La sombra de Madiba, el cariñoso apelativo de Nelson Mandela, patriarca de la Sudáfrica libre, llega hasta cada rincón de un país pujante y renovado, con una asombrosa diversidad cultural y unos atractivos naturales apabullantes. Su figura simboliza como ninguna otra las aspiraciones de reconciliación e igualdad entre blancos y negros. Por mucha frustración que siga generando el proceso, el camino es el correcto y eso se traduce en un destino bien posicionado en la escena internacional, con un gran poder de seducción para las reuniones que busquen sobre todo el plus del incentivo.
La imagen del expresidente Nelson Mandela con la gorra verde de los Springboks y dando botes de emoción tras la victoria del equipo nacional de rugby en la final de la Copa del Mundo de 1995 dio la vuelta al mundo. Esa misma escena, recreada para la ficción cinematográfica por el actor Morgan Freeman, mimético en la piel del venerado Madiba en la película Invictus de Clint Eastwood, fue un gran golpe de efecto en la larga travesía hacia la reconciliación entre blancos y negros. Más de 20 años después, la profunda herida causada por el apartheid es todavía palpable (lo será por mucho tiempo) y las desigualdades sociales son muy acusadas, pero antes Sudáfrica era la gran apestada del mundo y ahora es un país con un poderoso atractivo para el visitante. Algo se ha avanzado.
El destino está sobrado de argumentos para venderse bien. Aunque parezca una tontería, viajar al otro hemisferio y llegar hasta la misma punta de África sin cambiar apenas de huso horario —y por tanto sin el fastidio del jet lag— ya es un punto. La diversidad cultural que ofrece es apabullante. Baste decir que los idiomas oficiales son once, nada menos. Por eso se la conoce como la nación del arco iris. Y los encantos naturales están fuera de duda. Todo eso, unido a infraestructuras equiparables en algunos casos a las que se pueden encontrar en el mundo occidental, hacen de Sudáfrica uno de esos caramelitos de los meetincentives, donde trabajo y ocio se complementan a la perfección. El Mundial de Fútbol de 2010 fue su gran puesta de largo en el mercado internacional de los eventos.
CIUDAD DEL CABO
Ciudad del Cabo es la perla del país de las tres capitales. Aquí está la sede del Parlamento y aquí se pasa el presidente seis meses del año, una residencia que alterna con los otros seis que dedica a Pretoria, donde se encuentra el Gobierno. Bloemfontein, más o menos en el centro geográfico del territorio, alberga el poder judicial.
Con ese aire apacible que recuerda en algunos momentos a California (y no solo por las extensiones de viñedos de los alrededores), su indudable interés histórico, al ser la auténtica cuna de la cultura blanca del país, una ubicación privilegiada entre el Atlántico y el Índico y con iconos tan reconocibles como la omnipresente Table Mountain, Ciudad del Cabo es el destino turísticos más popular de todos.
Además de sus propios atractivos, la urbe es el punto de partida para llegar al Cabo de Buena Esperanza y recorrer el parque natural que se extiende por toda la península, donde tan pronto se puede avistar una gran colonia de pingüinos, como la de Boulders, cerca de Simon’s Town; contemplar a las focas y leones marinos que se apiñan en las islas cercanas al puerto del Hout Bay, con ferrys cada poco tiempo; o subir en funicular al faro del antaño conocido como Cabo de las Tormentas, nombre modificado posteriormente para no asustar.
En septiembre y octubre, cuando millones de proteas —la flor nacional— alfombran los campos, el espectáculo es difícil de describir y los 9 kilómetros de Chapman’s Peak Drive son todo un regalo para la vista, desde luego una de las carreteras más pintorescas del país. Por aquí no es raro toparse con algún babuino de la especie Chacma. Según dicen, son los únicos del mundo que pueden llegar a comer marisco. Entre las actividades para programar con grupos se pueden incluir vuelos en helicóptero o paseos a caballo por la larguísima playa de Long Beach, valga la redundancia.
