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GALÁPAGOS CON HURTIGRUTEN. Con el viento a favor

TEXTO MARÍA REDONDO
FOTOS HURTIGRUTEN HX

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Cuando Darwin recaló a bordo del Beagle en un pequeño gran archipiélago en mitad del océano no se le pasó por la cabeza que cambiaría la visión del origen y evolución de las especies. Tampoco debió imaginar que, doscientos años después, unos afortunados turistas le emularían en un pequeño barco de la flota Hurtigruten, recorriendo las costas que él estudió, observando los animales que él descubrió y siguiendo las huellas del más importante naturalista de todos los tiempos, aunque esta vez acompañados por biólogos del siglo XXI y con las comodidades de hoy en día.

Hay destinos para todos los gustos, para parejas, familias, en solitario, pero hay otros casi diseñados para viajar en grupo, compartiendo las experiencias. En el caso de Galápagos, a bordo de uno de los barcos más fascinantes de la flota Hurtigruten, el MS Santa Cruz II. El asombro está servido y la diversión, también. El barco ofrece una capacidad máxima para 90 personas con 50 cabinas en total, 36 de las cuales se pueden conectar, ofreciendo flexibilidad para todo tipo de necesidades.

Su tamaño permite adentrarse fácilmente en lugares poco conocidos en distintos itinerarios por lugares exclusivos que brindan grandes oportunidades para observar la fauna y flora junto con guías naturalistas y biólogos a bordo que acompañan en cada bajada a tierra y en cada actividad de exploración, como paseos en zodiac, buceo con tubo, tablas de paddle, kayak o senderismo. Durante las jornadas de la expedición, el juego consiste en encontrar las 15 especies de animales y aves residentes más emblemáticas de las Galápagos a lo largo de los distintos trayectos que recorre el barco.

Buscando a los Big 15

La lista ‘Galápagos Big15’ fue configurada entre académicos, naturalistas, científicos y gente local con conocimiento de su entorno. Algunos de ellos solo se encuentran en una isla concreta, otros son escurridizos y difíciles de ver, pero la mayoría son curiosos por naturaleza y el ser humano no les supone una amenaza. Se les puede ver de cerca sin importunarles o incluso nadar con ellos, como es el caso de los lobos marinos, los pingüinos o las tortugas. Todo un privilegio y un reto encontrarlos: piqueros de patas azules, de patas rojas y de Nazca; lobos marinos de Galápagos y peleteros; flamenco americano; fragata común; tortuga gigante; pingüino de Galápagos; iguana marina e iguana terrestre de Galápagos; iguana terrestre de Santa Fe; gavilán de Galápagos; cormorán no volador y albatros de Galápagos.

Sin apenas depredadores importantes, salvo algún tiburón hambriento o los majestuosos albatros, la pacífica fauna que reside en Galápagos goza de todas las comodidades de un balneario. De hecho, algunas especies que llegaron allí decidieron establecerse y construir su hogar, aunque eso implicara modificar su morfología para adaptarse.

Hoy en día, gracias a distintos programas de conservación e instituciones como la Fundación Charles Darwin y su estación científica en la isla de Santa Cruz, estos maravillosos animales viven en su “resort de cinco estrellas”, sin estrés, con abundante alimento y peligros limitados, dejando que la naturaleza se encargue de sus ciclos vitales.

Un asombroso día cualquiera

El barco MS Santa Cruz II de Hurtigruten es uno de los pocos que operan en las Galápagos que está equipado con una amplia gama de herramientas de exploración, como lanchas, kayaks, equipo de snorkel o tablas de padel. Incluso disponen de un barco con el suelo de cristal para contemplar el fondo marino. La tripulación organiza los grupos de 12 personas máximo con su guía naturalista para las bajadas en zodiac reguladas, que no exceden el límite marcado por el parque.

Cada día se organiza un completo programa de actividades en función de las islas que se visiten. Como las condiciones atmosféricas pueden ser caprichosas, el día anterior el capitán organiza una charla a bordo, comenta el itinerario y detalla las actividades del día siguiente. Se actualiza “sobre la marcha” para visitar en todo momento las zonas mejores condiciones de avistamiento. Las sorpresas son continuas, desde lobos marinos tomando el sol en el islote Mosquera a tortugas gigantes en San Cristóbal y Santa Cruz, además de las famosas iguanas terrestres de Santa Fe y Plaza Sur, las colonias de aves de las islas Española, El Edén y Seymour Norte, por poner algunos ejemplos.

