A pesar de la conmoción que provocan los cada vez más frecuentes e imprevisibles ataques terroristas, a pesar de la inestabilidad política, de las pandemias y de los desastres naturales, lo cierto es que la industria turística ha resistido con notable fortaleza durante el último ejercicio. De hecho, y por sexto año consecutivo, durante 2016 el crecimiento de este sector superó al de la economía mundial.
El turismo es una fuente de prosperidad que genera enormes beneficios sociales y económicos. En términos generales, es el responsable del 10,2% del producto bruto mundial, según datos registrados el año pasado, y sostiene 292 millones de puestos de trabajo, lo que significa que uno de cada diez empleos está ligado a esta actividad. Las previsiones para los viajes de negocios y vacacionales en 2017 permanecen muy consistentes. Con esta progresión, seguramente dentro de diez años el turismo aportará ingresos regulares a 380 millones de personas. A largo plazo, el sector seguirá creciendo con ímpetu, en la medida en que los gobiernos continúen invirtiendo en infraestructuras necesarias para darle soporte.
Dentro de este ámbito productivo, el segmento del Business Travel se presenta como uno de los grandes pilares en esa contribución al PIB mundial. En términos globales generó 1,2 billones de dólares en 2016 y supone un 23% del volumen de negocio en el capítulo de Travel & Tourism, contando el conjunto de las economías del planeta. Los viajes de negocios aumentaron un 3,3% durante el pasado ejercicio y las predicciones señalan una línea ascendente y sostenible en torno al 3,7% en los próximos diez años.
Las reuniones y los eventos son una extraordinaria fuente de ingresos para las ciudades. Los grandes acontecimientos internacionales arrastran no solo a viajeros profesionales, sino a todo tipo de turistas que se desplazan para disfrutar de su ocio. Unos y otros sirven para movilizar recursos de diversas áreas de gestión de ayuntamientos y gobiernos regionales o nacionales, así como de las empresas privadas.
Para mejorar la captación y mantener el interés, los destinos tienen que seguir esforzándose por ofrecer buenas experiencias al viajero y potenciar su oferta para que los visitantes afluyan y repitan. La industria MICE permite reforzar esta estrategia, especialmente en los lugares que carecen de grandes atractivos turísticos. La celebración de congresos, convenciones o eventos de toda naturaleza es la oportunidad que tienen para seducir y forjar una identidad propia.
Por otra parte, la línea que separa los viajes de ocio y de negocio se está borrando. Muchos profesionales que se desplazan para atender los requerimientos de sus empresas buscan también la forma de alargar su estancia para descubrir el destino en su tiempo libre. Aprovechan la ocasión para hacer turismo y enriquecerse culturalmente. Las agencias de viajes son conscientes de esta tendencia y están adecuando sus programaciones para atender una demanda creciente.
Muchos destinos caminan en la misma dirección creando productos turísticos dirigidos específicamente a los viajes de empresa. Además, las nuevas tecnologías y el análisis masivo de datos (Big Data) permiten conocer mejor al cliente y personalizar las propuestas. La economía colaborativa está impulsando también esta corriente, con nuevas alternativas para tomar contacto con la población local. Los vientos del Business Travel soplan en la misma dirección.
DAVID SCOWSILL
Presidente de WTTC