Si hay algo que ejemplifica el glamur de la aviación es el lujo, la distinción y el confort de la primera clase. La adaptación a las aeronaves de los míticos trenes de lujo y de la navegación ha servido para que una parte del avión sea objeto de deseo y envidia. No obstante, tras casi setenta años de historia, muchas compañías se replantean elegir entre imagen y rentabilidad. Aun así, algunas de las grandes compañías se niegan a arrinconar uno de sus grandes y espectaculares iconos.
En el año 1952 se produjo un hecho trascendental para la aviación: IATA permitió la oferta de distintas tarifas en un mismo vuelo. Nacía la «desigualdad» basada en el precio, algo insólito en los cielos, pero habitual sobre raíles o cruzando el océano en largas singladuras. Paradójicamente, esto permitió que surgiera una clase más económica, la que hoy denominamos genéricamente turista, pues hasta entonces volar era un privilegio al alcance de pocos.
Oficialmente, la compañía que creó la primera clase fue la mítica y ya desaparecida Pan Am, que ofrecía vuelos con todos los asientos de primera (44) o combinados con su clase turista (82). Su principal característica, rompedora entonces, era que los asientos se extendían, lo que proporcionaba un mayor confort a los pasajeros más distinguidos o con más posibles. La evolución llegaría con el Boeing 377 Stratocruiser, que tenía tanto espacio que ofrecía un pequeño bar, cocina para alimentar al centenar de pasajeros e incluso una treintena de literas con servicio de desayuno. Aquella primera clase se denominó The President.
Paralelamente, compañías como la TWA y British Airways empezarían a ofrecer esta propuesta. Todas incorporaban un servicio completo, con comidas, pases de canapés, asientos cómodos, etc., frente a la que se hallaba la clase económica, en una especie de escala social a bordo que todavía hoy permanece. Este binomio continuaría hasta los años 70, década en la que surgió una nueva tarifa intermedia, germen de la clase Business, la verdadera triunfadora en nuestros días.
Un concepto de lujo
Una primera clase es, básicamente, la oferta de lujo de una compañía aérea y eso implica todo: atención comercial impecable, servicios en tierra de lujo, facilidad en los procedimientos, confort de los asientos, mayor intimidad en el vuelo, oferta gastronómica de primera fila, propuesta de entretenimiento destacada, amenities de las firmas más exclusivas del mundo… Todo lo que uno se pueda imaginar si acude, por ejemplo, a un hotel de lujo. Incluso dentro de este concepto se puede ir más allá: la competencia entre las distintas compañías por ofrecer lo mejor de lo mejor se vio sacudida con la llegada al campo de vuelo del Airbus A380, el gigante aéreo, y sus impresionantes suites, ofrecidas desde hace tiempo por Singapore Airlines, Emirates o Etihad. Toda una oda al lujo y la exclusividad, aunque no siempre a la rentabilidad.
Curiosamente, a modo de cataclismo antediluviano, estos gigantes han sufrido los rigores del hundimiento del mercado por la pandemia. En la necesaria búsqueda la rentabilidad, el gran espacio que ocupan estas propuestas ha hecho que algunas de estas compañías —por ejemplo, Singapore Airlines o Qantas— dejaran de ofrecerla en 2021. Incluso hayan retrasado su puesta en marcha de nuevo. Otras siguen con ella, pero se plantean dejar de hacerlo. Los vaivenes del mercado, el último de ellos por el conflicto bélico en el este de Europa, no ayudan a recuperar la estabilidad necesaria para este tipo de producto, desmesurado para muchos. De hecho, compañías como Qatar Airways y Qantas han vuelto a usar estos grandes aparatos.
Un paso atrás
Pero este replanteamiento, este paso atrás de esta exclusiva propuesta, no afecta solo a las suites del A380, sino a la primera clase en sí. Desde 2010 se está produciendo una disminución de la demanda, como atestiguan algunas consultoras, como OAG. Aunque muchas son las causas, los expertos consideran que existen dos grandes elementos que están haciendo que pierda fuelle.
En primer lugar, la ausencia de rentabilidad. Por un lado, un billete muy caro no siempre rentabiliza un vuelo, es decir, hay compañías que prefieren vender mayor porcentaje de billetes intermedios que algunos de los de estatus más elevado. Además, también tiene que ver con el aprovechamiento de los propios aparatos. Las compañías en los últimos años están apostando por la eficiencia energética, la sostenibilidad y, por supuesto, la rentabilidad, y eso no casa muy bien con espacios tan grandes como los de primera clase. El abandono de aparatos como el A380 o los grandes 747 dejan fuera de juego a suites y grandes camas.
