de visita para que cualquier amante del shopping caiga rendido a los pies de la capital belga.

Aunque, posiblemente, las tentaciones más seductoras en Bruselas tengan forma de dulce. No en vano, el prestigio del chocolate belga ha traspasado fronteras, colándose en muchas ocasiones en el top de los rankings internacionales. En Bruselas alcanza cotas de arte, tanto para ver —los escaparates son irresistibles— y sobre todo para comer. Y por supuesto, para reservar un sitio en la maleta y seguir disfrutando en la vuelta a casa de este irresistible placer. De hecho, el aeropuerto de Bruselas es el lugar del mundo donde más chocolate se vende.

Pero merece —y mucho— la pena no dejarse este capricho para el final del viaje. En los alrededores de la Grand Place, la que muchos —entre otros Víctor Hugo— consideran la plaza más hermosa del mundo, hay un amplio abanico de tiendas donde encontrar estos manjares. Aunque los adictos al chocolate encontrarán en la place du Gran Sablon su paraíso particular, ya que aquí se concentran los maestros chocolateros míticos de Leonidas, Neuhaus, Pierre Marcolini y, por supuesto, Godiva. Todo un despliegue de especialidades que juegan con mezclas tan sugerentes como las fresas y las especias.

Las Galeries Royales Sant Hubert, las más antiguas de Europa, son uno de los iconos de Bruselas y no solo en cuestión de shopping. Pasearlas es una obligación, tanto por su propio encanto como por el de las tiendas que hay bajo la cubierta acristalada. Además de las distintas opciones para hacerse con un dulce recuerdo de los buenos, hay tiendas para dejarse llevar por un capricho y caer en la tentación de hacerse con un artículo de piel en Delvaux, una tienda que viste a la familia real belga la exclusiva, Longchamp o Ganterie Italienne, especializada en guantes, sombreros y encajes.

Bombones belgas.

De Tintín a Los Pitufos

En Bruselas es fácil seguir el rastro del reportero belga más famoso de todos los tiempos. Las aventuras de Tintín, el capitán Haddock y Milú están plasmadas en varios murales por toda la ciudad, así como las de los entrañables Pitufos. Los fans de éstos, así como de otros personajes míticos belgas como Lucky Luke, tienen en Bruselas una de sus mecas, tanto de inspiración como de compras.

En la tienda del Centro Belga del Cómic, el museo de Bruselas dedicado al noveno arte, los personajes saltan desde las aventuras gráficas que protagonizan a láminas, pósters y otros recuerdos imprescindibles de la ciudad. En el 13 de la rue de la Colline se ubica una de las tiendas más emblemáticas de Bruselas, la Boutique de Tintín, un santuario de obligado peregrinaje para los acérrimos de los personajes Hergé. Los que prefieran adentrarse en el universo de los pequeños azules, tendrán que poner rumbo a la rue du Marché de Aux Herbes, en concreto hasta el número 116, donde se encuentra la tienda oficial de Los Pitufos.

Moda de todos los tiempos

Los trend hunters están de enhorabuena en una ciudad como Bruselas. Un paseo por el distrito de Dansaert, salpicado por locales vanguardistas, mostrará el lado más cool de la ciudad en tiendas y galerías donde hacerse con ropa, joyas o mobiliario de lo más estiloso. Como en Gabriele Vintage, donde venden ropa que “cuenta historias”; Niyona, para adquirir productos artesanales de piel; o la boutique Isabelle Bajart, que ofrece la posibilidad de darle una nueva vida a ropa de segunda mano con aires vintage.

Los amantes de lo retro tienen, a dos pasos de la Grand Place, el sitio de su recreo en Ramon & Valy, mientras que en Melting Pot Kilo, cerca del Palacio de Justicia, podrán adquirir las prendas de ropa y accesorios al peso, en concreto a 15 euros por kilo. Los nostálgicos de las décadas de los años 50 a 80 podrán encontrar en Vintage Items toda una colección de artículos de época.

Mercadillo en la Place du Jeu de Balle.

Aunque, si hay un referente en Bruselas para antigüedades, es el barrio de Marolles. De hecho, cada mañana y especialmente los fines de semana, merece la pena acercarse hasta la Place du Jeu de Balle, donde se instala un mercadillo en el que se puede regatear para conseguir un precio óptimo por alguna de las muchas antigüedades que se pueden encontrar en este singular rastrillo. En los alrededores de la plaza también hay otras muchas tiendas de diseñadores jóvenes para adquirir moda a precios asequibles. Otro de los mercados de antigüedades con más solera, en concreto desde 1960, es el del Sablón, todo un viaje en el tiempo a través de los artículos que se venden en sus puestos.

Quienes prefieran un baño de tiendas más actual pueden encontrar la mayor parte de franquicias internacionales en la calle Nueva (rue Neuve) una larga vía peatonal donde está ubicado City2 Shopping Centre, el mayor centro comercial de Bélgica. Chaussée d’Ixelles es la otra calle donde se puede encontrar cualquier artículo de moda a precios para todos los bolsillos.

Las firmas más exclusivas tienen su particular Olimpo en la avenida Louise y Toison D´Or. Dior, Tiffany, Vuitton o Chanel son solo alguno de los ejemplos donde darse un homenaje en Bruselas, disfrutando además de un ambiente elegante en consonancia a los precios de los escaparates. Y si lo que se busca es el lujo a precios un tanto más asequibles, a una hora de Bruselas, Maasmechelen Village alberga más de 100 exclusivas boutiques en las que no faltan marcas belgas como Olivier Strelli o Essentiel.

Y como a nadie le amarga un dulce, en Bruselas sería impensable volverse de la ciudad sin haber probado un gofre o una típica una galleta spéculoos. Siempre habrá una excusa para dejarse tentar por estas delicatesen en cualquier paseo por la ciudad.