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FUTURO DEL HIDRÓGENO. El reto más limpio

TEXTO A. G.
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¿Es posible mover un avión con energía eléctrica que además se genere de forma limpia? La respuesta está en uno de los elementos más comunes del universo: el hidrógeno. Lo que era prueba de laboratorio ya ha saltado al campo del diseño industrial y las aerolíneas comienzan a pensar en esta nueva forma de energía para los próximos años. El futuro llega volando.

 

El hidrógeno se almacena en un tanque en el avión y se alimenta con él una celda de combustible donde reacciona con el oxígeno para producir electricidad. Esta a su vez mueve un motor eléctrico para poner en marcha las turbinas o las hélices. Los únicos residuos que se generan son agua y calor, que son expulsados. Tan sencillo como complejo, pero limpio y eficiente. Para muchos, el futuro de la aviación pasa por el hidrógeno, con permiso del SAF.

La industria aeronáutica es responsable de cerca del 3 % de las emisiones globales de CO2, pero su contribución general a la crisis climática actual es realmente tres veces mayor por la altitud a la que se liberan los residuos generados por los combustibles fósiles. La aviación se ha fijado reducir un 50 % el total de emisiones en 2050, la fecha marcada para revertir el cambio climático.

La cosa va de colores. El hidrógeno gris que se obtiene en la actualidad se genera a partir de metano y vapor, así como de gas natural; es barato, pero genera dióxido de carbono. El hidrógeno azul parte de un combustible fósil, pero no genera gases de efecto invernadero (GEI). Finalmente, el hidrógeno verde, la panacea sostenible, viene del oxígeno existente en agua. Este es el objetivo de la industria aeronáutica, que trabaja ya sin descanso.

Obviamente, pasar del combustible actual al hidrógeno supondría un gran cambio logístico y de diseño, tanto en las aeronaves como en los servicios de tierra. Lo interesante es que ya se están diseñando motores a base de hidrógeno que podrían instalarse en aeronaves operativas. No habría necesidad de cambiarlas por otras nuevas, toda una ventaja.

Un ejemplo del trabajo emprendido es Hydrogen Aviaton Lab, un proyecto de Lufthansa Technik, el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), el Centro de ZAL de Investigación Aeronáutica Aplicada y el Aeropuerto de Hamburgo. Es un laboratorio a escala real para probar los procesos de mantenimiento y operativa de los futuros aviones que usarán hidrógeno. Lo más significativo es que están utilizando un Airbus A320. Uno de los problemas es el almacenamiento y repostaje, demasiado costoso con los parámetros actuales.

El problema es que no solo hay que modificar los motores de los aviones, sino todos los aeropuertos, actualmente basados en los combustibles fósiles, aunque cada vez más en los biocombustibles. Un reto importante es, entre otros, el almacenamiento de ingentes cantidades de hidrógeno para abastecer a las flotas. Hay que tener en cuenta que, entre las peculiaridades del hidrógeno, está su peligrosidad, debido al riesgo de deflagración y explosión. Entre las opciones barajadas, ya utilizadas en otros ámbitos, está la criogenización, es decir, el mantenimiento a muy bajas temperaturas.

Sistema ZEROe de AirbusIndustria actual

En cualquier caso, el fenómeno es imparable. Este verano, la compañía británica Ecojet anunciaba que a principios de 2024, si todo marcha bien, comenzarán a dar servicios con sus aviones propulsados con electricidad generada con hidrógeno. Su flota está formada por aviones convencionales equipados con motores eléctricos que aportan la misma potencia que los actuales, con una reducción del 100 % en la emisión de CO2. La compañía comenzará a operar con aviones turbohélice, un modelo de 19 asientos y otro de 70.

En el mismo sentido se está moviendo ZeroAvia y su ZA600, un sistema para aviones de 9 y 19 plazas que están diseñados para trayectos de hasta 500 kilómetros. Actualmente la compañía está trabajando en el ZA2000, ideado para aeronaves de 40 y 80 plazas, con una autonomía de 1.100 km.

Por supuesto, Airbus y Boeing están trabajando en esta tecnología desde hace años. El consorcio europeo presentó en enero la gama ZeroE, formada por tres tipos de aeronaves con las que pretende alcanzar el objetivo de aviación convencional con cero emisiones en 2035. Dos de los tres nuevos aviones están basados en modelos existentes: reactores, turbohélices y un tercero denominado cuerpo de ala mixta, en el que las alas se fusionan con el cuerpo del avión. Todos tienen el hidrógeno como fuente de energía primaria.

En España también existe un proyecto interesante con vistas a 2025. Un consorcio liderado por la compañía aeronáutica ITP Aero está consiguiendo avances en este campo. La empresa, junto a Destinus, Ajusa y Aerotecnic, ha desarrollado varias líneas de investigación que incluyen el combustible, la adaptación de los motores y el almacenamiento. Nadie se quiere perder el reto. El reto más limpio.