Más pequeño que la Comunidad de Madrid y con menos habitantes que Almería, lo que no es óbice para que circulen por su territorio millones y millones de euros, bien custodiados en las numerosas entidades financieras que alberga su capital, o para acoger varios organismos de la Unión Europea. Luxemburgo es un pequeño gran país, estratégicamente situado en el corazón del continente, que también busca su lugar en la industria MICE.
Que Luxemburgo es una entidad peculiar en sí misma no es una frase hecha. Un reino sin rey —el jefe del Estado es el Gran Duque— en un enclave en el que conviven estampas casi sacadas de cuento de hadas con altos edificios de acero y cristal… Y todo ello en medio de una de las economías más potentes a nivel europeo y mundial.
Es más, los habitantes de uno de los países miembros más pequeños de la Unión Europea disfrutan del PIB más alto. Y eso que desde 2015, Luxemburgo dejó de ser considerado paraíso (fiscal). Pero aún mantiene otras muchas bondades —entre otras, haberse ganado el título de lugar más seguro del mundo— que hacen de este diminuto territorio un gran lugar para hacer negocios y cuya capital presume aún de la grandeur de tiempos pasados.
Tan en el centro de Europa está que la buena comunicación es otra de sus grandes dotes. Luxair cuenta con varias frecuencias a distintas ciudades españolas, por lo que poner un pie en la capital es casi cuestión de un par de horas. Y el aeropuerto está tan cerca de la ciudad que planear ir hasta allí es como plantearse el tiempo de un mal atasco en Madrid o Barcelona.
Quizá sea ésta cercanía la mayor ventaja de un país en el que, como no podía ser menos, todo está muy a mano. Proximidad también de los luxemburgueses, que se esfuerzan por hacer la estancia lo más agradable posible, si bien es cierto que al cruzar los Pirineos la chispa hispana se queda atrás.
LA ROCA EUROPEA
A Luxembugo se le conoce como el “Gibraltar del norte” por la topografía del lugar —su posición estratégica— y posiblemente porque antaño compartieron beneficios fiscales. De hecho, con sus fortificaciones casi intactas, la capital del Gran Ducado parece que está enclavada en esa gran roca centroeuropea por la que han pujado todos los países que tiene alrededor. Como perdía parte de su territorio con cada conquista, debe ser ésa, en parte, la razón de sus dimensiones. Y también de que, además del luxemburgués, las lenguas oficiales sean el francés y el alemán.
Después de siglos casi ninguneado sólo como puente de paso, Luxemburgo aparece, día sí y al otro casi también, en los telediarios y periódicos de media Europa. En los años 50, fue uno de los estados impulsores de la Unión Europea y hoy alberga en su capital las sedes de varios de sus organismos, entre otrOs, el Banco Europeo de Inversiones, el Tribunal de Justicia Europeo y la Secretaría General de la Asamblea. Incluso, en los comienzos de la CEE, Luxemburgo fue sede, junto a Bruselas y Estrasburgo, del Parlamento Europeo.
EVENTOS CON HISTORIA
Las sesiones parlamentarias se quedaron definitivamente en la capital belga pero dejaron en Luxemburgo el edificio que actualmente se puede utilizar para albergar eventos. Con capacidad para 646 personas, el antiguo salón de plenarios —que aún se utiliza para reuniones sectoriales de la UE— es un espacio que rezuma historia por los cuatro costados: al entrar se tiene la sensación de que si esas paredes pudieran hablar…contarían lo mejor y lo peor de los primeros pasos de la antigua CECA que aquí se dieron.
A través de una pasarela se produce como un salto en el tiempo para aterrizar en otro recinto totalmente diferente, pero con el mismo fin: reuniones y eventos con un toque cosmopolita. Es el edificio del Centro de Convenciones Europeo (ECCL). En su amplio lobby se pueden hay capacidad para 2.000 asistentes. El recinto dispone además de 35 salas de reuniones con aforos de entre 30 y 122 personas, así como una sala de conferencias oval totalmente forrada de madera de con 785 m².
El Centro de Convenciones Europeo está en el barrio de Kirchberg de la capital, una zona que huele a nueva y a Europa, con su avenida llena de banderas de los estados miembros, en la que el horizonte se dibuja de acero y cristal, un tanto al margen de la zona turística. En el distrito financiero y casi pegando al aeropuerto —no podía ser en otro sitio— está también el recinto ferial Luxexpo, que cuenta con un área de 34.000 m² para ferias, grandes eventos y lo que haga falta imaginar.
FRAGANCIA DE MUSAS
Si de inspiración se trata, la capital de Luxemburgo cuenta con una venue que destila fragancia de musas tanto por dentro como fuera. Se trata del edificio de la Filarmónica. La apariencia exterior ya resulta un tanto impactante —por las formas curvas de la planta, de forma amelonada— que contrastan con el bosque de 823 columnas de acero blanco distribuidas por todo el contorno del edificio.
