- ¿Qué tipo de viaje es el que realiza con más frecuencia debido a su profesión?
¡Uy! Viajes exprés. De dos a cuatro días de duración como máximo, y aunque sea a la otra punta del mundo. Siempre detrás del presidente del Gobierno, sea cual sea. He cubierto la información de viajes oficiales de Zapatero, de Rajoy y ahora de Sánchez (que está batiendo records de desplazamientos)… Yo siempre digo que los presidentes van pasando y yo me quedo… Y que siga siendo así, afortunadamente. (risas)
- ¿Viajar por trabajo es realmente viajar?
Pues sí. Es viajar de forma muy diferente pero es viajar. Es acostumbrase a ver las ciudades desde un mini-bus puesto por la embajada española de cada país. Es tener muy poco tiempo para dar un paseo, visitar algún monumento emblemático o tener tiempo para comer o cenar. Eso sí, los palacios presidenciales y las sedes de gobierno las conozco todas. Pero he llegado a estar en ciudades maravillosas, como Estambul, Atenas o Chicago, en las que sólo he visto el hotel, la sala de prensa y el aeropuerto.
- ¿Hace pereza cada vez que tiene que ausentarse de casa?
Mucha. El día anterior es el peor. A veces se encadena un viaje con otro y mis hijos me preguntan: “¿a dónde vas esta vez, papi?” Se echa de menos a la familia, pero afortunadamente los viajes son cortos y llenos de experiencias que luego comparto.
- ¿Está preparado para salir pitando en cualquier momento? ¿Cuál es su kit de equipaje básico?
Me han llegado a decir: en seis horas sales para China. Y allá que vamos. O cuando los viajes no son del presidente, sino por una noticia de última hora. Ahí no tienes tiempo para pensar. La maleta la haces en dos minutos. Bolsa de aseo. Dos mudas. Y el equipo de radio para el trabajo.
- Mójese: ¿taxi o VTC?
Pues hasta hace poco taxi. Ahora VTC. Hay determinados países donde funciona mucho mejor y son más seguros los VTC que los taxis.
- ¿Tiene algún truco para adivinar la cola más rápida en los controles de seguridad?
Sí. Y lo usaba antes de ver Up in the air. Las mejores colas son las más lejanas, las que están en los extremos de la sala. Y si delante de ti, en lugar de tener una familia con carritos de equipaje o de bebés, tienes a viajeros solitarios, generalmente asiáticos, suele ser más rápido.
- ¿Los periodistas son más o menos exquisitos que otros profesionales en sus desplazamientos?
Me imagino que igual. Igual de poco exquisitos.
- ¿Y los políticos?
Cada vez viajan más como el “resto de los mortales”. A excepción de los miembros del Gobierno que, lógicamente, no viajan en vuelos regulares.
- Regálenos con una anécdota de algún personaje ilustre que haya tratado estando de viaje. No hace falta que revele su identidad si eso le compromete…
Una buenísima que hasta ahora no había hecho pública. Año 2013 en El Cairo. Una de las ciudades en las que sí tuvimos tiempo para visitar algo. Llegamos los periodistas un día antes que Zapatero. Lo aprovechamos, un compañero y yo, para visitar las pirámides de Keops. Al llegar a la más grande, ¿a quién nos encontramos?… A Luis Bárcenas y su esposa. Por entonces ni estaba imputado, ni era tan conocido, pero ya se empezaba a publicar algo. Mi colega y yo le saludamos y nos dijo: “aquí estamos, nada es eterno, quizá sólo estas pirámides”.
- ¿La cabina de un avión es un buen espacio para las confidencias?
A veces. Sobre todo cuando vamos en el avión del presidente del Gobierno. Pero generalmente me desplazo en vuelo regular. En el avión oficial viajamos sólo cuando hay que dar varios saltos de un país a otro.
- ¿Ha notado un trato diferente en los aviones o en los hoteles a las personas famosas?
Pues la verdad es que no. Lógicamente, para los miembros del Gobierno siempre hay un trato diferente. Para el resto de políticos y periodistas lo cierto es que fuera de España somos todos anónimos.
- ¿Qué es lo primero que hace cuando llega a la habitación?
Me dirijo a la ventana, la abro y observo si entra luz o tengo vistas. Algo importante para mí.
- ¿Suele alargar las estancias por su cuenta para hacer algo de turismo?
A veces un día. Solemos salir un día después del vuelo oficial y cuando se marcha el presidente del Gobierno o los ministros es cuando comenzamos de descansar y a disfrutar.
- ¿Cómo pasa las horas de descanso? ¿Son un peligro los compañeros de otros medios?
(Risas…) Sí. A veces son un peligro. Las pocas horas de descanso las empleo generalmente en intentar comer o cenar bien. Es el mejor momento de todos los viajes. La cena del último día con el presidente ya volando hacia España y con todas las crónicas y reportajes terminados y enviados.
- ¿A qué destino de los que ha conocido por trabajo no se le ocurriría volver?
En cada destino, si te empeñas, encuentras algo. Pero no creo, por ejemplo, que se me haya perdido nada en Togo o en la isla china de Hainan. Son lugares, como muchos otros, totalmente prescindibles.
- Con tanta tecnología en nuestra mano para movernos por el mundo, ¿corremos el riesgo de quedarnos paralizados si nos quitan el móvil?
En mi caso, el móvil es además el micrófono y la grabadora, el equipo técnico con el que entro directo muchas veces desde distintos lugares del mundo a través de aplicaciones como HQ o Report In, que te permiten enviar sonido radiofónico. Para bien para mal, estamos perdidos sin las nuevas tecnologías.
- ¿Qué es lo peor que le ha pasado en uno de sus viajes?
En un control de pasaportes de cuyo país no quiero acordarme me hicieron desnudarme por completo y pasear de un control a otro como Dios me trajo al mundo. En fin. Para olvidar.
- ¿Y lo mejor?
Muchos momentos aislados: la primera visita a New York o Washington; lugares fascinantes e históricos, como Beirut o Jerusalén; una cena en Atenas al aire libre delante del Partenón…
- ¿Sus seres queridos siguen esperando de usted un detallito a su regreso?
Procuro traer siempre algo. Pensarlo, comprarlo y compartirlo es una manera de tenerlos siempre presentes, por muy lejos que esté.
- ¿Se apuntará al Imserso cuando se jubile?
(Risas…) ¿Por qué no?… Siempre y cuando la compañía sea buena y la salud nos respete…