El toro, la flamenca, la pandereta, la bota de vino, la espada toledana y, últimamente, todo el merchandising de La Roja, que para algo es la campeona de fútbol de Europa y del mundo. Todo un catálogo de despropósitos que, sin embargo, hacen furor entre los visitantes de fuera, porque siguen encabezando el ranking de artículos más vendidos en las tiendas de recuerdos.
Aunque muchos de estos establecimientos se han sofisticado y esforzado en comercializar otro tipo de productos, el cliente aún cae seducido por esas castañuelas que no tiene ni idea de tocar o esa suave felpa que recubre el bravo astado de cartón, y no puede resistir la atracción del imán para la nevera decorado con una jugosa paella valenciana.
Objetos entrañables todos que, sacados de contexto, incluso pueden transformarse en piezas realmente cool, fashion o modernas. Seguro que Alaska y el inefable Mario Vaquerizo tienen una buena teoría al respecto.
Además, muchos de los que reniegan de este tipo de souvenirs no vuelven de Marruecos sin las babuchas que nunca se va a poner, ni salen de México sin su sombrero de mariachi, ni olvidan traer a sus familiares una taza con la bandera británica o la estampa de los Beatles cuando vienen de Londres.
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