Tan cerca y a veces tan lejos. Gibraltar es un gran desconocido para los españoles. La punta sur de la península que, muy a nuestro pesar, permanece bajo la soberanía británica desde hace más de tres siglos, reserva muchas sorpresas: ruinas árabes, cuevas naturales, galerías militares… También para la actividad MICE, que se concentra en un espacio pequeño y sencillo de transitar, con interesantes venues y una oferta hotelera de altura. La comarca gaditana que rodea el destino completa una rica oferta natural para todo tipo de actividades.
Hay muchas razones por las que Gibraltar podría ser una buena elección para un congreso, una convención, una presentación o un viaje de incentivo de tamaño pequeño o mediano. Su ubicación en el extremo sur de Europa, con vistas a África, la convierte un lugar de encuentro entre continentes que aporta a los eventos una proyección especial. Pocas ubicaciones ofrecen una variedad tan rica en un entorno seguro y controlado.
La ciudad ofrece una mezcla entre lo moderno y lo atemporal en esas calles sinuosas acariciadas por la brisa del Mediterráneo donde se expresa una cultura muy cosmopolita. Una de sus grandes ventajas es la accesibilidad de todos los servicios para la actividad MICE, además de la cercanía a los principales puntos de interés donde se pueden programar actividades y visitas, para cuyos traslados rara vez se superan los 15 minutos.
Gibraltar es accesible por tierra, mar y aire. Desde el Reino Unido resulta más factible que desde España, gracias a los vuelos que llegan al aeropuerto “más céntrico de toda Europa”. Tanto es así que los que vienen a pie o en vehículo desde la localidad gaditana de Línea de la Concepción, a solo 1 km de distancia, tienen que atravesar literalmente su pista para dirigirse a las primeras edificaciones de la ciudad y llegar a Main Street que, como su nombre indica, es la calle principal, la más comercial y, por supuesto, la más bulliciosa, al ser peatonal.
La sensación no deja de resultar extraña. Desde luego, es sencillo entenderse en español, porque los llanitos, como se conoce cariñosamente a los habitantes del Peñón, lo chapurrean con un curioso y simpático acento, mezcla de español e inglés. También debido al hecho de la cantidad de gaditanos de los alrededores que trabajan en los bares, restaurantes y tiendas de este pequeño territorio británico de ultramar.
Los que se dedican a las reuniones, eventos e incentivos en Gibraltar destacan del destino una climatología muy benigna, con unos 300 días de sol al año, la singularidad de algunas de sus sedes, más allá de los espacios que ofrecen los hoteles, o la variedad de actividades que se pueden programar. También recuerdan la seguridad del destino, la gran oferta de shopping libre de impuestos y, cómo no, las magníficas vistas desde la Roca, donde se divisan las costas de África en los días claros.
ESPACIOS PARA EL MICE
El peñón no anda mal servido de hoteles para el MICE, aunque las capacidades son necesariamente modestas para un destino que aspira a atraer sobre todo a grupos de reducido tamaño. El de mayor categoría es el Sunborn, de 5*, que se encuentra en Ocean Village Marina. Dispone de 189 habitaciones y una sala de conferencias de 650 m2, donde recibir a un máximo de 600 personas. También se pueden organizar cócteles en su amplia azotea.
Entre los establecimientos de 4* destaca The Rock Hotel, en Europa Road, con 90 habitaciones y capacidad para 300 personas en formato teatro, en una sala situada junto a la piscina. Otro punto a su favor es el entorno, junto al Jardín Botánico. The Eliott Hotel, de la misma categoría, se encuentra en el centro y es una buena opción para el alojamiento, pero no cuenta con espacios específicos para eventos. Entre los de 3* hay que mencionar al Holiday Inn Express, en Devils Tower Road, que tiene 120 habitaciones y una sala para 50 participantes.
Los venues singulares abundan en el entorno de la Roca. Empezando por los que permiten organizar eventos al aire libre, uno de los más amplios es el formado por los jardines The Alameda, un magnífico escenario natural que trabaja sobre todo las bodas, pero que admite todo tipo de eventos. El teatro abierto tiene un aforo de 450 invitados.
Otro lugar emblemático es la popular Casemates Square, la más grande de las plazas de la ciudad, rodeada de murallas. En sus tiempos era donde se concentraban las tropas que defendían el peñón y actualmente es un punto neurálgico de la vida de los gibraltareños, con multitud de tiendas, bares, terrazas y restaurantes. Entrando en la web de Gibraltar Cultural Services (www.culture.gi/venues) se puede descargar el formulario de solicitud para organizar eventos, en el que se detallan las condiciones. Está más pensado para actuaciones y convocatorias de carácter cultural, pero estudian cualquier propuesta.
La segunda plaza por tamaño, John Mackintosh Square, donde se encuentran el Ayuntamiento y el edificio del Parlamento, también se puede alquilar bajo criterios similares y desde el mismo acceso online. Para eventos indoor está el centro cultural del mismo nombre, el mayor de Gibraltar, y quizá el más activo de todos los espacios, con más de un centenar de convocatorias al año. Se compone de una biblioteca pública, un teatro, una sala de conferencias y varios espacios polivalentes. Destaca el teatro, con 408 butacas, el salón Charles Hunt, para 100 personas, y dos o tres dependencias más pequeñas.
Otro centro interesante es Central Hall, una antigua capilla militar con una esmerada restauración que puede dar cabida 350 participantes en montaje de escuela. El venue es de los más veteranos. Lleva más de 50 años dedicado a la actividad MICE. Más antiguo aún es Ince’s Hall Teatre, con 250 años de historia y capacidad para 300 personas.
