Inicio TENDENCIAS MEET IN OnAir VENTA A BORDO. ¿Cambio de tendencia?

VENTA A BORDO. ¿Cambio de tendencia?

TEXTO A. GUARDIA
FOTOS ARCHIVO

Cambio de tendencia, falta de rentabilidad, necesidad de aligerar peso en favor de la sostenibilidad, mejora de los servicios de comercialización de productos… La venta a bordo, desde lotería hasta obras de arte, pasando por regalos, cosmética y alcohol y tabaco, está en el punto de mira.

 

El 11 de octubre de 1919 se produjo un gran hito en la historia de la aviación: en un vuelo Londres-París de la compañía Handley Page Transport, los viajeros pudieron adquirir el primer objeto a bordo mediante compra. En concreto, una pequeña fiambrera con un precio de 0,15 libras que incluía un sándwich y una gaseosa. La idea era competir con los trenes y barcos de la época ofreciendo algo más que velocidad en el trayecto. Había nacido la venta a bordo.

Hoy en día, este servicio incluye de todo desde comida y bebida, hasta los artículos más variopintos. En líneas generales, con el apoyo de las webs propias antes de embarcar y de las revistas de a bordo y catálogos específicos, el cliente tiene a su disposición un amplio escaparate para adquirir productos como lotería —que le ha dado la fama a Ryanair—, dispositivos electrónicos o juguetes, además de cosmética y otros muchos. Son auténticos supermercados de pequeño tamaño y atendidos por el personal de cabina. Además, por qué no decirlo, reportan unos más que interesantes beneficios a las compañías.

Basta con descargarse la revista de Ryanair, de casi 70 páginas, para elegir entre la famosa lotería, gagdets, fragancias, relojes, carteras, bisutería… Amén del apartado de gastronomía, con bebidas, alcohol y tabaco, imprescindibles en cualquier duty free que se precie. Aunque, puestos a vender, todo es posible, como el caso de Virgin Atlantic, que hace una década ofrecía obras de arte en una galería virtual dirigida a su clase ejecutiva. También Finnair ofrece objetos de diseño finlandés en su web. Teniendo en cuenta la exención de impuestos y el precio habitual de las obras de arte, puede ser una interesante opción…

Pero esta realidad, que ha ido en aumento en las últimas décadas, se enfrenta a tiempos de cambio, y no precisamente solo por una cuestión de precio o de desinterés de los viajeros, sino por la sostenibilidad. El pasado 28 de febrero, Finnair dejó de vender a bordo cosméticos, accesorios, regalos y otros artículos. El motivo aducido es «la reducción del peso de sus aviones, aumentar el ahorro de combustible y operar vuelos más sostenibles disminuyendo las emisiones», aunque también es cierto que los gustos de los viajeros están cambiando. «Las compras a bordo y los pedidos anticipados se han convertido en un servicio cada vez menos importante para nuestros pasajeros, ya que se trata de productos que también pueden encontrar en la amplia oferta de los aeropuertos», explicó Valtteri Helve, director de Oferta de Producto de Finnair.

La nueva realidad en la aerolínea afecta tanto a las mencionadas compras a bordo como a las efectuadas por la web para recoger en el propio vuelo, una tendencia extendida desde hace unos años. Es el caso de Air Europa, que ofrece desde hace un lustro en sus vuelos transoceánicos la posibilidad de realizar un pedido online con hasta 72 horas de antelación a la salida del vuelo y recogerlo en el asiento asignado, todo a través de su servicio Skyshop. Así se garantiza que el producto deseado esté disponible y además se ofrece con un 20 % de descuento. Y no es la única compañía que apuesta por la reserva previa. Por ejemplo, hace un par de años, Level, la low cost de IAG, inauguró una plataforma similar en la que, además de la gastronomía, bastante extendida entre las compañías del sector, se pueden adquirir objetos prácticos, como mantas o auriculares para recoger al llegar al asiento.

¿Cambio de tendencia?

Ofrecer artículos de duty free, libres de impuestos a bordo, no resulta muy rentable ya para muchas compañías. Si a eso le unimos las acciones sostenibles tendentes a bajar peso para reducir el consumo de combustible, no es de extrañar que muchas de ellas ya no vendan nada. Las grandes compañías americanas hace años que retiraron este servicio, entre ellas Delta, American Airlines y United. En Europa, compañías como SAS o KLM también optaron por prescindir de perfumes y demás, muy marcadas por la concienciación ambiental. El otro extremo del espectro lo ocuparían las compañías low cost. Ryanair es la más conocida por su intensa venta a bordo, pero no es la única, ya que precisamente basan su rentabilidad en el cobro de servicios adicionales al propio vuelo.

La verdadera prueba se produjo con la pandemia, ya que una de las múltiples medidas de seguridad sanitaria adoptadas fue la supresión de los servicios de restauración y venta a bordo. Así, las compañías pudieron descubrir si se trataba de servicios esenciales o, al menos, fundamentales para cuadrar la cuenta de resultados. En el caso de Finnair es evidente que no, aunque ya en 2020, como recuerdan sus directivos, anunciaron que tenderían a su supresión.

Habrá que estar atentos a la evolución. Mientras, otras compañías de las más importantes de Europa, como Air France (Flying Blue Store), Lufthansa (Inflight Shooping, Preflight Shooping, Worldshop) o las de IAG (sobre todo Iberia y British Airways), así como las asiáticas y las del Golfo, mantienen el servicio de venta y preventa a bordo, que incluso incluye la posibilidad de recoger las compras en tiendas del aeropuerto específicas. Es decir, pueden mantener la oferta comercial a bordo y, en algunos casos, una online con recogida en aeropuertos o el propio domicilio. Todo suma.