Seis meses después de su nombramiento, ¿cuáles son sus sensaciones al frente del histórico hotel?
Es un hotel que enamora. Me encantan los hoteles con historia y con alma. El Palace Barcelona es algo más, un emblema de la ciudad y de su vida social.
¿Qué es lo que esperan hoy en día los clientes de un establecimiento de lujo como El Palace?
Lo que más valoran es el servicio, el personal. Es la esencia de la hotelería premium. Hoy en día las instalaciones y las habitaciones de los hoteles están cada vez están más actualizadas. Lo que marca la diferencia es el factor humano. Aunque haya cosas que no se puedan conseguir, la actitud y la voluntad de servicio es lo que cuenta.
¿En qué se diferencia España de otros mercados que usted conoce bien, como Nueva York, Doha o Amán?
Hay diferencias por las distintas culturas, los sistemas legales, etc. En Oriente Medio la mano de obra es más asequible, por lo que se puede contratar a más personal. Eso no quiere decir que sea más productivo. Allí también hay una brecha en la igualdad de género. No puedes ir con los mismos valores que en Occidente.
¿Qué relación mantienen con la propiedad?
Es una suerte tener una propietaria como la actual, porque está muy implicada con el hotel y su historia. No pertenece a ningún fondo de inversión ni ninguna compañía. Nos salvó del concurso de acreedores en 2012, mantuvo a los empleados e invirtió mucho dinero en la reforma integral del establecimiento. Gracias a ella estamos aquí. Después de 30 años en Marriott, una de las razones por las que dejé la cadena para venir aquí fue precisamente esto.
Un hotel tan lujoso, ¿no intimida un poco a las empresas?
Es cierto que impone un poco. Hay gente que solo viene a tomar algo a la terraza y le cuesta entrar. Pero hemos hecho un gran esfuerzo de acercamiento a la ciudad y ya no es tan prohibitivo como antes. Nos estamos enfocando mucho en el tema experiencial: organizamos muchos eventos, tenemos un barquito para ver atardecer desde el mar, hay cine al aire libre cada semana, así como espectáculos de flamenco, y son muy populares el brunch de los domingos con dj o los afternoon teas. Estamos en constante movimiento.
¿Qué peso tiene la propuesta gastronómica en la oferta de valor?
Contamos con un chef tan reconocido como Rafa Zafra al frente del restaurante Amar. Estamos arrancando, pero seguro que va a ir muy bien.
¿Qué iniciativas está llevando a cabo para mejorar la sostenibilidad?
Estamos actuando en distintos ámbitos. Por ejemplo, hemos realizado encuestas a los empleados para construir entre todos una misión común. Les preguntamos qué valores quieren tener en el hotel para seguir creciendo como familia y están saliendo muchos temas de sostenibilidad y compromiso social, algo que nos alegra mucho. Estamos orgullosos de tener una plantilla en el que hombres y mujeres están muy igualados, incluso en los puestos de más altos ocupados por mujeres, como la directora de Recursos Humanos, la de Comunicación, la subdirectora o la misma propietaria.
FRANCISCO RACERO
JEFE DE CONSERJERÍA
Artistas, músicos, escritores, políticos, deportistas de élite… La lista de artistas y celebridades que han pasado por el hotel es interminable. ¿Con quién se queda?
Me quedo con el actor Rod Hudson. Me impresionó mucho conocerle. También Freddy Mercury y Michael Jackson, que no sabíamos que estaba alojado en el hotel hasta que le vimos de casualidad. Daba un poco de impresión, con esa piel tan poco natural.
Tendrá miles de anécdotas que contar…
Muchas, muchas. El actor Patrick Swayze, el de Dirty Dancing, que se dejó todas las joyas en la habitación del hotel. Las pudimos recuperar y mandárselas a casa. Freddy Mercury tocó el piano en el lobby acompañado por Montserrat Caballé. Ronnie Wood, el de los Rolling Stones, se puso a tocar la guitarra en el bar. Xavier Cugat y Dalí vivieron aquí. Ramón Mercader, el agente comunista que mató León Trotski, fue maitre del hotel y hubo un dignatario árabe que entró en el hotel como príncipe y salió como rey, porque durante su estancia falleció su padre… En fin, la lista de historias es muy larga.
¿Qué aportan las nuevas generaciones que se incorporan al equipo?
Aquí, los empleados se quedan mucho tiempo porque les inculcamos bien las esencias del hotel. También hay que decir que la dirección nos trata muy bien. La Conserjería es un departamento relativamente fácil de llevar, porque todo el mundo está muy concienciado y sabe lo que tiene que hacer. Y estamos muy cohesionados, a pesar de las distintas procedencias. Es un poco contradictoria la estabilidad laboral de aquí con lo que yo les aconsejo a mis hijos, todo lo contrario de lo que me decía mis padres, que querían para mí un trabajo para toda la vida. Empecé con 16 años y aún sigo aquí. Sin embargo, a los míos les animo a que conozcan mundo, que pasen por diversas empresas.