En todo caso, este movimiento no es absoluto en la industria, como pone de manifiesto la apuesta de compañías como Emirates o Etihad por el gigante del consorcio aeronáutico europeo. Para hacerse una idea de las dimensiones que suponen las distintas clases, la propia Emirates reformó en 2015 un A380-800: eliminó la primera clase y dejó solo 58 plazas de Business. El resultado fue de un total de 615 plazas. Puede que no sea rentable, pero es un icono que casa con la filosofía de algunas compañías, por ejemplo, con las emiratíes.
El otro gran elemento perturbador de estos hoteles de lujo aéreos surgió en la década de los setenta, cuando compañías como Qantas, Air France, KLM o American Airlines comenzaron a ofrecer una tercera clase entre la primera y la económica. Entonces no se podía hablar de clase Business o Ejecutiva, pero con la llegada del siglo XXI, sí. A medida que se fue generalizando este tipo de propuesta, que incorporaba ventajas propias de la primera clase, tales como asiento abatible, complementos o gastronomía gourmet, la necesidad de destinar un amplio porcentaje de los aparatos a unas cuantas plazas de precio muy elevado comenzó a tener menos sentido para muchos. Además, en los últimos años han proliferado distintas opciones tarifarias con beneficios asociados.
Propuestas de todo tipo
Aunque algunas compañías, han abandonado la primera clase, otras han decidido mantenerla, por lo que, hoy por hoy, un vuelo puede convertirse en toda una experiencia de lujo a bordo.
Singapore Airlines es un ejemplo sintomático de estos tiempos, pues ha mantenido su primera clase, pero no en todos sus aparatos. Tras dejar de ofrecer sus míticas suites en sus A380, ahora mismo está disponible en los Boeing 777-300ER, tanto el original como el remodelado. Un asiento de 90 cm en cuero plena flor y caoba y que se convierte en cama plana grande hasta los dos metros es su propuesta, junto a ropa de cama, edredón y almohada, así como un kit de aseo de Ferragamo. La gastronomía corre a cargo de su Panel Internacional de Chefs. Y en entretenimiento ofrece el sistema Kris World, con más de un millar de opciones, así como internet y conexión para portátiles.
Etihad es otra de las grandes referencias del lujo en el vuelo. Ofrece suite privada, a la que se accede después de disfrutar de la sala vip Etihad First Lounge, que incluye hasta spa y a la que se accede con coche privado con conductor. Una vez a bordo, llega la hora de disfrutar de la más selecta gastronomía a la carta y de más de mil horas de entretenimiento totalmente accesible. Además, el viajero recibe kits de cuidado del cuerpo y el equipo de responsables de wellness está disponible las 24 horas. Y para refrescarse, nada mejor que un neceser de Aqua di Parma.
Air France cuenta con La Première, una de las propuestas más famosas. La acogida empieza en el desplazamiento a los distintos aeropuertos en los que al pasajero le espera una sala vip especial que destaca por su cuidada gastronomía, elaborada por el chef Alain Ducasse, y su propuesta de salud de Sisley. Una vez a bordo, el catering responde a las propuestas de destacados cocineros, que renuevan sus creaciones cada cuatro meses. Y todo sin olvidar una exquisita carta de vinos.
La compañía francesa ofrece en el B777-300 hasta cuatro suites privadas, cuyo asiento se transforma en una cama de dos metros totalmente equipada. Además, dispone de entretenimiento de sobra para disfrutar del vuelo, con pantalla de 24 pulgadas. El kit de belleza y los cosméticos corren a cargo de Carita, con una selección de hasta cuatro tratamientos profesionales. Todo ello viene rematado por un conjunto de ropa de algodón del máximo confort.
Lufthansa ofrece su First Class en el Boeing 747-8, con solo ocho asientos. Se centra en ofrecer el menor ruido, la máxima comodidad y una total conectividad, con unas vistas espectaculares y un ambiente muy relajado. También está disponible en el A340-600, con otras ocho plazas por aparato. La propuesta de la compañía alemana ofrece un menú muy atractivo, en el que destacan los Culinary Delights, y un completo programa enológico coordinado por Markus Del Monego. A esto hay que añadir los tradicionales detalles de amenities, ropa de cama, entretenimiento, etc.
