FUERTEVENTURA. Viento y sol del Atlántico

Si hubiera que resaltar una virtud de Fuerteventura, esa sería su entorno. Una isla catalogada como Reserva Mundial de la Biosfera con un clima agradable todo el año gracias a sus 3.000 horas de sol, ideal para eventos a pie de playa o en la falda de un volcán, para reuniones con vistas al mar y congresos al aire libre. En definitiva, para citas profesionales que constituyen también un encuentro con la naturaleza.

Sol, playas, paisajes y un cierto carácter tropical forman parte de la esencia de todo el archipiélago canario y Fuerteventura no es una excepción. La segunda isla canaria en tamaño era conocida antiguamente como Capraria, por sus cabras, y Planaria, por la escasez de accidentes geográficos de su territorio. Hoy es un escenario que raya lo cinematográfico por su encantadora naturaleza y que lucha por abrirse paso a un turismo no solo de sol y de descanso sino también de reuniones y eventos profesionales.

La mejor manera de llegar a la conocida también como “isla tranquila” desde la península ibérica es en avión. Las frecuencias de vuelos han mejorado notablemente en los últimos años. Por ejemplo Iberia Express, una de las 43 líneas que opera en este aeródromo, ha mantenido tres vuelos diarios desde Madrid directos al Aeropuerto Internacional de Fuerteventura hasta el 31 de marzo poniendo a la venta nada menos que 112.000 asientos.

Muy cerca del aeropuerto, a solo 7 kilómetros de distancia, se halla Puerto del Rosario, la capital de la isla, donde descubrir la Casa Museo de Miguel de Unamuno durante su destierro en 1924, o la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVII, pero también la principal sede MICE de toda la isla: el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura.

Diseñado por el arquitecto canario Jorge Sastre Moyano en la plaza del Centenario del Cabildo de Fuerteventura, junto a la costa, fue inaugurado en 2015 y sorprendió por su modernidad y versatilidad, una infraestructura que se adapta a las necesidades de todo tipo de eventos por sus novedades tecnológicas, desde las distintas artes escénicas como la ópera, el teatro o los conciertos de música, hasta ferias, congresos, convenciones de empresa o presentaciones de productos.

El palacio ofrece más de 5.000 m² y una capacidad total para 1.500 personas. Se reparten entre dos plantas donde se reparten seis salones para conferencias convertibles en espacios de diferentes tamaños, zonas de descanso y una sala de exposiciones. Además, está dotado de un auditorio distribuido en dos plantas que ofrece un aforo de 1.200 butacas de diseño moderno que está dotado con seis cabinas de traducción simultánea.

MÁS SEDE MICE

La oferta de espacios para eventos profesionales en Fuerteventura se completa con otras sedes culturales e históricas que ponen a disposición sus salas. Una de ellas es la Casa de los Coroneles, en La Oliva, un monumento histórico emblemático de Canarias que fue la residencia oficial de los gobernadores militares de la isla. En sus salas se organizan presentaciones, exposiciones y otras reuniones culturales, aunque en la actualidad el edificio está cerrado desde 2022 por obras de mejora en su estructura original. Sus habituales actividades se han trasladado temporalmente a otros espacios como la Asociación Raíz del Pueblo, en la misma localidad, colaboradora habitual del centro.

Otros centros acompañan a este edificio histórico en la organización de eventos, como el Museo del Queso Majorero, ubicado a las afueras del municipio de Antigua. Este peculiar espacio cuenta con un magnífico jardín de cactus, un molino de viento en perfecto estado de conservación, un acogedor patio de estilo majorero y un gran salón ideal para la celebración de fiestas, banquetes y reuniones de todo tipo.

Si se prefiere un lugar más íntimo, el Centro de Interpretación Los Molinos es una buena opción por la belleza de su arquitectura tradicional majorera, con un molino de viento que sigue en funcionamiento con su maquinaria original. Su visita permite conocer los secretos de la molienda y la historia del gofio. Otro espacio interesante por su vinculación al mar es el Museo de las Salinas del Carmen, un lugar exclusivo junto a una explotación de 26.100 m². Su  interior cuenta con un marco increíble junto al Atlántico.

En el capítulo de alojamientos, el hotel Secrets Gran Bahía, situado al norte, en Corralejo, encabeza la oferta MICE, con dos salones, el Imperial y el Real, este último divisible, que suman un aforo superior a los 500 invitados, además de otras estancias como el Rock & Ball, el Pérgola, el Sugar Reef y The Bay Lounge, con buena equipación audiovisual. Es sin duda el más espectacular de los establecimientos hoteleros del norte de Fuerteventura, en parte por sus magníficas vistas hacia la Isla de Lobos. Hoteles como el Sheraton Fuerteventura, el Elba Palace Golf o El Mirador, entre otros, completan la oferta para reuniones en la isla.

