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SECTOR AÉREO EN LATINOAMÉRICA. Viento de cola en el Nuevo Mundo

Álvaro Martín

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Algo se mueve en los cielos de Latinoamérica. A las aperturas de terminales, como en México o Costa Rica, y el proyecto de  nuevos aeropuertos, se unen los acuerdos de cielos abiertos con el gran vecino del norte, incesantes aperturas de rutas e incluso el nacimiento de aerolíneas. En todo este firmamento de oportunidades destaca la lucha europea por cruzar el Atlántico en dos niveles, el de las compañías tradicionales y a bordo de las low cost, inmersas en una auténtica guerra abierta por captar rutas y clientes.

 
Los cielos del Atlántico, testigos de excepción de proezas en los inicios de la aviación, se han convertido con el tiempo en un gran campo de batalla aérea. No estamos hablando de escuadrillas ni de aviones derribados cayendo en barrena, sino de un jugoso mercado en el que las grandes compañías están apostando fuerte, catapultadas por el incremento de viajeros, la mejora de las infraestructuras en el subcontinente sudamericano y la apertura de nuevas rutas. El boom alimenta el tráfico en las dos direcciones, dado que Latinoamérica está creciendo mucho como mercado emisor. El pasado año un total de 3,2 millones de viajeros de la región, especialmente de los «grandes» —México, Brasil y Argentina—, visitaron España, lo que supuso un crecimiento superior al 25 %.

Las compañías españolas se juegan mucho desde sus hangares de Barajas y El Prat, pero también, en el otro lado, las latinoamericanas no se quedan atrás con los grandes hubs de Ciudad de México, São Paulo, Bogotá, Río de Janeiro o Panamá. Por supuesto, en esta batalla hay un claro vencedor: el cliente, que está pudiendo obtener precios y servicios hasta hace poco impensables.

latam_Air EuropaREVOLUCIÓN DE BAJO COSTE

Las vueltas que da la vida. Paradójicamente, las compañías que están agitando el mercado son las low cost, que normalmente se centraban en corto o medio radio sin salir del territorio europeo. Norwegian Air, Level o Wow Air son nombres propios que han hecho posible volar al continente americano con precios francamente competitivos. Las veteranas del bajo coste tampoco han dejado pasar la oportunidad. Ejemplos de ello son el acuerdo firmado por Ryanair con Air Europa para dar el salto a las Américas o los de Easyjet con Westjet, pero sobre todo, la decidida apuesta de Norwegian.

Sky Airline, Interjet, Viva Aerobus, Viva Colombia, Azul, Volaris… Latinoamérica vive también la expansión del fenómeno low cost —solo en 2017 surgieron varias más—, pero todavía sin salir del subcontinente. De ello se encargan las aerolíneas más consolidadas que, al albur del crecimiento económico de la región o de la mejora de la situación sociopolítica en determinadas regiones (por ejemplo, en Colombia con el tratado de paz con las FARC; el caso de Venezuela es todo lo contrario), han incrementado sus marañas de rutas hacia más allá del Atlántico. Son compañías como Aeroméxico, Copa, Latam, Avianca… Toda una referencia.

latam_Avianca_Ocio businessBARCELONA Y MADRID

A estas alturas no vamos a hablar de la privilegiada situación de España como base para unir Latinoamérica y Europa, y ahora Asia. La competencia entre Madrid y Barcelona es dura, máxime cuando el aeropuerto catalán va a recibir los fondos necesarios para crecer, en concreto con una nueva terminal satélite.

El tráfico intercontinental del aeropuerto barcelonés ha crecido casi un 30 % en solo un trienio, con 7,2 millones de pasajeros, de los cuales más de 4 usaron Barcelona como interconexión. Y va a seguir apostando por ello, Latinoamérica incluida, por supuesto: entre los cinco grandes objetivos para los dos próximos años se encuentran Ciudad de México y Chile.

