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SINGAPUR. El bosque animado

TEXTO Y FOTOS FERNANDO SAGASETA

Gardens by the Bay

Pocos países en el mundo pueden presentar una tarjeta de visita tan brillante en términos de prosperidad, eficiencia, innovación y convivencia. Singapur funciona como un cohete y por ello atrae inversiones del mundo entero para conformar el hub económico por excelencia del sudeste asiático. Arquitectura de vanguardia, museos de referencia, gastronomía de altos vuelos —aunque también pegada a la calle—, unas infraestructuras irreprochables y su peculiar cruce de culturas han convertido a esta pequeña ciudad-estado en todo un gigante del MICE.

 

Érase una vez una pequeña y apacible aldea de pescadores que llamó la atención del marino británico Thomas Stamford Raffles, quien allá por 1819 le daba vueltas a la idea de abrir una ruta hacia China para la Compañía de las Indias Orientales. En nombre de esta empresa, el militar adquirió la propiedad al sultán de Johor. A partir de entonces, el despegue fue imparable, primero como capital de las Colonias de los Estrechos y, después de la apertura del Canal de Suez, como centro mundial del caucho.

En 1946, Singapur obtuvo el estatuto de colonia británica, separada de Malaca y Penang. En la década siguiente, la metrópoli reconocía su autonomía dentro de la Commonwealth y en 1963 la ciudad-estado conseguía su independencia. Tras una breve integración en la Federación Malaya empezó a ejercer su soberanía completa a partir de 1965. A pesar de la falta de recursos naturales de importancia, en pocas décadas el milagro es una realidad. Hoy en día, Singapur presenta una las rentas per cápita más altas del mundo y su puerto es el de mayor tráfico del planeta, después de Shanghái.

Mucho se ha escrito sobre el secreto del éxito económico de esta ciudad-estado que ocupa una isla de apenas 728 km2 en la punta de Malasia, muy cerca de la línea del Ecuador. Desde luego, buena parte viene por un ecosistema para las inversiones flexible, abierto, innovador y con vocación claramente internacional, unido a un sistema político muy estable y, por qué no decirlo, bastante controlador para los estándares occidentales. Un paraíso para los emprendedores; no tanto para los que se salen de la ‘norma’. Hasta el pasado mes de noviembre aún estaba en vigor la ley  que prohibía las relaciones homosexuales.

CAMPEONA DEL MICE

Su posición privilegiada como gran hub de Asia se refleja también en su actividad MICE, cómo no. El ranking ICCA de 2019, un año bastante representativo, sin los efectos distorsionadores de la pandemia, situaba a Singapur en la 7ª posición mundial, por delante de potencias como Londres o Tokio, el primer destino de su continente en cuanto a grandes reuniones. Venues no le faltan, desde los más tradicionales hasta los que representan el último grito en arquitectura. Tampoco planta hotelera, con las grandes cadenas internacionales compitiendo en lujo y propuestas rompedoras. Para ser una megaurbe, el transporte público funciona como un reloj, especialmente la red de metro MRT, y los taxis no son nada caros.

Por lo demás, es un destino multicultural que da mucho juego  por su exótica diversidad, con fuertes contrastes, desde la ordenada y vanguardista jungla de cristal de su Central Business District (CBD), hasta los populosos barrios de Chinatown o Little India, con su marcada idiosincrasia. Templos budistas e hinduistas se suceden junto a iglesias o mezquitas en un país con una exquisita tolerancia religiosa. Algunos de sus museos son toda una referencia en la región asiática, los centros comerciales impresionan de verdad y por tener, tiene hasta playa. Los amantes de la gastronomía también se relamen cuando oyen hablar de sus 52 estrellas Michelin. Los bolsillos más modestos encuentran infinidad de propuestas en los famosos hawkers, esos mercados callejeros con puestos de comida que son toda una institución.