Este sorprendente diseño del arquitecto francés Christian de Portzampac no sólo le da un aspecto liviano al edificio, sino que además permite que el foyer principal esté bañado en luz natural para mayor lucimiento de los eventos que allí se celebran y que pueden dar cabida hasta 1.300 personas de pie y 350 sentadas. Sin olvidar que este edificio se construyó por y para la música, dispone de varios espacios para reuniones de pequeño tamaño —hasta 150 personas— o como secretaría técnica.
Lógicamente, en un edificio de estas características, la sala de música de cámara es una delicia aderezada por sus formas curvas y la impresionante acústica, con aforo para 313 personas. Y por supuesto, el Gran Auditórium, con 1.472 asientos y una resonancia de “caja de zapatos”. La vista panorámica de este espacio desde el escenario principal realmente impresiona.
EN DOS ALTURAS
Dejando atrás Kirchberg se llega al centro de la capital luxemburguesa, situado en la Villa Alta, donde empiezan las calles peatonales con tiendas de lujo y aparece una arquitectura más tradicional, acorde con el estilo centroeuropeo, en el que destacan las torres puntiagudas.
El corazón de la ciudad late entre dos plazas. En la de Guillermo II, con una estatua ecuestre en el centro para recordar su nombre y el Ayuntamiento en un costado, algunos días se instala un mercado de frutas, verduras y antigüedades varias que contrasta con la imagen de acero y cristal del distrito financiero.
Por su parte, la plaza de Armas, considerada como la principal de la capital y cuyos orígenes se remontan al rey francés Luis XIV, es un coqueto espacio en el que destaca el Circle Cité. La fachada de estilo neoclásico da paso a un recinto que se utiliza para eventos culturales de la ciudad, por lo que cuenta con distintos espacios para albergar reuniones de tamaño medio —hasta 142 personas en uno de sus auditorios— y es el lugar ideal para tomar el pulso a la ciudad desde su punto más céntrico.
No está de más un paseo por la capital luxemburguesa para encontrarse, casi de repente, con el Gran Palacio Ducal. Salvo en el período estival de vacaciones, la Familia Real vive ahí mismo, en el centro de Luxemburgo, en un edificio construido a finales del siglo XVI y que tiene formas similares al estilo renacentista español, pero con tejados y altas torrecillas cubiertas de pizarra. Sin embargo, es otra torre la que destaca en el centro de Luxemburgo, la de la Catedral de Notre Dame, un imponente edificio de estilo gótico tardío construido en 1613.
El casco histórico de Luxemburgo está en la parte baja de la ciudad, a la que se puede llegar en ascensor, ya que el desnivel es importante. Por el contrario, la opción de San Fernando da paso al que llaman “el balcón más bello de Europa” o, lo que es lo mismo, le Chemin de la Cornise. Se trata de un mirador donde la vista se pierde con la panorámica del Grund —o casco histórico—, con sus casas de tonos pastel y tejados de pizarra arropados por el estallido de la naturaleza en las montañas y bosques que rodean la ciudad.
ABADÍA DE POSTAL
Aunque, si hay algo que toma protagonismo en esta postal, es la Abadía de Neumënster. Con una superficie de 13.000 m², el recinto ha pasado por varias reconstrucciones y usos, desde fines religiosos hasta cárcel en tiempos de guerra. Hoy en día, es un centro cultural de referencia en la capital luxemburguesa y una venue ideal para apartarse de distracciones mundanas, con multitud de espacios y posibilidades para cualquier tipo de evento, tanto en el claustro como en las diversas salas con las que cuenta.
Incluso dispone un patio a la entrada, que al estar cubierto, puede albergar recepciones o cócteles así llueva o truene. Otra opción para una pequeña reunión o secretaría técnica de lujo es la que ofrece la antigua capilla del recinto. Para eventos que requieran más espacio, hay tres espacios situados en la tercera planta con magníficas cubiertas de madera y un auditorio para dar cabida a 283 personas. Fuera, la plaza tiene un aforo de 2.000 personas. Y plus: merece la pena darse una vuelta por esta abadía benedictina, aunque solo sea para probar la exquisita miel que se elabora en las colmenas de los alrededores.
Otro paseo ineludible son las casamatas del Bock. Se trata de unos túneles excavados para la defensa de la ciudad, allá por el siglo XVII, y que hoy, además de atractivo turístico, pueden albergar los eventos más exclusivos —y peculiares—, con capacidad para 100 personas. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, estas galerías forman como una ciudad dentro de la otra, ya que recorren casi todo el subsuelo de la capital. Desde luego, parece mentira que pueda haber tantos encantos en tan poco espacio.