El Prat fue el aeropuerto que más rutas intercontinentales inauguró el pasado año, un total de 16 conexiones a 14 destinos. Entre ellos están La Habana, Punta Cana, Buenos Aires y varios en EE UU, como Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Florida y San Francisco. No es casualidad que sea uno de los hubs de la nueva aerolínea Level, claramente orientada a los vuelos transatlánticos. Todas las instituciones, desde el Ayuntamiento de Barcelona hasta el Ministerio de Fomento —a pesar la tensa situación política— se han conjurado para seguir creciendo en el ámbito intercontinental. En el punto de mira, los 50 millones de pasajeros anuales que está a punto de alcanzar el aeropuerto catalán.

Por su parte, Aena quiere también que el aeropuerto madrileño se convierta en el principal nexo de unión entre Asia y Latinoamérica. Iberia ha sido, desde hace años, el principal operador del corredor del Atlántico Sur, con años de la «tranquilidad» garantizada por la hegemonía. Pero eso ya pasó. La apuesta por el puente atlántico de compañías europeas, como Air Europa o KLM-Air France, y americanas, como Latam y Avianca, sumado a la llegada de las low cost de largo radio han cambiado radicalmente el tablero de juego. Por esta razón Iberia ha redoblado sus esfuerzos.

Los dos aeropuertos españoles son vitales como emisores, pero también como cabezas de puente para las aerolíneas asiáticas (más concretamente del golfo Pérsico), que están librando una gran batalla con las norteamericanas. Una muestra es Emirates. La dubaití ofrece ya cuatro destinos en Latinoamérica: Argentina, Brasil, Colombia y Chile. La ferocidad de la lucha la ha dejado de manifiesto el conflicto por la ruta entre Barcelona y Ciudad de México, que enfrenta a Emirates con Aeroméxico. De momento, esta última ha renunciado poner en marcha el vuelo que tenía previsto a partir de noviembre, pero va a emprender medidas legales tras la autorización recibida por la primera, al entender que ejerce una competencia «inequitativa».

