La pandemia ha cambiado muchas cosas, además de trastocar la economía mundial. El confinamiento y la ausencia de relaciones profesionales y personales durante casi dos años, unido a un replanteamiento general de los valores, ha propiciado que muchas personas miren con otros ojos hacia un medio que siempre ha estado ahí: el rural. Desde hace unos años, el acercamiento de la actividad MICE a la naturaleza se ha abierto camino poco a poco. Ahora más que nunca está en el punto de mira de los organizadores y también de los empleados, que están protagonizando una recolonización del campo gracias al teletrabajo.
No hay un solo estudio de tendencias del turismo que viene que no incluya el de naturaleza en sus apuestas. Especialmente desde el año pasado, tras el parón obligado de 2020. El confinamiento ha hecho mella y, como resultado, el consumidor de viajes se muestra ahora más abierto a conocer sitios cercanos, tranquilos y sostenibles en los que vivir experiencias impactantes, pero con calma. Cuatro de cada diez españoles hicieron turismo rural en 2021, según datos del Observatorio de Turismo Rural. Esto supone casi cinco puntos de incremento con respecto a 2019. La naturaleza está de moda.
La industria MICE, reflejo de las relaciones laborales, pero también de las de ocio, ya hace tiempo que miraba hacia el campo, pero ahora se ha destapado como una interesante realidad. Elementos paralelos, como el teletrabajo —que ha llevado a muchos urbanitas a hacerlo desde entornos hasta ahora vacacionales— o la progresiva y necesaria digitalización del territorio, han contribuido a esta tendencia: Al campo a trabajar, a reunirme con el departamento, a presentar un producto, a hacer actividades de team building…
Curiosamente, el teletrabajo impuesto ha tenido como resultado que muchos profesionales que lo hicieron desde su segunda residencia hayan conocido las mieles del mundo rural como lugar desde donde desarrollar su actividad. En un país donde, según el Banco de España, cuatro de cada cinco personas vive en una gran ciudad, hay muchas posibilidades para los que se plantean un cambio de filosofía. Si no para trabajar cada día, sí para organizar actividades relacionadas con el entorno laboral. Y aquí entra el MICE.
OFERTA DIVERSIFICADA
Hablar de estancias en el medio natural es hacerlo de múltiples posibilidades, todas ellas con mucho que aportar en para la organización reuniones o de incentivos. En el primer caso, para pequeños congresos y convenciones, reuniones de empresa o presentaciones de producto, el mundo rural ofrece desde hoteles hasta enclaves patrimoniales, abundantes en nuestra geografía, como monasterios, palacios, castillos y residencias nobiliarias.
Si se trata de grupos reducidos, las innumerables opciones de casas rurales son una buena opción, pues normalmente se alquilan de manera individual. Ya en 2015 el Observatorio de Turismo Rural constataba que cerca del 25 % de este tipo de establecimientos incluyen en su oferta espacios para el MICE, una tendencia que desde entonces ha ido escalando posiciones.
Resulta lógico, dado que estos establecimientos tienen mucho que aportar, especialmente un ambiente distinto al rutinario, con espacios de trabajo rodeados de tranquilidad. Esto favorece la concentración y, por tanto, los resultados de la actividad. Además, suponen una perfecta conjunción de trabajo y relax con la ayuda muchas veces del yoga, la meditación, el mindfulness o las dinámicas de grupo. También abre un mucho de posibilidades para la práctica de deportes en la naturaleza y de turismo activo.
Además, hay muchas empresas que han virado sus estrategias de RSC hacia la sostenibilidad, en línea con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y la organización de actividades laborales en estos entornos no hace sino refrendar esa apuesta. En esta línea, se valora lo cercano, el producto de proximidad, la comida sana. Un buen ejemplo son las instalaciones agropecuarias que han pasado a ofertar, además de alojamiento, actividades de incentivo basadas en los modos tradicionales. El apartado más famoso es el enológico, pero también hay muy buenas propuestas relacionadas con el aceite, la ganadería o las frutas y hortalizas.
UN POTENTE ALIADO
Quién diría que el vino es un gran aliado del trabajo… Si hay un sector ubicado fuera de las grandes ciudades que se entiende a la perfección con la industria MICE es el enoturismo. No en vano, es toda una potencia a la hora de atraer al agro personas en busca de naturaleza y gastronomía, pero también de instalaciones y servicios. El descubrimiento del enoturismo para los organizadores de eventos vino de la mano de los incentivos, que desde hacía tiempo venían programando actividades en colaboración con las empresas vitivinícolas.
