Cielo, tierra, fuego y agua… Los símbolos de su bandera no pueden ser más evocadores, con el yin-yang como núcleo. Corea del Sur es un país que entra por todos los sentidos debido a sus marcados contrastes, más allá del tópico. Un país donde el peso de la tradición sobrevuela entre las pompas de su extraordinario desarrollo económico, en las antípodas de la hermana del norte, sumida en una sinrazón estalinista. El destino resulta mucho más cercano de lo que pueda parecer y está cargado de motivos para ocupar un puesto destacado en el turismo de reuniones e incentivos. Ya lo va a ser en el de los grandes eventos internacionales con la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno el año que viene en la ciudad de Pyeongchang.
La historia reciente de la península, marcada por esa amarga cicatriz que la divide a lo largo del paralelo 38 desde los años 50, dio lugar a dos vástagos que no pueden encontrarse más alejados, a pesar de compartir la misma sangre. Por un lado, la triste, pobre y anacrónica Corea del Norte, la autodenominada República Popular Democrática del inefable Kim Jong-un, y por otro, la emprendedora, extrovertida y a veces contradictoria República de Corea, más conocida como Corea del Sur.
De la primera poco se puede decir, al menos de primera mano, cerrada a cal y canto a las miradas de fuera. Para conocer la segunda solo hay que tomar un avión de Korean Air que en menos de doce horas se planta en Seúl desde Madrid en vuelo directo todos los martes, jueves y sábados. La compañía, que desde 2015 está operando en código compartido con Air Europa, conectará también la capital coreana con Barcelona tres veces por semana a partir del próximo mes de abril. Para los que quieran darse el capricho, también se puede ir vía París, desde donde cubre el trayecto el gigante de los cielos, el famoso A380. Toda una experiencia.
Las facilidades continúan al llegar. Nada de visados. El pasaporte en vigor y adentro, eso sí, después de plantar la huella digital y posar para una foto (con instrucciones en español y todo). El aeropuerto internacional de Seúl, en la isla de Incheon, es uno de los más modernos y transitados del mundo. Desde allí ofrece numerosas conexiones. La compañía de bandera organiza visitas gratuitas a la capital y proporciona hotel en los tránsitos más largos. Para los cortos utiliza un sistema sin duplicidad de controles que permite cambiar de avión en apenas 45 minutos. Las obras de expansión de la tercera fase están a punto de terminar. Al filo de 2020, esta infraestructura planea mover cerca de 100 millones de pasajeros anualmente.
SEÚL
Aunque el aeropuerto se encuentra a 60 kilómetros de la ciudad, el transporte es rápido y eficaz. Un servicio de limousine cubre la distancia en apenas una hora por 16.000 won (unos 12 euros) y para en los grandes hoteles, al norte del río Hangang, donde se encuentran los principales atractivos turísticos. También se puede ir en metro, pero asusta un poco aventurarse por esa maraña inextricable de estaciones que componen su extensísima red.
Abigarrada y bulliciosa por momentos, apacible y tranquila según qué zonas, mastodóntica en cualquier caso, en Seúl hay que elegir. A una metrópoli de diez millones de habitantes no se la conoce en dos tardes. De entrada, lo suyo es moverse por el downtown, que estaría delimitado por los palacios reales de Gyeongbokgung , Changdeokgung y Changgyeonggung, al norte; el de Gyeonghuigung, al oeste; las estación central, Namdaemun Market y la Torre de Seúl, al sur; y la zona de Dongdaemun al este.
Más que suficiente. Aunque los que quieran vivir el espíritu un poco loco, el lujo y la hasta cierto punto extravagante vida nocturna satirizada en la canción que causó furor en todo el mundo hace casi cinco años —con aquel baile del caballito incluido—, es decir, los que quieran sumergirse en el Gangnam Style, tendrán que cruzar el río y perderse por el distrito Sur. Allí podrán apreciar la gran influencia del Hallyu (la Ola), la cultura contemporánea popularizada a través de la música pop y las series de televisión que ha dado lugar a legiones de seres tan entrañables como las chicas doenjang, esas que se alimentan de comida barata para invertir todo su dinero en los locales más sofisticados.