Algo se mueve en los cielos de Latinoamérica. A las aperturas de terminales, como en México o Costa Rica, y el proyecto de nuevos aeropuertos, se unen los acuerdos de cielos abiertos con el gran vecino del norte, incesantes aperturas de rutas e incluso el nacimiento de aerolíneas. En todo este firmamento de oportunidades destaca la lucha europea por cruzar el Atlántico en dos niveles, el de las compañías tradicionales y a bordo de las low cost, inmersas en una auténtica guerra abierta por captar rutas y clientes. TEXTO ÁLVARO MARTÍN FOTOS ARCHIVO Los cielos del Atlántico, testigos de excepción de proezas en los inicios de la aviación, se han convertido con el tiempo en un gran campo de batalla aérea. No estamos hablando de escuadrillas ni de aviones derribados cayendo en barrena, sino de un jugoso mercado en el que las grandes compañías están apostando fuerte, catapultadas por el incremento de viajeros, la mejora de las infraestructuras en el subcontinente sudamericano y la apertura de nuevas rutas. El boom alimenta el tráfico en las dos direcciones, dado que Latinoamérica está creciendo mucho como mercado emisor. El pasado año un total de 3,2 millones de viajeros de la región, especialmente de los «grandes» —México, Brasil y Argentina—, visitaron España, lo que supuso un crecimiento superior al 25 %. Las compañías españolas se juegan mucho desde sus hangares de Barajas y El Prat, pero también, en el otro lado, las latinoamericanas no se quedan atrás con los grandes hubs de Ciudad de México, São Paulo, Bogotá, Río de Janeiro o Panamá. Por supuesto, en esta batalla hay un claro vencedor: el cliente, que está pudiendo obtener precios y servicios hasta hace poco impensables. REVOLUCIÓN DE BAJO COSTE Las vueltas que da la vida. Paradójicamente, las compañías que están agitando el mercado son las low cost, que normalmente se centraban en corto o medio radio sin salir del territorio europeo. Norwegian Air, Level o Wow Air son nombres propios que han hecho posible volar al continente americano con precios francamente competitivos. Las veteranas del bajo coste tampoco han dejado pasar la oportunidad. Ejemplos de ello son el acuerdo firmado por Ryanair con Air Europa para dar el salto a las Américas o los de Easyjet con Westjet, pero sobre todo, la decidida apuesta de Norwegian. Sky Airline, Interjet, Viva Aerobus, Viva Colombia, Azul, Volaris… Latinoamérica vive también la expansión del fenómeno low cost —solo en 2017 surgieron varias más—, pero todavía sin salir del subcontinente. De ello se encargan las aerolíneas más consolidadas que, al albur del crecimiento económico de la región o de la mejora de la situación sociopolítica en determinadas regiones (por ejemplo, en Colombia con el tratado de paz con las FARC; el caso de Venezuela es todo lo contrario), han incrementado sus marañas de rutas hacia más allá del Atlántico. Son compañías como Aeroméxico, Copa, Latam, Avianca… Toda una referencia. BARCELONA Y MADRID A estas alturas no vamos a hablar de la privilegiada situación de España como base para unir Latinoamérica y Europa, y ahora Asia. La competencia entre Madrid y Barcelona es dura, máxime cuando el aeropuerto catalán va a recibir los fondos necesarios para crecer, en concreto con una nueva terminal satélite. El tráfico intercontinental del aeropuerto barcelonés ha crecido casi un 30 % en solo un trienio, con 7,2 millones de pasajeros, de los cuales más de 4 usaron Barcelona como interconexión. Y va a seguir apostando por ello, Latinoamérica incluida, por supuesto: entre los cinco grandes objetivos para los dos próximos años se encuentran Ciudad de México y Chile. El Prat fue el aeropuerto que más rutas intercontinentales inauguró el pasado año, un total de 16 conexiones a 14 destinos. Entre ellos están La Habana, Punta Cana, Buenos Aires y varios en EE UU, como Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Florida y San Francisco. No es casualidad que sea uno de los hubs de la nueva aerolínea Level, claramente orientada a los vuelos transatlánticos. Todas las instituciones, desde el Ayuntamiento de Barcelona hasta el Ministerio de Fomento —a pesar la tensa situación política— se han conjurado para seguir creciendo en el ámbito intercontinental. En el punto de mira, los 50 millones de pasajeros anuales que está a punto de alcanzar el aeropuerto catalán. Por su parte, Aena quiere también que el aeropuerto madrileño se convierta en el principal nexo de unión entre Asia y Latinoamérica. Iberia ha sido, desde hace años, el principal operador del corredor del Atlántico Sur, con años de la «tranquilidad» garantizada por la hegemonía. Pero eso ya pasó. La apuesta por el puente atlántico de compañías europeas, como Air Europa o KLM-Air France, y americanas, como Latam y Avianca, sumado a la llegada de las low cost de largo radio han cambiado radicalmente el tablero de juego. Por esta razón Iberia ha redoblado sus esfuerzos. Los dos aeropuertos españoles son vitales como emisores, pero también como cabezas de puente para las aerolíneas asiáticas (más concretamente del golfo Pérsico), que están librando una gran batalla con las norteamericanas. Una muestra es Emirates. La dubaití ofrece ya cuatro destinos en Latinoamérica: Argentina, Brasil, Colombia y Chile. La ferocidad de la lucha la ha dejado de manifiesto el conflicto por la ruta entre Barcelona y Ciudad de México, que enfrenta a Emirates con Aeroméxico. De momento, esta última ha renunciado poner en marcha el vuelo que tenía previsto a partir de noviembre, pero va a emprender medidas legales tras la autorización recibida por la primera, al entender que ejerce