Según la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), en 2019, último año «normal» para este sector, las bodegas españolas recibieron más de tres millones de visitantes. Es una gran cifra, aunque nada que ver con las que cosechan Estados Unidos, Francia e Italia, con decenas de millones de enoturistas.
Que la última edición de la Feria Internacional del Enoturismo (FINE), en Valladolid, haya apostado por una sección MICE como impulsor de su mercado no es una coincidencia. El mundo bodeguero se vuelva en las reuniones e incentivos de una manera natural, lógica. En el caso de los incentivos, porque pocos son tan atractivos para el participante que todo lo que rodea a la viticultura: actividades en los viñedos, como la poda o la vendimia, visitas a las instalaciones para comprender el proceso de producción, catas, maridajes… Y en lo que respecta a las reuniones, muchas son tienen instalaciones específicas, no ya pequeñas salas para degustar los caldos, que también, sino auténticas infraestructuras para la reuniones y pequeños congresos, con todos equipamientos necesarios.
Por si fuera poco, la articulación de las distintas zonas en Rutas del Vino ha logrado articular la oferta específica para dar un servicio completo: bodegas, restaurantes, empresas de transporte, museos, salas de exposiciones, agencias de turismo de aventura y naturaleza, etc. En definitiva, una propuesta coordinada para dar soporte a todo tipo de reuniones, eventos e incentivos dentro de sus posibilidades. Y no solo las Rutas del Vino —actualmente hay 34 oficiales—, sino también las propias Denominaciones de Origen (DO) han puesto en marcha planes MICE específicos. Esto supone un cambio de paradigma para el destino, que comienza a ver al cliente como un grupo con unas necesidades específicas.
Este es el caso de la DOCa Rioja, que en 2019 puso en marcha el denominado Plan EnoMICE, una iniciativa cuyo objetivo era «favorecer la comercialización del territorio de las bodegas de la Denominación y que permitiera el desarrollo de un manual de trabajo para un posterior encuentro comercial con una selección de profesionales de agencias y portales de intermediación del ámbito de los negocios». Este plan se inició con la creación de un catálogo específico y cristalizó, por ejemplo, con la visita de agencias especializadas en viajes de comercialización.
EL REVERSO
Por supuesto, como todo en el universo, el éxodo hacia el mundo rural tiene su reverso, que otros sectores turísticos han vivido en sus carnes. Por un lado está la masificación, pues no todo el mundo va a todos los sitios, sino que el medio natural, como el urbano, tiene sus puntos más atractivos, que todo el mundo quiere ver en los que quiere organizar su evento o reunión. Esto pasa factura, porque la capacidad de absorción de demanda no siempre es la misma que una ciudad, es mucho más frágil.
Luego está la generación de residuos, que impacta directamente en los ecosistemas y produce graves daños al entorno. Y en tercer lugar, la falta de adecuación al medio, o sea, esperar o exigir que las infraestructuras rurales sean exactamente iguales a las urbanas en cuanto a servicios, conectividad, comodidades, comunicaciones, etc. En esto reside precisamente su encanto. Se pueden tener infraestructuras similares a las urbanas, pero no urbanas. Una correcta gestión de las expectativas puede evitar la frustración del organizador de la reunión o el incentivo y, por extensión, del participante.
El 2022 será el año de la recuperación del sector MICE, según el Barómetro SBC: COVID-19 y sus efectos en el sector MICE, presentado recientemente por el Spain Convention Bureau. En un marco en que convivirán la virtualidad y una cada vez más extendida presencialidad, el mundo rural, constituye una atractiva propuesta para unos organizadores y asistentes ávidos de presencialidad, de espacios abiertos, de tranquilidad, y que, tras la pandemia, han interiorizado la importancia de aspectos como la sostenibilidad y la importancia de la economía y el desarrollo local. Las perspectivas no pueden ser mejores.
EL FUTURO DEL TELETRABAJO
El denominado workation —algo así como trabajo en el lugar de vacaciones— surgió ya a mediados de la pasada década. Una vez solucionado el problema de la conectividad, muchos trabajadores de determinadas industrias que no necesitaban presencialidad comenzaron a hacerlo desde enclaves normalmente relacionados con las vacaciones. Además, a la vez que hay coworkings en las grandes ciudades, también existen fórmulas que incluyen espacios compartidos en estas zonas para grupos de trabajadores.
Lógicamente, el confinamiento cambió las reglas de juego: según Randstad, en 2020 se duplicó el número de trabajadores que teletrabajan en España. Es cierto que fue un crecimiento «obligado» y solo un año después, según esta misma compañía de recursos humanos, más de un millón ya había vuelto a su puesto tras pasar la primera ola del coronavirus. Desde el punto de vista genérico, según Eurofund, en la Unión Europea los teletrabajadores superan un tercio de la fuerza laboral.