Por centrarse un poco más, ningún turista abandona la capital sin darse una vuelta por Myeong-dong, un dédalo de calles peatonales trufadas de comercios, locales de ocio y puestos de comida callejera que es para darse un buen baño de multitudes. Ajena a todo este trajín, la Catedral de la Inmaculada Concepción, en el mismo barrio, es uno de los remansos de paz en un país en el que el 43% de la población es budista y un 35%, protestante. Los feligreses a los que representa este templo católico, sede del arzobispado, alcanzan el 20%.
Otra visita obligada son los cinco palacios reales que acoge la capital, soberbios vestigios de la dinastía Joseon, aunque algo distanciados unos de otros. El más visitado es el de Gyeongbokgung, que recuerda mucho a la Ciudad Prohibida de Pekín. Uno de sus grandes reclamos es el cambio de guardia que tiene lugar cada hora. Lástima que no se alquile para eventos privados… Aquí, como en otros monumentos históricos coreanos, es fácil ver a los jóvenes ataviados a la manera tradicional para hacerse selfies. La conexión de las nuevas generaciones con el pasado es palpable, un contraste más del paisaje urbano, tan acelerado como hipertecnológico.
A medio camino entre éste y Changdeokgung —declarado patrimonio de la Humanidad junto con el Templo de Jongmyo, un poco más al sur, en medio de hermosos jardines—, se encuentra la zona de Insa-dong, que también recibe a numerosos extranjeros atraídos por sus tiendas de antigüedades, sus galerías de arte, sus salones de té tradicionales y sus librerías. Se puede acabar el recorrido escuchando los cánticos monocordes de los monjes y fieles que acuden al Templo Jogyesa, uno de los pocos santuarios budistas alejado de las montañas, en pleno centro urbano.
El Seúl más ancestral se puede descubrir en Bukchon Village, el barrio donde vivían los altos dignatarios del periodo Joseon (1392-1910) y que es todo un catálogo abierto de arquitectura hanok, con sus característicos tejados de puntas curvadas y sus fachadas de barro, ladrillo y vigas de madera vistas. Muchas siguen siendo residencias familiares y otras se han convertido en tiendas de artesanía o pequeños hoteles con encanto. Sus empinadas calles están salpicadas de carteles pidiendo silencio, algo difícil con tanto visitante suelto.
VENUES EN LA CAPITAL
La capital coreana no anda mal surtida de espacios para reuniones, como corresponde a una urbe de su envergadura y desarrollo. Los grupos que busquen aromas puramente locales pueden optar por Samcheonggak, con la bella estampa del monte Bukhan al fondo, una serie de edificios de arquitectura tradicional, entre los que se incluyen un salón de té y un restaurante gastronómico coreano. Puede acoger hasta 120 delegados. Con una capacidad y características similares está Chwiseongwan, en Korea House, otro lugar donde experimentar todo el color y el sabor de esta cultura asiática gracias a su programa de actividades complementarias.
En plan mucho más moderno, aunque con sus guiños clásicos —especialmente en el patio—, destacan venues como Gana Art Center, obra del arquitecto Jean-Michel Wilmotte. No es muy grande (unas cien personas máximo), pero con el buen tiempo se pueden organizar eventos en el exterior para 300 personas. Con el encanto añadido de sus excelentes vistas sobre el río Hangang, se vende bien un lugar como Fradia, en el distrito de Jamwon. Cuenta con un par de salas, una para 250 participantes y otra para 40. En el Seoul Marina Club también se celebran todo tipo de convenciones y eventos para grupos de hasta 250 personas.