EL NORTE

Una buena manera de comenzar el viaje por el norte de Fuerteventura es visitando el Parque Natural de las Dunas de Corralejo. Las sucesivas montañas deslizantes de arena que abarcan 27 km² a lo largo de una franja costara que comienza en Corralejo y concluye en Montaña Roja constituyen uno de los paisajes más sugestivos de Fuerteventura. Sus playas, adornadas por decenas de corralitos de piedra levantados por los visitantes, confirman que el viento y el sol están casi siempre presentes, lo que no es un impedimento para que muchos de ellos practiquen el nudismo, mientras otros disfrutan con el windsurf y el katesurf.

En el horizonte siempre se alza la silueta de la Isla de Lobos, un auténtico paraíso habitado solo por una persona, Elías Carballo, que sorprende por su paisaje lunar del interior y su costa con una bellísima cala, la playa de la Concha, un volcán de 127 m llamado La Caldera y un pequeño restaurante que sirve pescado del día. Unos 20 minutos son necesarios para cruzar “el Río”, el estrecho de mar que separa Corralejo de Isla de Lobos en un watertaxi o en un catamarán.

De vuelta a la isla majorera, el interior de esta parte septentrional de Fuerteventura regala paisajes volcánicos asombrosos. Es el caso de Tindaya, una de las dos  montañas sagradas de los primeros aborígenes que esconde 300 grabados podomorfos presentes en la roca desde hace miles de años. La protección de este arte rupestre impide que se pueda acceder a la cumbre de esta “montaña de brujas”, popular en la población local por sus poderes curativos. En compensación está el mirador de Vallebrón,  donde disfrutar de una bellísima vista panorámica, sobre todo durante el atardecer, cuando los colores estallan ante el pequeño pueblo de Tindaya.

Muy cerca de esta montaña sagrada se alza otra muy icónica también, la Montaña Quemada, que exhibe una gran estatua de Miguel de Unamuno visible desde la lejanía en medio de un árido páramo. El intelectual fue desterrado a Fuerteventura por Primo de Rivera y quedó hechizado por este paisaje volcánico, hasta el punto que sugirió que si moría en la isla quería ser enterrado en esta montaña a la que acudía en ocasiones subido a un camello. Unamuno sólo residió aquí cuatro meses, pero su legado permanece en este lugar y en la casa museo de Puerto Rosario, un viejo hotel en el que se alojó durante el confinamiento.

CALDERÓN HONDO

El municipio más próximo a Montaña Quemada es La Oliva, situado entre sus viejos molinos de viento y algunos monumentos históricos, como la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, con su llamativa torre de piedra oscura, o la ya mencionada Casa de los Coroneles, en cuyo interior se organizan tanto eventos culturales como corporativos y en su exterior prolifera una colonia de ardillas morunas en busca de la comida que les proporcionan los turistas.

Desde La Oliva no queda lejos Calderón Hondo, uno de los siete volcanes de Bayuyo, una alineación surgida hace más de 50.000 años. El volcán, que es de los más accesibles de la isla, brinda una ruta de senderismo corta que regala vistas panorámicas de todo el área. Un camino empedrado conduce a su majestuoso cráter, situado a 280 metros de altura, que sorprende sobre todo al dirigir la mirada hacia su zona más profunda.

La ruta septentrional de Fuerteventura puede concluir en su costa oeste en El Cotillo, un pequeño pueblo de pescadores que se ha convertido en los últimos años en un destino de moda, frecuentado por sus playas de arena blanca con aguas cristalinas, piscinas naturales, hornos de cal y un viejo castillo del siglo XV que servía para defenderse de las incursiones que llegaban a la isla, no sólo de piratas, sino también de árabes e ingleses.

El pueblo llama la atención por sus calles estrechas repletas de frescos relacionados con el mar y sus casas de un blanco inmaculado, donde los visitantes acuden a disfrutar de algunas delicias gastronómicas, como los carabineros en El Mirador o los arroces de mariscos en La Vaca Azul, ambos en el puerto. Ya en el litoral, los surfistas se deleitan en Piedra Playa, mientras los amantes de las aguas tranquilas buscan el baño en la playas de La Concha, Los Charcos o en Los Lagos, muy cerca del vistoso Faro de Tostón. La construcción conserva las tres torres que se fueron habilitando sucesivamente, la primera junto al edificio principal, una segunda, de 13 m, añadida en 1955, y la más moderna de 37 m, que comenzó a funcionar en 1986. Los atardeceres en este lugar son espectaculares con la caída del sol sobre el mar.