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EL FIN DE LOS VUELOS BARATOS. Tarifas por las nubes

TEXTO A. GUARDIA
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Los principales agentes del sector del viaje y el turismo coinciden en marcar el 2023 como un año de subidas de precios generalizadas para el sector aéreo, bien por aspectos negativos, como el precio creciente del combustible, o positivos, como el disparo de la demanda a niveles —ahora ya por fin—, anteriores a la pandemia. Como en cada vuelo, toca ajustarse el cinturón.

 

Capacidad de las compañías, inflación e impacto de los tipos de interés, recargos por combustible, coste de la energía, exceso de demanda tras años de sobreoferta… Independientemente del sector económico, cuando coinciden todos estos parámetros provocan inevitablemente una subida de precios y las consecuentes quejas del cliente. Y, sí, el sector aéreo en 2023 los cumple, por lo que, según todos los indicadores, se va a producir un aumento de precios. De hecho, los bolsillos ya lo están notando. No obstante, esos mismos estudios indican que no van a restar las ganas del viajero de recuperar su movilidad, bien por motivos de negocio, bien por ocio. A pesar del coste, ganas de volar no faltan.

El problema es que a un mercado como el del viaje y el turismo en general, al que prácticamente todo le afecta en mayor o menor medida, desde la economía, hasta la sanidad o la climatología, se ha sumado una creciente inestabilidad en los últimos años. «La volatilidad del entorno económico supone un gran desafío para los gestores de viajes a la hora de planificar con antelación», asegura Julie Avenel, vicepresidenta de Global Business Consulting en American Express Global Business Travel (GBT), un sentir generalizado entre gestores de viajes y agencias. De ahí que los estudios y previsiones de mercado acertados valgan su peso en oro en estos tiempos.

En el caso de GBT, el resultado de sus investigaciones es el Air Monitor 2023 aparecido a finales del año pasado. En líneas generales, este estudio, que se centra en los movimientos de las tarifas aéreas en las principales rutas de los viajes de negocios, prevé un aumento generalizado de las tarifas aéreas a nivel global, “debido a una serie de factores como la inflación, el aumento del coste del combustible y los problemas de capacidad”.

Esta investigación internacional indica que hay diferencias significativas entre las distintas regiones del planeta. Así, “se espera que las rutas entre Europa y Norteamérica experimenten subidas moderadas del 3,7 %, mientras que los vuelos intraeuropeos podrían experimentar alzas de precios más fuertes, del 6 % en business y el 5,5 % en turista, ya que la recuperación de la capacidad de las aerolíneas va por detrás del repunte de la demanda”. Sin embargo, la previsión para América del Norte es de crecimiento bastante más moderado, que no superará el 3,4 % en clase corporate.

Precisamente, dentro del espectro europeo, el caso de España es significativo. Tras sufrir una inflación galopante durante 2022, «el repunte de la demanda, junto con la limitada competencia y capacidad, provocará que las tarifas de clase ejecutiva desde y hacia España aumenten en torno a un 10,5 % en 2023».

Con respecto a este mercado, el estudio hace hincapié en el papel que está jugando Iberia. Considera que su demanda y capacidad se recuperará del todo en este ejercicio. Para ello, la aerolínea se está posicionando para ese crecimiento venidero «con una amplia renovación de flota y la incorporación de nuevas rutas desde Madrid, como Washington Dulles y Dallas-Fort Worth». Además, la compañía se verá reforzada por la compra de la participación en Air Europa por parte de IAG, su grupo matriz.

Por otra parte, en la región global donde Air Monitor 2023 prevé un importante incremento de las tarifas es en el mercado asiático, con un aumento del 12 % en los vuelos económicos desde y hacia Europa y del 7,6 % en business. Hay que tener muy en cuenta la explosión de demanda asiática detectada a raíz de la apertura de las fronteras de China. Prácticamente se ha producido un aluvión que afecta a los precios al alza.

Cuestión de capacidad

Frente a la subida del combustible o de la inflación, hay un elemento con el que una industria tan fuerte y desarrollada en los últimos años no contaba: el exceso de demanda o, visto con la botella medio vacía, la falta de capacidad. «El rápido ritmo de recuperación de los viajes internacionales desde el segundo trimestre de 2022 parece que atrapó a la aviación. De repente, los aeropuertos ocupados se han visto afectados por la falta de personal, cancelaciones, cambios de horario… Para los viajeros ha significado colas más largas, inconvenientes e incertidumbre…», añade el estudio. Impensable solo dos años antes, cuando el tráfico se interrumpió a nivel mundial y las pocas compañías que operaban se mataban por captar clientela.

A finales de 2022, la capacidad se hallaba por debajo de los niveles de 2019. De cara a 2023, la capacidad global de las aerolíneas en términos de millas por asiento disponibles (ASM) se espera que alcance el 92 % de los niveles de 2019. Sin embargo, esta recuperación es desigual. En América del Norte, la capacidad de las aerolíneas se prevé que alcance el 107 % de los niveles de 2019 en el primer trimestre de 2023. Mientras tanto, la capacidad dentro de la Unión Europea sigue un poco al 95% de los niveles de 2019.

Coyuntura o cambio real

La pregunta es si estamos ante una situación coyuntural, una tormenta perfecta que aboca al sector a unos mayores precios o, por el contrario, a un cambio de tendencia, al fin de los vuelos baratos. Esto supondría un terremoto, tal como el que generó precisamente la llegada del concepto low cost.