una competencia «inequitativa». LOS PROTAGONISTAS Los cielos atlánticos y los distintos mercados regionales, están en plena ebullición, como ponen de manifiesto las incesantes novedades: Iberia quiere «atacar» este año todo el continente americano. Para empezar, ha reforzado su apuesta por Estados Unidos, con vuelos a Boston, Chicago, Los Ángeles, Miami, Nueva York y San Francisco. En total, en 2018 ofrecerá 1,45 millones de billetes a territorio estadounidense. Y en lo que respecta a Latinoamérica, ha estrenado nuevas rutas, como Nicaragua, y ha incrementado de forma muy importante su oferta a México, Chile, Puerto Rico, Guatemala, Colombia, Argentina y Brasil. Air Europa es el otro gran player español por su apuesta por América en todos los sentidos: en equipamiento, con su oferta del modernísimo Dreamliner en varias de sus rutas al Nuevo Mundo; en alianzas, por ejemplo su acuerdo con Ryanair, que permite a los clientes de la low cost irlandesa acceder a los vuelos de la española a América; y con nuevos productos, como su ruta a Ecuador Madrid-Quito-Guayaquil-Madrid, o a Paraguay y Argentina con la ruta Madrid-Asunción-Córdoba. Tampoco hay que olvidar su decidida apuesta por Brasil: la compañía concentra el 7 % del tráfico entre Europa y este país. Norwegian Air, que acredita ya varias décadas de historia, ha revolucionado el sector aéreo con su apuesta por los vuelos intercontinentales low cost. A sus conexiones directas desde España a Estados Unidos, iniciadas en 2017, se unen las operadas desde Reino Unido e Irlanda, por ejemplo, con vuelos a aeropuertos secundarios. Pero también crece al otro lado del Atlántico con Norwegian Air Argentina que, por ejemplo, unirá Barcelona con Buenos Aires y Madrid con Córdoba. Opera con el nuevo Boeing 737 MAX y, entre sus principales atractivos, ofrece wi-fi gratuito a bordo. Level es la propuesta de IAG para competir con Norwegian y el resto de operadores transoceánicos, una compañía de bajo coste que apuesta, desde Barcelona y París (Orly), por unir Europa con el continente americano aprovechando las sinergias con el grupo hispano-británico. De hecho, es operada por tripulación de Iberia, y genera y admite avios, los puntos de su programa de fidelidad. Entre sus principales proyectos está la creación de nuevas rutas y bases en suelo europeo. Latam ha seguido una progresión imparable en los últimos 20 años, en los que ha pasado de 3 a 68 millones de pasajeros, de 38 a 140 destinos y de 40 a 307 aviones. Sus planes no se detienen, pues tiene previsto inaugurar en 2018 un total de 21 rutas tras abrir 13 el año pasado. Actualmente opera vuelos nacionales en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, además de los vuelos intercontinentales. Los reconocimientos se acumulan: ha ganado cuatro años consecutivos el premio «Mejor Aerolínea de Sudamérica» de los World Travel Awards. Avianca transportó casi 30 millones de pasajeros en 2017 bajo sus distintas marcas. La mejor aerolínea de Sudamérica en 2017 según Skytrax tiene una flota de 189 aviones que dan servicio a 108 destinos de 26 países de los continentes americano y europeo. Para ello opera una media de 750 vuelos diarios. Sus centros de operaciones son Bogotá, San Salvador y Lima. El crecimiento experimentado en Colombia está repercutiendo en esta aerolínea en franco crecimiento. Aeroméxico anunció a principios de año un incremento de sus frecuencias a Madrid y Londres y la apertura de una ruta a Ámsterdam, tres destinos que, junto con París, conforman el póker de propuestas europeas de la aerolínea mexicana. A esto habría que añadir Barcelona, si se resuelve el conflicto con Emirates. La aerolínea opera diariamente 600 vuelos a 80 ciudades de México (44), Latinoamérica (15), Estados Unidos (23), Canadá (4), Europa (4) y Asia (3). Wamos, aerolínea de origen español, también crece. La antigua Pullmantur Air, ahora integrada en Wamos Group, ha pasado de programar vuelos chárter, mayoritariamente, a contar con rutas regulares a países como México, República Dominicana, Cuba o Colombia, especialmente a aeropuertos ubicados en zonas turísticas. Lo hace desde Madrid, Tenerife y Gran Canaria y da servicio a los cruceros de la compañía Pullmantur. Plus Ultra, compañía española, ha anunciado recientemente la apertura de vuelos a Caracas desde Madrid, al que se unirá la ruta hasta Tenerife y otros sin especificar todavía. Este destino se añade al vuelo de Lima. Atrás quedan su operativa a las ciudades de Santo Domingo, La Habana y, más recientemente, Santiago de Chile. NUEVAS TERMINALES Las instalaciones aeroportuarias son vitales para soportar el incremento de actividad, la llegada de nuevos operadores y la apertura de nuevas rutas. Los últimos meses ha habido sonadas inauguraciones de terminales destinadas a dar servicios a millones de pasajeros, especialmente en México. En noviembre de 2017 comenzaba a operar la terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en Ciudad de México, que le permite pasar de 24 millones de pasajeros anuales a 34 millones. Y no hay que olvidar que a 15 km de la capital ya se está construyendo el nuevo aeropuerto internacional. Pero no es el único gran proyecto mexicano que ha visto la luz recientemente. El pasado mes de abril, el presidente Peña Nieto inauguraba otra terminal del Aeropuerto Internacional de Acapulco que, con una inversión de 600 millones de pesos, tiene capacidad para 1,3 millones de pasajeros anuales. Este vital destino turístico necesitaba ya la ampliación de su infraestructura aeroportuaria. Otro país inmerso en cambios en esta área es Costa Rica. El pasado