Y dos virtudes más. La sensación de seguridad es absoluta. Es cierto que la ciudad está sembrada de cámaras y algún que otro robot de vigilancia. Quizá por eso no se ve a gente de ‘mal vivir’ por las calles. A cambio de ello, pasear a cualquier hora y por cualquier zona es un privilegio poco habitual en las grandes capitales mundiales. Lo de la limpieza sí que es un misterio. A pesar de la falta de papeleras y de que los servicios municipales tampoco están todo el día dándole a la escoba, la pulcritud es llamativa. Una vez más, posiblemente tengan que ver las restricciones —por ejemplo, comer chicle está prohibido en el país— y una adecuada concienciación ciudadana.

GRANDES SEDES

El complejo para reuniones y eventos más céntrico es Suntec Singapore Convention & Exhibition Centre. Sus espacios impresionan. Están repartidos en seis plantas, con 42.000 m2 de superficie para exposiciones, 38 salas de reuniones, dos auditorios, uno de ellos con 6.000 plazas, y un gigantesco ballroom. Uno de los equipamientos que más llaman la atención es la inmensa pantalla led, que en el momento de su inauguración, en 2013, fue la más grande del mundo. Este recurso da muchísimo juego para la personalización de eventos, al poder proyectar todo tipo de imágines, vídeos y animaciones.

Otra gran ventaja es su situación, en un desarrollo urbanístico construido sobre terrenos ganados al mar, con la imponente Marina Bay y los Teatros de la Esplanada a sus espaldas, el centro comercial Marina Square de frente, y rodeado de hoteles de primerísimo nivel, como el extraordinario Parkroyal Collection Marina Bay, el JW Marriott South Beach o el Ritz Carlton Millenia, sin olvidar el histórico y emblemático Raffles, todos ellos de cinco estrellas.

Este último establecimiento también cuenta con un centro de convenciones anexo que no le va a la zaga al Suntec, con sus 10.000 m2 de versátiles espacios, entre ellos 34 salones y tres amplios ballrooms. Aquí se pueden celebrar convenciones de 2.850 asistentes en formato teatro, así como almuerzos y cenas para 1.800 comensales o cócteles con 2.600 invitados.

Otro de los grandes venues en pleno corazón de la ciudad es el Marina Bay Sands Expo & Convention Centre. Forma parte del complejo que se alza frente al hotel más icónico de la ciudad, el Marina Bay Sands, el de las tres torres unidas en la parte superior por una especie de tabla de surf. Es la continuación del exclusivo centro comercial Shoppes at Marina Bay Sands, todo un templo a la ostentación, muy al estilo Las Vegas, con canal y barcas en su interior que avanzan entre un delirio de tiendas.

Por lo que respecta al centro de convenciones, es de los más recientes de Singapur, y ofrece la friolera de 30.000 m2, 250 salas para eventos y 24 ballrooms, una de las cuales pasa por ser la más grande del sudeste asiático, con capacidad para 9.200 personas. Ahí es nada. En agosto de 2020 lanzó el último grito para los eventos híbridos, un estudio que va mucho más allá del clásico croma para crear entornos inmersivos, incluso con proyección en el suelo, cuyo único límite es la imaginación. El hotel no se queda atrás, con sus 2.561 habitaciones. Para acoger a un regimiento entero.

Ya en la zona del aeropuerto, al este de la isla, destacan otros dos gigantes. Uno de ellos es Singapore Expo, el mayor de los recintos dedicados específicamente a las ferias, con más de 100.000 m2 repartidos en 10 pabellones, además de numerosas salas para reuniones. Cuenta asimismo con el edificio MAX Atria, con otros 12.000 m2 repartidos en 32 salas. Entre ambos reciben una media de 600 eventos y 6 millones de visitantes al año. En la misma zona se encuentra el Changi Exhibition Centre (CEC), con 40.000 m2 para exposiciones y unos 2.000 para reuniones y eventos, sin contar con los 100.000 m2 para actividades en exterior.

