‘Donde abundan los árboles´ es la traducción más cercana al nombre de Guatemala. Haberlos, haylos en cantidad y, en medio, late el corazón del mundo maya, a ritmo de leyendas y un gran legado con formas de templos y pirámides. Huellas de un tiempo en el que todo giraba en torno a unos dioses un tanto guerreros que dejaron como herencia la cultura de lo misceláneo, donde lo humano y lo sagrado va casi siempre de la mano.
Un poco antes de que el comandante ordene soltar el tren de aterrizaje es inevitable pensar que el avión se aproxima a un mar de selva y sentirse un poco Harrison Ford en una de sus aventuras de Indiana Jones. No resulta fácil decir qué es lo mejor de Guatemala, pero quizá sea precisamente eso, la sensación constante de experimentar, de llegar a un mundo nuevo, lo que más engancha. Nuevo para el urbanita de a pie, que se encuentra con un país en el que los mitos y leyendas de hace miles de años siguen muy frescos, entrelazados con unas gotas de sincretismo: el que se queda con lo mejor de un tiempo y de otro.
Tras dejar el aeropuerto internacional de La Aurora, el primer golpe de realidad llega en Ciudad de Guatemala. Oficialmente Nueva Guatemala de la Asunción, es el último intento del país —después de otros tres fallidos— de tener una capital que resistiera avatares varios, como rebeliones y terremotos. Parece que en esta ocasión acertaron con el enclave, ya que desde que se fundara, en 1776, la capital ha resistido relativamente bien, teniendo en cuenta que está rodeada de cuatro volcanes y que no ha podido escapar de los seísmos. El de 1976 la dejó bastante tocada.
En sus calles no se van a encontrar restos mayas o coloniales, aunque el trazado neoclásico todavía se deja entrever, con un poco de imaginación, en algunas zonas. Sobre todo en la plaza de la Constitución, que se construyó al estilo de las típicas plazas de Armas de la América colonial. Es el alma de la ciudad, el lugar donde hay que juntarse para celebrar lo que haga falta. Con la catedral metropolitana, el Palacio Nacional y el Portal del Comercio, es también el comienzo ideal para hacerse una idea de lo que fue la capital guatemalteca, actualmente la ciudad más urbana, poblada y extensa de América Central.
Este hecho queda muy patente en la Zona Viva, donde se ubican la mayor parte de los hoteles de cadenas internacionales, que ofrecen lujo e instalaciones espaciosas para la celebración de eventos. Es el caso del Barceló Guatemala City, que cuenta con su propio centro de convenciones. En total, 29 salones en los que se puede organizar de todo, desde pequeñas reuniones a eventos de 1.500 personas. Además, dispone de instalaciones al aire libre para convocatorias con un ambiente más distendido.
Justo enfrente, el Westin Camino Real es otro ejemplo de hotel dispuesto a ponerlo todo muy fácil a los organizadores de eventos. Con 19 salas distribuidas en un centro de convenciones y el propio edificio del hotel, el espacio más grande tiene casi 2.000 m² y capacidad para 2.600 personas.
El hotel que se lleva la palma en cuanto a organización de grandes convenciones es el Grand Tikal Futura Hotel. Para no marear con cifras, la capacidad máxima de sus espacios de reuniones es de 5.000 personas, que pueden distribuirse en: los cinco salones del centro de convenciones, tres más en el espacio de Expo Center, otros siete con distintas capacidades en el edificio del hotel y tres salas con disposición auditorio. Asimismo, en el teatro del hotel se pueden organizar eventos y espectáculos para 240 personas.
Más allá de los hoteles, el recinto ferial Coperex, ubicado en el Parque de la Industria de la Ciudad de Guatemala, ofrece las instalaciones apropiadas para grandes congresos y ferias. Con sus 21.600 m², incluye un palacio de exposiciones que puede albergar hasta 3.340 personas. Otros 10 espacios más hacen de este complejo el referente en la capital para eventos de grandes dimensiones.
Una de las áreas más peculiares de la capital guatemalteca es Ciudad Cayalá, en la Zona 16. Lo que más llama la atención es el estilo colonial mediterráneo de todos los edificios, uniformemente encalados. Se empezó a construir en 2013 como mega complejo de viviendas, tiendas y restaurantes con ambiente europeo para las clases pudientes de la capital.
