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ON EARTH. El seguimiento de equipajes por radiofrecuencia se globaliza

Además de aspectos tan importantes como la ralentización económica global o los problemas de Boeing con sus 737 MAX, la 75ª Asamblea General de IATA, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional, aprobó por unanimidad la implantación global de la identificación por radiofrecuencia (RFID) para el seguimiento del equipaje. El objetivo es reducir en un lustro un 25 % el volumen de equipaje perdido en los viajes aéreos, todo un reto teniendo en cuenta la cantidad de «bultos» que cada día cruzan los cielos o se desplazan por las cintas de los aeropuertos.

«Solo» el 0,06 % de los 4.300 millones de equipajes transportados en 2018 se extraviaron, y de ellos el 99,9 % aparecieron como muy tarde en dos días, pero el trastorno es evidente, porque estamos hablando de cerca de 25 millones de maletas extraviadas cada año. Incomodidad, trastorno económico, ruina de la reputación de la compañía… El cliente que al llegar a su destino se encuentra, además de cansado, sin maleta, no piensa que puede haber sido culpa del aeropuerto, sino de la aerolínea, por lo que todo el trabajo y la imagen de marca se pueden venir abajo de un plumazo. Con el equipaje, bromas las justas. Mejor evitar que se pierda, aunque aparezca al día siguiente.

Para luchar contra estas distorsiones del servicio, los socios de IATA, las compañías aéreas, se han comprometido a que las etiquetas tengan código de barras con RFID incorporado y a usar alertas de datos de esta tecnología para elaborar procesos con los aeropuertos y operadores de tierra para evitar posibles errores. ¿En qué consiste?

Los pasaportes, las tarjetas de crédito, los libros de la biblioteca… Los sistemas de identificación por radiofrecuencia son tan comunes como conocidos desde hace décadas. De hecho se emplearon como arma de comunicación clandestina durante la Guerra Fría. Desde los años 50, el estándar que se ha impuesto en los aeropuertos de todo el mundo ha sido el del código de barras que, con el tiempo, se ha mostrado insuficiente.

El potencial del sistema de radiofrecuencia se basa en que aporta mucho más que los tradicionales códigos de barras. A diferencia de estos, pueden escanearse automáticamente sin necesidad de una línea de visión. Algunas etiquetas se leen a distancia y otras se escanean, aunque de manera imperfecta, en lotes. Además, algunas pueden reescribirse, leerse o deshabilitarse de forma remota. Y, lo que es mejor, pueden almacenar muchos más datos, lo que facilita, por ejemplo, identificar a un objeto como un artículo único referenciado a una fecha y un lugar.

En este sentido la aerolínea norteamericana Delta ha implementando un sistema por el que en cada etiqueta de código de barras que se adhiere al asa de la maleta se añade una pequeña identificación por radiofrecuencia. La medida afecta a cerca de 150 millones de maletas al año.

Según SITA, compañía de telecomunicaciones especializada en el sector aeronáutico, la mitad de los equipajes extraviados lo son por problemas con los tránsitos, en especial los retrasos que llegan a tiempo al vuelo de conexión. La segunda causa es el error humano, tanto de los operarios como de los pasajeros, que también se confunden. Entre otras razones está la complejidad de algunos sistemas de gestión y la formación del personal y las empresas encargadas para hacerse cargo de este proceso. En definitiva, siempre habrá maletas que se pierdan, pero gracias a la radiofrecuencia pueden disminuir las posibilidades de que nos toque.