All Nipon Airways (ANA) también dispone de una destacada primera clase en sus Boeing 777-300ER original y renovado y en sus A380. En el primero ofrece The Suite, un asiento de gran funcionalidad con un monitor de 43 pulgadas que se queda plano y que se puede configurar para parejas. Por su parte, el Ana First Square es un asiento autónomo con paneles, mesa de trabajo y distintos compartimentos. En tierra, la aventura comienza en la Ana Suite Lounge en el aeropuerto de Tokio-Narita o en muchas otras adscritas a su programa Flying First. Una vez a bordo, destaca su concepto gastronómico The Connoisseurs, con platos muy apetecibles y equilibrados en los que la cocina japonesa tiene gran peso, aunque prima la internacional. Confortabilidad y servicio impecable, al mejor estilo japonés.
Qatar Airways es otra de las aerolíneas de Oriente Medio que ofrecen primera clase. Curiosamente, ha recuperado algunos de sus A380, y en ellos ofrece esta categoría. Las instalaciones de tierra en el aeropuerto de Hamad son ya lo más parecido a un hotel de cinco estrellas.
Una vez a bordo comienza un viaje difícilmente comparable. Desde platos y bebidas exquisitos hasta productos de aseo Bric’s, pasando por pijamas de diseño de The White Company, la compañía cuida todos los detalles, sobre todo en la cama, ultraconfortable y con ropa blanca y edredón de Frette. Por su parte, las opciones de trabajo están garantizadas con conexión para portátiles, wifi, etc., y con más de 3.000 referencias audiovisuales. Recientemente ha incorporado para sus viajeros un juego de amenities de la lujosa marca francesa Diptyque.
Cathay Airways, la compañía de Hong Kong, ofrece un equilibrado servicio en la mejor de sus clases. Desde inspiradores menús con sabor muy oriental, pero con diversidad internacional, hasta lujosa ropa de cama y kits de cuidado personal. Tiene área de trabajo privada, con conexión wifi y toma de corriente, así como servicios de ‘no molestar’. Las camas son una de las más amplias del mercado y están vestidas por la marca Bamford: un grueso colchón, sábanas de 600 hilos y juegos de almohadas. En lo que respecta al entretenimiento, ofrece auriculares Bose para aislarse del ruido. También destacan otros detalles como el juego de ropa de PYE. En tierra permite acceso a sus exquisitas salas First, The Pier y The Wing.
Thai Airways basa su oferta en la Royal First. El viaje comienza con el ‘Touch of Silk’, un masaje corporal completo, o el ‘Royal Thai’, el tradicional tailandés, en la sala Royal First del aeropuerto de Bangkok. En el A380 y el Boeing 747 incluye suites semiprivadas de ocho pies de largo. También en este último y en el Airbus A340 dispone de lujosos diseños de cápsulas equipadas con camas planas y con gran espacio privado entre cada asiento. Todas tienen pantallas y plataformas de vídeo y audio. Ropa cómoda y zapatillas, kit de viaje con artículos de tocador y accesorios de diseño, suaves almohadas y mantas son otros de los elementos de los que disfruta el viajero. Además, los exclusivos baños cuentan con toallas de lino y artículos de tocador de calidad.
Qantas es otra de las compañías que ha recuperado el A380. En la primera clase de su flota, la gastronomía corre a cuenta de Neil Perry y se prepara a bordo, gracias a la colaboración con Rockpool. Además, cuenta con sus ‘Sommeliers in the Sky’ para disfrutar de las mejores bebidas. Por otra parte, si se quiere disfrutar, el cliente tiene a su disposición tecnologías de última generación, una pantalla táctil, cascos antirruido, conexión wifi, etc. El menaje textil es de Sheridam, con edredón, sábanas, almohadas y una cama de hasta 212 cm. Y en lo que respecta a los artículos de cortesía, los pijamas están diseñados por Martin Grant: 100 % algodón y con pantuflas a juego. Además, se ofrecen artículos Aspar by Aurora Spa, de diseño especial para la compañía. Destaca su servicio de primera en tierra en Sídney y Melbourne.