En el recinto de Casemates se sitúa la galería Gustavo Bacarisas, bajo cuyas cinco grandes bóvedas se celebran habitualmente exposiciones y eventos. Hay más galerías que se abren sus puertas a la actividad MICE. Es el caso de Mario Finlayson National Art Gallery, para 120 invitados, o Gibraltar Exhibition of Modern Art, para unos 60. Por su parte, la Universidad de Gibraltar cuenta con un auditorio de 300 plazas. En el capítulo de restaurantes, mencionar también Hall of Fame, en el centro, y Bistro Point, en Punta Europa, para 120 y 100 invitados, respectivamente.
LOS MÁS SINGULARES
Uno de los espacios más llamativos es St. Michael’s Cave. Como apuntan algunos, la Roca es un gigantesco queso Gruyer, con kilómetros y kilómetros de cuevas y galerías, la mayoría de ellas descubiertas en terreno militar. La única abierta al público es la de San Miguel, que bien vale una visita para admirar sus enormes estalactitas y estalagmitas. Su belleza queda subrayada por un espectáculo de luz y sonido, así como una recreación con muñecos del sistema de túneles ideado para proteger el peñón del Gran Sitio, allá por 1779, la última vez que España intentó recuperar la colonia por las bravas. En vista de los resultados, la campaña fue un absoluto fracaso pero, al menos, hoy el lugar puede ser ‘conquistado’ para celebrar eventos de hasta 600 personas o cenas de gala para unos 150 comensales.
Otra atracción turística de primer orden que también puede ser privatizada es The Moorish Castle, los restos del castillo árabe situado en un promontorio. Gibraltar fue de los primeros enclaves ocupados por la invasión musulmana de la península, en el año 711. Sus vestigios son pocos ya, pero aquí hubo una población fortificada con su alcázar y su mezquita. La torre que se conserva del castillo es posterior, de las frecuentes batallas entre árabes y españoles en los siglos XIV y XV. En tan histórico lugar hay espacio para pequeños eventos de unas 60 personas de pie. No es mucho, pero el entorno es realmente único.
Cogiendo el funicular que llega hasta lo alto de la roca se encuentra Mons Calpe Suite, la estación donde se pueden organizar eventos de unas 90 personas sentadas o 140 de pie, con servicio de restauración. Por supuesto, las vistas son excelentes. Es una buena oportunidad también para dar una vuelta por los senderos de Upper Rock Nature Reserve, siempre con un ojo en el camino y otro en los monos que merodean por la zona, que ya son un icono de Gibraltar. Los primates, cuyo origen es incierto, campan a sus anchas, comportándose a veces como auténticos delincuentes: suelen sustraer a los turistas cualquier pertenencia que llame su atención.
UN PASEO POR LA ROCA
Una buena manera de conocer Gibraltar es empezar por el extremo, por Punta Europa, junto al faro, para contemplar el trasiego de barcos mercantes por la bahía de Algeciras o adivinar la silueta de la costa marroquí, desde Ceuta hasta Tánger. Aquí, los marineros siguen rindiendo culto a la Virgen de Europa sin importarles el minarete de la mezquita King Fahad, en honor al antiguo monarca saudí. Uno de los grandes espectáculos del emplazamiento es el paso de las aves migratorias al final del verano cruzando el Estrecho.
Por el lado oriental del peñón, la arquitectura civil se va abriendo paso poco a poco entre las construcciones militares que tradicionalmente han poblado la zona. Hay un largo túnel de unos 2 km para acceder a las playas de Sandy Beach, Catalan Bay y Gibraltar Beach, donde darse una buen baño y luego tomarse una pinta en los típicos pubs ingleses, eso sí, con tapas a la española. Un poco más allá el visitante vuelve a encontrarse en la frontera, a la entrada de esta peculiar lengua de tierra.
Para planes culturales, la joya del destino es el Museo de Gibraltar, en Bombs House Lane, cerca de Main Street. Cuando los bereberes conquistaron la Roca, el histórico Monte Calpe, hasta entonces poblado por romanos y visigodos, pasó a llamarse Gibel Tarik, la montaña de Tarik, en honor al general que dirigió la operación. Esta y otras crónicas de mil batallas son las que exhibe el centro, donde también se conservan las ruinas de unos baños árabes y hay expuesta una llamativa maqueta de la ciudad en 1865. El Tratado de Utrecht, por el que España cedió la plaza, tiene reservado una sala propia.
El resto de la visita hay que dedicarlo a pasear, por supuesto por la ineludible Main Street, que serpentea entre casas de fuerte sabor colonial y una sucesión ininterrumpida de comercios de todos los colores, escrutados por un hormiguero de gente a la caza de un improbable chollo. En el casco viejo, destaca el barrio de Irish Town, típicamente british. Es un buen ejercicio seguir la pista de las iglesias. Las hay de todas clases: anglicanas, protestantes, católicas, metodistas… También alguna que otra sinagoga y mezquita. Entre las católicas, mención especial para la catedral de St. Mary The Crowned. En el tramo final de la popular arteria se encuentra King’s Chapel, uno de los templos más antiguos de la ciudad, integrado en el conjunto histórico de la Casa del Gobernador, también conocida como El Convento.
La puerta de Southport pone el punto y final a la calle por excelencia de Gibraltar. Más allá, los jardines de la Alameda. A partir de aquí cabe la indagación libre, subiendo y bajando por callejuelas que llevan a pintorescos rincones, porque la Roca invita también a eso, a saber perderse con criterio.