Un día normal a bordo de Hurtigruten es una fiesta. Tras el desayuno comienza el movimiento: unos quieren hacer snorkel con lobos marinos y pingüinos, otros prefieren un paseo en barco con fondo de cristal para observar el riquísimo fondo marino. También está quien opta por una bajada a tierra para recorrer un sendero cuajado de iguanas o disfrutar en kayak en una laguna entre bellos flamencos y juguetonas tortugas. Todo esto y más es posible.

Al finalizar la jornada, siempre hay copeteo en el bar de la cubierta superior para ver atardecer y, con suerte, recibir la visita de un grupo de tiburones que se sitúan estratégicamente alrededor del barco guiados por la estela de luz. Es un no parar desde que amanece hasta que se pone el sol.

Tras la cena, el grupo de científicos prepara cada noche charlas y actividades en la biblioteca, que dispone de una zona llamada “el rincón de la ciencia”, en el que se puede aprender del ecosistema y ver en el microscopio muestras tomadas a lo largo del día en las distintas excursiones. Y para los fanáticos de la astronomía, hay un telescopio en la cubierta superior. Aunque para disfrutar de una experiencia memorable, navegar en la noche estrellada dentro de los jacuzzis de la cubierta de expedición es otra gran opción.

48 horas en Quito

Hurtigruten ofrece distintos programas con diversas duraciones, desde 7 a 13 días, pero en todos incluye dos noches en Quito antes de volar a Galápagos para subir al barco. En ese tiempo se puede explorar la riqueza de uno de los lugares coloniales más encantadores de Sudamérica y Patrimonio de la Humanidad desde 1978. Su casco histórico es una auténtica joya del s. XVI en perfecto estado de conservación. Pintoresca a más no poder, cuajada de pequeños restaurantes con encanto, iglesias bellísimas, como la de la Compañía de Jesús o el Convento e Iglesia de San Francisco, o lugares curiosos, como el monumento La Mitad del Mundo, que marca el límite entre los dos hemisferios del planeta.

A unas dos horas de la capital ecuatoriana, la visita imprescindible es al Parque Nacional Cotopaxi, hogar de uno de los volcanes más activos de América del Sur y la cercana laguna de Limpiopungo, donde observar manadas de llamas, ver aves como la gaviota andina, varias especies de colibríes y, con suerte, el majestuoso cóndor andino. Un sitio mágico a casi 4.000 metros de altura.

Iberia o Air Europa vuelan directo desde Madrid a Quito. Otras compañías, como KLM o Avianca, lo hacen con una escala desde distintos aeropuertos de España. Desde la capital, en algo más de una hora y media se aterriza en el pequeño aeropuerto de Baltra, con un traslado de 15 minutos en microbús al puerto donde tomar la zodiac y en cinco minutos más estar subiendo al barco de Hurtigruten.

En todos los paquetes, sea cual sea la duración, se incluyen las dos noches en Quito y el vuelo a Galápagos junto con los traslados. Además, la compañía ofrece numerosas excursiones extras antes y después de la experiencia. Una vez a bordo, el régimen es de pensión completa con bebidas incluidas en los servicios de comida y cena. Las cocinas utilizan alimentos de origen local para preparar cada plato y cuentan con un director gastronómico titulado por Le Cordon Bleu. Todas las bajadas a tierra con naturalistas están incluidas, así como los equipos para realizar las actividades

El plus de la sostenibilidad

El Parque Nacional Galápagos controla estrictamente la cantidad de visitantes que pueden visitar el área cada año, lo que convierte al archipiélago en uno de los destinos más protegidos y monitoreados del mundo. El número total de personas que se alojan en los barcos para vivir a bordo durante todo un año ronda las 75.000, menos que un gran estadio deportivo en un solo evento con las entradas agotadas.

Además, las expediciones de Hurtigruten a Galápagos son neutras en carbono. Con cada crucero los viajeros contribuyen directamente a la protección de la diversidad de bosques del noroeste de Ecuador, calificados como reserva de la biosfera por la Unesco en 2018, gracias a la Fundación Hurtigruten, una colaboración entre la naviera, sus huéspedes, socios y donantes privados. El compromiso es luchar contra el cambio climático, fortalecer las comunidades locales y detener el turismo masivo insostenible.

Como resultado, ahora está apoyando 41 proyectos ambientales, culturales y sociales en 11 países diferentes, desde ayudar a las orcas en peligro de extinción en el noroeste del Pacífico o proteger a las aves marinas de Galápagos, hasta asegurar espacios seguros para los niños groenlandeses vulnerables. Las ondas que creamos hoy algún día se convertirán en las olas del futuro.

MÁS INFO
www.hurtigrutenspain.com