Entre los grandes hay que mencionar también el Resort World Convention Center, que está en la isla de Sentosa, a la que, además de ferri, se puede acceder mediante teleférico. El innovador centro cuenta con un salón sin columnas que puede acoger a 6.500 invitados. Una barbaridad. También ofrece 25 salas de distintos tamaños. La gracia aquí está en complementar el evento con una visita a Universal Studios, que reserva algunas de las montañas rusas más excitantes del mundo, entre otras muchas atracciones, además del extraordinario SEA Aquarium, o el elegante Tanjong Beach Club, donde se celebran las fiestas más calientes de la isla. ¿Caída libre, piscinas de olas, carreras en trineo, columpios gigantes…? Todo es posible en Sentosa, un tributo al ocio más desprejuiciado.

VENUES SINGULARES

Entre tanto despliegue de medios, parece como si Singapur no tuviese más interés que romper récords con sus deslumbrantes infraestructuras, pero no es así. Los espacios históricos y singulares, para grupos más reducidos y en busca de experiencias diferentes, también abundan.

En el llamado distrito colonial, la joya de la corona es la National Gallery, que alberga la mayor colección de arte moderno del sudeste asiático. Ya de por sí, la visita es una de las imprescindibles del destino, y no solo por el contenido —ojo, más de 8.000 obras—, sino por el continente. La bóveda de aluminio y cristal que une los antiguos edificios del Ayuntamiento y del Tribunal Supremo, inaugurada en 2015 después de 10 años de obras, es portentosa. El conjunto ofrece numerosas posibilidades para celebrar eventos, entre ellos la magnífica azotea, en la que disfrutar también de las vistas, o la histórica City Hall Chamber, donde se firmó la rendición japonesa en 1945 y donde juró su cargo el primer jefe del Gobierno del país, Lee Kuan Yew, que fue la máxima autoridad durante varias décadas.

Aprovechando la ocasión, hay darse también una vuelta por la catedral de St. Andrew, uno de los pocos ejemplos de arquitectura gótica inglesa, alcanzada por un rayo en dos ocasiones; el campo deportivo de Padang, con su club de criquet, muy british; el Victoria Theatre and Concert Hall, de estilo, cómo no victoriano, que ofrece espacios para la celebración de eventos privados; o la antigua comisaría de policía de Hill Street, el llamativo edificio multicolor de los años 30 que actualmente acoge varias galería de arte.

Si se quiere completar el circuito del Singapur colonial, habría que dejar para otro día la incursión en el monumental Museo de las Civilizaciones Asiáticas, con la colección de tesoros más completa de la región, entre ellos más de 60.000 piezas de cerámica de la dinastía Tang descubiertas en un barco que permaneció más de mil años sumergido. Junto a las procedentes de China o de la antigua Indochina, también alberga todo tipo de piezas del subcontinente indio y de Oriente Medio.

El corazón de Singapur sigue siendo Marina Bay, esa entrada de mar ante la que se alza el ubicuo hotel Marina Bay Sands, que por la noche es todo un espectáculo, cuando se van encendiendo las luces en las habitaciones de sus tres torres y la fachada cambia de color a cada rato. Enfrente del centro comercial del mismo nombre hay un mirador que es el mejor sitio para asistir al montaje de luz y sonido sobre el agua, con dos o tres pases en función del día de la semana. Al otro lado se encuentra otro emblema de la ciudad, la escultura del Merlión, la mascota oficial de Singapur, con su cabeza de león y cuerpo de pez. Cada hora suelta una catarata desde su boca que es toda una atracción para los turistas. Otro icono de Marina Bay es el Art Science Museum, con su característica forma de gran loto blanco, cuyas hojas sirven de pantalla de proyección cuando cae la luz del día.