VENUES
A la ciudad no le faltan lugares para reuniones y eventos. El más grande de todos es el Cape Town Stadium, en Green Point, con sus 64.000 asientos. Construido para el mundial de fútbol que tan buenos recuerdos trae a los españoles, es el típico sitio donde se celebran grandes conciertos de música, pero también cuenta con múltiples espacios para encuentros de formato mucho menor.
Lo bueno es que se encuentra rodeado de un estupendo parque urbano y frente al Victoria & Alfred Waterfront, una zona plagada de restaurantes y tiendas que hace las delicias de los turistas que lo abarrotan, sobre todo al caer la tarde, dándole al conjunto un cierto aspecto de parque temático. Desde aquí salen numerosos barcos de recreo para hacer excursiones por la costa o para tomar el ferry a Robben Island y visitar la famosa prisión donde Mandela cumplió 18 de los años de su eterna condena.
En la misma zona, junto al centro comercial más tentador de la ciudad, se encuentra el Two Oceans Aquarium, un entorno único para plantearse algún evento en el que dar la sorpresa. Hay un auditorio con 120 asientos en el que también se pueden celebrar cócteles; la zona de espectáculos, donde caben unos cuantos más, en torno a 200; y otra sala para unos 30. El acuario también se puede alquilar entero para eventos de hasta 800 personas, atentamente vigiladas, eso sí, por los tiburones.
Por descontado, el venue por excelencia es el Cape Town International Convention Centre, en pleno downtown, con sus 11.400 m2 de espacio para exposiciones y un aforo total de 9.500 delegados, 1.980 de los cuales caben perfectamente en la Ballroom y otros 1.500 en el Auditorium, además de otras facilidades. El edificio, de acero y cristal, tiene hasta árboles dentro y existe un proyecto para ampliar las instalaciones. Parece que las obras acabaran este año. Según se sale y siguiendo por Long Street se llega en pocos minutos a la zona de ambiente nocturno. Por el otro lado, y también caminando, enseguida se alcanza el Waterfront. El hotel The Westin es como una prolongación de sus instalaciones. Comodidad absoluta.
Con muchas posibilidades, aunque algo más alejado del centro, se alza el Grand West Casino and Entertainment World, un complejo de la cadena local Sun International que consta, además del casino que le da nombre, de bares y restaurantes, un cine, un teatro, una discoteca y seis espacios para reuniones y eventos. El mayor de ellos puede albergar hasta 2.000 asistentes. Los organizadores que busquen además algo de team building tienen propuestas como el Laser Tag, The Ice Station o el Magic Bowling. Por supuesto, también programa todo tipo de actuaciones.
Otras opciones interesantes son las que representan The Pavillion, junto a la Clock Tower, una vez más en el Waterfront, con sus 21 salas y aforo de 460 personas en total; o el centro de convenciones del extraordinario jardín botánico de Kirstenbosch, con capacidad para 380 delegados. En la provincia de Western Cape existen numerosas bodegas que, además de espacios para reuniones, ofrecen todo tipo de actividades relacionadas con el vino. Mención especial para la famosísima Spier 1692, que hasta cuenta con estación de ferrocarril propia.
MÁS ATRACTIVOS
Una vez cumplido con el programa de trabajo, la capital del sur reserva más atractivos para los momentos de ocio. Una cita ineludible es la subida a la Montaña de la Mesa (Table Mountain), declarada en 2011 una de las siete maravillas naturales del mundo, junto a lugares de la talla de las cataratas de Iguazú, la bahía de Ha-Long o el Parque Nacional de Komodo. Su cima plana es accesible a pie (2,5 h) o en un teleférico con cabinas giratorias para apreciar mejor todo el paisaje. Desde arriba, las vistas de la bahía y de los picos cercanos (Cabeza de León, Pico del Diablo y Signal Hill) son, por supuesto, irresistibles.
Para cumplir con la historia hay que acercarse al Castillo de Buena Esperanza, ahora en terrenos ganados al mar, o a The Company’s Garden. Ambos sitios dan fe de los orígenes de la primera colonia que se fundó en Sudáfrica como punto de aprovisionamiento de los barcos de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Histórico fue también el primer discurso que pronunció Nelson Mandela nada más salir de la cárcel en 1990 desde el balcón del Ayuntamiento, en The Grand Parade.