Este súper patio de recreo vip también dispone de espacios para eventos, como el salón Azaria, con capacidad para 500 personas. Como pensaron en todo, no faltan grandes superficies ajardinadas como la plaza Principal y la de la Bandera, ideales para presentaciones de producto y lanzamientos corporativos. Aún de mayores proporciones, en la explanada Cardales se organizan los grandes conciertos.
ANTIGUA, LA GRAN PLAZA COLONIAL
Probablemente haya que mirar la fecha del calendario para no pensar que se ha viajado en el tiempo cuando se llega a Antigua. La realidad es que apenas se han recorrido 40 km, los que separan la capital actual de su antecesora, el privilegio que un terremoto le arrebató. Fundada en 1543, la que fuera Santiago de los Caballeros conserva casi íntegro el trazado del siglo XVI en su zona histórica de calles empedradas y balcones con forjados repletos de geranios. Por estas y otras razones, desde 1979 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La mejor forma de conocer Antigua es caminar e intentar perderse por el esquema de cuadrícula de sus calles, el clásico entramado con forma de parrilla de las colonias españolas. Está todo tan bien conservado que se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos, no solo de Guatemala, sino de toda América. De hecho, se nota que el destino vive por y para el turismo, pero eso importa poco, porque apenas le resta a ese halo de autenticidad de sentirse en otra época.
Tanto es así que, si algo llama la atención, es que todavía hoy la restauración de las casas sigue un rígido patrón de gama de colores aprobados por el Consejo Nacional de Conservación de la Antigua Guatemala. Por ello, los ocres, blancos, azules y varias gamas de amarillo albero se alternan en las fachadas, haciendo de cada rincón una postal pintoresca.
Y también salta a la vista la cantidad de iglesias, conventos y monasterios. En los tiempos de la colonia, las diferentes órdenes religiosas se repartieron la ciudad y, con el fin de aumentar su influencia, no dejaron de construir sus respectivos recintos, para que se notara que estaban allí. La mayor parte de estas construcciones ha llegado casi sin transformación hasta nuestros días, aunque el uso religioso ha dado paso al cultural en la mayoría de los casos, o al menos se compagina. Muchos han venido también a convertirse en una perita en dulce para quienes quieran organizar un evento con sabor histórico.
La orden de la Merced fue la primera en llegar a Antigua y no tardó en construir el correspondiente convento, que destaca en toda la ciudad por la impresionante fachada de la iglesia con su estilo ultra barroco. Es difícil no pararse un buen rato delante de este retablo tallado en piedra para captar cada detalle. Una vez dentro, aún se puede recorrer el claustro y el patio interior con los restos de lo que fue una enorme fuente —que dicen que es la mayor de Latinoamérica—, en la que incluso se podía pescar. El convento de la Merced ofrece el claustro para eventos privados y, dadas las dimensiones, se pueden acomodar hasta 300 personas en banquete. Ojo: no hay que dejar de subir al nivel superior para conseguir el plus de la panorámica de Antigua.
Si hay una vista icónica de la ciudad es la del arco de Santa Catalina, con el volcán del Agua al fondo. Su origen se remonta al convento al que está anexo. En su día, las monjas tenían el voto de reclusión total —dicen las malas lenguas que las niñas bien se metían aquí durante los nueve meses después de un descuido— y para no ser vistas en ningún momento, se construyó el pasadizo para cruzar de un lado al otro del convento. Hoy en día es un hotel, y el arco, la imagen más fotografiada de toda la localidad.
Otras monjas, las clarisas capuchinas, llegaron a Antigua a mediados del siglo XVIII y poco después ya tenían su convento. Lo que ha llegado hasta hoy puede darnos una idea aproximada de lo que fue la vida entre sus muros, ya que las religiosas tenían una estricta austeridad por bandera, tanto de palabras y alimentos, como de bienes materiales. Lo que más llama la atención es la torre circular en torno a la que se repartían las celdas, de forma que no se podía salir del recinto sin ser vista, y los habitáculos de castigo, huecos en la pared especialmente diseñados para recibir duchas de agua fría y poder reflexionar.
Más que penitencia, organizar un evento en las instalaciones del convento de las Capuchinas es una oportunidad única. El claustro puede dar cabida a 250 personas, mientras que en la torre circular y el jardín caben 50 y 100, respectivamente. Lo que antaño fue la iglesia, con la buena acústica de entonces, se puede utilizar para convocatorias de 200 invitados. El recinto también dispone de una sala de proyecciones para 125 personas.