CRUCE DE CULTURAS

Las esencias de Singapur más multicultural hay que exprimirlas en cada barrio. Se puede empezar por Chinatown, pegado al distrito financiero, un lugar donde la vida parece haberse detenido desde hace generaciones. No hay más que sentarse en Kreta Ayer Square, junto al imponente Templo del Diente de Buda, para contemplar la apacible vida de los más mayores del lugar, pasando la tarde entre partidas de damas y sorbos de té. Estando aquí, la visita al templo es obligada. En él se custodia la supuesta reliquia en una estupa de oro de más de 300 kg, aunque más llamativa aún es la colección de 12.300 budas perfectamente alineados que se encuentra en la azotea.

En Chinatown hay que perderse no solo por las turísticas calles de Pagoda, Temple o Trengganu. Lo suyo es explorar el pequeño parque de Ann Siang Hill, donde apreciar el contraste entre la selva de rascacielos y las construcciones más tradicionales; contemplar el mural de Thian Hock Keng para conocer la historia en imágenes de los primeros inmigrantes hokkien, procedentes del sur de China; o visitar el templo hinduista de Sri Mariamman, el más antiguo de Singapur, con la magnífica decoración de su gopuram.

Por supuesto, hay tiendas por todos los lados, así como restaurantes populares donde probar una buena una cazuela de ancas de rana, picantes como un demonio, eso sí. En plan gastronómico, la zona acoge también el Maxwell Food Centre, uno de los centros de comida callejera más concurridos. Una idea más: acercarse a Pinnacle@Duxton, que pasa por ser el complejo de viviendas públicas más grande del mundo, formado por siete torres conectadas por puentes a muchos metros de altura, desde donde disfrutar de una panorámica 360º.

Otro barrio con solera es Little India, algo más ruidoso y colorido que Chinatown, sobre todo por los numerosos puestos de guirnaldas de flores, los vistosos saris que van de acá para allá o las fachadas de calles tan emblemáticas como Buffalo Road. Además, en uno de sus callejones se encuentra Tan House, la casa más multicolor de la isla, un imán para los coleccionistas de selfis. Impresiona también Serangoon Rd, con su sucesión interminable de tiendas de oro.

Después de darse una vuelta por Tekka Centre, donde se venden los productos más frescos, los que tengan interés por la arraigada cultura india del destino tendrán que pasarse por el Indian Heritage Centre, en una moderna y costosa construcción de acero y cristal que choca un poco con la fisonomía de la zona. Allí se pueden encontrar todo tipo de objetos, mapas, fotos y recursos multimedia. Por supuesto, no faltan los templos, como el de Sri Veeramakaliamman, con la venerada diosa Kali luciendo su collar de calaveras, tiendas pintorescas, como las de Little India Arcade, y restaurantes para aburrir.

Los musulmanes, la mayoría de origen malayo, también tienen su parte de ciudad. Se encuentra pegada a la zona india y se llama Kampong Glam. Aquí la estrella es la Mezquita del Sultán, con su inconfundible cúpula dorada, en medio de calles peatonales donde abundan las teterías, las tiendas de alfombras, los dulces árabes y los restaurantes turcos o libaneses. A un costado se encuentra Haji Lane, una de las calles más populosas para el ocio diurno y nocturno, con locales tan impactantes como Piedra Negra y sus provocativos murales de influencia mexicana, o el imprescindible Blu Jaz, en Bali Lane, un lugar de atrevida decoración con múltiples espacios que programa música en directo de todos los estilos.

MÁS PLANES

No se puede obviar que Singapur es un paraíso de las compras. Son incontables los centros comerciales impecablemente surtidos que compiten por fomentar el deseo de consumir. La arteria comercial por excelencia es Orchard Rd, con más de dos kilómetros donde las oportunidades de gastar no se agotan nunca. Entre su oferta destaca sobre todo el futurista ION Orchard Mall, adosado a la torre ION Sky, de 56 pisos, pero hay muchos más: Tanglin Shopping Centre, especializado en arte asiático; Paragon, hogar de grandes marcas de lujo internacionales; Tangs, uno de los más antiguos, todo un clásico; o Ngee Ann City, el gigante de mármol. Para darle un respiro a la tarjeta de crédito es muy recomendable darse un paseo por la cercana Emerald Hill Road y admirar sus preciosas casas adosadas.