Además de los espacios singulares, Seúl ofrece centros de convenciones más comunes. El flagship de todos ellos es el COEX, el más grande de Corea, con sus 36.000 m2 construidos en ocho plantas, cuatro de ellas subterráneas. El auditorio principal está equipado con 1.058 butacas y en el mayor de sus múltiples salones caben unos 1.800 participantes en montaje de teatro. Y una ventaja añadida: su ubicación en un enorme mall con cantidad de posibilidades de shopping y entretenimiento. En el mismo complejo se ubican tres hoteles de cinco estrellas. De corte más neoclásico es el AW Convention Center, con un gran salón de 1.250 m2, entre otras amplias estancias. Algo más pequeño, el SETEC es otra opción, tanto para reuniones y eventos como para exposiciones.
En la zona de Incheon, la referencia es el KINTEX, abierto en 2005, que rivaliza con el COEX como uno de los más grandes del país con sus innumerables espacios, y además pegadito al aeropuerto. Por los alrededores se encuentra también el Songdo Convensia, inaugurado tres años después, el primero que obtuvo la certificación medioambiental LEED de todo el continente. Algunos establecimientos de las grandes cadenas internacionales —tipo Hilton, Intercontinental, Sheraton, Hyatt, Ritz Carlton, JW Marriott, Conrad o Renaissance— están dotados con impresionantes instalaciones para el cliente MICE en todo el Gran Seúl.
GYEONGJU
Aunque la capital tiene mucha más miga, conviene reservar unos días para conocer el resto del país, que está cargado de atractivos. Con el Korea Train Express (KTX) se puede viajar de norte a sur en apenas tres horas, teniendo en cuenta que su superficie es algo mayor que la de Andalucía. El ferrocarril de alta velocidad, más parecido al Talgo que al AVE, cuenta con dos corredores principales: uno de ellos por el suroeste, que se bifurca hacia Mokpo o hasta Yeosu; y otro por el sureste, que llega a Busán, la segunda ciudad del país, pasando por Gyeongju, el principal enclave histórico.
La capital del antiguo reino de Silla (57 a.C.- 935 d.C.) reúne en sus alrededores algunas joyas catalogadas por la Unesco como patrimonio de la Humanidad. Es el caso de la gruta budista Seokguram, el templo Bulguksa, las zonas históricas de Kyongju y la aldea tradicional Yangdong. También ofrece infraestructuras de primer nivel para reuniones, empezado por el HICO.
Este moderno y reluciente centro de convenciones, inaugurado en 2015 a pocos pasos del hotel Hilton, es el referente para el MICE de una zona de alto valor cultural y ecológico, a orillas del lago Bomun, que se vuelve literalmente rosa cuando florecen los cerezos circundantes en primavera, desde luego una de las principales atracciones turísticas del país. Aunque curiosamente carece de auditorio, las capacidades de HICO son suficientes para encuentros de tamaño medio, con un convention hall de 3.400 m2 y un exhibition hall de 2.200 m2. También ofrece 14 salas de distintos aforos y un aparcamiento para 500 vehículos.
El alojamiento no es un problema. En un radio de dos kilómetros se pueden encontrar hasta 17 hoteles que suman unas 2.800 habitaciones. Entre los venues singulares sobresalen sitios tan especiales como la Jungdo Tower, el Gyeongju National Museum, el jardín botánico, el Gyeongju Arts Center o el Wooyang Museum of Contemporary Art. También se utiliza para eventos privados el parque de atracciones temático que evoca la grandeza del antiguo reino de Silla. Por los alrededores hay centros de actividades acuáticas y ecuestres donde contratar todo tipo de excursiones.
Estando allí, el programa de actividades no puede obviar las tumbas de Daereungwon, esas grandes protuberancias de tierra tapizadas de hierba y diseminadas por la zona, donde reposan los restos de antiguos monarcas y nobles. También son de visita casi obligada el observatorio astronómico de Cheomseongdae, uno de los símbolos de la ciudad, que data del s. VII (dicen que es el más antiguo del mundo); y el delicioso palacio Donggung, sobre todo por la noche, cuando el estanque Wolji refleja como un pulido espejo los colores de sus pabellones y la tupida vegetación del recinto, tenuemente iluminados.