En Antigua hay venues con historia y los hay que acaban de pasar a los anales, como ha ocurrido con la Cumbre Iberoamericana, celebrada el pasado mes de noviembre, un acontecimiento que tomó la ciudad en el amplio sentido de la palabra con el epicentro en la Casa Santo Domingo, la referencia en Antigua para eventos de mayores dimensiones.
El recinto lo es casi todo: hotel, museo y centro de convenciones. Y, como no podía ser de otra forma, en su día fue el convento en el que se instalaron los dominicos al poco de llegar. De aquello quedan las ruinas que forman parte de su colección permanente, así como espacios de conservación: el museo Colonial, el Arqueológico, el de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, el de la Plata y el museo de la Farmacia. Es decir, hace falta medio día por lo menos para abarcar todo lo que se conserva. Entre el centro de convenciones del hotel y las ruinas, el recinto puede dar cabida a más de 1.200 personas en sus 15 salones y espacios al aire libre, como la gran plaza del atrio o, incluso, en las galerías de arte.
PETÉN, MUNDO MAYA
Aunque más bien pueda encajar en concepto de destino de incentivo, Petén también ofrece facilidades para quienes se acerquen a las ruinas mayas y no quieran desaprovechar la ocasión de organizar una reunión. El nombre del aeropuerto de la región, Mundo Maya, ya da una idea de lo que se puede esperar en este rincón, que viene a ser el parque de atracciones ideal para los que buscan las raíces de esta singular cultura centroamericana.
La estrella indiscutible es Tikal y, como consigue reunir millones de visitantes cada año, establecimientos hoteleros de distintas categorías no han tardado en establecerse en los alrededores. Y de paso, ofrecer el pack completo de sus instalaciones para eventos. Por ejemplo, el hotel Camino Real Tikal dispone de cinco salones que pueden dar cabida hasta 360 personas. De dimensiones más reducidas, el hotel boutique Las Lagunas ofrece espacios para eventos de 200 personas. La naturaleza selvática y los extraordinarios yacimientos arqueológicos de la época precolombina no están reñidos aquí con las sesiones de trabajo.
RECOMENDADOS
TIKAL, ESPLENDOR EN LA SELVA
Tikal es un imprescindible en cualquier viaje a Guatemala. No hay que ser un experto en mitología maya ni un arqueólogo frustrado para tener la certeza de que un sitio como éste hay que visitarlo al menos una vez en la vida. Sería imposible abarcar la totalidad de lo que fue en su día, un área de 16 km², entre otras cosas porque cada año se descubre algo más y, al poco tiempo, la selva hace su trabajo y lo vuelve a esconder casi por completo. De hecho, se calcula que solo está descubierto el 20%. El secreto que se mantuvo oculto para el mundo moderno hasta bien entrado el siglo XIX.
Tikal llegó a ser una de las ciudades mayas con más poder y su esplendor se puede adivinar en los templos, palacios y pirámides diseminados aquí y allá. Y sí, hay que usar la imaginación, pero el guía va contando leyendas mayas sobre el rey Ah Cacao que, para ir directo al supramundo, construyó el gran Templo del Jaguar, el más fotografiado de todos. También acompaña para subir los 70 m de altura del Templo IV y poder disfrutar de la panorámica que gustará especialmente a los nostálgicos de Stars War. Al final se llega a entender que todo tiene un porqué y que cada piedra no está puesta por casualidad. Nota para urbanitas: el Parque Nacional de Tikal está en medio de la selva, literalmente, por lo que hay que ducharse con repelente de mosquitos, seguir obedientemente las normas para no perderse y dejar las chanclas o los tacones en el hotel.
CHICHICASTENANGO
En Guatemala conviven 22 comunidades lingüísticas indígenas, cada una con sus peculiaridades étnicas y culturales, que se reflejan sobre todo en la forma de vestir. El mercado de Chichicastenango, que tiene lugar cada jueves, es la oportunidad ideal para encontrarse con una explosión de colorido y sincretismo a partes iguales.
