San Francisco es de esas ciudades míticas que hay que visitar al menos una vez en la vida. Desde el inconfundible Golden Gate hasta sus empinadísimas avenidas o la cinematográfica cárcel de Alcatraz, el gran polo turístico de la costa oeste norteamericana está repleto de lugares icónicos, frecuentados por una sociedad cosmopolita y de aire bohemio. Además de los indudables atractivos turísticos y una oferta de ocio y entretenimiento que no da tregua, las rutas del shopping resultan también irresistibles.
Antes de salir a la caza y captura de ese artículo deseado, de ese recuerdo que inmortalizará al destino en un rincón de la casa o de ese regalo que causará la admiración del destinatario, hay que tener en cuenta que los impuestos no se hallan incluidos en los precios. Al pagar la factura se añade un 8,5% de tasa de ventas. En lo que respecta al horario, la mayoría de las tiendas abren a las 10 de la mañana y cierran después de las 20h, incluso los domingos, aunque en horario reducido.
Restando algo de tiempo a las visitas obligadas, entre ellas la emblemática Puerta Dorada (Golden Gate), más bien roja, vale la pena darse una vuelta por las zonas comerciales, porque la diversidad está servida. En la zona de Union Square hay innumerables tiendas de moda, donde no faltan las grandes marcas globales, desde Zara hasta Gap. Union Street es un pintoresco barrio de casas victorianas con muchos comercios de toda la vida donde los precios no son especialmente tentadores, aunque quizá algo más baratos que los de Upper Fillmore Street, que reúne algunos de los establecimientos de moda y joyería más exclusivos que se pueden encontrar. Eso sí, los precios pueden resultar prohibitivos.
De un lado a otro
Muy diferente de Market Street, una larga calle que ofrece artículos al alcance de casi todos los bolsillos. Desde luego, una de las más populares de la ciudad. En Fisherman’s Wharf la tónica general son los centros comerciales con todo tipo de propuestas. Generalmente están rodeados de tiendas. El embarcadero de San Francisco acoge también mercadillos callejeros algunos días. Los que vayan en busca de propuestas más rompedoras tienen que acercarse a Hayes Valley, donde dejarse asombrar delante de los escaparates. En el lado opuesto se encuentra Haight Street, que opta más por lo vintage, una herencia del pasado hippie de San Francisco y alrededores, hoy en día transformada en la estética hipster, de querencia más urbana. Por aquí abundan, cómo no, los mercadillos en los que comprar ropa de segunda mano, discos antiguos y cosas por el estilo.
A otra escala diferente, entre los grandes colosos del shopping se encuentra Westfield, con alrededor de 400 comercios repartidos en diez plantas; Macy’s, en Union Square, uno de los almacenes más conocidos y transitados del país; Embarcadero Center, con un centenar de tiendas y varios establecimientos de restauración; Pier 39, en la zona del muelle, y The Anchorage, cercano al anterior.
Outlets
Los buscadores de gangas encontrarán en la gran urbe californiana unos cuantos outlets en los que bucear entre grandes marcas a precios más que interesantes para restos de temporadas anteriores. El gran inconveniente es que la mayoría de ellos se encuentra en las afueras de la ciudad. Existen servicios de autobús que realizan el trayecto a determinadas horas para acercar a los turistas.
Los Premium Outlets son establecimientos muy comunes en Estados Unidos. En San Francisco hay varios de ellos. Los más cercanos a la ciudad son los de Gilroy y Livermore. También hay tiendas con este tipo de producto en las que se puede ahorrar bastante dinero. Es el caso de Cary Lane, en el nº 560 de Laguna St., que ofrece una buena selección de prendas, calzado y complementos.
Mercadillos
Las tiendas al aire libre son otro de los reclamos de la ciudad para los amantes de las compras. Ferry Plaza Farmer’s Market es una vieja estación de ferry reconvertida en un mercado de lo más auténtico que se encuentra al final de la calle Market. Aquí se puede encontrar desde pescado fresco hasta libros de viejo. Tampoco faltan las opciones gastronómicas para acabar terminar de esquilmar la cartera.
Un mercadillo muy especial es el de Chinatown, el barrio en el que, al margen del shopping, apetece perderse un buen rato para disfrutar de su bullicioso ambiente, todo un pedacito de Asia trasplantado a la lejana América del Norte. Por supuesto, abundan los puestos de comida rápida y los comercios donde se exhiben los souvenirs más desprejuiciados.
Para comprar frutas y verduras de confianza al estilo tradicional uno de los referentes es Alemany Flea Market, que abre todos los sábados en el número 100 del boulevard del mismo nombre. Granjeros locales se reúnen en él para dar salida a sus productos. Desde luego, es más grande y tiene mayor variedad que el de United Nations Plaza, que abre los miércoles y los domingos por la mañana. Dicen que aquí se pueden encontrar en verano los mejores duraznos, fresas, ciruelas y tomates de la ciudad. Muchos de los vendedores ofrecen variedades vegetales de origen chino. El lugar es adecuado para celebrar la pesca del día con un buen plato de ostras. O lo que se tercie.