Mención aparte merece el templo de Bulguksa, que se puede visitar camino de Busán, eso sí, mejor a primera hora, nada más abrir, para no quedar atrapado en la turbamulta y poder deleitarse tranquilamente con el canto de los monjes tras los miles de farolillos de colores colgados por los fieles para expresar sus plegarias y deseos. Sin duda, un auténtico tesoro budista del s.VIII, aunque incendiado por los japoneses en el XVI y restaurado en los años 70 del siglo pasado. Para los muy iniciados, los puentes Cheongungyo y Baegungyo conectan el mundo visible con la tierra de Buda… Ahí queda eso.
BUSÁN
La segunda metrópoli del país, en el extremo suroriental, con sus 3,6 millones de habitantes, es un puerto de primera magnitud (el quinto del mundo por volumen de carga) que se convirtió en paradigma del desarrollo económico a raíz de las oleadas de refugiados que huyeron de la guerra con la hermana del Norte. De hecho, fue la capital provisional en aquel periodo.
Uno de sus grandes atractivos, también para el turismo, es el mercado de Jagalchi, un maremágnum de puestos con todas las especies imaginables de pescados y mariscos. Para practicar el shopping en plan más convencional está Gukje Market, un gran bazar donde el extranjero parece transparente, porque nadie le atosiga ni da pie a los pesados regateos de precio, lo cual es una gran ventaja… (Para algunos).
Además de ello, Busán es muy popular por sus playas, un reclamo para veraneantes gracias a su clima especialmente benigno. También concentra a numerosos amantes de la naturaleza que se pierden a lo largo de las rutas senderistas de las montañas circundantes. Por su parte, los aficionados al cine habrán oído hablar de su festival, el más reconocido de Asia. El lugar donde se celebra, el Busan Cinema Center, es uno de los venues más deslumbrantes, con su espectacular cúpula de 42.600 LED que recrean todo tipo de efectos visuales.
El orgullo de la ciudad es el Puente Gwangan, que recuerda muchísimo al Golden Gate de San Francisco, aunque casi tres veces más largo. Por eso le llaman el Diamond Gate… Su silueta adorna uno de los venues más peculiares, la Nurimaru APEC House, con su excepcional emplazamiento en la isla de Dongbaekseom, junto al faro, y su estructura acristalada circular, una versión vanguardista de los pabellones tradicionales coreanos que fue construida para acoger la cumbre de Asia Pacific Economic Cooperation, en 2005. Aquí las cenas de gala se lucen como en ningún otro sitio. El catering es del Westin Chosun, que está justo detrás.
A poca distancia caminando, donde se encontraba el antiguo aeropuerto, junto a la playa de Haeundae, se alzan ahora unos cuantos rascacielos (pocos, en comparación con Seúl) y algunos de los mejores hoteles de la ciudad arropando al Bexco, que es la gran infraestructura para congresos y ferias, todo un complejo de grandes proporciones con varios edificios que acogen un auditorio con 4.000 butacas, un centro de convenciones con 20 salas, más un grand ballroom para 2.400 personas, y enormes pabellones diáfanos para exposiciones, además de otros espacios y facilidades.
La estancia en Busán acaba casi siempre en el barrio de Gamcheon. ¿Una favela de Río? Podría parecerlo desde lejos, pero al sumergirse en sus intrincadas calles, subir y bajar sus empinadas y atravesar sus pasadizos imposibles entre fachadas de vivos colores hacinadas con un encanto entre bohemio y naíf, lo que se viene a la cabeza es una ciudad de Lego. También hay quien le encuentra similitudes con Santorini.
Lo cierto es que su origen, asociado a refugiados del movimiento religioso e independentista Taegeukdo, sigue marcando la intensa vida social y cultural, con una participación ciudadana ejemplar que ha realizado una gran labor de recuperación. El escenario es magnífico para una actividad de team building y sin coste alguno. A la entrada hay un centro de visitantes que propone un juego: localizar mediante un plano una serie de casas singulares y muestras de arte callejero de entre las muchas que inundan el barrio. Al completar los sellos que se obtienen en cada parada el participante se lleva un sencillo regalo.