British Airways, una compañía clásica en este segmento, ofrece The Concorde Room y The First Wing, en la Terminal 5 de Londres-Heathrow, dos espacios exclusivos que anticipan lo que el viajero se encuentra a bordo. Por ejemplo, el asiento convertible en cama de casi dos metros con ropa de Temperley London, así como los kits de cuidados personales de Emeris. La aerolínea inglesa ofrece con orgullo el diseño de cabina de primera clase en sus Boeing 787-9 Dreamliner, con solo ocho plazas para disfrutar del máximo confort, dado que normalmente son 14. Por su parte, la oferta multimedia es muy interesante, con amplios contenidos y capacidad de conexión total para poder trabajar.
Swiss International Air Lines es otra de las compañías cuya primera clase aparece bien posicionada en los rankings, con su Swiss First Lounge en tierra y un servicio a bordo confortable y exquisito, con ropa de Zimmerli y kits de cuidado personal de La Prairie.
Emirates ofrece un embarque prioritario y relajado para su vuelo en primera clase en un A380, que también incorpora en el Boeing 777. El personal de a bordo acompaña al cliente a su suite, donde disfrutar de un menú gourmet totalmente personalizado o acudir a la sala vip a tomar algo. En el asiento se puede disfrutar de un auténtico cine, con auriculares E1 de Bowers & Wilkins, diseñados para Emirates. Tras la preparación de su cama por parte del personal de cabina, llega el momento de descansar. Al despertar de puede tomar una ducha spa, complementada con los productos del exclusivo neceser de Emirates Private Collection Bulgari. Además, durante el vuelo se puede relajar un poco más con los productos de la lujosa colección para el cuidado de la piel de Byredo.
Japan Airlines, Korean Air, Oman Air, Saudi Arabian Airlines también optan entrar en el prestigioso club de la First… Pese a la suspensión de algunas de las clases temporalmente por la pandemia o por la mencionada pérdida de rentabilidad, la primera clase, esa que ha encarnado el lujo de la aviación desde hace setenta años, tiene todavía camino por delante. Es cierto que la Business o Ejecutiva, cada vez más completa y más ajustada económicamente, le pisa los talones. Pero siempre habrá viajeros dispuesto a vivir una auténtica experiencia de lujo y confort, en la que, desde luego, se hace camino al volar.
VUELOS SIN DISTINCIONES
El gusto por la excelencia y la comodidad a bordo tiene un singular ejemplo. La Compagnie, nacida en 2013 con el nombre de Dreamjet, es una aerolínea francesa que voló por primera vez con esta marca de París-Charles de Gaulle a Newark Liberty en junio de 2014. Poco después inauguró otra ruta: Londres Luton-Newark Liberty. Su peculiaridad es que ofrece solo billetes de clase ejecutiva —no primera—, un total de 76 por vuelo, a bordo del Airbus A321Neo, que destaca por su ahorro y eficiencia.
Todos sus asientos se convierten en camas horizontales de 192 cm y cuenta también con un variado programa de entretenimiento. La gastronomía corre a cargo del afamado chef Christophe Langrée, con menús de cuatro platos. Junto a él colaboran con la compañía David Toutain, Frédéric Duca y Florent Ladelyn, entre otros. Tampoco falta el buen champagne y, curiosamente, gracias a Petit Bambou, un servicio de meditación a bordo. Y en lo que respecta a los servicios de tierra, ofrece el salón Montale, en Milán; el Plaza Lounge, en Newark, el Levity, en Niza; y el Icare, en París Orly (actualmente cerrado).
LA BUSINESS GANA ENTEROS
Qatar Airways presentó en 2019 QSuite, una propuesta que considera «Primera en clase Business», una muestra de la progresiva evolución de la clase ejecutiva, cada vez más lujosa y confortable. Se trataba de suites privadas personalizables, caracterizadas por disponer por primera vez de una cama doble, pionera en la clase Business, con paneles de privacidad que separan y permiten a los pasajeros de asientos contiguos crear su propia habitación. Aquí radica su gran novedad. Los paneles regulables y los monitores de televisión móviles en el centro de los cuatro asientos permiten viajar juntos a varios pasajeros y transformar el espacio en una suite privada, para poder trabajar, comer o socializar. Cada asiento está elaborado a mano con detalles minuciosos y de lujo: cuero italiano cosido a mano y terminaciones en rosa satinado y dorado.
Este es el concepto que algunos años antes lanzó Delta, con su Delta One, consistente en suites con todo incluido para la clase Business. Esta propuesta debutó en 2017 en los A350 de la compañía, que ofrecían hasta 32 de estos espacios. Además, ofrecía servicios como el de conectividad y entretenimiento. Poco o nada que envidiar a una primera clase.