mes de mayo abrió una nueva terminal en su aeropuerto de San José, que ha crecido considerablemente en capacidad. Además, hay otros dos aeropuertos en proyecto: en Ciudad Quesada, al norte, y en Orotina, en el extremo suroeste. Panamá es otro país que cuenta con una nueva terminal, desde finales de 2017, en su aeropuerto de Tocumen, lo que le permitirá duplicar su capacidad. Entre otras inauguraciones, algo más lejanas, pero igualmente importantes por su servicio al mercado turístico, destaca la de la nueva terminal del aeropuerto internacional de Punta Cana. No se puede pasar por alto que recibe el 60 % de los viajeros que acuden a República Dominicana. De cara al futuro, no hay que olvidar que a los proyectos mexicanos y costarricenses se unen las aperturas de nuevos aeropuertos en Lima o Santiago de Chile, por ejemplo. PRINCIPIOS… Y FINALES En marzo de 2017 vio la luz Level, la nueva compañía low cost de IAG, el consorcio formado por Iberia, British Airways, Aer Lingus y Vueling. Con hubs en El Prat y París Orly, protagoniza junto con Norwegian y alguna más, la guerra del bajo coste por el largo radio. Desde la capital catalana vuela a Boston, Buenos Aires, San Francisco (Oakland) y Los Ángeles, mientras que desde París acerca Nueva York, Montreal, Guadalupe y Martinica. Cierto es que no todo son buenas noticias, porque en marzo suspendió la ruta a Punta Cana. En Latinoamérica no se quedan atrás y el año pasado surgieron nuevas compañías, como Flycana (República Dominicana), JetSmart (Chile), Norwegian Air Argentina, Viva Air Panamá, Azul Uruguay —que ya están operando—, y otras ya constituidas como Lasa, Polar Líneas Aéreas, Latin American Airlines o Gran Colombia de Aviación, entre otras. Por el contrario, tras 22 años de actividad, la aerolínea venezolana Santa Bárbara cesó su actividad el pasado mes de abril. La situación del país no es la idónea para el normal funcionamiento del sector aéreo. Como ha quedado de manifiesto, el sector aéreo vive un momento dulce en Latinoamérica, marcado por el volumen de negocio, las novedades y el desarrollo de infraestructuras, sobre todo en el segmento transoceánico. Pero no hay que olvidar a Norteamérica. Solo dos ejemplos. En primer lugar, después de muchas vicisitudes, ya está vigente el acuerdo de cielos abiertos entre Estados Unidos y Brasil, que favorece, por ejemplo, a la joint venture de American Airlines y Latam. Además, American Airlines ha inaugurado nuevas rutas a México, Colombia, Argentina y Guyana. Y en segundo lugar, Delta Airlines ofrece este año más vuelos intercontinentales que nunca, un 200 % más que en 2017… Pero esa es otra historia. DESGLOSADO LOS GRANDES AEROPUERTOS A la hora de conectar los países latinoamericanos entre sí, con Estados Unidos y Canadá, así como con el otro lado del Atlántico, la zona tiene cinco grandes referentes en lo que a infraestructuras aeroportuarias respecta. Así queda refrendado en el OAG Megahubs International Index 2017, un completo estudio que, más que fijarse en los millones de pasajeros que pasan por sus pasillos, pone el foco de atención en el nivel de conectividad, esto es, en el número de destinos a los que permiten volar y el número de aerolíneas que aterrizan y despegan en sus pistas. El resultado es un listado con los 50 megahubs mundiales. Según la última edición de este estudio, cinco de ellos son latinoamericanos: Ciudad de México, el 21.º del ranking mundial; El Dorado, en Bogotá (Colombia), en el puesto 41.º; São Paulo-Guarulhos (Brasil), en el 42.º; Luis Muñoz Marín, en San Juan de Puerto Rico, en el 46.º; y Tocumen (Panamá), en el 47.º. Además, el informe de OAG establece un ranking específico de megahubs del apartado low cost. De los 25 más importantes del mundo, dos son latinoamericanos: el de San Juan de Puerto Rico (19.º) y de São Paulo (23.º). DESGLOSADO DOS COLOSOS DEL AIRE Los cielos del Atlántico y de Latinoamérica tienen dos protagonistas aeronáuticos desde el punto de vista tecnológico: el Boeing 787 Dreamliner y Boeing 737 MAX. Las dos aeronaves del fabricante norteamericano suponen el máximo exponente del desarrollo tecnológico y la orientación hacia el cliente, especialmente diseñados para vuelos de largo radio. El Dreamliner es una gran apuesta de Air Europa, hasta el punto de que en 2016 se convirtió en la primera aerolínea española en contar con este modelo. Su previsión es contar con un total de 26 aparatos en el año 2022 tras sucesivas renovaciones de flota. Es el modelo escogido para potenciar las conexiones entre Europa y América. Sus clientes ya pueden disfrutarlos en sus rutas a Miami, Bogotá, Santo Domingo, Buenos Aires, La Habana y São Paulo. Fuera del mercado americano, también a Tel Aviv. Entres sus principales atributos, ahorra un 20 % frente a otros modelos, además de generar menos emisiones de CO2. Su huella acústica es un 60 % inferior y la presurización aporta un mayor confort. Por su parte, el Boeing 737 MAX-8 es una evolución del Boeing 737 MAX, nacido para acompañar al Dreamliner, aunque finalmente se retrasó su lanzamiento a 2017. En el mercado latinoamericano, Aerolíneas Argentinas fue la primera en adquirirlo, seguida de Aeroméxico, Gol y Copa. Se trata de un modelo que aumenta su autonomía, a la vez que reduce el consumo de combustible en un 16 % en comparación con modelos similares. La oferta de algunas aerolíneas combina ambos modelos, como Air Europa o Aeroméxico, que cuenta con el Dreamliner para sus destinos de largo alcance de Europa, Asia y algunos de Latinoamérica y Norteamérica, y con el MAX-8 para sus vuelos de corto y medio alcance.LOS PROTAGONISTAS