En Ciudad del Cabo también hay buenos museos gestionados por el organismo público Iziko, un planetario, la Biblioteca Nacional, el edificio del Parlamento, cuyos ladrillos fueron traídos uno a uno desde Inglaterra, y la icónica catedral de St. George, donde oficiaba el arzobispo y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. Cruzando la calle, vale la pena incursionar en la zona peatonal hasta llegar a Greenmarket Square, otro de los puntos neurálgicos. Ahora, en lugar de esclavos, venden ropa y souvenirs en los puestos que la pueblan. De fondo se puede escuchar el lamento de alguna cantante callejera entonando un blues y el sonido de una moneda fugaz cayendo en su cuenco metálico.
Un recorrido de lo más llamativo es el de Bo-Kapp, el barrio de los antiguos esclavos malayos. Dicen que pintar sus casas de vivos colores les ayudaba a sobrellevar su triste existencia, y ese es uno de sus grandes atractivos, sobre todo desde que las abigarradas fachadas fuesen restauradas hace un par de décadas. Aquí se encuentra la mezquita más antigua del país, conviviendo con alguna que otra iglesia, entre coquetos bares y restaurantes que recuerdan que Ciudad del Cabo es uno de los destinos gay friendly del mundo.
JOHANNESBURGO
En un salto aéreo de poco más de dos horas, la siguiente parada es Johannesburgo, o Jo’burg para sus habitantes. Sin ser ninguna de las tres capitales, se yergue como la gran metrópoli del país, la ciudad nacida de la fiebre del oro, el precioso y tantas veces oneroso metal descubierto en 1886. De hecho, Gauteng, la pequeña provincia donde se sitúa, significa eso: lugar de oro. Apenas ocupa 1,4% del territorio nacional y produce el 45% del PIB. Eso lo dice todo.
El aluvión migratorio, atraído al principio por las minas, ha desembocado con el tiempo en una urbe cercana a los 10 millones de habitantes con graves problemas de violencia y desempleo, a pesar de dar cobijo a las grandes empresas, como auténtico centro económico y financiero del país que es. Aún hoy continúa ensayando nuevas técnicas para exprimir el poco mineral que pueda quedar en sus amarillentas colinas circundantes, prácticamente agotadas. Las más exhaustas se cubren de vegetación para cubrir el polvo tóxico.
Johannesburgo, la que nunca duerme, la hoguera de las vanidades, es una y muchas ciudades a la vez. Una densa vegetación separa unos barrios de otros. Por un lado, los más exclusivos: Sandton, con sus embajadas y sedes financieras; Rosebank, famoso por sus restaurantes, sus cafés, sus hoteles de categoría superior y el campo de cricket más reconocido del país; Illovo, plagado de colegios caros y tiendas de muebles sofisticados; Houghton, donde se encuentra la última casa donde vivió el añorado Madiba (ojo, multa de 200 rands al que pise la hierba que crece ante sus muros)… Entre ellos no hay plazas, ni puntos de encuentro, más allá de la recurrente Nelson Mandela Square, con su peculiar estilo italiano, a pocos pasos del hotel Michelangelo, donde recalan casi todas la celebrities.
La realidad es bien distinta en suburbios como Sophiatown o Alexandra, por no hablar de Soweto, con sus 2,5 millones de habitantes, donde fueron confinados obligatoriamente los negros durante el apartheid y donde prendió el movimiento contestatario contra el cruel régimen blanco. En la parte de Orlando West se encuentra Vilakazi St. —o Beverly Hills, como le llaman allí—, la única calle del mundo donde han vivido dos premios Nobel: Tutu y Mandela. La humilde matchbox (caja de cerillas) de este último es ahora un museo (pequeño, a la fuerza) que guarda rastros de su vida con sus dos primeras mujeres —Evelyn y Winnie— y sus hijos.
En un proceso de descentralización de las grandes sedes empresariales, muchas compañías que poblaban el Central Business District, con esa pinta ciertamente neoyorquina que se aprecia especialmente desde la Torre Carlton, con sus 225 m de altura, se están moviendo hacia el norte. En paralelo, el Gobierno municipal se esfuerza por repoblar el centro, porque cuando cierran oficinas y comercios la zona se torna inquietantemente inhóspita.
