Entender qué constituye el precio de un billete aéreo no es tarea fácil. Y hay que reconocer que las compañías no facilitan precisamente la labor. A las tasas gubernamentales y medioambientales se añaden las aéreas, las de seguridad… Y a eso se agrega todo lo demás, sin contar los costes voluntarios. Un rompecabezas que merece la pena componer para saber qué estamos pagando.
Hace cuatro años, la Unión Europea decretó la obligación para las aerolíneas de precisar cómo se compone el precio final de un billete aéreo: impuestos, tasas obligatorias, cánones y cualquier recargo. Cierto es que la transparencia ha aumentado desde entonces, pero en la mayoría de los casos el precio expuesto no incluye más que una distinción entre tarifa básica y tasas.
El propio Ministerio de Fomento español informa sobre un tema muy poco claro entre los consumidores: el precio total del billete de avión se compone de la tarifa propiamente dicha, o lo que es lo mismo, el precio que aplica la compañía aérea por ruta y por vuelo, variable según la clase elegida a bordo, la flexibilidad, etc, a lo que se añaden las tasas. Y este es un mundo aparte… Como un segundo añadido, cada vez se extiende más la aplicación de un coste fijo relacionado con la facturación del equipaje. Otra partida suplementaria, y generalmente fija, es la de los costes de emisión, o gastos de gestión derivados de la tramitación de la operación. Por último, se aplica un recargo por combustible, variable según el precio del petróleo en el mercado.
En función del destino se incluyen tasas gubernamentales y medioambientales. Por ejemplo en el caso de Francia y desde 2006 se aplica la “tasa de solidaridad” (o tasa Chirac), que puede ascender a 40 € por vuelo para los trayectos más largos en las clases delanteras del avión. El gobierno alemán comenzó a aplicar en 2011 el llamado «impuesto verde», que puede alcanzar los 45 € por cliente en los recorridos de larga distancia. A partir de abril, la tasa por pasajero en el Reino Unido, de obligatorio pago por el uso de los aeropuertos estatales, aumentará un 10%. Con ello se situará en torno a 75 € por viajero en cada trayecto de intercontinental. En todos los casos, estos recargos afectan a los vuelos con salida o destino en cada país.
Estos son los costes que podríamos considerar fijos, aunque algunos, como el relacionado con el precio del carburante, sean variables. A ellos se añaden otros, los conocidos como ancillary services, entre los que se encuentran los seguros adicionales, el embarque prioritario o el aumento de la franquicia de equipaje. Estos costes tienen más visibilidad, en tanto en cuanto no suelen ser incluidos por defecto y el cliente debe seleccionarlos voluntariamente.
Tasas en España
El gobierno decretó en 2010 rebajar un 15% las tasas de navegación aérea entre 2011 y 2012. Con ello, el abaratamiento del precio del vuelo será de 4 €. Utilizar el cielo español cuesta actualmente 72 € por avión, en lugar de los 84 que se pagaban en 2010. Cabe destacar que éstas, conocidas como las «tarifas de ruta», son las únicas que han bajado últimamente.
Las tasas de navegación aérea se completan con las de aeropuerto, que incluyen las de aproximación, aterrizaje y seguridad. Los impuestos por aproximación han aumentado un 2.000% desde 2009, hasta situarse en un mínimo de 128 € por aeronave en los aeropuertos menos frecuentados, que ascienden a los 171 € en el caso de Madrid y Barcelona. Las tasas de aterrizaje, que incluyen el precio por la utilización de los aeropuertos de la red de Aena y el coste de la seguridad, ascienden a 151 € en los principales aeródromos del país.
Sin embargo, trasladar estos datos al billete no es tan fácil. La equivalencia por pasajero depende de las características del avión, el número de pasajeros y la procedencia del vuelo, entre otros aspectos.
Ancillary services
Nada que ver con las tasas. Son prestaciones de pago que el cliente elige voluntariamente. Si bien es cierto que a veces no hay opción, porque sin seleccionarlos no se puede volar con equipaje. O simplemente pagar el billete, cuando cada vez más aerolíneas cobran por el pago con tarjeta. Según un estudio de FCm Travel, estas prestaciones añadidas están creciendo a un ritmo del 40% anual. Ya pueden suponer hasta un 80% de sobrecoste sobre la tarifa básica.
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