Es una tendencia al alza en los últimos años que la situación actual de crisis, la incertidumbre y la necesidad de mantener a raya los gastos ha impulsado: el alquiler de apartamentos para estancias prolongadas de viajeros corporativos. Las empresas miran mayoritariamente a los hoteles, pero hay un segmento que ve con buenos ojos la libertad y el ahorro que estos espacios pueden proporcionar, sobre todo cuando el viaje es largo y colectivo.
Muchas cosas parecen lógicas, pero a alguien se le tienen que ocurrir. Pongamos un ejemplo: la compañía de alquiler de alojamientos Apartool creó hace unos años su propuesta Apartool Productions destinada a ofrecer alojamientos para grandes grupos de trabajadores desplazados, en este caso miembros de rodajes cinematográficos y publicitarios (aunque grupos de cualquier sector pueden usarlo).
Entre sus propuestas, además del equipamiento de la vivienda, están la cercanía al lugar de trabajo y la posibilidad de alquilar edificios completos para todo el equipo. Es el alojamiento tradicionalmente vacacional al servicio de las necesidades laborales.
La pandemia ha cambiado las reglas de juego —más bien ha hecho saltar el tablero—, sobre todo en lo que se refiere a la movilidad pero, a diferencia del vacacional, el motivo laboral permite cruzar las fronteras autonómicas. No es de extrañar que miles y miles de propietarios de apartamentos turísticos, que llevan un año de sequía casi total, miren a este tipo de mercado como una manera de lograr algo de rentabilidad a las inversiones efectuadas en pleno tsunami Airbnb.
Tendencia creciente
Salvando las distancias, desde hace unos años, el trabajador que se desplaza —en este caso de forma individual— tiene a su disposición la propuesta de compañías que ofrecen apartamentos. No es nada nuevo. De hecho, Vrbo (antigua HomeAway), Apartool, ApartEasy, Homyspace o incluso Be Mate (Be Mate Corporate), además de players tradicionales como Booking, y sin contar a las propiedades que se gestionan de forma independiente, han apostado por la creación de divisiones específicas para el viajero de negocio.
En este contexto, lo que comienza a convertirse en una tendencia novedosa es el progresivo alargamiento de esas estancias, el alquiler que se prolonga en el tiempo por razones laborales y organizativas.
En líneas generales, todo son ventajas. Para el propietario, porque, en teoría, su propiedad va a estar mejor cuidada al destinarse a trabajo y reunión con clientes, y además tiene una mayor protección frente a los impagos, pues si hay problemas es una empresa la que responde, no un particular.
A su vez, cuanto más larga sea la estancia, menos trabajo acarreará el mantenimiento y puesta a punto. Y todo sin contar con la rentabilidad que, como indican desde plataformas como Homyspace, puede ser hasta un 60 % mayor sobre el alquiler vacacional.
Precisamente esta compañía publicita en su web dos casos significativos de ahorro: en la construcción del centro de alto rendimiento de Rafa Nadal en Manacor (Mallorca), una decena de trabajadores de Valencia vivieron en una casa. La empresa se ahorró, según afirman, cerca de 9.000 €. Por otra parte, en Málaga, un grupo de cuatro trabajadores que acudieron a la ciudad para la remodelación de la fachada del estadio de fútbol de La Rosaleda, del Málaga C. F., se alojaron durante tres meses en una de sus propiedades. El ahorro fue — aseguran— de 5.000 €. Cifras aparte, esta opción merece un análisis.
Por su parte, la empresa contratante también se beneficia, pues puede lograr mejores precios que en un hotel. Las distintas plataformas facilitan todo lo relacionado con el pago, la facturación, etc. El trabajador también obtiene algo positivo, que tiene más libertad al tratarse de una vivienda y un mayor espacio para trabajar y vivir que en una mera habitación.
Ahora bien, por el contrario, es cierto que el apartamento no dispone del servicio y el equipamiento que proporciona un hotel. Lo que sí es común es que tanto apartamentos como hoteles tienen desde el inicio de la pandemia un plus añadido con las medidas de higiene y salud que han de ofrecer en todo momento.