Los cielos atlánticos y los distintos mercados regionales, están en plena ebullición, como ponen de manifiesto las incesantes novedades:

Iberia quiere «atacar» este año todo el continente americano. Para empezar, ha reforzado su apuesta por Estados Unidos, con vuelos a Boston, Chicago, Los Ángeles, Miami, Nueva York y San Francisco. En total, en 2018 ofrecerá 1,45 millones de billetes a territorio estadounidense.  Y en lo que respecta a Latinoamérica, ha estrenado nuevas rutas, como Nicaragua, y ha incrementado de forma muy importante su oferta a México, Chile, Puerto Rico, Guatemala, Colombia, Argentina y Brasil.

Air Europa es el otro gran player español por su apuesta por América en todos los sentidos: en equipamiento, con su oferta del modernísimo Dreamliner en varias de sus rutas al Nuevo Mundo; en alianzas, por ejemplo su acuerdo con Ryanair, que permite a los clientes de la low cost irlandesa acceder a los vuelos de la española a América; y con nuevos productos, como su ruta a Ecuador Madrid-Quito-Guayaquil-Madrid, o a Paraguay y Argentina con la ruta Madrid-Asunción-Córdoba. Tampoco hay que olvidar su decidida apuesta por Brasil: la compañía concentra el 7 % del tráfico entre Europa y este país.