En Joot Chiat, conocido entre los locales como Katong, también abundan las maravillosas shophouses, esas casas que sirven de residencia y negocio comercial. Aquí se encuentran auténticas joyas de vivos colores, pertenecientes a la comunidad peranakan, que son los descendientes de los primeros inmigrantes chinos. Las mejores son las que forman hileras en Koon Seng Road y en Joo Chiat Place. Muy cerca se encuentra el tempo de Sri Senpaga Vinayagar, cuyo tejado interior se encuentra cubierto de oro.

Desde este barrio, poblado de residencias de alto standing, se llega fácilmente caminando hasta East Coast Park, una franja costera de unos 15 km con una larguísima playa donde los singapurenses se evaden montando en bicicleta, preparando barbacoas, remando en kayak o jugando al voleibol. Son menos los que se bañan. La verdad es que el arenal está limpísimo, pero el muro de barcos mercantes alineados a pocas millas, esperando su entrada en el ajetreado puerto, impone un poco.

Uno de los lugares que no hay que perderse bajo ningún concepto es Gardens by the Bay. Por muy artificial que pueda parecer, este jardín botánico es todo un hallazgo, profundamente bello en su futurista visión de un mundo exuberantemente verde, ajeno a cambios climáticos o cataclismos de otra índole. Los gigantescos árboles de hormigón y acero vestidos con cientos de miles de plantas—éstas de verdad— son literalmente una pasada.

Por la noche, un espectáculo de luz y sonido realza aún más sus inquietantes figuras. Subiendo por un ascensor se accede hasta una pasarela que une tres de ellos a muchos metros de altura para disfrutar de la representación desde una perspectiva diferente. Los dos enormes invernaderos que se alzan en el mismo recinto son para dedicarles también un buen rato. Sus nombres no pueden ser más sugestivos: Cúpula de las Flores y Cúpula del Bosque Nublado. Otra sorpresa de las que dejan boquiabierto al visitante es la escultura del artista Marc Quinn, que representa a un colosal bebé dormido que parece flotar sobre la hierba.

La ciudad-estado reserva muchos más atractivos. Hay que dedicarle tiempo para sacarle bien el jugo. Si se quiere sentir de cerca el latido de la selva —mezclado con el lejano rugido del tráfico—, no hay más que acercarse a Southern Ridges, hacia el oeste. Una serie de parques conectados entre sí alternan senderos y pasarelas elevadas sobre el frondoso bosque. Al llegar a Henderson Waves hay que pararse y admirar. A un lado, las vistas de la ciudad, y al otro, el curioso complejo residencial Reflections at Keppel Bay, que emerge entre la vegetación como si fuera una colonia de pioneros en un lejano planeta.

Para los que busquen diversión nocturna, oportunidades no les van a faltar. La mayor concentración de ocio se sucede a lo largo del río Singapur, con varios puntos de parada y fonda. El más turístico y saturado es Boat Quay, con los típicos captadores de clientes en la puerta de los establecimientos, la mayoría de ellos al aire libre. Luego está Clarke Quay, una zona  donde abundan garitos de música atronadora ocupando sus pintorescas construcciones color pastel. Un poco más allá se encuentra Robertson Quay, para gente algo más adulta en busca de ambientes sofisticados, servidos en locales reconvertidos de antiguos almacenes. ¡Ojo!, beber sale caro. Una pinta de cerveza cuesta en torno a 10 euros. Por eso está tan extendida la costumbre del happy-hour, con ofertas de 2×1 y cosas así. Lo malo es que suelen ser entre las 17 y la 20h. Pero bueno, al menos 6 de los World’s 50 Best Bars están aquí. Es el precio de la diversión en uno de los ombligos del mundo.