El gurú de este concepto, el irlandés Michael O’Leary, de Ryanair, ya aseguró hace meses que el encarecimiento del combustible sin duda iba a provocar el fin los vuelos baratos tal y como los conocemos. «No hay duda de que no volveremos a ver en varios años nuestras ofertas promocionales realmente baratas, los billetes a 1 euro, a 99 céntimos o las de 9,99 euros», afirmaba en una de sus siempre llamativas intervenciones. Pero, ojo, el directivo no quiso afirmar que eso fuese a suponer el fin de las aerolíneas low cost. Todo lo contrario, pues aun subiendo los precios, siguen siendo la opción más barata, y el nicho de mercado sigue ahí. «Creo que la gente seguirá volando frecuentemente. Pero considero que mirarán mucho más los precios y, en consecuencia, millones de usuarios se pasarán a las aerolíneas de bajo costeۜ», afirmó. No hay que olvidar que la inflación está empobreciendo al usuario.

Esta declaración del provocativo O’Leary forma parte de una estrategia. La compañía del arpa ha reorientado su estrategia de precio por el mencionado aumento del combustible, pero también por el alza de la demanda, y ya ha subido de media un 25 % el precio de sus billetes, que han pasado de una media de 40 euros a 50. Otras compañías de su segmento, como Volotea, también han anunciado que subirán las tarifas durante el 2023.

Estudios y más estudios

Regresando al terreno de juego de las investigaciones, la compañía financiera Wise realizó el pasado año un estudio sobre precios y compañías en el que estimaba que el precio medio del billete aplicado por las compañías aéreas europeas se ha elevado un 30 %, aunque en el caso de las de bajo coste, el aumento ha sido de hasta el 50 %. Ante estos datos, vuelve la pregunta sobre si se trata de un cambio coyuntural o estructural. Según el estudio, las aerolíneas que más han subido los precios son SAS (81,5%), Air France (63,5 %), Iberia (57,8 %) y Air Europa (54,7%). En el otro extremo, entre las que menos lo hicieron están KLM e Iberia Express.

Tras analizar más de 130.000 billetes en su estudio, Wise llega a la conclusión de que esta subida generaliza ha afectado a todo tipo de compañías. De hecho, Ryanair las subió un 50,1 % e Iberia un 43,6 %. En otras, como Easyjet, la subida fue más moderada, con un 28,5 % de media.

Nada como los buscadores de vuelos para pulsar la realidad del sector. Además del estudio de Wise, que se centra en la compra de billetes, otros buscadores como Kayak o Kiwi dan idea de lo que está pasando. De acuerdo con el primero, las búsquedas para vuelos en 2023 se han disparado por la demanda, cerca de un 94 % a todos los destinos, especialmente en larga distancia. En este segmento, los destinos favoritos para los españoles son Nueva York, Buenos Aires y Bangkok. París, Londres y Roma destacan en el medio radio y Santa Cruz de Tenerife, Barcelona y Las Palmas de Gran Canaria en territorio nacional. Esto demanda impacta sin remedio en el precio.

«Viajar en 2023 tendrá, en general, un coste más elevado que el pasado año. Según los datos recopilados en nuestro buscador, los precios de los vuelos son alrededor de un 36 % más altos que los de 2022 y los de los alojamientos en hoteles también subirán en torno a un 7 % con respecto al ejercicio anterior», señala Natalia Díez-Rivas, directora comercial de Kayak para Europa. La directiva se muestra optimista. Pese a la subida de precios tan significativa, «no parece que vaya a afectar al deseo de viajar. Una cosa está clara, los españoles quieren seguir descubriendo mundo en 2023», comenta.

De hecho, Díez-Rivas asegura que, a pesar de que haya que hacer un mayor esfuerzo económico para disfrutar de un viaje, «se mostrarán buenas opciones, pero habrá que ser flexible en las fechas de viaje y los destinos». Es decir, que las herramientas de búsqueda y comparación, tanto para agencias como particulares, serán «más importantes que nunca».

En el caso de Kiwi, este buscador ha detectado que en el verano pasado los precios subieron de media un 45 % en España y en torno a un 40 % en el resto del continente, aunque a partir de septiembre se rebajó el crecimiento hasta algo menos que el 30 %.

El sector vive un periodo hiperbólico: en demanda, en ventas, en compras, en tasas, en precios, en colas… No es real, llegará un momento en que las aguas volverán a su cauce pero, mientras tanto, la aviación comercial aprovecha para hacer caja y recuperar lo perdido en los últimos años. La subida de precios es resultado de elementos negativos (combustible, inflación) y positivos (demanda), pero es pronto para determinar dónde está el límite y cómo afectará a la correcta progresión del mercado. El año 2024 será crucial para saberlo.

 

EL MERCADO ESPAÑOL

Las tarifas por el uso de la red de ayudas a la navegación aérea, las llamadas tasas de ruta, en los aeropuertos españoles han subido un 10,6 % en la operativa peninsular con respecto al año pasado, frente a una bajada del 6,4% en el ámbito de Canarias. Esta subida, que entró en vigor el pasado 1 de enero, colocó la tasa en 54,71 euros en la península y 45,47 para Canarias. La mencionada tasa de ruta es la remuneración de los costes por uso de las instalaciones y de los servicios de navegación aérea en ruta. Además, Eurocontrol ha establecido las nuevas tarifas unitarias para el año 2023 y ha modificado el tipo de interés por mora en el pago de dichas tarifas. Este organismo indica, no obstante, que las tarifas que se aplican en España son menores que otros países europeos como Alemania (73,04 euros), Francia (73,69 euros), Italia (72,37 euros) o Reino Unido (86,26 euros).