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Ilkley – Yorkshire (Reino Unido) / SHEILA MATATOROS

«Los trabajadores tienen un espíritu muy competitivo en Reino Unido»

Sheila Matatoros_izda_con Pilar
Sheila Matatoros (izda), con su esposa Pilar en el centro de Ilkley.

La periodista Sheila Matatoros sustituyó la bulliciosa Madrid por la campiña inglesa de Yorkshire, todo un cambio en el que la posibilidad del teletrabajo ha resultado fundamental. Perteneciente al sector tecnológico, reconoce que la competitividad, con sus cosas buenas y malas, impera en el mercado laboral inglés. Como el Brexit, que sobre todo le resulta incómodo.

 

Cuando Sheila llegó a Reino Unido —a Ilkley, en Yorkshire—, su mujer, Pilar, ya había estado expatriada allí durante cuatro meses, por lo que todo resultó más fácil. Tenían en mente trabajar en la campiña inglesa y eso es lo que encontraron: una pequeña localidad rural para dedicarse al sector tecnológico como periodistas en el campo del Learning Development y la a crianza de Xoel, su hijo de pocos meses.

Una pregunta inevitable. «El Brexit se lleva bien, aunque supone ciertas limitaciones que te afectan en el día a día. Para personas de fuera de Reino Unido como nosotras, implica molestias, porque tienes que hacer gestiones y trámites, como el visado, que te llevan meses, con lo pesado que esto puede resultar. También se nota en la cesta de la compra, en la inflación de los precios y en el tamaño de los productos», asegura. Pero aquí todos tienen su parte. «Los británicos también lo ‘sufren’, claro, pero ellos lo llevan bien. Al menos de puertas para fuera», añade.

Sus nuevos vecinos

Sheila valora mucho de los británicos que son respetuosos y muy educados, una imagen alejada de estereotipos muchas veces creados por los turistas que recibe nuestro país en determinados contextos y destinos.

A nivel profesional hay interesantes diferencias con respecto a España. «En cuanto a la cultura empresarial de Reino Unido, tienen un espíritu muy competitivo. Esto es algo beneficioso, porque motivan a los que tienen a su lado para ser mejores en lo que hacen. No obstante, creo que en determinadas situaciones esa competitividad individual no resulta tan beneficiosa, por ejemplo, para el trabajo en equipo». Una de cal y otra de arena.

También, como señala esta periodista, a nivel profesional tienen detalles más que curiosos. «En el mundo laboral hay algo que me encanta y que tienen muy interiorizado, porque lo tienen aprendido del colegio: las presentaciones de trabajo. Son muy ágiles a la hora de elaborar este tipo de documentos. Tienen una idea muy clara de cómo debe ser y el orden que hay que seguir, porque lo han hecho muchas veces antes. Esto hace que sean muy ordenados y prácticos», cualidades más que recomendables en cualquier equipo granadino.

Por supuesto, hay determinados sectores donde, en términos general, las diferencias resultan palpables para alguien venido del continente. Por ejemplo —como explica Sheila— en la captación de clientes. «En España usamos un lenguaje diferente, incluso un enfoque distinto, más centrado en el producto. En Reino Unido es distinto, le dan un tono más enfocado en la persona».

Vida laboral y personal

Con un bebé y una pareja en casa, que además trabaja en la misma empresa que ella, la conciliación resulta fundamental. A su juicio estas condiciones se dan en el mercado británico. «Obviamente depende mucho de la actividad que realices, pero yo trabajo en un sector, el tecnológico, que por su propia naturaleza facilita el teletrabajo. En cualquier caso, se concilia más que en España en líneas generales; se nota sobre todo en los horarios y en que hay mucho respeto a las situaciones personales de cada trabajador, con independencia de si tienes hijos o no», detalla.

En su caso, esta positiva realidad ha contribuido a hacer más llevadera su adaptación. «La nuestra es una compañía tecnológica con un modelo de trabajo híbrido. El teletrabajo nos ha permitido conciliar y adaptarnos mejor y más. Cambiar de país con un bebé tan pequeño lo condiciona todo; te obliga a ser práctica, elegir muy bien las batallas y tomar decisiones rápido. En nuestro caso hemos ido partido a partido, como el Cholo Simeone», reconoce.

En lo que respecta a Ilkley, esta madrileña muestra como puntos fuertes «su tranquilidad, el alto nivel de vida y que es un lugar precioso». De hecho, es un lugar con mucha afluencia turística, con bastante restauración y bullicio, según comenta. Por el contrario, la localidad, con unos 15.000 habitantes, tiene una media de edad alta, por lo que no abundan actividades de ocio para jóvenes, y «hay poca oferta inmobiliaria; es difícil encontrar una casa».

El espejo hispano-británico

«Somos sociedades distintas. Hay cosas básicas, como la alimentación, que entendemos de forma diferente. Creo que ellos no comprenden que le dediquemos tanto tiempo a cocinar, por ejemplo. O que hagamos horas extra cuando se ha terminado nuestra jornada de trabajo. El tiempo lo organizan de forma distinta a nosotros», reflexiona Sheila, quien reconoce que echa de menos no tanto el clima, como se suele opinar, sino la comida. «En general vas encontrando lo que necesitas, pero la variedad, frescura y calidad de los productos en España creo que es incomparable».

El lado negativo de su país de origen lo aporta un clásico: las condiciones laborales. «Creo que, en España o en una ciudad como Madrid, dedicamos muchas horas al trabajo. Y no solo se trata de las horas, sino también de la presión que existe laboralmente en España en general». Todo lo contario que en Ilkley, un bucólico cuadro de la campiña inglesa…