VENUES
Hay que reconocer que Johannesburgo no suscita demasiado interés turístico. Es más un punto de llegada a través de su ajetreado aeropuerto O.R. Tambo, el primero en tráfico de todo el continente, desde donde dirigirse a Ciudad del Cabo, el Parque Nacional Kruger o Durban. Sin embargo, para el segmento MICE da juego. Empezando por el mayor venue del país, el FNB Stadium, antes conocido como Soccer City, donde Iniesta marcó su gol para la historia en el Mundial de 2010.
Este templo de los grandes eventos, con su aspecto de calabaza (de hecho se refieren a él como The Calabash) tras la remodelación, se encuentra un poco aislado al sur de la ciudad, pero ofrece multitud de espacios para todo tipo de necesidades, y muy modernos todos ellos. Aunque parezca mentira, aquí se celebran hasta bodas. Seguro que los grupos españoles sabrán apreciar como nadie el escenario donde se forjó la mayor gloria de La Roja.
Entre las grandes infraestructuras destacan también sitios como Johannesburg Expo Centre (JEC), con 100.000 m2 de espacio para exposiciones y 4.000 m2 en salas de conferencias, sin olvidar su pabellón de 20.000 plazas; Coca Cola Dome, que puede albergar hasta 13.000 delegados, nada menos; o el complejo Emperor’s Palace, compuesto por cuatro hoteles, un casino, restaurantes, teatros y bares, además de un salón con aforo de 3.000 personas. El Sandton Convention Centre es otra de las posibilidades en uno de los mejores barrios de la ciudad. Sus 22.000 m2 construidos en un estilo que podríamos calificar de afro-chic dan para acoger cócteles de hasta 4.500 invitados.
Para necesidades de afluencia más reducida, pero de mayor originalidad, hay empresas como The Forum Company que gestionan espacios tan singulares como Turbine Hall, una antigua central eléctrica donde se pueden celebrar reuniones de 500 personas, o The Campus, que aglutina cinco salas de reuniones y dos auditorios, además de sus estupendos exteriores. Tampoco hay que dejar atrás lugares como el SAB World of Beer, donde los encuentros de trabajo se pueden acompañar con una visita a la fábrica de cerveza y, por supuesto, organizar degustaciones y otras actividades.
En Johannesburgo hay más cosas que hacer. El Museo del Apartheid constituye una excelente oportunidad para zambullirse en las raíces del ominoso y perverso sistema segregacionista. Durante décadas, en Sudáfrica no existió el gris, sino la raza aria, por un lado, y todas los demás, por otro. Así lo recuerda este peculiar recinto, construido como un opresivo township donde aleatoriamente reparten entradas de blanco y de negro. El que entre por donde no debe es “detenido”. Una forma de experimentar tamaña humillación.
Para una mañana libre también es recomendable Gold Reef City, un parque temático con su montaña rusa y todo, entre otras atracciones, que está construido sobre una mina de oro clausurada en 1971. Hay visitas a 200 m bajo tierra y demostraciones sobre la producción de lingotes. Otro lugar de esparcimiento muy frecuentado por turistas es el Neighbourgoods Market, en el barrio de Braamfontein, con su ambiente enrollado, sus actuaciones en directo y sus puestos de comida (incluso paella), un laboratorio de integración racial impulsado por las nuevas generaciones. Los más osados, que se dirijan a las chimeneas decoradas de una central térmica que no llegó a entrar en servicio. En todo lo alto han montado una plataforma para hacer puenting. ¡Guau!
PRETORIA
A menos de una hora de carretera de Johannesburgo se encuentra Pretoria, la capital administrativa de Sudáfrica. Hay quien dice que en cinco años ambas ciudades estarán prácticamente unidas. Lógicamente, los funcionarios inundan sus calles, pero también miles y miles de jacarandas, cuyos racimos de flores tiñen literalmente de blanco y morado la ciudad en octubre y noviembre. Una gozada.