Un producto interesante
«El alquiler temporal de apartamentos para empresas es ideal para el alojamiento en los eventos corporativos, summits, viajes de incentivos, reuniones de equipos de ventas, delegados comerciales, vendedores, ejecutivos y, en general, todo tipo de viaje de empleados de empresa», explican desde ApartEasy, que para este segmento ha creado su división ApartEasy Corporate. Esta y otras compañías ofrecen en las principales capitales españolas, desde un apartamento hasta edificios completos para viajes de grupos de ejecutivos, consultores, trabajadores o clientes invitados.
Algo se está moviendo cuando, sin ir más lejos, a nivel internacional Booking anunciaba el año pasado, en medio de la crisis sanitaria y turística, que iba a empezar a ofrecer tarifas por larga estancia, en concreto a partir de 28 noches.
El objetivo, como ya anunció con anterioridad Airbnb, era tratar de que sus apartamentos y alojamientos asociados mejorasen sus niveles de ocupación con un mercado turístico completamente parado. Este movimiento se produjo tras detectar a mediados de 2020 un aumento de este tipo de demanda de forma global.
Otro ejemplo significativo es el protagonizado por el empresario Kike Sarasola, el primero de los hoteleros —Room Mate— en abrir su propia línea de apartamentos vacacionales, algo que no sentó muy bien a muchos de sus pares. Nacía así Be Mate y, por extensión, Be Mate Corporate, su división de alojamientos específicos para cliente de empresa.
A esta marca pertenece, por ejemplo, el edificio con ocho apartamentos para el mercado corporativo que su compañía adquirió en 2019 en el centro de la capital madrileña. En lo que respecta a las estancias, que se pueden reservar directamente o a través de agencias de viajes, pueden ser de tres tipos: cortas (de 2 noches a un mes), medianas (hasta seis meses) y largas (a partir de seis meses).
No hay que olvidar que, además de Room Mate, otras cadenas hoteleras también han apostado por divisiones o productos de alojamiento de este tipo, como Derby Hotels, Novotel, Majestic, entre otras. Valga como ejemplo Abba Suites, la submarca de la cadena hotelera que cuando irrumpió la pandemia, y coincidiendo con su vigésimo aniversario, tenía proyectada la apertura de complejos de apartamentos en el norte peninsular, con oferta en Bilbao, Pamplona y Cantabria.
Y lo mismo sucede con las agencias de viajes corporativas. Ya en su día, American Express GBT, Carlson Wagonlit Travel o BCD Travel llegaron a acuerdos con Airbnb para ofrecer sus alojamientos para las empresas que prefiriesen esta opción, conscientes de que se trataba de una tendencia al alza que sus empresas clientes comenzaban a demandar. E
se fue el espíritu que movió a Airbnb —hoy en vacas flacas, pero tan solo hace dos años considerada el modelo de empresa unicornio— a crear Airbnb for Work. Esta división ofrecía una plataforma específica a las empresas para gestionar los desplazamientos de sus trabajadores, al estilo de del segmento vacacional, pero con soluciones específicas.
No solo se trata de proporcionar alojamiento, sino de que todo el proceso —contratación, facturación, solución de incidencias, nuevas contrataciones, etc.— sea rentable y fácil para el travel manager o la agencia corporate.
Estamos hablando de intranets corporativas para controlar todos las estancias y contrataciones, gestores de cuentas, alquileres sin depósito, sistemas de facturación dinámicos y sencillos, distintas opciones de pago, descuentos por volumen de reservas, bloqueo de fechas cruciales y servicios extra, como limpieza, lavandería, aparcamiento, transfer, etc. En definitiva, un valor añadido para competir con las cadenas hoteleras especializadas en el segmento business.
La reinvención de los hoteles
Por otra parte, el gran parón de la industria hotelera está llevando a las cadenas a reinventarse y buscar nuevas vías para lograr ocupación. Una de las consecuencias es la apuesta en algunos casos por la larga estancia. Siempre ha habido huéspedes que se han alojado de forma permanente en hoteles, pero la novedad es que hay cadenas que están ofreciendo está posibilidad en las principales ciudades españolas como un producto propio y con unas condiciones muy interesantes.
Por bastante menos de un alquiler convencional, disponer de una habitación o suite con espacio para mantener reuniones con clientes, con limpieza periódica, wifi y espacio de trabajo, servicio de habitaciones, aparcamiento… Y no se trata solo de hoteles ubicados fuera de los núcleos urbanos, como pudiera parecer, sino que algunos están el corazón de grandes ciudades. Radisson, Silken, Campanile o B&B son algunas cadenas que ofrecen este servicio en alguno de sus establecimientos.