Norwegian Air, que acredita ya varias décadas de historia, ha revolucionado el sector aéreo con su apuesta por los vuelos intercontinentales low cost. A sus conexiones directas desde España a Estados Unidos, iniciadas en 2017, se unen las operadas desde Reino Unido e Irlanda, por ejemplo, con vuelos a aeropuertos secundarios. Pero también crece al otro lado del Atlántico con Norwegian Air Argentina que, por ejemplo, unirá Barcelona con Buenos Aires y Madrid con Córdoba. Opera con el nuevo Boeing 737 MAX y, entre sus principales atractivos, ofrece wi-fi gratuito a bordo.

Level es la propuesta de IAG para competir con Norwegian y el resto de operadores transoceánicos, una compañía de bajo coste que apuesta, desde Barcelona y París (Orly), por unir Europa con el continente americano aprovechando las sinergias con el grupo hispano-británico. De hecho, es operada por tripulación de Iberia, y genera y admite avios, los puntos de su programa de fidelidad. Entre sus principales proyectos está la creación de nuevas rutas y bases en suelo europeo.

Latam ha seguido una progresión imparable en los últimos 20 años, en los que ha pasado de 3 a 68 millones de pasajeros, de 38 a 140 destinos y de 40 a 307 aviones. Sus planes no se detienen, pues tiene previsto inaugurar en 2018 un total de 21 rutas tras abrir 13 el año pasado. Actualmente opera vuelos nacionales en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, además de los vuelos intercontinentales. Los reconocimientos se acumulan: ha ganado cuatro años consecutivos el premio «Mejor Aerolínea de Sudamérica» de los World Travel Awards.

Avianca transportó casi 30 millones de pasajeros en 2017 bajo sus distintas marcas. La mejor aerolínea de Sudamérica en 2017 según Skytrax tiene una flota de 189 aviones que dan servicio a 108 destinos de 26 países de los continentes americano y europeo. Para ello opera una media de 750 vuelos diarios. Sus centros de operaciones son Bogotá, San Salvador y Lima. El crecimiento experimentado en Colombia está repercutiendo en esta aerolínea en franco crecimiento.

Aeroméxico anunció a principios de año un incremento de sus frecuencias a Madrid y Londres y la apertura de una ruta a Ámsterdam, tres destinos que, junto con París, conforman el póker de propuestas europeas de la aerolínea mexicana. A esto habría que añadir Barcelona, si se resuelve el conflicto con Emirates. La aerolínea opera diariamente 600 vuelos a 80 ciudades de México (44), Latinoamérica (15), Estados Unidos (23), Canadá (4), Europa (4) y Asia (3).

Wamos, aerolínea de origen español, también crece. La antigua Pullmantur Air, ahora integrada en Wamos Group, ha pasado de programar vuelos chárter, mayoritariamente, a contar con rutas regulares a países como México, República Dominicana, Cuba o Colombia, especialmente a aeropuertos ubicados en zonas turísticas. Lo hace desde Madrid, Tenerife y Gran Canaria y da servicio a los cruceros de la compañía Pullmantur.

Plus Ultra, compañía española, ha anunciado recientemente la apertura de vuelos a Caracas desde Madrid, al que se unirá la ruta hasta Tenerife y otros sin especificar todavía. Este destino se añade al vuelo de Lima. Atrás quedan su operativa a las ciudades de Santo Domingo, La Habana y, más recientemente, Santiago de Chile.