En el barrio de Arcadia, encaramados en lo alto de la colina que domina toda la ciudad, se alzan los Union Buildings, sede del poder ejecutivo y símbolo de la dominación afrikáner hasta la caída del apartheid. Su estilo, inspirado en el monumentalismo inglés, resulta un poco apabullante, pero es una de las mayores atracciones turísticas de la capital, aunque están cerrados al público, que opta por disfrutar de los estupendos jardines en forma de terrazas. En ellos se alza, cómo no, una gigantesca escultura de Mandela en el lugar donde dio su primer discurso como presidente. Las vistas desde aquí son excelentes.
Ya en el centro, el interés se concentra en torno a Church Square, donde se construyó la primera iglesia. Actualmente es el principal punto de encuentro, sobre todo en torno a la estatua de Paul Kruger, uno de los líderes de la resistencia bóer contra el Reino Unido. Siguiendo por Church Street, escenario en 1983 de uno de los peores atentados del brazo armando del Congreso Nacional Africano (ANC), el paseo no puede ser más apacible, con su larga sucesión de primorosas tiendas.
En Pretoria se pueden destacar un par de venues. Por un lado, el CSIR International Convention Centre, con sus 3 auditorios y 10 salas, la mayor de ellas para 450 asistentes. Además, en el pabellón de exhibiciones hay espacio de sobra para dar cócteles con un millar de invitados. Pensando en eventos más pequeños, pero quizá con más encanto, la elección está en Chez Charlene, que es como un oasis al este de la ciudad, gracias a sus agradables jardines. La mayor de sus salas puede acomodar a 350 personas en montaje de teatro. Y un añadido para el programa de ocio: ofrece excursiones a caballo.
RECOMENDADOS
TIERRAS DEL VINO DEL CABO
Mensaje en la botella
La tradición del vino en Sudáfrica viene de antiguo. Se dice que Jan Van Riebeeck, fundador de la Colonia del Cabo, fue el que plantó la primera cepa de Table Mountain en 1656. Tras el fin del embargo al anterior régimen racista, el país recuperó su noveno puesto como productor mundial. La provincia de Western Cape está plagada de bodegas, algunas de ellas centenarias, que ofrecen todo tipo de actividades para los grupos de empresa.
Desde la capital del sur parten tres grandes rutas vitivinícolas por las llamadas Tierras del Vino del Cabo (Cape Winelands), muy a mano para cualquier agenda de incentivo. Toda la región es ideal para recorrerla por carretera, a través de grandes extensiones de viñedos, salpicados de rutilantes granjas y pueblos con encanto.
Por un lado está Franschhoek, una pequeña localidad que en sus tiempos fue lugar de refugio para hugonotes huidos de tierras galas. El toque afrancesado lo impregna todo, en especial la propuesta gastronómica de sus cautivadores restaurantes, mucho de ellos montados en casas tradicionales. Grandes estrellas como Elton John, tienen aquí su ocasional refugio, apartado del mundanal ruido. Las inmobiliarias de la calle principal son para ponerle a uno los dientes largos, con esos anuncios de fastuosas mansiones en mitad del campo. Total, por un millón de euros se pueden encontrar cosas más que decentes. Lo bueno es que existe un tranvía que llega hasta algunas bodegas. Así no hay que conducir, por si alguien se excede en las catas. Una de las opciones más recomendables es Haute Cabriere (www.cabriere.co.za), sobre todo por sus maravillosas vistas sobre el valle.
Las Cape Winelands se completan con Paarl, que además de los vinos destaca por sus bonitas iglesias, y Stellenbosch, el segundo asentamiento europeo más antiguo de Sudáfrica, que añade a la actividad bodeguera una agitada vida estudiantil al calor de su prestigiosa universidad, considerada como la cuna del idioma afrikáans. Por supuesto, el color blanco es el que domina por aquí, el mismo que tiñe el 80% de las variedades de uva que adornan el territorio.
DINOKENG GAME RESERVE
Pequeña gran reserva
Abandonar Sudáfrica sin visitar alguna de sus reservas de animales es casi un pecado. En su enorme extensión existen muchos lugares donde realizar safaris. El referente es el Parque Kruger, el más famoso de todos, pero hay muchos más, tanto públicos como privados. Dinokeng Game Reserve es el más cercano a Johannesburgo con presencia de los Big 5.