No obstante, no todos son ventajas en el teletrabajo, tanto para empresas como empleados. Según The Power Business School, entre las desventajas se encuentra un gran coste en equipos y telecomunicaciones, ausencia de control físico del trabajador, cambio en la organización de la empresa, disminución de la seguridad —especialmente en las comunicaciones—, mayor dificultad para trabajar en equipo y, por último, una obvia, pero importante: no todos están preparados para teletrabajar. Los aspectos negativos que señala esta compañía para los empleados son la desvinculación con la empresa, la falta de ambiente laboral, el aislamiento y, relacionado con lo anterior, un posible descenso del rendimiento.
SMART RURAL
El término smart rural está cada vez más extendido. Podría traducirse por como el ‘agro inteligente’ y es la versión de las smart cities en la España vaciada o de cualquier otro país. Algo se está moviendo cuando existen grupos de trabajo en la Unión Europea que están avanzando en la creación de infraestructuras digitales y no digitales que alienten el crecimiento de los municipios y ciudades envejecidas, con la inversión de más de 365 millones de euros a través de los European Innovation Partnership on Smart Cities and Communities. Dentro de esta realidad de halla el trabajo remoto desde el ámbito rural.
De manera teórica, teletrabajo o trabajo en remoto es aquel que se desarrolla de forma regular fuera de las instalaciones de la empresa empleadora, dentro del contexto de un contrato, en el que para llevar a cabo la organización y realización de la función se empleen las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Obviamente, una de sus principales ventajas es que permite fijar la residencia habitual en el lugar deseado y no en el que se encuentre el lugar de trabajo, causa principal de la emigración hacia las ciudades desde que estas surgieron en Mesopotamia.
La pandemia ha sido el acelerador de una tendencia ya latente que en algunos países, por ejemplo, en el norte y el centro de Europa, era una realidad. De hecho, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2019, cuando la palabra coronavirus era solo patrimonio de las facultades de Medicina, teletrabajaban ya el 17 % de los trabajadores de la Unión Europea. En España ese porcentaje era del 6,7 %. Con la llegada de la pandemia se disparó por razones obvias y, a medida que se ha generalizado la vacunación y se han levantado las restricciones, ha ido descendiendo paulatinamente. Hay muchos trabajadores que ya han vuelto a la oficina, al menos algunos días de su semana laboral.
Las administraciones autonómicas saben de la importancia de atraer este tipo de negocio y algunas de ellas mantienen líneas de ayuda para incentivar la celebración de reuniones. Por ejemplo, el Programa MICE de Castilla-La Mancha, que incluye ayudas desde 1.500 €, para hasta 50 asistentes presenciales, hasta 5.000 €, para actos de hasta medio millar de participantes.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS
Trabajar en remoto en el medio rural tiene sus pros y su contra, no todo es idílico. Como afirman en Sage, proveedor tecnológico experto en el segmento corporativo, las ventajas son cuatro:
– Contribuye a revertir la despoblación de las zonas rurales, dando más oportunidades a la población, que puede permitirse permanecer sin tener que emigrar. De este modo, aumentan las oportunidades laborales y formativas.
– El teletrabajo, unido a la formación a distancia, posibilita la inserción laboral de personas que, por su localización, no tenían acceso a determinados puestos de trabajo. Así las empresas pueden contratar a personas con perfiles diferentes, con perfiles normalmente no muy demandados.
– Con el teletrabajo, las videoconferencias están a la orden del día y es más fácil evitar viajes innecesarios. Esto permite un emprendimiento no solo en las ciudades, sino en el medio rural. Asimismo, se reducen los costes de mantenimiento de las instalaciones y la necesidad de salas de reuniones. Además, hay muchos programas públicos que aportan ayudas para comenzar.
– Las comunidades rurales están implementando tecnologías innovadoras para mejorar su situación social, ambiental y económica. Destacan iniciativas como el proyecto europeo Smart Rural 21, que promueve el desarrollo de estrategias inteligentes entre los pueblos de Europa, que fomentan la colaboración y el intercambio de conocimientos.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, muchas veces hay un importante impedimento a la hora de trabajar en remoto, y es la baja conectividad. El Gobierno prevé que para 2025 el 100 % de los ciudadanos tengan acceso a una conexión de al menos 100 megas. Este plan se suma a las subvenciones que otorgó a las operadoras privadas para el despliegue de fibra óptica y 4G en zonas rurales y de poca densidad poblacional. Asimismo, el nuevo Plan de Conectividad de Personas, Empresas y Territorios contempla iniciativas para mejorar la digitalización de las empresas y la atracción de inversiones en Europa. Todavía queda mucho por hacer.