NUEVAS TERMINALES

Las instalaciones aeroportuarias son vitales para soportar el incremento de actividad, la llegada de nuevos operadores y la apertura de nuevas rutas. Los últimos meses ha habido sonadas inauguraciones de terminales destinadas a dar servicios a millones de pasajeros, especialmente en México. En noviembre de 2017 comenzaba a operar la terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en Ciudad de México, que le permite pasar de 24 millones de pasajeros anuales a 34 millones. Y no hay que olvidar que a 15 km de la capital ya se está construyendo el nuevo aeropuerto internacional.

Pero no es el único gran proyecto mexicano que ha visto la luz recientemente. El pasado mes de abril, el presidente Peña Nieto inauguraba otra terminal del Aeropuerto Internacional de Acapulco que, con una inversión de 600 millones de pesos, tiene capacidad para 1,3 millones de pasajeros anuales. Este vital destino turístico necesitaba ya la ampliación de su infraestructura aeroportuaria.

Otro país inmerso en cambios en esta área es Costa Rica. El pasado mes de mayo abrió una nueva terminal en su aeropuerto de San José, que ha crecido considerablemente en capacidad. Además, hay otros dos aeropuertos en proyecto: en Ciudad Quesada, al norte, y en Orotina, en el extremo suroeste.

Panamá es otro país que cuenta con una nueva terminal, desde finales de 2017, en su aeropuerto de Tocumen, lo que le permitirá duplicar su capacidad. Entre otras inauguraciones, algo más lejanas, pero igualmente importantes por su servicio al mercado turístico, destaca la de la nueva terminal del aeropuerto internacional de Punta Cana. No se puede pasar por alto que recibe el 60 % de los viajeros que acuden a República Dominicana. De cara al futuro, no hay que olvidar que a los proyectos mexicanos y costarricenses se unen las aperturas de nuevos aeropuertos en Lima o Santiago de Chile, por ejemplo.

PRINCIPIOS… Y FINALES

En marzo de 2017 vio la luz Level, la nueva compañía low cost de IAG, el consorcio formado por Iberia, British Airways, Aer Lingus y Vueling. Con hubs en El Prat y París Orly, protagoniza junto con Norwegian y alguna más, la guerra del bajo coste por el largo radio. Desde la capital catalana vuela a Boston, Buenos Aires, San Francisco (Oakland) y Los Ángeles, mientras que desde París acerca Nueva York, Montreal, Guadalupe y Martinica. Cierto es que no todo son buenas noticias, porque en marzo suspendió la ruta a Punta Cana.

En Latinoamérica no se quedan atrás y el año pasado surgieron nuevas compañías, como Flycana (República Dominicana), JetSmart (Chile), Norwegian Air Argentina, Viva Air Panamá, Azul Uruguay —que ya están operando—, y otras ya constituidas como Lasa, Polar Líneas Aéreas, Latin American Airlines o Gran Colombia de Aviación, entre otras. Por el contrario, tras 22 años de actividad, la aerolínea venezolana Santa Bárbara cesó su actividad el pasado mes de abril. La situación del país no es la idónea para el normal funcionamiento del sector aéreo.

Como ha quedado de manifiesto, el sector aéreo vive un momento dulce en Latinoamérica, marcado por el volumen de negocio, las novedades y el desarrollo de infraestructuras, sobre todo en el segmento transoceánico. Pero no hay que olvidar a Norteamérica. Solo dos ejemplos. En primer lugar, después de muchas vicisitudes, ya está vigente el acuerdo de cielos abiertos entre Estados Unidos y Brasil, que favorece, por ejemplo, a la joint venture de American Airlines y Latam. Además, American Airlines ha inaugurado nuevas rutas a México, Colombia, Argentina y Guyana. Y en segundo lugar, Delta Airlines ofrece este año más vuelos intercontinentales que nunca, un 200 % más que en 2017… Pero esa es otra historia.