DESTINO CHANGI

Changi Airport_The Jewel

El viajero que llega a Singapur se percata de lo que va a encontrar en el destino nada más aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Changi, al que vale la pena dedicarle incluso una visita turística, si se tiene tiempo, porque es un destino en sí mismo. Ha sido reconocido ocho veces como mejor aeropuerto del mundo por parte de Skytrax y da servicio a 120 aerolíneas que conectan con más de 400 ciudades en un centenar de países. A pleno rendimiento es capaz de programar 7.400 vuelos a la semana, y sigue creciendo. Como su propio nombre indica, la joya de esta infraestructura —que a veces parece todo menos un aeropuerto, con la profusión de plantas que alberga y sus jardines verticales—, es The Jewel, un espacio de ocio y entretenimiento en torno a la cascada de interior más alta del mundo, con un efecto hipnótico que se acentúa por la noche, cuando va cambiando de color. En la parte superior hay hasta un parque de atracciones. Otra ventaja es que está muy bien comunicado con la ciudad, con acceso directo al metro desde la Terminal 3.

La compañía Singapore Airlines también suele ocupar los primeros puestos de los rankings mundiales en cuanto a calidad de servicio. La conexión con España es realmente cómoda, gracias al vuelo directo desde Barcelona cinco días a la semana, con una pequeña escala en Milán, sin cambiar de avión. En la temporada de verano operará dos días más, estos sin escala. Al llegar antes, aumentan las posibilidades de conexión en el caso de viajar a otros destinos del sudeste asiático o de Australia. El servicio a bordo es irreprochable y el catering presta especial atención a la gastronomía asiática, que en las clases premium está asesorada por grandes chefs. Hasta se puede reservar con antelación el plato principal del menú. Todo son ventajas.

RECOMENDADOS

Pan Pacific Hotels Group es un referente de lujo y sostenibilidad en los países donde está presente: Australia, Bangladesh, Canadá, China, Estados Unidos, Japón, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia, Reino Unido y Vietnam. Además, tiene varios proyectos en marcha de aquí a 2025 en Camboya, China, Indonesia, Kenia, Malasia y Vietnam. En Singapur cuenta con ocho hoteles y edificios con suites, tanto de la marca Pan Pacific, como Parkroyal, y otro más que va a abrir antes del verano. La gama alta de esta última enseña se denomina Collection, con dos establecimientos:

PARKROYAL COLLECTION PICKERING *****

Abierto hace solo diez años, es todo un icono en la ciudad, con esas torres de cristal conectadas entre sí por jardines flotantes de copiosa vegetación que en algunas de las habitaciones decoran como si se estuviese en el interior de un invernadero. Desde luego, es una construcción muy ambiciosa en objetivos de sostenibilidad, con 15.000 m2 de plantas distribuidas por una original arquitectura ondulante inspirada en los arrozales de Bali y que incluye cascadas, jardines verticales y hasta un huerto. Destaca también por su ubicación, junto al distrito financiero, Hong Lim Park y Chinatown. Cuenta con 367 habitaciones donde reina la madera natural, muchas de ellas en pisos con servicios exclusivos, como el Collection Club Lounge. También dispone de varios salones para eventos, con capacidad hasta 800 personas, así como el restaurante Lime, de cocina contemporánea, y una planta de wellness con piscina infinity y spa.

3, Upper Pickerin Street
Tel. +65 6809 8888
www.panpacific.com/pickering


PARKROYAL COLLECTION MARINA BAY *****
Con una situación también magnífica, junto a Marina Bay y el centro de convenciones Suntec, es otro de los campeones de la sostenibilidad, el primero que introdujo el concepto ‘Garden-in-a-Hotel’. Lo que más llama la atención es su impresionante atrio, de casi un centenar de metros de altura, forrado de vegetación y donde se escucha el canto de los pájaros cuyas jaulas se reparten por toda la estancia. El hotel ofrece 583 habitaciones de muy diferentes características. También cuenta con 2.000 m2 para eventos y unos 1.000 m2 para exposiciones. La capacidad total en formato teatro es para 700 personas. Por supuesto, cuenta con todos los servicios que se puedan imaginar correspondientes a un hotel de su categoría.