Creada después de que 240 propietarios de la zona se pusieran de acuerdo para explotar turísticamente su riqueza natural en un proyecto público/privado impulsado por el Gobierno de Gauteng, Dinokeng (www.dinokengreserve.co.za) es una reserva jovencita —apenas cinco años de vida— y con ganas de crecer más allá de sus 18.500 hectáreas actuales. Un espacio manejable en el que no es difícil ver, entre los cinco grandes, a leones, rinocerontes y búfalos. Algo más esquivos se muestran los elefantes y los leopardos. Como suelen decir en este tipo de sitios, el que quiera garantías que se vaya a un zoológico. También hay cebras, jirafas, hienas, ñus y varias especies de antílopes y gacelas, entre ellas el springbbok, todo un icono nacional.
A los menos huidizos se les puede sorprender incluso merodeando entre las cabañas de los resorts. Es lo que ocurre con frecuencia en Mongena Game Lodge (www.mongena.co.za), un complejo que se sitúa apenas a 55 km de Pretoria. Dispone de 25 amplias habitaciones con aire acondicionado —amuebladas con mucho gusto—, una piscina y un restaurante a la carta con platos bien elaborados y aforo de 60 personas en interior y 150 en el exterior. Hay posibilidades de alojamiento en los alrededores para grupos más numerosos.
En Mongena también se celebran reuniones en alguno de sus cuatro espacios, entre ellos una gran cabaña totalmente preparada —con pantalla, audio y demás— que puede acoger hasta 90 personas en formato teatro. También está disponible la capilla para cenas de 60 comensales en un entorno diferente. Hay otras dos dependencias más pequeñas, de 10 y 14 plazas, respectivamente, con estupendas vistas al lago. Las actividades de team building tampoco faltan, con enunciados tan sugerentes como Ecosafari, Winetasting Safari, Crazy Games o Prochef Challenge. Todo esto también sirve para un proyecto de RSC que a diario proporciona alimento a un centenar de niños que viven en las proximidades. Juego a discreción.
THE WESTIN CAPE TOWN *****
Uno de los campeones del MICE en Ciudad del Cabo. No solo por ser casi un apéndice del Cape Town International Convention Centre, con el que tiene acceso directo, sino también por sus 20 salas de reuniones, la mayor de ellas de 580 m2, que admiten todo tipo de posibilidades. En total ofrece 482 habitaciones con unas vistas excelentes. El Club Lounge de la planta 19 está disponible para las superiores, tanto las Executive, como las Grand Deluxe o las suites. El imponente edificio de acero y cristal cuenta además con piscina exterior e interior, spa, centro de negocios, dos restaurantes y dos bares.
Convention Square. Lower Long St. Ciudad del Cabo
www.westincapetown.com
Tel. +27 21 412 9999
THE MASLOW ****
Es el establecimiento de la cadena sudafricana Sun International en el exclusivo distrito financiero de Sandton, en Johannesburgo. Con estupendos jardines rodeando el edificio, está orientado especialmente a los viajeros de negocios. Entre su dotación destacan las estancias de pequeño formato, para consejos de 8 a 20 personas, especialmente la Incubator Room, con sus asientos tipo puff para el brain storming. También hay que contar con su auditorio de 50 plazas y el salón de 500 m2 donde caben unos 400 invitados en los almuerzos y cenas de gala.
146 Rivonia Rd. Sandton. Johannesburgo
www.suninternational.com/maslow
Tel. +27 10 226 4600
COURT CLASIQUE SUITE HOTEL ****
Un hotel boutique con ambiente familiar y unos cuantos premios en su haber. Consta de 57 suites, todas ellas con balcón, cocina y lobby. Cuenta además con una pequeña piscina y una sala para reuniones de hasta 40 personas. Se encuentra en Arcadia, la zona diplomática de Pretoria, pero con buena comunicación con el centro a través de un servicio de traslado gratuito a los principales puntos de interés de la ciudad. Desde la cercana estación de Hatfield también se llega al aeropuerto OR Tambo en apenas 40 minutos con el Gautrain.