YEOSU
Siguiendo hasta el extremo meridional, Corea reserva otra de sus muchas sorpresas. Se trata de Yeosu, un popular destino costero ante el que se yerguen más de trescientas islas, entre ellas la de Odongdo, romántica donde las haya, sobre todo entre noviembre y abril, cuando florecen las camelias y se tiñe de escarlata. La ciudad ocupa un lugar destacado desde que organizó la Exposición Internacional de 2012, que tomó el relevo de Zaragoza 2008.
Como en otras sedes, los pabellones y edificios construidos para la ocasión, que conformaban el Expo Ocean Park, han sido reconvertidos para otros usos, entre ellos el centro de convenciones, que cuenta con un auditorio de 978 plazas, un salón de conferencias para 400 personas, 7 salas de seminarios con distintas capacidades y una terraza en la azotea. En el edificio adyacente, el Memorial Hall, se pueden encontrar estancias más diáfanas.
Pero hay más. La Expo Digital Gallery (EDG) es fantástica para multitudinarias cenas de gala —de hasta 3.000 comensales— bajo su inmensa bóveda electrónica, que exhibe vistosas proyecciones. También merece la pena darse una vuelta por Aqua Planet, quizá el mejor acuario que se pueda encontrar en el país del taekwondo, con shows de animación en el interior de sus gigantescos tanques. Cada noche aún sigue funcionando la Big O, una estructura circular que genera una cortina de agua para el espectáculo audiovisual que fue la gran estrella de la Expo.
La zona da muchas oportunidades a los grupos. Por ejemplo, la larguísima tirolina sobre el mar para soltar adrenalina a tope. Los más tranquilos pueden disfrutar de un teleférico que incluye algunas cabinas con suelo de cristal. Las vistas son estupendas. La zona del puerto cuenta además con una terminal de cruceros. Hacer un recorrido por las islas es otro de los clásicos. Un completo catálogo de ocio y negocio, representativo de las excelentes oportunidades que propone el país del yin y el yang.
THE PLAZA SEOUL *****
Un extraordinario hotel, con una situación magnífica, en la misma plaza de Seúl, frente al Ayuntamiento, junto al palacio Deoksugung. Es uno de los Autograph Collection del grupo Marriott, lo cual ya dice mucho en su favor. Acaba de celebrar su 40 aniversario y desde 2010 luce una esmerada remodelación. Las habitaciones estándar destacan por su diseño italiano, fresco y joven. También es de agradecer el Club Lounge de la planta 18, con sus estupendas vistas, mejores aún desde la piscina de la azotea. Las salas de reuniones de la 22 son especiales, sin desmerecer de las que se encuentran en la 4ª. En un edificio anexo cuenta con más espacios para eventos, donde destaca la Grand Ballroom, de casi 1.000 m2.
119, Sogong-ro. Jung-gu. Seúl
Tel. + 82 2 771 2200
www.hoteltheplaza.com
HILTON GYEONGJU *****
Después del Hyundai, es el hotel más grande de la zona, con sus 330 habitaciones. Ofrece pocas sorpresas y todos los estándares de la marca, una elección segura. Además, está a pocos pasos del centro de convenciones HICO y algunas habitaciones regalan agradables vistas al relajante lago Bomun. Dispone de seis salones, el mayor de ellos para banquetes de 450 personas o convenciones de 720 participantes en formato teatro.
484-7 Bomun-ro. Gyeongju
Tel. +82 54 745 7788
www.gyeongjuhilton.co.kr
HAEUNDAE GRAND HOTEL *****
Una buena opción para alojarse en la parte nueva de Busan, a orilla de una de las playas más populares del país y muy cerca de venues de indudable interés, como la Nurimari APEC House. Cuenta con 320 habitaciones y entre sus espacios para reuniones destacan el Convention Hall, de 1.200 m2, y el Grand Ballroom, de 930 m2. También acoge una gran piscina y un fitness center.
