CARTAGENA. Háblame del mar
Lo de las reuniones y los eventos en Cartagena lleva siendo cosa de muchos siglos, desde que los romanos descubrieron que este puerto estratégico era una buena plaza para quedarse, como mucho antes habían hecho los cartaginenses y los íberos. Desde siempre, punto de encuentro de civilizaciones, y desde hace unos años, a la vanguardia de los eventos con el auditorio de El Batel, el buque insignia para el sector MICE de una ciudad donde se respira como en pocos lugares la cultura mediterránea.
Los íberos primero y los cartagineses de Asdrúbal después pusieron en el mapa una ciudad a la que los romanos hicieron pasar a la Historia como una de las de mayor esplendor de su imperio. Con en el renacer del apogeo minero, ya en los tiempos modernos, llegarían las formas modernistas de ciudad elegante a muchos de sus edificios, aunque sin perder nunca esa vena de puerto de mar que la llevó a convertirse en un referente de la Armada y de construcción de barcos. Y siempre un mar de culturas, donde ninguna ola cubre por completo a las otras.
Por su situación estratégica, Cartagena ha sido el caramelito preciado de tantas civilizaciones. Hoy siguen esperando el AVE a Murcia —la capital está a solo 50 km—, así que lo más fácil es llegar por avión al aeropuerto de Alicante-Elche, a una hora de Cartagena. El carácter cartagenero suple el pequeño hándicap de llegar, porque es una ciudad de la que uno nunca se quiere ir.
HISTORIA SINGULAR
En cuestión reuniones, Cartagena cuenta con los venues justos y necesarios para albergar eventos que requieran de sitios realmente singulares hasta los que necesiten de espacios de gran capacidad. Del paso de los cartagineses se conserva parte de una fortificación reconvertida en el Centro de Interpretación de la Muralla Púnica, que cuenta con un pequeño espacio para albergar —literalmente— eventos intramuros.
El Teatro Romano de Cartagena se descubrió, como suele pasar con este tipo de restos, casi por casualidad, y no hace mucho tiempo. Con capacidad para 7.000 personas, aún se conservan restos de la ornamentación del mismo y también de la antigua catedral que se construyó sobre parte del graderío tras la Reconquista. Para entender mejor todo lo que ha pasado en torno al teatro, al mismo tiempo que se llevó a cabo la rehabilitación del recinto, en 2008, también se hizo un museo. Rafael Moneo firmó ambos proyectos y dotó a este último de un salón de actos con capacidad para 85 personas.
Siguiendo la estela de la historia aparecen los restos del Foro Romano, donde comenzaron las reuniones hace más de 2.000 años. Lo interesante de Cartagena es que la historia está muy viva y los vestigios surgen a golpe de pico y pala. Así, lo interesante del foro de Cartago Nova es que durante la visita se pueden ver los trabajos de rehabilitación y recuperación arqueológicos.
La parte visitable corresponde al atrio —donde la clase bien romana celebraba sus banquetes— y el complejo termal del siglo I d.C, cuyo tepidarium se ha acondicionado para reuniones muy vip. En el Augusteum, el lugar de encuentro de los sacerdotes que rendían culto a Augusto durante los tiempos de la Pax Romana, se pueden celebrar eventos en un espacio que tiene capacidad para 40 personas.
Pasarían varios siglos para que Cartagena volviera a brillar y fueron los destellos de la prosperidad minera los que pintaron la cara modernista de algunas de sus vías principales. Por ejemplo, la Casa Cervantes, una de las primeras en mostrar las ondulaciones y formas tan características de este movimiento. Hoy alberga el Aula Cultura de Fundación Caja Mediterráneo, en pleno centro de la ciudad, con un salón de actos para 200 personas. Un espectacular piano de cola Steinway puede ambientar los eventos de forma magistral.
Si hay un edificio que despunta, y no solo de la etapa modernista, es el del Ayuntamiento. Desde principios del siglo XX vigila con su mascarón de proa, a pocos metros del puerto, todo lo que pasa por la ciudad. Se puede —y se debe— visitar el interior, que atesora una decoración modernista despampanante. Además, en el Salón del Palacio tiene capacidad para 60 personas y está completamente equipado para la celebración de reuniones y congresos.
INGREDIENTES MARINEROS
El Palacio Consistorial conserva aún el despacho de Isaac Peral. Casi era de esperar que el inventor del submarino naciera en esta ciudad que vive tan de cara al mar. El prototipo de uno de los grandes inventos españoles se puede visitar en el Museo Naval. El sitio ideal, además, para organizar eventos entre cartas náuticas.
Muchos recordarán Cartagena por haber pasado allí los años de la inolvidable mili. Lo que un día fue el CIM (Cuartel de Instrucción de Marinería), y previamente prisión militar, es hoy uno de estos grandes espacios, con capacidad para albergar eventos de hasta 2.000 personas en su patio central. Además, cuenta con salas de reuniones de distintas capacidades, la mayor de ellas para 600 personas. Un edificio muy singular, ya que además ocupa parte de las dependencias de la actual Facultad de Ciencias de la Empresa de Cartagena.
Con nombre de barco y una estructura que recuerda a los cargueros, El Batel es el auditorio y palacio de congresos de Cartagena. Uno de los venues, hay que dar fe de ello, que mejor se adapta a la ciudad donde se encuentra. Desde el mismo momento en el que se empezaron a dibujar las primeras líneas del proyecto la idea fue recoger la esencia de Cartagena. Los arquitectos Selgas y Cano lo consiguieron inspirándose en las tradiciones portuarias de la ciudad. En total 17.000 m² que, en contra de lo que pueda parecer por sus dimensiones, ante todo evocan ligereza.
El edificio como tal ya anima a descubrir el símbolo de la nueva Cartagena. Por dentro ofrece una gran versatilidad para organizar cualquier tipo de evento, con un total de siete salas con capacidad total para albergar hasta 2.500 personas. Además de las formas arquitectónicas, llama la atención el diseño interior con colores vivos, como los de la llamada Sala B, con aforo de 400 personas.
Otro aspecto llamativo de esta construcción es que se encuentra en parte sumergida. Sin necesidad de ponerse el traje de buceo, el auditorio principal, con capacidad para 1.401 espectadores, ofrece una ubicación privilegiada bajo el nivel del agua, una sensación única que se apuntala en los tonos azules de sus paredes. Si es verdad que los barcos navegan enamorados del mar, no es difícil apasionarse con un lugar como este.