6, Raffles Boulevard. Marina Square
Tel. +65 6845 1000
www.panpacific.com

MARINA BAY SANDS *****

¿Hotel? ¿Destino en sí mismo? ¿Imagen internacional de Singapur? Todo ello a la vez, porque este impresionante edificio es uno de los hitos de la arquitectura contemporánea, y como tal sale en casi todas las imágenes que promocionan el destino. El complejo, ideado por el israelí Moshe Safdie, está formado por casino, teatro, centro de convenciones, museo y centro comercial, además del propio hotel. Sus tres torres, de 55 plantas, están conectadas por la pasarela Sky Park, con magníficas vistas, que acoge una piscina infinity de verdadero infarto y un exclusivo restaurante. Una locura.

10, Bayfront Ave. Marina Bay
Tel. +65 6688 8888
www.marinabaysands.com

RAFFLES HOTEL *****

Aunque no se esté alojado en él, merece una visita, porque se trata de un establecimiento histórico, con todo el sabor de la época colonial, incluido el portero sij que da la bienvenida. Hasta aparece en una novela de Josef Conrad… Su trayectoria se remonta a 1887, cuando apenas contaba 10 habitaciones frente a una playa que fue engullida por el desarrollo urbanístico. Aunque en los años 70 estuvo a punto del derribo, en 2017 se sometió a una millonaria reforma y hoy luce con mayor esplendor si cabe. Por supuesto, el Raffles es un exponente privilegiado de eso que se conoce como lujo asiático. Su pasillo de la fama recoge fotografías de ilustres huéspedes, desde Elizabeth Taylor o Michael Jackson, hasta Boris Johnson y Bill Gates. Con cuatro salas para eventos, puede acoger hasta 500 asistentes.
1, Beach Rd.
Tel. +65 6337 1886
www.raffles.es

 JW MARRIOTT SOUTH BEACH ****

Un gigante del MICE, ubicado en un complejo muy céntrico formado por dos rascacielos de vanguardista concepción, con esa estructura metálica que protege los edificios de arriba y abajo y les confiere una sensación de liviandad. Una vez pasado el lobby, presidido por una escultura de Botero, se puede acceder a alguna de sus 634 habitaciones, 47 de ellas suites. No le faltan espacios para eventos, con sus 16 salones. El más destacado, junto a la torre principal, es el Gran Ballroom, una construcción de los años 30 con un equipo de iluminación verdaderamente deslumbrante.

30, Beach Road
Tel. +65 6818 1888
www.jwmarriottsingapore.com

Singapur es un verdadero paraíso para los foodies, tengan el presupuesto que tengan, aunque la ciudad no es barata precisamente. La opción más básica, pero muy recomendable, es acudir a alguno de los numerosos hawkers que hay en cada barrio. Existe toda una cultura en torno a estos centros populares, al aire libre o cubiertos, donde acude a comer todo el mundo. Se basan en puestos de comida en torno a mesas que conviene ocupar previamente, antes de iniciar la ronda por los humeantes mostradores que sirven todo tipo de especialidades asiáticas. Entre los más recomendables destacan Maxwell Food Centre, Chinatown Centre y Lau Pa Sat, en Chinatown; Tekka Centre, en Little India; Chomp Chomp Food Centre, en Serangoon Gardens; Takasimaya Food Village, en Orchard Road; o Satay by the Bay, en el parque de Gardens by the Bay.