Lo del mercado es la excusa, aunque seguro que no será difícil encontrar un buen souvenir para llevar a casa. Justo al lado está la iglesia de Santo Tomás, construida en 1540. Y no es tan interesante por dentro como por fuera, ya que en las escaleras que dan acceso al templo, los sacerdotes mayas hacen ofrendas y ritos quemando incienso. Una buena cura para los malos espíritus.
BARCELÓ GUATEMALA CITY *****
Un establecimiento de estilo clásico y grandes dimensiones, a poco más de 15 min del aeropuerto de La Aurora. Ofrece 397 habitaciones, algunas de ellas de la categoría Premium Level, que incluye, entre otros beneficios, check-in privado y servicio de secretaría. Las opciones gastronómicas van desde un restaurante buffet hasta un japonés, pasando por un bar para disfrutar de eventos deportivos y un snack bar en la piscina. Para facilitar la movilidad, dispone de un servicio gratuito de shuttle al aeropuerto.
7A Avenida 15-45. Ciudad de Guatemala
Tel. +502 2378 4000
www.barcelo.com
AC HOTEL GUATEMALA CITY****
Ubicado en el distrito Moda de Ciudad Cayalá, mantiene las líneas mediterráneas del complejo. Las 114 habitaciones tienen el estilo característico de los hoteles AC: diseño contemporáneo y funcional. Está rodeado de tiendas y restaurantes aunque, para abrir boca, ofrece las propuestas de AC Lounge, con un marcado carácter español. Además, cuenta con cuatro salas para eventos corporativos. Está un poco alejado del centro, pero estando allí casi se quitan las ganas de ir a ningún sitio.
11 Avenida 35-02. Paseo Cayalá. Ciudad de Guatemala
Tel. +502 2225 2600
www.espanol.marriott.com
PORTA HOTEL ANTIGUA ****
Recomendable para empezar y terminar el día con todo el sabor colonial sin renunciar a las comodidades del siglo XXI. El estilo de las 110 habitaciones mantiene un ambiente cálido, de los que dan ganas de volver en cuanto se pueda para echarse una siestecita a cuerpo de rey. Cuenta con business center, así como 7 salas para reuniones con capacidad para albergar hasta 420 personas. Y lo ideal, después de una jornada de trabajo, es relajarse en el spa.
8va. Calle Poniente 1. Antigua
Tel. +502 7931 0600
www.portahotelantigua.com
HOTEL MUSEO SPA CASA SANTO DOMINGO *****
Alojarse en un hotel museo ya puede dar pistas de por dónde van a ir los tiros en sus 130 habitaciones. Y, en efecto, no decepcionan, especialmente las 22 que tienen acceso directo al spa. El establecimiento se ubica en lo que fuese uno de los conventos más grandes del Nuevo Mundo, el de los dominicos, aunque el tamaño de las habitaciones poco recuerda a las celdas de sus antiguos ocupantes. Además, no hace falta andar mucho para visitar uno de los lugares más turísticos de Antigua, ya que está ahí mismo.
3a Calle Oriente 28 A. Antigua
Tel. +502 7820 1220
www.casasantodomingo.com.gt
FONDA DE LA CALLE REAL
Para darse el lujazo de degustar lo más parecido a la comida casera guatemalteca. Imprescindible probar el pepián y pollo, así como el lomito. Todo está cuidado con esmero, desde las paredes donde se pueden leer una amplia variedad de refranes, hasta las sillas, que indican el nombre del personaje popular que supuestamente se sentó allí. Según esto, el mismo Bill Clinton hizo caso de los mensajes de las paredes: ‘Quien bien come y bien digiere, solo de viejo muere’.
5a. Avenida Norte, 5. Antigua
Tel. +502 7832 2696
www.lafondadelacallereal.com
KACAO
Uno de los más célebres reyes mayas da nombre a este restaurante cuya especialidad es la gastronomía guatemalteca. Desde que se pone un pie dentro, todo indica que es un referente en lo que a platillos típicos se refiere. Además, la fisionomía del restaurante, algo así como una cabaña grande, ayuda bastante. Con un poco de suerte, el almuerzo o la cena pueden estar acompañados por la melodía de una marimba. Los chuchitos —tamales— o la sopa kack-ick son algunas de las referencias de este restaurante ubicado en la Zona Viva de la capital.
2ª. Avenida. 13. Ciudad de Guatemala
Tel. +502 2337 4188
www.kacao.gt/