217, Haeundae-Beach Road. Haeundae-gu. Busan
Tel. +82 51 740 0114
www.haeundaegrandhotel.com
THE MLV YEOSU *****
Minimalista por dentro y descarado por fuera, con esa iluminación tan atrevida que cubre toda su fachada, fue abierto en 2012 al abrigo de la Exposición Internacional de Yeosu. The Most Available Life es una cadena local muy joven y vanguardista que inauguró su segundo hotel el año pasado en Goyang, cerca de Seúl. El de Yeosu suma un total de 311 habitaciones, con buenas vistas al mar que se pueden apreciar en las terrazas privadas, con acceso desde el baño. Entre la oferta para eventos, cuenta con 7 salones, el mayor de ellos para cenas de gala de 450 comensales. Merece una visita Mare e Cielo, uno de sus cuatro restaurantes, ubicado en la última planta.
111, Odongdo-ro. Yeosu
Tel. +82 2 721 7758
www.mvlhotel.com/yeosu
HIDDEN BAY HOTEL
Idílica situación en Yeosu, casi flotando sobre el mar, frente a un salpicón de pequeñas islas que se pueden contemplar mejor desde el bar-restaurante acristalado, mientras se pedalea en el gimnasio en las habitaciones que dan a la parte de atrás, donde los atardeceres son espectaculares. Su arquitectura es vanguardista con cierto toque coreano, aunque cumple todos los estándares de la hotelería internacional. Algunos de sus salones, con una capacidad máxima para 700 personas, cuentan con terraza y salida al jardín.
496-25, Sinwol ro. Yeosu
Tel. +82 61 680 3000
www.hiddenbay.co.kr
LOTTE HOTELS
Lotte Group es uno de los holdings más potentes del país —junto con los Samsung, LG, Hyundai y compañía— y mantiene intereses económicos en muy diversos sectores, incluido el turismo. Gestiona cinco marcas con presencia también en Vietnam, Myanmar, Rusia, Uzbekistán o Estados Unidos. De los 16 establecimientos en Corea, siete se encuentran el Seúl, dos de ellos de Lotte Hotels, otro de L7 y cuatro más de Lotte City Hotels. En abril de este año abrirá un octavo ¡¡con 6 estrellas!! bajo la enseña Signiel entre los pisos 76 y 101 de la imponente Lotte Tower. En general, todas son opciones de alto nivel, con un aire un tanto clásico y donde predominan las grandes proporciones.
www.lottehotel.com
PARO GRAND
Muy frecuentado por ejecutivos, es de esos sitios donde se cierran los acuerdos de negocios con la sensación de poderío que se experimenta tras sus inmensas cristaleras, a 35 pisos de altura. Especialidades chinas, además de coreanas y japonesas, a precios no excesivamente baratos, pero el lugar lo merece.
26, Euljiro 5-Gil. Seúl
Tel. +82 2 6030 8585
WANGWANG SAENG GOGI
Para degustar los sabrosos y sonrosados filetones de auténtica carne de ternera coreana (hanu) en parrillas que están empotradas en la mesa, además de buenas verduras y pescados, todo ello regado con un poco de soju, el licor del pueblo, por así decirlo, una destilación de arroz con sabor más cercano al vodka que al sake. Se encuentra a cinco minutos andando del hotel The Plaza Seoul.
Mugyo-ro. Seúl
MYEONGDONG JINSA-DAEK
Es difícil pasar por Seúl sin darse una vuelta por el populoso barrio de Myeongdong, atiborrado de comercios y puestos callejeros. En un estrecho callejón se esconde este restaurante tradicional donde todo es exquisito y donde alimentarse se convierte en un verdadero ceremonial animado por los sonidos de una especie de cítara llamada gayageum, tocada en directo.