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MELIÁ LUXEMBOURG ****
Situado en Kirchberg, a dos pasos de la Filarmónica y a tres del Centro de Convenciones Europeo. El diseño de vanguardia llega hasta la carta de su restaurante Aqua, con una carta en la que las propuestas mediterráneas tienen un toque innovador. Para reuniones en un ambiente europeo dispone de dos salas que pueden acoger hasta 150 personas. Además, cuenta con el servicio The Level, marca de la casa, para disfrutar de una estancia aún más exclusiva.
1, Park Dräi Eechelen
Tel. +352 27 33 31
www.melia-luxembourg.com
LE PLACE D´ARMES *****
Lo tiene todo: ubicación, clase, elegancia y estrellas. Cinco como hotel y una más: la que distingue a su restaurante La Cristallerie, con una insignia Michelin. Situado en el corazón de la capital luxemburguesa, cuenta con 28 habitaciones y suites decoradas con un genuino estilo barroco y art nouveau. También dispone de salas de reunión, cinco en concreto, que pueden acoger hasta 140 personas. Bonus track: además de La Cristallerie, que es escandalosamente bonito, cuenta con un restaurante y wine bar, Café de Paris, con terraza en la misma Plaza de Armas.
18, Place d’Armes
Tel. +352 27 47 37
www.hotel-leplacedarmes.com
NH LUXEMBOURG ****
Casi al lado del aeropuerto, este establecimiento es ideal para quienes vayan con prisas a Luxemburgo y quieran estar cerca de la puerta de embarque. Tan cerca está que el centro fitness tiene vistas a una de las pistas, aunque también está a un tiro del área forestal conocida como “la pequeña Suiza”. Dispone de 148 habitaciones de estilo funcional y seis salas de reunión con aforo de 130 personas en teatro. Para tomarse un respiro, cuenta con una terraza en la azotea en la que se pueden degustar las delicatessen de su brasserie.
1, Route de Treves
Tel. +352 34 05 71
www.nh-hotels.com/hotel/nh-luxembourg
LA DISTILLERIE
Para ser un país de dimensiones reducidas, Luxemburgo está plagado de estrellas Michelin. En concreto, son 11 los establecimientos que gozan de esta distinción en la última edición de la guía. La Distillerie tiene merecida su estrella y además está en un castillo: el de Bourglinster. Tanto para un almuerzo, cena o evento señorial es un must en Luxemburgo que en algunas guías ha sido catalogado entre los 25 mejores del mundo. El chef René Mathieu ofrece una carta con propuestas de cocina contemporánea sin estridencias para disfrutar en tan magnífico lugar.
8, rue du Château Bourglinster
Tel. +352 78 78 78
www.bourglinster.lu
BIG BEER COMPANY
La gastronomía de Luxemburgo, sin tener unas líneas muy definidas, se alimenta de las influencias de sus vecinos. En este caso, el restaurante ubicado en una fábrica de cervezas ya da pistas de que el ascendente es el alemán. Aquí se pueden comer unos codillos y raciones tan contundentes como en una cervecería bávara. Y con cerveza de la casa, claro, heredera de la que se lleva haciendo desde hace 500 años a orillas del Mosela. Además, el espacio, con capacidad para 360 personas, puede alquilarse para eventos.
12, Rives de Clausen
Tel. +352 26 20 10 17
www.bigbeercompany.lu
LA CLÉ DE SOL
Con ese nombre no podía estar en otro sitio: en el edificio de la Filarmónica. La decoración habla por sí sola. En este restaurante se compone una sinfonía de sabores sobre la partitura de la cocina creativa. Una de las mejores opciones en el distrito financiero de Kirchberg.
1, place de l’Europe
Tel.+352 26 68 73 94
www.cle-de-sol.lu
SCHENGEN
A todos nos suena el nombre de esta localidad desde que no tenemos que sacar el pasaporte para viajar a algunos países de la Unión Europea. Merece la pena comenzar la jornada con un tour por el distrito de Kirchberg, donde están las sedes de los organismos europeos, para después poner rumbo a Schengen. Ubicada en el valle del Mosela, fama la fama de la ciudad no vino por el tratado del mismo nombre, sino por sus vinos. Debido a ello, además del Museo Europeo y del edificio donde se firmó el famoso acuerdo en 1985, la visita debe incluir al menos un par de muestras de los caldos del lugar.
VINO RALLY GPS
El objetivo de esta actividad es descubrir la ciudad de Luxemburgo de una forma menos convencional que los tours turísticos. Para empezar, aquí el gusto tiene más importancia que la vista, porque consiste en ir catando vinos de la región —a veces a ciegas— en diferentes puntos de la ciudad a los que se llega siguiendo las instrucciones del GPS. Es decir, una revisión del clásico “La búsqueda del tesoro” con pruebas, pistas y acertijos, maridada con una selección de vinos del país. La opción más gourmet para un teambuilding de emociones.
www.brothers.lu