Un consumidor RES es un consumidor “responsable en la sociedad”. Cada vez más empresas turísticas aplican políticas de responsabilidad social corporativa, en gran medida debido a la concienciación que va adquiriendo el usuario. meetIN quiere colaborar a difundir tendencias y buenas prácticas en este terreno con una nueva sección, pero primero hay que fijar algunos conceptos…
La actual crisis económica está demostrando, entre otras cosas, que las prácticas empresariales irresponsables, aunque estén dentro de la legalidad, son contraproducentes no sólo para el sistema, sino también para la propia empresa. Por el contrario, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) gana protagonismo como una de las piezas estratégicas claves de un futuro que ya es presente.
Ya no basta con crear riqueza y empleo, dar un buen servicio u ofrecer un producto de calidad. A las empresas se le exige más. Se les reclama un compromiso firme con el medio ambiente, la sostenibilidad y la ética social. El hecho de que el cliente esté empezando a considerar estos factores a la hora de orientar su compra implica que la RSE también resulta una inversión rentable para las empresas. Y no se trata sólo de cumplir la ley, sino de intentar ir un poco más allá, de adquirir un verdadero compromiso con el entorno.
En este sentido, es más apropiado hablar de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), un término que trasciende la gestión interna de la empresa para extenderla también a las relaciones con sus interlocutores, es decir, sus proveedores y clientes, como señala la definición adoptada por el Libro Verde de la Comisión Europea en julio de 2001.
Turismo Responsable
Las empresas del sector turístico no son ajenas a este nuevo enfoque de gestión corporativa. Ya desde hace años vienen fomentando políticas de ahorro de agua y energía que, además de contribuir con el cuidado del medioambiente, reducen los costes y mejoran la cuenta de resultados. Pero también se están introduciendo iniciativas para hacer las reuniones, las estancias y los desplazamientos más sostenibles.
Un hotel puede generar energía limpia potenciando el uso de placas solares, cultivando huertos ecológicos urbanos en azoteas y jardines verticales o buscando el máximo aprovechamiento de la luz natural, pero además debería plantearse la promoción de estos valores entre sus huéspedes: reciclaje, utilización de bicicletas, paseos o transporte público, reutilización de libros, recomendación de comercios tradicionales del barrio…
La filosofía de Casa Camper Barcelona se basa en que “el lujo reside en la sencillez, la discreción, la autenticidad, la vida sana y una visión de la estética como cultura, como fuente de satisfacción interior”. La cadena NH Hoteles ha dado un paso más y está comenzando a construir con criterios ambientales, sus denominadas habitaciones sostenibles. Desde 1997, Avis está tomando medidas para reducir las emisiones de carbono. Muchas empresas rent-a-car estudian la incorporación de vehículos híbridos y eléctricos.
También las compañías aéreas trabajan en este sentido. La introducción de programas de compensación de emisiones se está generalizando. Con una visión más amplia de la RSC, Iberia participa, por ejemplo, en la iniciativa “2015: Un mundo mejor para Joana” del Foro de Reputación Corporativa para fomentar la educación primaria universal y promover la igualdad de género.
Algunas empresas están facilitando que sus trabajadores puedan realizar una labor voluntaria en proyectos sociales a través de ONGs. Esta idea se está aplicando también a los viajes, en los que, además de turismo, se dedica un tiempo a colaborar en alguna iniciativa de desarrollo local.
Comercio Justo y Acción Social
Es importante conocer cuáles son productos de comercio justo, es decir, los que buscan una mayor dignidad en las relaciones de compra y venta entre productores, comerciantes y consumidores. Lo más bajo en precio puede salir caro con el tiempo, no sólo en calidad, sino por la insostenibilidad del proceso de producción, distribución o comercialización del producto. Sol Meliá es una de las cadenas que ha firmado un acuerdo de colaboración con Intermon Oxfam para promover el consumo de productos de comercio justo y llevar a cabo acciones humanitarias.
Algunas empresas turísticas conciben el turismo responsable como una oportunidad para fomentar el desarrollo de las zonas de destino. La agencia Ismalar Rutas, por ejemplo, considera el viaje como un medio de unión y comprensión entre los pueblos y está especializada en rutas temáticas (culturales, deportivas, naturalistas…).
Los productos ecológicos se incorporan cada vez más a la oferta de catering y restauración. Esta opción no sólo respeta el medio ambiente en su elaboración, sino que mejoran los niveles de salud y contribuye al mantenimiento de formas de vida agrícolas tradicionales.
Todas estas cuestiones cada vez se tienen más en cuenta a la hora de organizar un evento, congreso o reunión. A menor distancia del emplazamiento elegido, menos emisiones de carbono. También se está potenciando el uso de las videoconferencias y material reutilizable.
Al margen de la gestión responsable cotidiana, algunas empresas dedican parte de sus beneficios a la llamada Acción Social, es decir, a la participación en proyecto sociales o de cooperación al desarrollo. Pero ya no se limitan a donar una cantidad de dinero sin más, sino que participan como socios activos en actuaciones concretas, directamente o a través de ONGs. Se trata de una inversión estratégica. Para las empresas con grandes beneficios es una práctica común desde hace años. Para las pymes, autónomos y consumidores es más complicado, pero no imposible.
CLAVES DEL TURISMO RESPONSABLE
- Lo importante es que se dé una situación win to win, en la que las dos partes, empresa y sociedad, ganan.
- Por un lado, la empresa tendrá una reducción de costes y una serie de ventajas tangibles e intangibles, que no sólo mejorarán su cuenta de resultados y su reputación, sino que le dotarán de una estructura más solida para el futuro.
- Por otro lado, el cliente obtiene beneficios directos (productos y servicios de mayor calidad) e indirectos (sostenibilidad del sistema y de las propias empresas).
- No hace falta explicar qué ocurre en el caso contrario. Lo estamos viviendo ahora: cambio climático, desconfianza en la economía, desaparición de empresas, destrucción masiva de empleo… ¿Cuánto cuestan las consecuencias de estas prácticas? ¿Quién las acaba pagando?
- Ser un consumidor RES tiene un doble efecto: beneficios directos e indirectos y previene problemas y situaciones muy costosas.
- Para las empresas, es importante diseñar un plan para incorporar poco a poco la RSC y saber comunicarlo a la sociedad. Prácticamente todas las grandes empresas tienen instaurada una política al respecto y cada vez son más las pymes que se incorporan a este enfoque.
- El consumidor tiene el derecho y el deber de estar informado acerca de las prácticas de las empresas con las que va a contratar. Para ello existen diversos sistemas de reconocimiento de las organizaciones socialmente responsables: normas de calidad, índices de reputación empresarial, memorias de sostenibilidad, firma de acuerdos como el pacto mundial, sellos de reconocimiento, premios…
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