743, Francis Baard St. Arcadia. Pretoria.
www.courtclasique.co.za
Tel. +27 12 344 4420
VISTA MARINA
Con apenas unos meses de vida, se ha convertido en una de las propuestas más sofisticadas y glamurosas del Waterfront de Ciudad del Cabo, resaltada por su decoración vanguardista en la que predominan los neones. Las excelentes vistas del puerto acompañan una cocina bien elaborada, con toques mediterráneos e internacionales. No asustarse si un camarero se sube a una de las mesas con peldaños a servir los platos. Forma parte del encanto del lugar.
Dock Road. V&A Waterfront. Ciudad del Cabo.
www.vistamarina.co.za
Tel. +27 21 814 4510
SEVRUGA
Con mucho prestigio, también en la zona del Waterfront, Sevruga es sinónimo de distinción, aunque el servicio pueda ser un poco lento. Hasta cierto punto normal, porque están siempre hasta arriba. Tanto las carnes, como los pescados y mariscos están muy buenos. Tampoco hay que perderse las especialidades japonesas.
Shop 4, Quay 5, Victoria Wharf.
V & A Waterfront. Ciudad del Cabo.
www.sevrugarestaurant.co.za
Tel. +27 21 421 5134
GOLD
Aunque esté descaradamente orientado a la clientela turística, merece la pena programar alguna de las cenas del viaje en este lugar. El ambiente es bullicioso y agradable, sus estancias están decoradas con mucho gusto y las actuaciones que amenizan la sala principal tienen nivel. También es una buena oportunidad para dar una vuelta por la gastronomía de toda África a través del menú de degustación, que incluye platos de Tanzania, Túnez, Egipto, Tombuctú, Mozambique, Camerún, Sierra Leona y, por supuesto, Sudáfrica. Aunque la carta es muy larga, luego no es para tanto. Las porciones son pequeñas y la mayoría son para compartir. Los tímidos, que tengan cuidado: sacan a la gente a bailar.
15, Bennett Street. Green Point. Ciudad del Cabo.
www.goldrestaurant.co.za
Tel. +27 21 421 4653
PIGALLE MELROSE ARCH
Lujo clásico en Melrose Arch, una de las zonas más exclusivas de Johannesburgo. En la carta no falta el recurrente springbok, que aquí sirven braseado en jugo de ginebra. También es recomendable el risotto de champiñones salvajes y el kinglip, un pescado muy popular en el país. Resulta cómodo porque hay muchos locales por los alrededores para tomar una copa después de cenar; así no hay que desplazarse en una ciudad donde las distancias tiran un poco para atrás. El grupo Pigalle tiene otros dos establecimientos, uno cerca del aeropuerto y otro en Sandton.
Shop HL48 Level 05/Orange. High Level Street.
Melrose Arch. Corlett Drive. Johannesburgo.
Tel. +27 011 684 2711
www.pigallerestaurants.co.za
SAKHUMZI
No es que sea nada del otro mundo, pero constituye una parada más que adecuada en Soweto, antes o después de visitar Mandela House, que está a tiro de piedra del restaurante. El establecimiento lo fundaron un grupo de amigos que solía reunirse a beber en torno a un árbol que es el emblema del lugar. Por supuesto, el ambiente tiene mucho sabor local, sobre todo en la terraza, que suele estar amenizada por alguna marimba o por tambores. Ofrece menú de bufé con un toque genuinamente kasi, o sea, la cocina del barrio.
6980, Vilakazi Street. Soweto
www.sakhumzi.co.za
Tel. +27 11 536 1379
DOCUMENTACIÓN
Los ciudadanos españoles no requieren de visado para estancias turísticas hasta 90 días. Se exige pasaporte en vigor con al menos dos páginas en blanco para la estampación del sello de entrada visado. Su fecha de caducidad debe ser, al menos, 30 días posterior a la de salida del país.