En el otro extremo están los infinitos restaurantes de alta gastronomía, de todas las cocinas imaginables, que se pueden encontrar en una gran urbe como Singapur, que concentra un total 52 estrellas Michelin y 67 menciones Bib Gourmand, según la guía de 2022. No está nada mal en un espacio tan pequeño. Entre los establecimientos de cocineros famosos destacan Odette y Les Amis, dos templos de la cocina francesa; National Kitchen, con platos de la cultura peranakan de la popular chef Violet Oon, que tiene abierto un restaurante en la National Gallery; Waku Ghin, en Marina Bay Sands, con comida japonesa preparada por Tetsuya Wakuda, con dos estrellas de la célebre guía gala; o Alma, del Juan Amador, hijo de emigrantes españoles en Alemania, con tres estrellas en Viena y una en Singapur. La lista es interminable.

ACCESO

La Electronic Arrival Card está en vigor desde hace un tiempo para cumplir los trámites de entrada con antelación a través de la web de Inmigration and Checkpoints Authority (ICA) o de la aplicación SG Arrival Card, sin coste alguno. Los españoles no necesitan visado y la estancia para turistas es para un máximo de 30 días.

POBLACIÓN

Singapur es un estado multiétnico con una población de 5,7 millones de habitantes, el 30% de los cuales son expatriados de todo el mundo. Entre los locales, el 76% es de origen chino; el 15%, malayo; y el 7,5%, indio.

IDIOMA

Los cuatro idiomas oficiales son el inglés, el mandarín, el malayo y el tamil. El primero de ellos es el que se suele utilizar en la Administración y el que habla más o menos todo el mundo.

HORARIO

La diferencia con España son 6 o 7 horas más, según la época del año, es decir UTC/GTM +8 horas.

CLIMA
Caluroso y húmedo todo el año. Las temperaturas durante el día tienen una media de 28ºC. Abundan las lluvias durante la época del monzón, de diciembre a marzo y de junio a septiembre.

MONEDA

El dólar de Singapur (SGD), equivalente a unos 0,70 euros, aunque también se suelen aceptar otras divisas en los grandes centros comerciales. Las tarjetas son de uso común, pero hay que asegurarse antes. En ciertos comercios y restaurantes exigen efectivo.

VOLTAJE

La electricidad va a 220 v. Los enchufes son de tres puntas, tipo G, como los del Reino Unido. Muchos hoteles cuentan con adaptadores.

MOVILIDAD

El metro, Mass Rapid Transit (MRT), es rápido y muy fácil de usar. La red está formada por seis líneas bien identificadas con colores. Se puede utilizar la tarjeta EZ-Link, que se va recargando, o el Singapore Tourist Pass, con viajes ilimitados durante el periodo de tiempo elegido. También funciona directamente con la tarjeta de crédito personal. No hay que olvidarse de pasarla por las bandas magnéticas también a la salida. Si no se hace, como el precio depende del trayecto, cobran la cantidad más alta. Los taxis son accesibles y relativamente baratos. En teoría no se pueden detener fuera de las paradas indicadas. Tampoco es necesario regatear. La red de autobuses también es buena.

TABACO

Está prohibido fumar en todos los sitios con aire acondicionado: centros comerciales, restaurantes, cines, transporte público, taxis, hoteles, ascensores, etc. En la zona de Orchard Road solo se permite en ciertos espacios delimitados por una línea amarilla. Y algo que sorprende a todo el mundo: hay una ley que prohíbe la fabricación, importación y venta de chicles. Consumir este producto es motivo de multa, salvo los que cuentan con prescripción médica como sustitutivos de nicotina.

SEGURIDAD

Singapur pasa por ser una de las ciudades más seguras del mundo. La verdad es no hay sensación de peligro al pasear a cualquier hora del día o de la noche por cualquier zona.

IMPUESTOS

Los turistas pueden reclamar la devolución del 7% de las tasas GST que se aplican a bienes y servicios en los establecimientos autorizados. Se puede realizar de forma electrónica a través del llamado Electronic Tourist Refund Scheme (sTRS) en el aeropuerto, la terminal de cruceros o en los mismos puntos de venta. Es bueno pedir factura electrónica. Hay que tener cuidado, porque los precios de los restaurantes no incluyen los impuestos. Lo normal es calcular entre un 15% y un 20% más a la hora de pagar la factura.