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Doha / TEODORO DEL BARCO

«En Doha hay muchas posibilidades de encontrar trabajo»

Teodoro del Barco

La obra pública es uno de los grandes puntales económicos nacionales y, con la crisis, se ha convertido en la principal «exportadora» de mano de obra española al extranjero. Es el caso de Teodoro del Barco —Teo— (1976), ingeniero andaluz de nacimiento y extremeño de adopción, que desde hace unos años está destinado por la constructora FCC en Doha, la capital catarí, junto con su familia. Su misión: la construcción de un tramo del metro de una ciudad que, especialmente tras la adjudicación del Mundial de Fútbol de 2022, «cambia cada mes».

«Aunque ya había otros compañeros aquí y me habían contado cómo era la vida en este lugar, me imaginaba Doha como una gran Marbella en medio del desierto». ¿Y es así? «Realmente no. Doha es una ciudad que comparte el lujo con zonas menos desarrolladas. El distrito financiero es espectacular, pero las áreas que lo rodean son edificaciones de baja altura en general y que muchas veces no acaban de estar urbanizadas», reconoce Teodoro, que acaba de regresar a esta ciudad rodeada de desierto tras pasar unos días en España. Su familia —su mujer y sus dos hijos, que se mueven al ritmo del calendario escolar— también están ya en Doha.

Catar está en plena ebullición, inmersa en un enorme proceso de ampliación y construcción de infraestructuras cuyo ejemplo más destacado es el nuevo aeropuerto internacional de Hamad o las instalaciones para el adjudicado —no sin polémica— Mundial de Futbol de 2022. «La inversión en nuevas infraestructuras es brutal», explica Teo, quien precisamente está destinado en esta ciudad gracias a los trabajos que FCC está realizando para el metro de la capital. Este extremeño de adopción incide en el dinamismo laboral del país: «Aquí la gente se mueve de una empresa a otra con cierta facilidad siempre que la compañía para la que trabajes te permita el cambio, ya que éstas tienen ese derecho por ley. Realmente hay muchas oportunidades laborales».

Quizás el choque cultural, junto con el climatológico y el religioso, es lo que más impacta. «Este país ha sabido crear una mezcla de los valores tradicionales de Oriente Medio con una gran occidentalización. Hay mucha gente de multitud de nacionalidades distintas conviviendo en la misma ciudad». ¿Y qué tienen de malo los cataríes? «Por poner un pero, la impaciencia cuando conducen». Y eso, al volante de auténticos monstruos 4×4 y con el precio de la gasolina por los suelos, impone respeto.

Este ingeniero de Caminos, Canales y Puertos no lo tuvo fácil para aclimatarse. «Fue duro pero también muy interesante. La vida en Doha es en inglés, tienes que adaptarte.  Las costumbres y los horarios son totalmente distintos: en nuestro caso, la semana laboral empieza el sábado y termina el jueves. Amanece mucho antes que España y oscurece también antes, y eso condiciona también la jornada. El colegio de mi hija empieza a las 7 de la mañana…», explica.

Pregunta de manual: ¿qué echas de menos de España? Y respuesta bastante frecuente, aunque con matices: «La familia, poder quedar con amigos a tomar una cerveza y una tapa en la calle… ¡Ah, y la lluvia!». Nada como ir al desierto para añorar lo que en España muchas veces resulta molesto.

Como empleado de una multinacional, está sometido a una estricta política de viajes. «En FCC se distinguen los viajes ocasionales de los de expatriados. Para los ocasionales, la empresa establece vuelos en business cuando la duración supera un límite de horas. Entre otras directrices, para los expatriados, como es mi caso, se establece un número de vuelos anuales al país de origen en función de la situación familiar; es decir, si la familia reside en España o si se encuentra en el propio país de destino», describe Teo.

No hay que olvidar que Doha constituye uno de los hub más importantes, perfecto para moverse por medio mundo. «Por trabajo viajo a España, a Grecia y a Venecia, todos ellos vuelos directos desde Doha. Este mes tengo organizados viajes a Dubái y Baréin, y hay compañeros que se mueven con regularidad entre Doha, Abu Dabi y Arabia Saudí. Todos estos destinos están a apenas una hora de viaje», asegura. Por ocio viaja con su familia a Dubái y en breve lo hará a Omán y a Abu Dabi.

Pese a la cercanía, para estos desplazamientos el único medio que usa es el avión. «En la compañía volamos siempre con Qatar Airways, establecido por contrato». ¿Y qué impresión tienes? «Por trabajo he viajado varias veces en business y la calidad del servicio es muy alta. En clase turista, los vuelos son también muy adecuados. Además, el aeropuerto de Hamad es impresionante», asegura convencido.

Ante tanto desplazamiento aéreo, no hace falta incidir en la importancia de Internet móvil en su trabajo, así como las apps: «En esta zona funciona muy bien Skyscanner. Muchas veces la uso para saber únicamente donde podría ir, y alrededor del viaje en avión organizo la estancia en los hoteles. No hace mucho que empecé a utilizar Hopper, que te permite elegir el mejor momento para comprar un billete, y luego con Watch This Trip recibo notificaciones si el precio baja», explica Teo, que a su vez reconoce que para los hoteles prefiere Booking y para los restaurantes, TripAdvisor.

Y una pregunta en el tiempo de descuento: ¿Dubái o Doha? «Dubái es una ciudad más desarrollada y cuenta quizá con una cultura más moderna. Probablemente por eso es un destino turístico más consolidado. Doha ha empezado su desarrollo urbanístico más tarde, aunque ahora mismo está cambiando mes a mes», puntualiza. Dos distintas visiones a solo una hora de vuelo sobre el desierto…