GEOGRAFÍA
La mayor parte se halla a más de 900 m de altitud (un 40% a más de 1.200 m.). El terreno se eleva gradualmente de oeste a este hasta el sistema de Drakensberg. En el sur y el oeste, la franja costera tiene un suelo muy fértil, con cultivos de vid y cítricos. Las altas sabanas herbáceas de Orange y Transvaal son famosas por sus reservas minerales: 65% del oro mundial y 28% de diamantes, además de uranio, cromo y carbón. Desde el Drakensberg hacia el Índico el terreno desciende formando colinas y valles cubiertos de rica vegetación y cultivos tropicales, como la caña de azúcar. La costa es monótona y la única bahía natural es la de Saldanha.
CLIMA
Al encontrarse en el hemisferio sur, tiene un clima opuesto al de España. Sus estaciones más cálidas coinciden con las nuestras invernales y viceversa. Cualquier época es buena para viajar a Sudáfrica. Su invierno (junio a septiembre) es frío y seco y su verano (diciembre a febrero), cálido y húmedo. Lo ideal son los meses de primavera (de octubre a diciembre) y otoño (abril y mayo).
RELIGIÓN
Existe libertad de credo. Casi un 80% de la población es cristiana. Las iglesias con mayor implantación son la Reformada Holandesa, la Anglicana, la Católica Romana, la Metodista y la Presbiteriana, así como corrientes locales, como la Iglesia de Sión. En los últimos tiempos han proliferado pequeñas iglesias no adscritas a ninguna de las ramas principales. También hay comunidades practicantes del judaísmo ortodoxo y reformado (1%), el Islam (1,5%) o el hinduismo (1,2%).
IDIOMA
Los idiomas oficiales, constitucionalmente definidos, son: inglés, afrikaans, isixhosa, isizulu, setswana, sesotho, sepedi, siswati, sitsonga, isindebele y tshivenda. En la actualidad el inglés está desplazando cada vez más al afrikaans como lengua vehicular.
GOBIERNO
República definida en el Artículo 1 de la Constitución de 1996 como “one, sovereign and democratic state”. El Estado está dirigido por un Gobierno central radicado en Pretoria y nueve provincias, cada una con su propia cámara legislativa, su gobernador y su consejo. El Ejecutivo está encabezado por el presidente de la República, que es a la vez jefe del Gobierno. El poder legislativo es ostentado por un Parlamento bicameral: Asamblea Nacional y Consejo Nacional de Provincias. Su sede está en Ciudad del Cabo. El centro del poder judicial se encuentra en Bloemfontein.
MONEDA
La unidad monetaria es el Rand sudafricano (ZAR). Oficiosamente es de curso normal en la vecina Namibia y está plenamente aceptada en Lesotho y Swazilandia. Cambio con el euro: (23/03/2017): 13,40 Rands/€
SEGURIDAD
La delincuencia está a la orden del día en las grandes ciudades, sobre todo en los townships, donde la población negra vive en condiciones de miseria económica y social, a pesar del desmantelamiento del apartheid, hace ya 25 años. Es necesario informarse bien y evitar ciertas zonas, sobre todo de noche. En los barrios más ricos los peligros son los habituales en las grandes urbes occidentales, como los robos con tirón, los asaltos o la sustracción de vehículos.
SANIDAD
Sudáfrica es uno de los destinos más seguros del África negra en cuanto a infecciones, al estar más alejada del trópico. No es necesaria ninguna vacuna en particular. El paludismo solamente está presente en el noreste, donde se encuentran los grandes parques nacionales. Aquí se aconsejan los tratamientos profilácticos, los repelentes contra los mosquitos, el calzado alto y los pantalones largos. El sida se encuentra muy extendido.
CONTACTOS
Cancillería en Pretoria
Lord Charles Complex
337, Brooklyn Road
Tel. +27 (0) 12 460 01 23 (desde España)
012 460 01 23 (desde Sudáfrica)
Correo: emb.pretoria@maec.es
Emergencia consular 24 h: + 27 (0) 76 114 61 51
Consulado General en Ciudad del Cabo
37, Shortmarket Street
Tel. +27 (0) 21 422 24 15/6/7/8
Correo: cog.ciudaddelcabo@maec.es
Emergencia consular: +27 (0) 76 114 61 52
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