LOS BENEFICIOS DEL MEDIO
Según el estudio ‘Tendencias turísticas 2021: ecoturismo y turismo rural’, elaborado por el Observatorio de Turismo Rural (OTR), varios son los aspectos que se valoran cuando se acude al medio rural, más allá de las cuestiones puramente laborales. Según este análisis, lo que más aprecian los participantes en sondeo es contar con numerosas opciones de ocio al aire libre (63,8 %), la posibilidad de visitar un entorno cultural (47,8 %), la riqueza gastronómica (41,6 %), la amabilidad de la gente (31,9 %), la existencia de una amplia oferta de alojamientos (19 %), la accesibilidad de los servicios (18 %), encontrar información actualizada sobre las normas de higiene (11,8 %) y la proximidad a una capital de provincia (6,1 %).
En 2021 eran muy importantes también los aspectos relacionados con la evolución de la covid-19 en el destino. Destaca que para un 43 % de los encuestados las medidas de higiene y seguridad aplicadas en la empresa tuvieron un peso muy importante, especialmente en la elección del alojamiento. Hoy no es tan importante. Relacionado con la pandemia, casi el 40 % consideró muy importante la facilidad para cancelar la reserva, ante incertidumbre que generaban las restricciones de movilidad. Finalmente, la relación entre el tipo de alojamiento y evitar las aglomeraciones de turistas es muy estrecha, dado que el 38 % considera importantes ambos aspectos.
MODALIDADES Y TENDENCIAS
La Organización Mundial del Turismo (OMT) entiende el turismo rural como «un tipo de actividad turística en el que la experiencia del visitante está relacionada con un amplio espectro de productos vinculados por lo general con las actividades de naturaleza, la agricultura, las formas de vida y las culturas rurales y la visita a lugares de interés».
De forma general, existen diversas modalidades de turismo rural:
AGROTURISMO. Está asociado a la prestación de alojamiento, servicios de gastronomía local o actividades relacionadas con la actividad agropecuaria donde el turista puede participar activamente.
TURISMO DEPORTIVO. En él, la práctica de cualquier actividad deportiva en el ámbito rural es el propósito del viaje, como la pesca, la caza o el cicloturismo.
TURISMO DE AVENTURA. Utiliza el entorno o medio natural como recurso para producir sensaciones de descubrimiento, por lo que su objetivo básico es poder transmitir estas sensaciones. Parao ello requiere de espacios poco utilizados turísticamente, como en el caso del parapente o el rafting.
TURISMO CULTURAL. Se basa en la utilización de los recursos culturales, históricos o costumbristas de un territorio, con el objetivo de su mejor conocimiento y preservación.
ENOTURISMO / GASTROTURISMO. Son estancias turísticas asociadas a una explotación vinícola o establecimiento gastronómico, en la cual los huéspedes disfrutarán conociendo y degustando la producción de la misma.
ECOTURISMO. Es una de las formas de turismo rural, definida como «segmento turístico en el que se prioriza la preservación del espacio natural donde se realiza, por lo que su diseño contempla ante todo el medio natural y por ende su conservación frente a cualquier otra actividad», como ocurre en la observación de aves, por ejemplo.
LA APUESTA DE SIERRA NORTE
La Comunidad de Madrid cuenta con un rico patrimonio natural donde han surgido interesantes ejemplos de gestión y promoción orientados al cliente MICE. Es el caso del Centro de Innovación Turística Villa de San Roque, en la Sierra Norte, que ha apostado por diversificar su propuesta turística dando a cabida a las reuniones e incentivos. Un buen ejemplo es su Directorio MICE. Sabedora de las ventajas que aporta estar cerca de la capital, la zona ofrece a las empresas un buen abanico de espacios en plena naturaleza para eventos corporativos.
Programas de team building que incluyen deportes o actividades al aire libre, así como sesiones de coaching, yoga o talleres de mindfulness son algunas de las actividades que oferta la Sierra Norte como complemento a las sesiones de trabajo. Para ello ha creado un completo directorio digital en el que se reúnen hasta trece establecimientos para acoger grupos de pequeñas dimensiones que cuentan con instalaciones y servicios necesarios para las empresas que demandan eventos corporativos. Su especialización es tal que acude a ferias y congresos especializados para promocionarse, como Fitur MICE. Una estrategia cada vez más habitual en muchas regiones españolas.
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