50-12, Myeong-dong 2-ga. Jung-gu. Seúl
Tel. +82 2 774 9605
SILLA GIMBAP
El gimbap es una especialidad nacional de la comida rápida que consiste un bocado de arroz mezclado con diversos ingredientes a gusto del consumidor envuelto en una hoja de lechuga u otra verdura y que se come con la mano. El establecimiento es sencillo, pero está muy bien posicionado para visitar las tumbas reales de Gyeongju. Por esa razón, su clientela mayoritaria son los grupos de turistas que se deleitan también con la sopa de tofu, el pescado seco, los brotes de soja, las algas o el cerdo en salsa, entre otros muchos platos típicos coreanos, sin olvidar, por supuesto, el omnipresente kimchi.
Cheomseong-ro. Gyeongju
En la histórica aldea de Gyochon, en los alrededores de Gyeongju, se asentó a partir del año 1700 la familia Choe, un particular y acaudalado clan cuya actitud vital basada en la generosidad y la hospitalidad se ha mantenido durante doce generaciones a lo largo de cuatro siglos. Una academia fundada en los hanoks que habitaron transmite aún hoy sus valores.
El mismo escenario donde se alzaba también uno de los palacios del reino de Silla, famoso por la historia de amor entre la princesa Yoseok y el monje Wonhyo, constituye ahora un excelente incentivo de inmersión en la cultura ancestral. El grupo que acepte el reto será ataviado con el hanbok (ropa tradicional), es decir jeogori (chaqueta), baji (pantalones), sombrero y cinturón, para los hombres; y la larga chima (falda) con jeogori y otgoreum (nudo), para las mujeres. De esta guisa se celebra la ceremonia del té, se amasa la pasta de arroz con grandes mazas de madera y se participa en juegos antiquísimos donde lo que prima es la puntería.
Hay más formas de zambullirse en la cultura tradicional. Por ejemplo el taekwondo, el gran deporte nacional. En muchos sitios dan clases y talleres de iniciación, donde explican también parte de su filosofía: cortesía, integridad moral, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable. Vamos, team building en estado puro.
Pero quizá la actividad más interesante para conocer un poco mejor la esencia coreana es una estancia en un templo budista. Estos lugares de culto son bastante accesibles al visitante. De hecho, hay un centro de información enfrente del templo Jogyesa, en Seúl, para conocer todos los detalles y una web con los santuarios disponibles www.templestay.com/eng. Las estancias pueden ser desde media jornada hasta tres o cuatro días. Generalmente permiten participar en la meditación (chamseon) y la ceremonia de las 108 postraciones, todo con comida monástica formal. Algunos incluyen además talleres de confección de faroles de loto.
Para los seguidores de Master Chef, nada como una clase de cocina. La gastronomía coreana es, sin duda, uno de los mayores placeres que ofrece el país. El rey es el kimchi, un acompañamiento presente en casi todos los platos. Tanto es así, que cuando la gente sonríe delante de la cámara dice “kimchi”, en lugar de “patata”. Aunque tiene muchas variantes, básicamente es un fermento de col china aderezado con pimiento rojo o ají, cebolla y ajo. También se puede probar con la preparación de bulgogi (carne en tiras condimentada para hacer a la parrilla), juk (unas gachas que son la comida más antigua de Corea), cualquier plato de fideos o una tang (sopa o estofado). Y de postre, pastel de arroz con un poquito de soju (licor). ¡Jal meog-gess-seub-ni-da! (buen provecho).
ACCESOS
Corea del Sur cuenta con ocho aeropuertos internacionales: el de Incheon, inaugurado en 2001 a unos 60 km de Seúl, es el más importante. El de Gimpo, también en la capital, opera vuelos de bajo coste y rutas nacionales. También cuentan con este tipo de instalaciones Busan (Gimhae), Jeju-do, Cheongju, Daegu, Yangyang y Muan. Korean Air mantiene una línea de autobuses limusina entre Incheon y una veintena de hoteles de lujo en Seúl.
DOCUMENTACIÓN
No es necesario visado para estancias de hasta 90 días sin realizar actividades remuneradas. El 1 de enero de 2013 entró en vigor una nueva normativa por la que todos los visitantes deben someterse a un proceso de reconocimiento facial y de huellas dactilares electrónico a su llegada al país.