Si en su día compañías como ByHours innovaron ofreciendo el alquiler de habitaciones de hotel por horas, ahora surgen iniciativas para gestionar estancias de media y larga estancia en los establecimientos hoteleros. Es el caso de Badi, compañía especializada en el alquiler de habitaciones en viviendas y que ya ha creado Badi Homes para este segmento. Por ahora es anecdótico, pero es otra opción.
Si el término crisis es también un motivo de oportunidad, en el segmento del alojamiento algo se está moviendo. Que aparezcan nuevas opciones fruto de las nuevas necesidades de las empresas siempre es una buena noticia, aunque solo sea para mantener la cabeza en la superficie mientras las aguas pandémicas se retiran. Y una mayor diversidad de opciones para el business traveler siempre es bienvenida. A mayor comodidad, mayor eficacia.
ALBERT CEREZO
CEO DE APARTOOL
«El nicho del alojamiento temporal está en auge»
Teniendo en cuenta la situación actual, ¿cómo ha cambiado el alojamiento de larga estancia del business travel desde la aparición de Apartool en 2015?
Contra todo pronóstico, el alojamiento temporal ha sido el gran beneficiado de los últimos años. Esto se debe a la profesionalización del sector y a todas las medidas que se han ido tomando, sobre todo en los últimos 14 meses. Si bien es cierto que el corporate housing lleva acompañándonos durante mucho tiempo, ahora se está trabajando sobre todo en la experiencia del huésped durante su estancia. Se cuidan más los detalles y se busca que el cliente se sienta como un local, incluso estando lejos de su ciudad. Tanto la profesionalización como la mejora constante de la experiencia del cliente o las medidas que se han ido aplicando durante la pandemia han hecho que este nicho del business travel esté en auge constante.
¿Cuáles son vuestras las cifras de negocio actuales?
Actualmente contamos con más de 8.500 Apartool Homes de contratación propia en 39 países. Hemos consolidado el mercado de clientes español y portugués con oficinas en Barcelona y Lisboa. En primicia puedo anunciar la apertura inminente de la nueva oficina en Dubái para consolidar la zona de Oriente Medio, con nuevos clientes y con la ampliación de nuestro portfolio con más de 700 nuevos alojamientos en los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Algo muy importante para nosotros es el aterrizaje en EE.UU., previsto para este año. La futura sede de Apartool USA estará en Miami y nos reportará alrededor de 2.000 nuevos apartamentos para seguir trabajando un mercado tan potente como el americano.
ALQUILERES DE CORTA Y LARGA ESTANCIA
El propietario, antes de poner una propiedad en alquiler de manera individual o a través de las múltiples plataformas, debe decidir qué opción escoger: alquiler vacacional o corporativo (o ambos), para cortas y largas estancias… Lo lógico es optar por una fórmula que atraiga al mayor número posible de usuarios. Por ejemplo, si tiene licencia turística, puede dedicarse prácticamente a todo tipo de clientes.
Según Lodgify, compañía especializada en acciones de marketing y asesoramiento para propietarios de apartamentos en alquiler, optar por el mercado vacacional —tradicionalmente de corta estancia— o por modelo más residencial con tiempo limitado tiene sus pros y sus contras. El primero permite más flexibilidad, no necesita que se hagan redecoraciones y reformas después de cada alquiler, genera mayores ingresos, en función de la zona y la temporada, y se beneficia de algunas exenciones tributarias, además de contribuir a la economía colaborativa. Entre los inconvenientos, estos alojamientos necesitan de mayor mantenimiento y actualizaciones, los ingresos no están garantizados, existe una gran competencia dependiendo de la zona y exige múltiples gestiones cada poco tiempo: check in, check out, limpieza, actualización web…
Por el contrario, al alquiler de larga estancia ya no se considera vacacional. A cambio, hay que tener un equipamiento pensado para la comodidad y el servicio a empresas si ese es el público objetivo, como el wifi, un mobiliario de trabajo adecuado, ausencia de ruidos, etc. Además, se modifica el modo de cerrar el acuerdo o el tipo de facturación, entre otros aspectos. Muchos propietarios que ahora no reciben peticiones turísticas miran ahora al viajero de negocios como un salvavidas.