Los delincuentes obligan a los propietarios a pagar fuertes multas para poder acceder a sus propios contenidos.
En inglés se llaman ransomware, y consiste en la apropiación de datos de memoria de los ordenadores y otros soportes informáticos a distancia. Los responsables entran en el disco duro de los equipamientos a través de virus infiltrados en los archivos adjuntos, enlaces en las redes sociales o publicidad que dirige al usuario hacia webs fraudulentas.
El internauta pierde el control de su soporte, en el que empiezan a aparecer mensajes que parecen proceder de las autoridades policiales en materia de seguridad en internet. Los delincuentes le acusan de acceder a contenidos prohibidos por la ley o de atentar contra los derechos de autor, obligándole a pagar multas por desactivar el sistema que bloquea su ordenador. Y pagar por ello por poder acceder de nuevo a sus propios datos. En caso de impago, se amenaza con confiscar el equipo e iniciar un proceso judicial.
Esta práctica, que comenzó en Estados Unidos, ya se ha extendido a Europa y las denuncias estás aumentando a un ritmo del 300% anual.
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