TERRITORIO Y POBLACIÓN
La República de Corea ocupa unos 100.000 km2, con 1.000 km de longitud y 216 km de anchura en su punto más estrecho. La población asciende a 50,6 millones de habitantes (2015), con una densidad de 487 habitantes por m2, diez veces más que el promedio mundial. El área de la capital (Sudogwom) concentra a la mitad de la población. Se trata de una sociedad muy homogénea, dado que el 98% son coreanos étnicos. El 70% de la superficie del país es montañosa.
CLIMA
Con cuatro estaciones. La de lluvias transcurre a mitad del año y coincide con el verano, mientras que entre noviembre y marzo el clima es frío y seco. El mejor momento para el viaje es el otoño, de septiembre a noviembre, con un clima templado y soleado, cielos azules y follaje espectacular. La primavera, de abril a mayo, también es hermosa, con muchos cerezos en flor. La isla de Jeju-do, en la costa sur, es el lugar más cálido y húmedo del país.
RELIGIÓN
Según el censo de 2005 la mitad de la población profesa alguna creencia específica. Las tres religiones dominantes son el budismo (43%), el protestantismo (34%) y el catolicismo (20%). El resto, en proporciones muy minoritarias, practica confucianismo, chamanismo, islamismo y el Chongdogyo (Camino divino).
IDIOMA
El idioma coreano, como el húngaro, el turco, el mongol y el finlandés, está clasificado en el grupo de lenguas uraloaltaicas. El alfabeto coreano (hangeul) se compone de 10 vocales simples y 14 vocales. Fue introducido por el rey Sejong El Grande en 1443. El Hunminjeongeum, un documento histórico que instruye sobre cómo educar a la gente en el uso del hangeul, está registrado como Patrimonio Mundial por la Unesco.
GOBIERNO
Democracia representativa de corte presidencialista.
MONEDA
La unidad monetaria es el won (KRW). El cambio está en 1.265 wones por euro (enero de 2017). Por lo general, los bancos abren de 9:00 a 16:00 h de lunes a viernes.
MOVILIDAD
La mayoría de los destinos locales se encuentran a no más de una hora de vuelo de Seúl. Normalmente utilizan el aeropuerto de Gimpo, al oeste de la capital, en código de Korean Air o Asiana Airlines. Los trenes de alta velocidad KTX unen Seúl con Daejeon, Daegu Este, Busán, Gwangju y Mokpo. Para moverse por el interior también existe una tupida red de autobuses interurbanos. El metro es el medio más eficaz para recorrer ciudades como Seúl, Busán, Daegu, Gwangju, Incheon y Daejeon. Los taxis son regulares, de lujo y tipo Jumbo. Casi todos están equipados con un sistema gratuito de interpretación por una tercera persona a través del teléfono móvil. Son interesantes las tarjetas T-Money (recargable) y T-Money MPass, que da derecho a utilizar el expreso al aeropuerto, el metro y los autobuses 20 veces al día. El Seoul City Pass combina transporte y entradas a monumentos. Otra posibilidad son los transbordadores que van de Busán a Jeju-do, de Mokpo a Hongdo y de Pohang a Ulleung-do, además de los barcos que navegan entre Busán y Yeosu con paradas intermedias.
SEGURIDAD
La situación de general de seguridad ciudadana se mantiene en parámetros muy altos, con bajos índices de criminalidad, por lo que no se requieren medidas especiales de precaución más allá de las habituales. Las relaciones con Corea del Norte son tensas, en especial tras el ensayo nuclear norcoreano de 6 de enero de 2016. Los incidentes militares son habituales y propician un cierto nivel de tensión, especialmente en la zona fronteriza desmilitarizada (DMZ), adonde no es aconsejable viajar a título individual.
CONTACTO
Embajada de Corea:
c/González Amigo, 15. 28033 Madrid
Tel. 913 532 000
embspain.adm@mofat.go.kr